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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Día: Martes, 22 de enero de 1946
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Esta situación es resultado del hecho de que los alemanes dirigieron los productos en el proceso de manufactura, en teoría reservados para la población francesa, hacia industrias de acabado que tenían prioridad, es decir, cuya producción estaba reservada a ellos.

Finalmente, a través de sus compras en el mercado negro los alemanes se hicieron con una enorme cantidad de productos textiles, máquinas herramienta, cuero, perfumes, y otros. La población francesa se vio prácticamente privada de productos textiles durante la ocupación. Esto también es cierto en el caso del cuero.

Llego así a la Sección 4, el traslado de herramientas industriales. No malgastaré su tiempo; ya se ha tratado esta cuestión al hablar del resto de países ocupados. Simplemente señalaré que en Francia fue el objeto de estimaciones estadísticas que les presento como prueba RF 251. Estas estimaciones estadísticas dicen que el valor del material que fue trasladado de varias fábricas francesas pertenecientes a empresas privadas y públicas excede la suma de 9.000,000.000 francos.

Se observó que en el caso de muchas de las máquinas que fueron trasladadas, los alemanes tan sólo indicaron el valor de inventario tras la reducción debida a la depreciación, y no el valor de reemplazo de las máquinas.

Paso ahora a la Sección 5: Bonos e Inversiones Extranjeras, en el documento EC 57 que presenté como prueba RF 105 al principio de mi presentación,

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indiqué que el propio acusado Goering les había informado de los fines de la política económica alemana, y que se aventuró a decir que la extensión de la influencia alemana sobre empresas extranjeras era uno de los fines de esa política.

Estas directivas se expresaron con mucha más precisión en el documento del 12 de agosto de 1940, que presento como prueba RF 252, y del que leeré un breve extracto.

"Dado que" -dice el documento- "las principales empresas económicas son sociedades anónimas, es indispensable lo primero de todo hacerse con la posesión de las acciones en Francia".
Más adelante dice:
"el ejercicio de influencia por medio de directivas..."
Después el documento indica todos los medios a emplear para lograr esto, en particular este fragmento sobre la Ley Internacional:
"Según el Artículo 46 de la Convención de La Haya sobre guerra terrestre, no se puede confiscar propiedad privada. Por tanto, se ha de evitar la confiscación de valores mientras no sean valores pertenecientes al Estado. Según el Artículo 42 y siguientes de la Convención de La Haya sobre guerra terrestre, la autoridad que ejerza el poder en el territorio enemigo debe limitarse en principio a utilizar las medidas que sean necesarias para restablecer o mantener el orden y la vida pública; respetando la Ley Internacional, está prohibido en principio eliminar los consejos de dirección existentes en las compañías y sustituirlos por 'Kommissars'. Esa medida, desde el punto de vista de la Ley Internacional, probablemente no sería considerada efectiva. Por tanto, debemos tratar de forzar a los consejos de dirección a trabajar para la economía alemana, pero sin despedir a estas personas..."
Más adelante:
"Si estos consejos se niegan a ser dirigidos, tendremos que disolverlos y sustituirlos por otros que podamos utilizar".
Estudiaremos brevemente las tres categorías de confiscación de inversiones financieras que fueron objetivo del expolio alemán durante la ocupación, y en primer lugar la confiscación de inversiones financieras en compañías cuyos intereses estaban en el extranjero.

El 14 de agosto de 1940 se publicó una ordenanza en el V.O.B.I.F., página 67, que prohibía cualquier negociación de créditos o inversiones extranjeras. Pero la simple congelación de los valores no dejó satisfecha a la potencia ocupante; era necesario para ellos convertirse de cara al exterior en los propietarios de los valores para, si era necesario, poder negociar con ellos con países neutrales.

Tenían algunos agentes que compraron valores extranjeros a ciudadanos privados que necesitaban dinero, pero por encima de todo presionaron al Gobierno de Vichy para que entregara las principales inversiones francesas en países extranjeros.

