The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Segundo Día: Viernes, 15 de marzo de 1946
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[el Dr. STAHMER continúa con el interrogatorio de HERMANN WILHELM GORING]

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P: ¿Y qué papel ejerció la Fuerza Aérea en los ataques de Leningrado?

R: La Fuerza Aérea estaba en una situación muy débil en Leningrado. El sector más al norte de nuestra posición tenía la protección aérea más pobre, así que allí la Fuerza Aérea tenía que ocuparse de muchas tareas simultáneamente. En ningún momento hubo un ataque concentrado a Leningrado por parte de nuestra Fuerza Aérea, como los que hicimos contra otras ciudades, o como los que se hicieron contra ciudades alemanas a mayor escala. El Führer me acusó repetidas veces y en presencia de otros caballeros en sesiones de situación de que al parecer la Luftwaffe alemana no se atrevía a ir a Leningrado. Respondí esto:

"Si mi Fuerza Aérea está lista para volar en el infierno de Londres, está igualmente preparada para ir al mucho menos defendido espacio aéreo de Leningrado. Sin embargo, carezco de las fuerzas necesarias, y además, no debe asignarle demasiadas misiones a mi Fuerza Aérea en el frente norte, como el evitar que lleguen refuerzos por el lago Ladoga y otras misiones".
Por tanto, sólo hubo ataques contra Kronstadt y contra la flota que quedó en la bahía exterior de Leningrado, y contra otros objetivos, como baterías de gran calibre.

Me resultó interesante oír en el testimonio jurado del profesor ruso encargado de los museos que tenía la impresión de que la Fuerza Aérea Alemana estaba dedicada especialmente a destruir museos, y después en el testimonio, no jurado, del, creo que se llamó a sí mismo el Metropolitano, que tenía la impresión de que mi Fuerza Aérea había escogido principalmente su catedral como objetivo. Querría llamar la atención sobre esta contradicción, quizás comprensible en personas que no son expertos. San Petersburgo estaba, de hecho, en primera línea de frente, y no era necesario atacar por aire, ya que la artillería media y pesada era suficiente para alcanzar el centro de la ciudad.

P: ¿La confiscación en Rusia por parte de la potencia ocupante se limitó a propiedades estatales?

R: Olvidé mencionar algo breve relacionado con la última pregunta.

Se ha hablado aquí mucho de la gran destrucción de Rusia, se han mostrado fotos y películas, impresionantes de por sí, pero no tan impresionantes para un alemán, ya que muestran una destrucción que es poca comparada con la que hemos vivido personalmente en nuestras ciudaddes. Pero querría señalar que buena parte de esta destrucción tuvo lugar durante los combates, en otras palabras, que la destrucción no fue intencionada por parte de la Fuerza Aérea o la artillería, y que con frecuencia hubo ciudades, ciudades históricas y monumentos que fueron destruidos por acciones de combate.

También en Alemania se venera a hombres de la talla del músico y compositor Tchaikovski, y a los poetas Tolstoy y Pushkin, así que es imposible que se planeara la destrucción deliberada de las tumbas de estos grandes y creativos hombres de la cultura.

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Ahora la cuestión de si sólo se confiscó propiedad estatal. Que yo sepa, así es. En cuanto a propiedad privada, como se ha mencionado aquí en base a documentos estatales, puedo imaginar que en el frío invierno de 1941-1942 algunos soldados alemanes pudieron quitarle a la población zapatos de piel, botas de fieltro, y pieles de ovejas, es posible. Por lo general, no había propiedad privada, así que no se podía confiscar. Sólo puedo hablar de una pequeña sección, los alrededores de la ciudad de Vinnitsya y la propia ciudad de Vinnitsya. Cuando me detuve allí en mi tren especial con mi cuartel general, visité repetidas veces el campo y los pueblos de alrededor de Vinnitsya, ya que me interesaba la vida de allí.

Vi allí una pobreza tan inimaginable que no se me ocurre qué se podría haber llevado alguien. Como un ejemplo insignificante aunque informativo, querría mencionar que la gente ofrecía grandes cantidades de huevos y mantequilla a cambio de botes de mermelada vacíos, latas, o incluso cajas de puros o de cigarrillos, ya que tenían un gran afán por conseguir estos primitivos artículos.

