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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Día: Martes, 22 de enero de 1946
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Paso a la sección octava, sobre confiscaciones diversas.

(1) Expolio en Túnez.

Los alemanes llegaron a Túnez el 10 de noviembre de 1942, y fueron expulsados por los ejércitos Aliados en mayo de 1943. Durante este periodo llevaron a cabo numerosos actos de expolio.

EL PRESIDENTE: ¿Considera necesario entrar en los detalles de las confiscaciones en esta parte del país, si son del mismo nivel que fueron en el resto del país?

Sr. GERTHOFFER: Sr. Presidente, es similar, sólo hay un detalle, la cantidad. Creo que el principio no puede ser refutado por nadie, así que continuaré.

Caballeros, tampoco trataré la cuestión del trabajo obligatorio. Concluiré sin embargo mi resumen señalándole al Tribunal que la economía francesa sufrió pérdidas por la deportación de trabajadores, un asunto que fue analizado por mi colega. Hemos calculado las pérdidas en horas de trabajo y estimamos, y ésta será mi única observación, que la economía francesa perdió 12.550,000.000 horas de trabajo debido a la deportación de trabajadores, una cifra que no incluye el número de trabajadores que fueron más o menos forzados a trabajar para los alemanes en compañías en Francia.

Si me lo permiten, caballeros, terminaré esta presentación sobre Francia dándoles una revisión general de la situación, y citaré una vez más a Hemmen, el dictador económico que arruinó mi país cumpliendo las órdenes de sus amos, los acusados.

En los primeros cinco informes presentados, a pesar de su carácter aparentemente técnico, el autor muestra la seguridad del vencedor que se puede permitir hacer cualquier cosa. En el último informe, del 15 de diciembre de 1944, en Salzburgo, el único que citaré, Hemmen trató visiblemente, aunque decía que su trabajo era de carácter técnico, de defender la argumentación de Alemania, la de sus amos nazis y su propia argumentación, pero lo único que consiguió inconscientemente fue presentar una acusación implacable contra el siniestro trabajo que se le encomendó. He aquí algunos fragmentos, caballeros, del informe final de Hemmen.

En la página 1 de su informe, página 2 del texto francés, dio a entender la responsabilidad de los líderes alemanes, y de Goering en particular. Escribe lo siguiente:

"Según las líneas directrices formuladas el 5 de julio de 1940 por el Reichsmarschall, director del Plan de Cuatro Años, sobre la base legal existente, la Convención del Armisticio no nos concede derechos en el ámbito económico en la parte de Francia que no ha sido ocupada, ni siquiera haciendo una interpretación ambigua".
Poco más adelante admite el chantaje con respecto a las líneas de demarcación con estas palabras, página 3 de la traducción:
"El Gobierno de Pétain manifestó desde el principio un fuerte deseo, por un lado, de restablecer rápidamente la economía destruida por medio del apoyo alemán, y por otro lado, de encontrar trabajo para los trabajadores franceses y evitar así el peligro del desempleo, pero por encima de todo el fuerte deseo de ver estas dos zonas francesas, separadas por esta línea de demarcación, unidas una vez más, para crear una unidad económica y administrativa. Se declaró al mismo tiempo deseoso en un alto grado de dirigir esta unidad con administración francesa, pero de acuerdo con el sistema económico alemán, y de reorganizarla completamente según el modelo alemán".

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Después Hemmen añade:
"Para fundamentalmente mitigar la línea de demarcación, la Delegación del Armisticio ha llegado a un acuerdo con el Gobierno Francés para introducir la legislación alemana en cuestiones monetarias en la legislación francesa".
Más adelante, en cuanto a la presión, en la página 4, página 7 de la traducción, Hemmen escribió:
"Así, los precios, que subieron automáticamente, junto con un crecimiento incontrolado del mercado negro, fueron sentidos con gran fuerza, ya que los salarios se mantuvieron fijos a la fuerza".
Me salto el fragmento en el que Hemmen habla de la resistencia francesa. Sin embargo, querría señalarle al Tribunal que en la página 13, página 29 de la traducción, Hemmen trata de demostrar, a través de evaluaciones financieras y argumentos bastante cuestionables, que el coste de la guerra por persona era mayor para los alemanes que para los franceses. Él mismo destruye con una palabra todo el sistema de defensa que había construido escribiendo al final de sus atrevidos cálculos que "entre otoño de 1940 y febrero de 1944, el coste de la vida se incrementó un 166 por ciento en Francia, mientras que en Alemania sólo creció un 7 por ciento". Caballeros, estoy bastante convencido de que el incremento del coste de la vida mide el empobrecimiento de un país.