Es por eso por lo que en particular, tras largas discusiones en las que la presión alemana fue muy fuerte, se hicieron considerables cesiones de inversiones a los alemanes.

No me es posible presentarle al Tribunal los numerosos documentos sobre la cesión de estas inversiones, las actas, la correspondencia, la investigación. Sin exagerar, ocuparían varios metros cúbicos. Tan sólo citaré algunos fragmentos como ejemplo.

En el caso de la Compañía de las Minas de Bor, las minas de cobre de Yugoslavia de las que la mayor parte del capital estaba en manos francesas, los alemanes nombraron el 26 de julio de 1940 a un Comisario administrativo para las filiales de la compañía ubicadas en Yugoslavia. Presento esto al Tribunal como

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prueba RF 254. El Comisario administrativo era Herr Neuhausen, el Cónsul General alemán para Yugoslavia y Bulgaria.

Durante las conversaciones de la Comisión del Armisticio Hemmen declaró, y esto se encuentra en un fragmento de las actas del 27 de septiembre de 1940 que presento al Tribunal como prueba RF 255:

"Alemania desea adquirir las acciones de la compañía, sin prestar atención a las objeciones jurídicas hechas por los franceses. Alemania obedece, de hecho, a la consideración imperativa del orden económico. Sospecha que las Minas de Bor aún envían cobre a Inglaterra, y ha decidido finalmente tomar posesión de estas minas..."
Presento ahora al Tribunal como prueba RF 256 un fragmento de las actas de una reunión celebrada el 4 de octubre de 1940 en la que Hemmen, enfrentándose a la negativa de los delegados franceses, declaró:
"Lamento tener que transmitir esa respuesta a mi Gobierno. Esperemos que el Gobierno Francés reconsidere su actitud. Si no, nuestras relaciones se volverán muy difíciles. Mi Gobierno ansía resolver este asunto. Si se niegan, las consecuencias serán extremadamente graves".
El Sr. de Boisanger, el Delegado francés, respondió:
"Plantearé entonces esta cuestión una vez más".
Y Hemmen respondió:
"Espero su respuesta para mañana. Si no llega, transmitiré la respuesta negativa que usted acaba de dar".
Después, durante una reunión que tuvo lugar el 9 de enero de 1941, Hemmen dijo, y presento de nuevo un fragmento de las actas que será la prueba RF 257:
"Se me confió desde el principio esta cuestión en Wiesbaden. Después fue tratada por el Cónsul General Neuhausen en nombre de un personaje de muy alto rango (el Mariscal Goering) y fue gestionada directamente en París con el Sr. Laval y el Sr. Abetz".
En cuanto a las inversiones francesas en compañías petrolíferas de Rumanía, la presión no fue menor. Durante la reunión del 10 de octubre de 1940 de la Comisión del Armisticio, el mismo Hemmen dijo, y presento esto como prueba RF 258, un fragmento de las actas de la reunión:
"Además, nos bastará tener la mayoría de las acciones. Dejaremos en sus manos todo lo que no necesitemos para este fin. ¿Puede aceptar este punto en principio? La cuestión es urgente. En cuanto a las Minas de Bor, queremos todo".
El 29 de noviembre de 1940 Hemmen dijo de nuevo, y presento este fragmento de las actas de la reunión de la Comisión del Armisticio como prueba RF 259:
"Aún estamos en guerra y debemos ejercer una influencia inmediata sobre la producción petrolífera de Rumanía. Por tanto, no podemos esperar al tratado de paz".
Cuando los delegados franceses pidieron que la cesión se hiciera al menos a cambio de una compensación material, Hemmen respondió:
"Imposible. Las sumas que recibirán de nosotros se tomarán de los costes de ocupación. Esto les ahorrará utilizar la imprenta. Esta clase de participación será generalizada en el lado alemán cuando se haya definidio la política de colaboración".
Podríamos presentar citas de este tipo indefinidamente, y muchas incluso más graves desde el punto de vista de la transgresión de los principios de la Convención de La Haya.

Todas estas concesiones, aparentemente aceptadas por los franceses, sólo fueron aceptadas bajo presión alemana.