En relación a esto también querría destacar que nunca ningún teatro o lugar similar fue destruido conscientemente, al menos que yo sepa, o que sepa algún otro alemán. Sólo quiero recordar el teatro de Vinnitsya que visité. Vi allí a los actores y actrices y al ballet. Lo primero que hice fue conseguirle material, ropa y toda clase de cosas a estas personas, porque no tenían nada.

Segundo ejemplo, la destrucción de iglesias. También se trata de una experiencia personal mía en Vinnitsya, donde asistí a la consagración de la iglesia más grande, que durante años había sido un almacén de pólvora y que ahora, bajo la administración alemana, volvía a convertirse en iglesia. El clero me pidió que asistiera a la consagración. Todo estaba decorado con flores. Decliné la invitación porque no pertenezco a la Iglesia Ortodoxa Griega.

En cuanto al saqueo de almacenes, sólo vi un almacén en Vinnitsya que estaba completamente vacío.

P: ¿Qué importancia tuvo para la Fuerza Aérea el Campo de Trabajo de Dora, que fue mencionado por la fiscalía francesa?

R: Antes de responder a eso debo añadir que la acusación de que destruimos la industria en todas partes es incorrecta, ya que fue todo lo contrario, en aras de nuestros intereses tuvimos que reconstruir una gran parte de la industria. Querría así recordar la famosa presa de Dniepropetrovsk, que fue destruida y que era importante para el suministro eléctrico de toda Ucrania e incluso de la cuenca del Donetz.

En cuanto a la industria y la agricultura, he hablado de eso antes y mencionado la política de tierra quemada descrita en la orden rusa, que fue llevada a cabo. Esta política de tierra quemada, la destrucción de todas las reservas, de todo, creó una situación muy difícil que fue difícil de superar. Por tanto, desde el punto de vista económico también teníamos mucha reconstrucción por hacer.

Con respecto a la destrucción de ciudades, querría añadir que además de lo que fue hecho pedazos en el transcurso de combates durante el avance o la retirada, hubo partes considerables y edificios importantes de ciudades que fueron minados y volados en el momento adecuado, causando por supuesto muchas víctimas alemanas. Puedo citar Odessa y Kiev como ejemplos.

Paso ahora a la pregunta del Campo de Dora. Tengo que decir también del Campo de Dora que la primera vez que oí hablar de él fue aquí. Por supuesto, sabía de los talleres subterráneos que había cerca de Nordhausen, aunque nunca estuve allí. Pero habían sido creados en ese tiempo. Nordhausen fabricaba principalmente V-1 y V-2. No conozco las condiciones del Campo de Dora que se han descrito. También creo que se han exagerado.

Claro está, sabía que se estaban construyendo fábricas subterráneas. También estaba interesado en mantener la producción que necesitaba la Fuerza Aérea. No veo por qué la construcción de fábricas subterráneas debería ser algo especialmente

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maligno o destructivo. Ordené la construcción de una importante fábrica subterránea en Kala, Turingia, para fabricar aviones, en la que trabajaban en su mayor parte obreros alemanes, además de obreros rusos y prisioneros de guerra. Fui allí en persona para inspeccionar el trabajo que se hacía allí y ese día vi a todo el mundo con muy buen espíritu. Aprovechando la visita, llevé a la gente algunas raciones adicionales de bebidas, cigarrillos y otras cosas, tanto para los alemanes como para los extranjeros.

Las otras fábricas subterráneas para las que pedí internos de campos de concentración nunca llegaron a funcionar. Es correcto que pedí internos de campos de concentración para la industria de aviación, y en mi opinión es natural, ya que por aquel entonces no conocía los detalles de los campos de concentración. Sólo sabía que había muchos alemanes en campos de concentración, personas que se habían negado a alistarse al Ejército, o que no eran de fiar políticamente hablando, o que habían sido condenadas por otros asuntos, como ocurre en tiempo de guerra en otros países. En aquel momento todo el mundo tenía que trabajar en Alemania. Se hizo trabajar a mujeres, incluidas mujeres que nunca antes habían trabajado. En mi propia casa se empezaron a fabricar paracaídas, y todo el mundo tenía que participar. No veía por qué, si todo el mundo tenía que colaborar en el trabajo, los internos de prisiones, campos de concentración y otros centros no debían ser utilizados también en trabajos esenciales para la guerra.