Por último, en la página 4, y es mi última cita del informe Hemmen, admite el crimen alemán con estos términos:

"A través del traslado durante años de cantidades considerables de propiedades de toda clase sin compensación económica, ha tenido lugar un descenso perceptible de lo esencial, con el correspondiente incremento de la circulación monetaria, lo que ha llevado aún más perceptiblemente al fenómeno de la inflación, y especialmente a la devaluación del dinero y a una bajada del poder adquisitivo".
Alguien podría decir que se pueden compensar estas pérdidas materiales. A través del trabajo y del ahorro podremos restablecer, en un futuro más o menos lejano, la situación económica del país. Es cierto, pero hay una cosa que nunca podrá ser reparada, las consecuencas de las privaciones en el estado físico de la población.

Aunque el resto de crímenes alemanes, como las deportaciones, los asesinatos, las masacres, hacen estremecerse de horror, el crimen consistente en hacer pasar hambre deliberadamente a poblaciones enteras no es menos odioso.

En los países ocupados, en Francia especialmente, muchas personas murieron simplemente por desnutrición y por la falta de calefacción. Se estima que la gente necesita entre 3.000 y 3.5000 caloría al día, y los que realizan trabajos físicos, unas 4.000. Con el racionamiento que comenzó en septiembre de 1940, se distribuyeron sólo 1.800 calorías por persona y día. Posteriormente la ración disminuyó a 1.700 calorías en 1942, después a 1.500, y finalmente cayó hasta las 1.200 y las 900 calorías al día para adultos, y a 1.380 y 1.300 para los que realizaban trabajos físicos; a los ancianos se les daba sólo 850 calorías al día.

Pero la situación real era aún peor que la ración teóricamente asignada a través de cartillas de racionamiento, ya que lo cierto es que muchas veces algunos cupones no eran canjeados.

Los alemanes no pudieron evitar reconocer la situación desastrosa existente en la salud pública, ya que ellos mismos estimaron durante la guerra de 1914-1918 que la distribución de 1.700 calorías al día era un régimen de hambruna lenta que llevaba a la muerte.

Lo que agravó la situación aún más fue la calidad de las raciones que se distribuían. El pan era de la peor calidad; la leche, cuando había, era desnatada hasta el punto en el que el porcentaje de grasa era sólo de un 3 por ciento. La pequeña cantidad de carne dada a la población era de mala calidad. El pescado había desaparecido del mercado. Si añadimos a esto una carencia casi total de ropa, zapatos y combustible -era habitual que ni las escuelas ni

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los hospitales tuvieran calefacción- es fácil entender cuáles eran las condiciones físicas de la población.

Se desarrollaron enfermedades incurables como la tuberculosis, y continuarán extendiendo sus estragos durante muchos años. El crecimiento de niños y adolescentes se ha visto gravemente afectado. El futuro de la raza es causa de una gran preocupación.

Los resultados del expolio económico se sentirán durante un periodo indefinido.

EL PRESIDENTE: ¿Podría decirme qué pruebas tiene de sus cifras de calorías?

Sr. GERTHOFFER: Voy a mostrárselo al final de mi presentación. Es un informe de un profesor de la Escuela de Medicina de París que ha sido designado especialmente por el Decano de la Universidad para elaborar un informe sobre los resultados de la malnutrición. Lo citaré al final de mi declaración. Ya casi he llegado.

EL PRESIDENTE: Muy bien.

Los resultados del expolio económico se sentirán durante un periodo indefinido de tiempo. El agotamiento es tal que a pesar de la generosa ayuda enviada por las Naciones Unidas, la situación de los países ocupados en su conjunto es aún alarmante. De hecho, la ausencia total de reservas, la insuficiencia de los medios de producción y de transporte, la reducción del ganado y la desorganización económica no permiten distribuir raciones suficientes en este momento. Esta pobreza, que afecta a todos los países ocupados, sólo podrá desaparecer gradulamente tras un largo periodo de tiempo, cuya longitud nadie puede determinar.