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Un estudio de los contratos firmados muestra grandes pérdidas por parte de los que entregaron sus propiedades, y enormes beneficios para quienes las adquirieron, sin que éstos últimos proporcionaran ninguna compensación real. Los alemanes se hicieron así con inversiones francesas en las compañías petrolíferas rumanas, en las empresas de Europa Central, Noruega y los Balcanes, y especialmente las de la Compañía de las Minas de Bor que mencioné.

Estas cesiones, pagadas con francos procedentes de los costes de ocupación, supusieron más de 2 mil millones de francos. El resto se pagaron mediante la venta de préstamos franceses en el extranjero, especialmente en Holanda, y a través de la compensación.

Tras haberles presentado un breve resumen de la confiscación de las inversiones financieras francesas en el extranjero, examinaré rápidamente la confiscación alemana del capital registrado de industrias francesas.

Poco después del Armisticio, de acuerdo con las directivas del acusado Goering, un gran número de industrias francesas fue objeto de propuestas por parte de grupos alemanes que deseaban adquirir todos o parte de los activos de estas compañías.

La adquisición fue facilitada por el hecho de que los alemanes, como ya he tenido el honor de señalarles, controlaban realmente la industria y se habían hecho con la dirección de la producción, especialmente a través del sistema de "Patenfirmen". Hubo largas conversaciones entre la potencia ocupante y el Ministro de Hacienda francés, cuyo departamento trató sin éxito de limitar al 30 por ciento el máximo de las inversiones alemanas.

No me es posible entrar en detalles de la confiscación de estas inversiones. Señalaré sin embargo que el Ministro de Hacienda nos entregó una lista de las más importantes, que está reproducida en un diagrama adjunto al libro de documentos francés, y que será la prueba RF 260.

El resultado fue que la confiscación de inversiones pagada ficticiamente a través de la compensación supuso una suma de 307,436.000 francos; a través de los costes de ocupación, 160 millones, a través de acciones extranjeras, una suma que no hemos podido determinar; y finalmente, a través de medios diversos o desconocidos, 28,718.000 francos.

Terminaremos esta sección quinta citando parte del informe Hemmen relativo a estas cuestiones, página 63 del original y 142 de la traducción al francés. Esto es lo que Hemmen escribe en Salzburgo en enero de 1944 sobre esta cuestión:

"El quinto informe sobre la actividad de la delegación está dedicado a la dificultad de futuras confiscaciones de inversiones en Francia, en vista de la fuerte actitud acusadora del Gobierno Francés con respecto a la cesión de propiedades nacionales y extranjeras valiosas. Esta oposición aumentó durante el periodo cubierto por el informe hasta un punto en el que el Gobierno Francés ya no estuvo dispuesto a dar su aprobación a ninguna transferencia de inversiones aun ofreciendo compensaciones económicas".
Más adelante, página 104, en el segundo párrafo:
"Durante los cuatro años de la ocupación de Francia, la Delegación del Armisticio transfirió acciones por un total de 121 millones de Reichsmarks de propiedad francesa a propiedad alemana, entre ellas inversiones en empresas importantes para la guerra en otros países, así como en Alemania y Francia. Hay detalles de esto en los primeros informes sobre las actividades de la Delegación. En el caso de la mitad de estas transferencias, los alemanes ofrecieron compensación económica entregando inversiones extranjeras francesas adquiridas en Holanda y en Bélgica, mientras que el resto de la cantidad se pagó a través de la compensación o de los costes de ocupación. El hecho de dar el pago en acciones francesas en países extranjeros causó las diferencias, por lo que respecta a las acciones, entre el precio de compra alemán y las tasas francesas, y el resultado fue que los alemanes lograron ganancias por una suma de unos siete millones de Reichsmarks, que fueron entregados al Reich".