Además opino, en base a lo que hoy en día sé, que ciertamente era mejor para ellos trabajar en una fábrica de aviones que en sus campos de concentración. El hecho en sí de que trabajaran ha de considerarse algo normal, y también el que sólo trabajaran en la producción de armamento. Pero el que el trabajo supusiera su destrucción es un concepto nuevo. Es posible que fuera agotador en algún lugar. Por mi parte, no estaba interesado en destruir a estas personas, sino en que trabajaran y por tanto pudieran producir. El trabajo era el mismo que hacían los trabajadores alemanes, es decir, fabricación de aviones y motores. No se pretendía ninguna destrucción.

P: ¿En qué condiciones se usó a prisioneros de guerra en operaciones antiaéreas?

R: Se utilizó a prisioneros de guerra en operaciones antiaéreas principalmente en las baterías fijas utilizadas en Alemania para la protección de fábricas y ciudades. Y se trataba de voluntarios auxiliares. Eran sobre todo prisioneros de guerra rusos, aunque no todos, que yo recuerde. No hay que olvidar que en Rusia había varios grupos raciales que no pensaban igual que el resto y que no tenían la misma actitud hacia el sistema de allí. Al igual que hubo los llamados batallones del Este formados por voluntarios, hubo también un gran número de voluntarios que, tras el aviso dado en los campos, se presentaron para servir en las baterías antiaéreas. También teníamos una compañía completa de prisioneros de guerra rusos que se ofrecieron voluntarios para luchar contra su propio país. No tenía mucho aprecio por estas personas, pero en tiempo de guerra hay que aprovechar todo. En el otro lado hicieron lo mismo.

A los auxiliares voluntarios les gustaba ir a las baterías antiaéreas porque tenían mucho menos trabajo allí y su comida era mejor, ya que recibían raciones de soldado; desconozco si tenían otros motivos. Sin embargo, si viéramos una batería antiaérea alemana local en 1944 ó 1945, la impresión admito que sería bastante extraña. Había jóvenes alemanes de 15 ó 16 años y hombres mayores de 55 a 60 años, algunas mujeres, y algunos auxiliares voluntarios de todas las nacionalidades; las llamaba mis "baterías gitanas". Pero disparaban, y eso era lo importante.

P: ¿Cuál era la relación oficial de Sauckel con usted?

R: He mencionado que en el Plan de Cuatro Años en 1936 ya había un Plenipotenciario General para la Utilización de Mano de Obra. En el año 1942, después de que enfermara y fuera representado por otra persona, me vi sorprendido por el nombramiento directo de un nuevo Plenipotenciario General para la Utilización de

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Mano de Obra, un nombramiento hecho directamente y sin que el Führer me consultara. Pero por aquel entonces el Führer ya había empezado a intervenir mucho más fuerte y directamente en esos problemas. Si lo hizo en este caso también fue porque el problema de la mano de obra se volvía más agudo cada día que pasaba. Le habían sugerido que nombrara a un nuevo delegado por el momento, quizás a un Gauleiter, el de Silesia. Pero el Führer se decidió por el Gauleiter de Turingia, Sauckel, y le nombró Plenipotenciario. Lammers firmó esta orden, no yo, pero eso no tiene importancia; y fue formalmente aplicada al Plan de Cuatro Años, ya que el Plan de Cuatro Años tenía autoridad absoluta en todos los asuntos relacionados con la economía. Por esta razón hasta el final, incluso el nombramiento de Goebbels como Plenipotenciario General para la Guerra Total, que no tenía nada que ver conmigo, fue incluido en los poderes absolutos del Plan de Cuatro Años, ya que si no, todo el trabajo legislativo del Plan de Cuatro Años, que había construido yo gradualmente con sus poderes absolutos, se habría hundido y habríamos tenido que crear condiciones completamente nuevas.