Si bien en ciertas ricas regiones agrícolas los productores pudieron durante la ocupación tener, y aún tienen, una situación privilegiada desde el punto de vista del suministro de alimentos, esto mismo no es cierto en las regiones más pobres ni en los centros urbanos.

Si consideramos que en Francia la población urbana es bastante más numerosa que la población rural, podemos decir claramente que la gran mayoría de la población francesa estuvo, y aún está, sujeta a un régimen alimentario claramente insuficiente.

El Profesor Guy Laroche, designado por el Decano de la Facultad de Medicina de París para estudiar las consecuencias de la malnutrición en Francia como resultado de las confiscaciones alemanas, acaba de enviar un informe sobre esta cuestión.

No quiero prolongar mi explicación leyendo todo el informe. Pediré el permiso del Tribunal para citar la conclusión, que presento como prueba RF 284-bis. Recibí el informe completo hace sólo unos pocos días. Se presenta entero, pero no he podido conseguir que hicieran 50 copias. Se han hecho dos copias y se están presentando. Estas son las conclusiones del Dr. Laroche:

"Vemos lo grave que fue el crimen del racionamiento, que fue impuesto por los alemanes a los franceses durante el periodo de ocupación de 1940 a 1944. Es difícil dar cifras exactas del número de vidas humanas perdidas debido al racionamiento excesivo. Necesitaríamos estadísticas generales, y no se han podido elaborar.

De todas formas, sin hacer una estimación al alza, podemos considerar que, incluyendo a los pacientes en instituciones, las pérdidas en vidas humanas de 1940 a 1944 fueron de al menos 150.000 personas. Debemos añadir un gran número de casos que no fueron fatales, de declive físico e intelectual, con frecuencia incurable, de subdesarrollo de niños, y otros.

Pensamos que podemos extraer de esta presentación, que por desgracia es incompleta, tres conclusiones:

(1) Las autoridades de ocupación alemanas sacrificaron deliberadamente las vidas de pacientes en instituciones públicas y hospitales.

(2) Todo ocurrió como si hubieran querido organizar de una forma racional

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y científica el debilitamiento de la salud de adolescentes y adultos.

(3) Los bebés destetados y los niños pequeños recibieron raciones normales, y es probable que esta situación privilegiada la pueda explicar el hecho de que los líderes nazis esperaban diseminar su doctrina más fácilmente entre personas que no hubieran conocido otras condiciones de vida y que debido a una educación planificada hubieran aceptado su doctrina, ya que sabían que no podían esperar convencer a adolescentes y adultos por medio del uso de la fuerza".

El informe lo firma el Profesor Guy Laroche.

Este informe, caballeros, lleva una fotografía adjunta que encontrarán al final del libro de documentos. Me permito entregársela. Los desafortunados seres que ven en esa fotografía no son víctimas de un campo de concentración o de represalia. Tan sólo son los pacientes de un asilo a las afueras de París que cayeron en este estado de debilidad física como resultado de la malnutrición. Si estos hombres hubieran recibido la dieta del asilo anterior al racionamiento, habrían sido tan fuertes como personas normales. Por desgracia para ellos, se vieron reducidos al racionamiento oficial y no pudieron conseguir ni el más mínimo suplemento.

Que no digan mis adversarios que el pueblo alemán ha sufrido un grado tal de hambre.

Respondería que, en primer lugar, esto no es correcto. Los alemanes no pasaron frío durante cuatro años; no estuvieron desnutridos. Por el contrario, estuvieron bien alimentados, bien abrigados, calientes, con productos robados de los países ocupados, a expensas del mínimo que era necesario para la existencia de los pueblos de estos países.

Recuerden, caballeros, las palabras de Goering cuando dijo: "si ha de reinar el hambre, de ninguna manera reinará en Alemania".

En segundo lugar diría a mis adversarios, si me rebatieran, que los alemanes y sus líderes nazis querían la guerra que iniciaron, y no tenían derecho a matar de hambre a otros pueblos para llevar a cabo su intento de dominar el mundo. Si hoy están en una situación difícil, es el resultado de su conducta, y no parecen tener ningún derecho a alegar la famosa frase: "Yo no quería eso".