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Se debería destacar que el beneficio obtenido por Alemania, meramente desde el punto de vista financiero, no es 7 millones de Reichsmarks, o 140 millones de francos, según Hemmen, sino mucho más. De hecho, Alemania pagó principalmente su adquisición a través de los costes de ocupación y de la compensación y de préstamos franceses emitidos en Holanda o en Bélgica, cuya apropiación por parte de Alemania fue un expolio de estos países y no podía suponer una compensación real para Francia.

Estas cesiones de inversiones llevadas a cabo bajo una máscara de legalidad llevaron a las Naciones Unidas a expresar en sus declaraciones hechas en Londres el 5 de enero de 1943 el principio de que esas cesiones debían ser declaradas nulas, incluso cuando se realizaran con el aparente consentimiento de los que las hicieron.

Presento como prueba RF 261 la declaración solemne firmada en Londres el 5 de enero de 1943 que se publicó en el Diario Oficial Francés el 15 de agosto de 1944, en el momento de la liberación. Podría añadir que todas estas cesiones son objeto de procesos en los tribunales franceses por "alta traición cometida por franceses que cedieron sus inversiones a los alemanes", incluso aunque se ejerció sobre ellos una presión innegable.

Terminaré este capítulo con una última observación: la confiscación alemana de propiedades inmobiliarias en Francia. Aún es difícil dar en este momento un relato preciso de este asunto, ya que estas operaciones se hicieron casi siempre a través de un intermediario con un nombre supuesto. La más sorprendente es la de un tal Skolnikoff que durante la ocupación pudo invertir cerca de 2 mil millones de francos en la compra de propiedades inmobiliarias.

Es cierto que este individuo, de nacionalidad indeterminada, que vivía en la pobreza antes de la guerra, se enriqueció de una forma escandalosa gracias a su conexión con la Gestapo y sus operaciones en el mercado negro en cooperación con la potencia ocupante. Pero, cualesquiera que puedan haber sido los beneficios que obtuvo de sus actividades deshonestas, no podría haber adquirido personalmente propiedades inmobiliarias por valor de casi 2 mil millones en Francia.

Presento como prueba RF 262 una copia de un informe policial sobre él. No me es posible leer esto entero al Tribunal, pero contiene la lista de los edificios y compañías de gestión inmobiliaria adquiridas por él. Son sin ninguna duda edificios selectos de gran valor. Es evidente que Skolnikoff, un agente de la Gestapo, fue un nombre falso usado por ciertos alemanes cuya identidad no ha sido descubierta hasta ahora.

Pasaré ahora a la Sección 6, la confiscación de material de transporte y comunicaciones. Un informe de la administración francesa nos da estadísticas que se reproducen en un diagrama muy completo que no leeré al Tribunal. Tan sólo señalaré al Tribunal que la mayoría de las locomotoras y material rodante en buen estado fue trasladada, y que la suma total de las confiscaciones de material de transporte alcanzó la cifra de 188.450,000.000 francos.

Hablaré ahora de las confiscaciones en los departamentos de Alto Rhin, Bajo Rhin y Mosela. Desde el principio de la invasión los alemanes incorporaron estos departamentos al Reich. Esta cuestión será presentada posteriormente por la acusación francesa cuando trate la cuestión de la germanización. Desde el punto de vista del expolio económico, se debe destacar que los alemanes trataron de obtener el máximo de estos tres departamentos. Aunque pagaron en marcos un cierto número de productos, no compensaron de ninguna forma la confiscación de los productos principales, en especial carbón, hierro, crudo, potasio, material industrial, muebles y maquinaria agrícola.

La información relacionada con esto la da la administración francesa en un diagrama que resumiré brevemente, y que presento como prueba RF 264.

El valor de las confiscaciones en los tres departamentos franceses del este, confiscaciones no pagadas por los alemanes, alcanzó la cifra de 27.315,000.000 francos.

Para concluir la cuestión de los departamentos del este, querría

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señalarle al Tribunal que mi colega, que discutirá la cuestión de la germanización les explicará cómo la firma Herman Goering Werke, en la que el acusado Goering tenía intereses considerables, se hizo con equipos de las minas de la gran compañía francesa llamada "Petits-Fils de François de Wendel et Cie."


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