El que Sauckel a partir de entonces recibiera sus órdenes principalmente del Führer se debió a que el Führer intervenía ahora con más fuerza en todos estos asuntos; pero me alegré por el nombramiento de Sauckel, ya que le consideraba uno de los Gauleiter más tranquilos y más de fiar, y también estaba convencido de que se dedicaría plenamente a su nuevo trabajo. La relación con los departamentos del Plan de Cuatro Años, por supuesto, se mantuvo, y cuando hubo que preparar decretos legislativos importantes, Sauckel y mis departamentos del Plan de Cuatro Años trabajaron juntos, que yo sepa.

Sauckel habló conmigo varias veces después de reuniones con el Führer, y también me envió algunos de los informes que enviaba al Führer. Aunque no al detalle, estaba por lo general informado.

P: En marzo de 1944, setenta y cinco oficiales ingleses se fugaron del campo de prisioneros de guerra Stalag Luft III. Como seguramente sabrá por el proceso, cincuenta de estos oficiales fueron fusilados tras ser vueltos a capturar por el SD. ¿Provino de usted la orden de fusilarlos, y sabía usted que se tenía esta intención?

R: Conozco muy bien los hechos, aunque por desgracia no supe nada hasta un periodo de tiempo posterior. Cuando estos setenta y cinco u ochenta oficiales aviadores ingleses intentaron fugarse el 3 de marzo, yo me había tomado unos días libres, como puedo demostrar. Me enteré uno o dos días después de esta fuga. Pero dado que anteriormente había habido otras grandes fugas y en todas las ocasiones a los pocos días la mayor parte de los prisioneros fugados eran devueltos al campo, supuse que este caso ocurriría lo mismo.

A la vuelta, mi Jefe de Estado Mayor me dijo que varios, aunque no podía darme la cifra en ese momento, de estos aviadores fugados habían sido ejecutados. Esto había causado hasta cierto punto acalorados debates en nuestra Fuerza Aérea; además, se temían represalias. Le pregunté de quién había obtenido esa información y qué había ocurrido realmente. Dijo que sólo sabía que algunos de los hombres fugados habían sido recapturados por los guardias del campo cerca de éste, o por las autoridades policiales en los alrededores, y habían sido llevados de vuelta al campo. Por otro lado, con respecto al destino de los que habían sido recapturados más lejos del campo, sólo sabía que algunos habían sido ejecutados.

Fui a ver a Himmler y le pregunté. Confirmó esto sin mencionar una cifra concreta, y me dijo que el Führer le había dado la orden. Le llamé la atención sobre el hecho de que esto era absolutamente imposible, y que los oficiales ingleses en particular estaban obligados a intentar al menos una o dos fugas, y que él sabía esto. Dijo, creo, que al menos se había opuesto al Führer en este asunto al principio, pero que el Führer había insistido enérgicamente, dado que sostenía que fugas de tales dimensiones suponían un grave peligro para la seguridad.

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Le dije que esto causaría una gran alteración en mis fuerzas, dado que nadie lo entendería; y que si había recibido esas órdenes, podía al menos haberme informado antes de llevarlas a cabo para darme oportunidad de frenar esas órdenes si era necesario.

Tras esta conversación hablé en persona con el Führer sobre este asunto, y el Führer confirmó que había dado esta orden y me dijo por qué, las razones que acabo de mencionar. Le expliqué por qué esta orden, en nuestra opinión, era totalmente imposible y las repercusiones que tendría para mis aviadores que estaban luchando contra el enemigo en el Oeste.

El Führer, nuestras relaciones ya eran extremadamente malas y pobres, respondió más bien violentamente que si los aviadores que luchaban contra Rusia tenían que asumir la posibilidad de ser apaleados hasta la muerte en caso de tener que hacer un aterrizaje de emergencia, los aviadores que iban al Oeste no deberían querer disfrutar de un privilegio especial en este aspecto. Le respondía que estas dos cosas no tenían realmente la más mínima relación.

Después hablé con mi Jefe de Estado Mayor y le pedí, creo que era el Intendente General, que escribiera al OKW y les dijera que yo solicitaba, y la Fuerza Aérea solicitaba, que estos campos dejaran de estar bajo su control. No quería tener nada más que ver con estos campos de prisioneros de guerra si iban a volver a suceder hechos como este. Esta carta está estrechamente relacionada con esos hechos, se escribió pocas semanas después de esos hechos. Esto es lo que sé de este asunto.


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