He terminado mis observaciones. Si me permiten, terminaré en dos minutos toda esta presentación recordándole al Tribunal en pocas palabras cuál fue el crimen premeditado del que se ha acusado a los administradores alemanes desde el punto de vista económico.

La aplicación de teorías raciales y teorías de espacio vital causó una situación económica que no se podía resolver y que forzó a los líderes nazis a ir a la guerra.

En una sociedad moderna, debido a la división del trabajo, de su concentración y de su organización científica, el concepto de capital nacional asume cada vez más una gran importancia, cualesquiera sean los principios sociales de su distribución entre los ciudadanos o su posesión en todo o en parte por los Estados.

El capital nacional, público o privado, lo constituyen el esfuerzo conjunto de la mano de obra y los ahorros de generaciones sucesivas.

El ahorro, o guardar en reserva los productos del trabajo como resultado de privaciones que han sido consentidas libremente, debe existir en proporción a las necesidades de la concentración de industrias del país.

En Alemania, un país altamente industrializado, no existía este equilibrio. De hecho, los gastos, privados o públicos, de este país eran superiores a sus medios; el ahorro era insuficiente. La creación de un sistema de ahorro obligatorio se fraguó sólo gracias a la creación de nuevos impuestos, y nunca ha reemplazado a los verdaderos ahorros.

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Como resultado de la guerra de 1914-1918, tras haberse liberado de la carga de las reparaciones (y señalaré que quedaron a deber dos tercios de la suma a Francia, por lo que respecta a ese país), Alemania, que había fundado su reserva de oro en 1926, comenzó una política de préstamos extranjeros, y gastó sin control. Siéndole imposible respetar sus acuerdos, no pudo encontrar más acreedores.

Tras la llegada al poder de Hitler, su política se volvió más definida. Se aisló en un sistema económico cerrado, utilizando todos sus recursos para la preparación de una guerra que le permitiría -o al menos eso es lo que esperaba- hacerse por la fuerza con las propiedades de sus vecinos occidentales, para después volverse contra la Unión Soviética con la esperanza de explotar en su beneficio la inmensa riqueza de ese gran país.

Esta es la aplicación de las teorías definidas en "Mein Kampf", que tenían como corolario la esclavización y posterior exterminio de los pueblos de los países conquistados.

Durante la ocupación las naciones invadidas fueron saqueadas sistemáticamente y esclavizadas brutalmente, y esto habría permitido a Alemania lograr sus objetivos bélicos, es decir, hacerse con el patrimonio de los países invadidos, y exterminar a sus poblaciones gradualmente, de no ser porque el valor de las Naciones Unidas las liberó.

En lugar de enriquecerse con las propiedades saqueadas, Alemania tuvo que hundirse en una guerra que había provocado ella hasta el momento de su colapso.

Esas acciones, perpetradas y ejecutadas conscientemente por los líderes alemanes en contra de la Ley Internacional, y claramente contrarias a las Convenciones de La Haya, así como a los principios generales del código penal vigente en todas las naciones civilizadas, son Crímenes de Guerra por los que deben responder ante su Alta Jurisdicción.

Sr. Presidente, querría añadir que la acusación francesa tenía intención de presentar una declaración sobre el pillaje de obras de arte en los países ocupados de Europa Occidental. Pero esta cuestión ya ha sido tratada en dos informes de nuestros colegas americanos, informes que para nosotros demuestran fuera de toda duda la responsabilidad de los acusados. Para no prolongar el juicio, la acusación francesa considera que es un deber evitar presentar esta cuestión de nuevo, pero quedamos respetuosamente a disposición del Tribunal en caso de que durante el juicio consideren que necesitan más información sobre esta cuestión.

Termina aquí la presentación de la acusación francesa. Cederé la palabra al Capitán Sprecher, de la Delegación Americana, que expondrá la responsabilidad del acusado Fritzsche.

CAPITÁN SPRECHER: Con la venia, he visto que el Dr. Fritz, el abogado del acusado, no está aquí, y en vista de la hora que es, estaría bien que lo dejáramos para mañana.

EL PRESIDENTE: Son las cinco de la tarde, así de todas formas terminará aquí la sesión.

(Se levantó la sesión hasta las 10 horas del 23 de enero de 1946)


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