The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Segundo Día: Viernes, 15 de marzo de 1946
(4 de 7)


[el Dr. STAHMER continúa con el interrogatorio de HERMANN WILHELM GORING]

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P: Durante los últimos días, nos han hablado aquí repetidas veces de los bombardeos de Varsovia, Coventry y Rotterdam. ¿Se llevaron a cabo estos ataques sin una justificación militar?

R: Los testigos, y en especial el Mariscal de Campo Kesselring, han informado de parte de eso. Pero viendo esas declaraciones me he dado cuenta una vez más, y es algo natural, de cómo un comandante de un ejército, un grupo de ejército o una flota aérea ve en su análisis final sólo un sector. Sin embargo, como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, estoy en situación de ver el cuadro general, dado que, a fin de cuentas, yo era el hombre responsable de dar órdenes, y de acuerdo con mis órdenes y mi punto de vista, los jefes de las flotas recibían sus instrucciones y directrices sobre lo que tenían que hacer.

Varsovia: en primer lugar querría decir que la primera mañana del ataque a Polonia se atacó un cierto número de ciudades polacas, creo que el fiscal británico indicó los nombres. No recuerdo los nombres. En mis instrucciones para el primer día del ataque a Polonia dice específicamente, objetivo principal: destrucción y aniquilación de la fuerza aérea enemiga. Una vez logrado eso, se podría atacar sin dificultades al resto de objetivos. Por tanto, di orden de atacar las siguientes bases aéreas, estoy seguro, sin tener los nombres a mano en este momento, que el 80 por ciento de los nombres mencionados eran ciudades en las que había bases aéreas. El segundo objetivo principal, que sin embargo, debía ser atacado sólo ligeramente el primer día o con la primera oleada, eran los cruces de vías férreas de importancia decisiva para desmembrar las unidades de tropas. Señalaré que poco antes del último y decisivo ataque a Varsovia, un bombardeo del que hablaré dentro de un momento, el Agregado Militar Francés en Polonia envió un informe a su Gobierno, que estamos en situación de presentar aquí y que encontramos posteriormente en París, en el que se puede ver que incluso este enemigo declaraba que la Fuerza Aérea Alemana, no le quedó más remedio que admitirlo, había atacado exclusivamente objetivos militares en Polonia, "exclusivamente" especialmente subrayado.

Al principio, Varsovia tenía sólo uno o dos objetivos mucho antes, "mucho antes" es una expresión incorrecta, porque todo fue muy rápido, en otras palabras, antes del cerco de Varsovia. Eran el aeródromo de Okecie, donde se concentraba la principal fuerza área polaca enemiga, y la estación de ferrocarril de Varsovia, una de las principales estaciones estratégicas de Polonia. Sin embargo, esos ataques mencionados no eran los decisivos, al menos no hasta que Varsovia fue cercada, cuando se le exigió que se rindiera. Se rechazó esa rendición. Por el contrario, recuerdo las peticiones que instaban a toda la población civil, así como a los habitantes de Varsovia, a resistir, resistencia no sólo militar sino también civil, aunque era contraria al Derecho Internacional, como es sabido. Aun así, dimos otro aviso. Primero lanzamos panfletos, no bombas, en los que instábamos a la población a dejar de combatir. En segundo lugar, cuando el oficial al mando se mantuvo en su postura, instamos a la evacuación de la población civil antes de que bombardeáramos.

Cuando se recibió un mensaje de radio que decía que el oficial al mando quería enviar un emisario para negociar un alto el fuego, lo aceptamos, pero esperamos en vano. Aun así, pedimos que al menos el Cuerpo Diplomático y todos los ciudadanos neutrales salieran de Varsovia por una carretera indicada por nosotros, y así se hizo.

Después, una vez quedó claramente dicho en la última petición que ahora nos veríamos forzados a atacar la ciudad duramente si no se rendía, procedimos a atacar primero los fuertes, después las baterías instaladas dentro de la ciudad, y a las tropas. Eso fue el ataque a Varsovia.

En Rotterdam la situación fue completamente diferente. Para terminar la campaña de Holanda lo más rápido posible y evitar más derramamiento de sangre, dado que no teníamos diferencias básicas pero teníamos que ejecutar esta campaña por las razones antes mencionadas, sugerí el uso de la División Paracaidista en la retaguardia de todas las fuerzas holandesas desplegadas contra

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Alemania; en especial, para capturar los tres puentes más importantes, uno que cruzaba el Rihn cerca de Mordyk, otro cerca de Dortrecht, y el tercero cerca de Rotterdam. Así, desde el principio estaría allanado el camino en la retaguardia de todo el despliegue de tropas y, si teníamos éxito, el Ejército Holandés, a pesar de todo su valor, sólo podría resistir unos pocos días. Este lanzamiento de mi División de Paracaidistas en los tres puentes resultó un éxito total.

Mientras que en Mordyk y en Dortrecht la resistencia fue dominada con rapidez, la unidad de Rotterdam tuvo dificultades. Primero se vio rodeada de tropas holandesas. Todo dependía del hecho de que el puente del ferrocarril y el puente de la carretera, que estaban juntos, cayeran bajo cualquier circunstancia en nuestras manos sin ser destruidos, ya que sólo entonces quedaría abierta la última puerta trasera del fuerte holandés. Mientras el cuerpo principal de las tropas estaba en la sección sur de Rotterdam, unas pocas y atrevidas puntas de lanza de los paracaidistas habían cruzado ambos puentes y permanecían al norte de ambos puentes, en un punto en la estación de ferrocarril, justo detrás del puente del ferrocarril, al norte del río, y en el otro, dentro de un bloque de casas que estaba junto al lado norte de la carretera, frente a la estación, y que era la famosa fábrica de mantequilla o margarina que luego tuvo un importante papel. Esta punta de lanza mantuvo su posición a pesar de duros ataques con superioridad numérica.

Mientras tanto, una División Panzer alemana se estaba acercando a Rotterdam desde el exterior, a través de los puentes de Mordyk y Dortrecht, y aquí querría corregir un error surgido en el interrogatorio del Mariscal de Campo Kesselring hecho por Sir David Maxwell Fyfe, relativo a las personas implicadas. El Teniente General Schmidt formaba parte de este grupo que venía de fuera y dirigía las tropas Panzer. El General Student dirigía a la División Paracaidista que estaba en Rotterdam, es decir, dentro, y eso explica el hecho de que en un momento dado hubiera negociaciones de capitulación con el comandante alemán de las tropas que venían de fuera, y en otro momento negociaciones de la rendición con el comandante de las tropas paracaidistas que estaban dentro de la ciudad. Ambos se coordinaron después, no quiero entrar aquí en detalles de si se llegaron a acuerdos claros, examinando esto cronológicamente se puede seguir al minuto, ni en si se podía prever si habría o no capitulación, esto por supuesto afectando por el momento sólo a Rotterdam. En ese momento el grupo Norte de los dos puentes estaba en una posición muy precaria y difícil. Traer refuerzos a través de los dos puentes era extremadamente difícil, ya que sufrían un intenso fuego de ametralladora. Aún hoy en día puedo trazar un cuadro preciso de la situación. También había fuego de artillería, así que sólo unos pocos individuos, colgados de las manos, lograron cruzar para salir de la línea de fuego, aún recuerdo con exactitud la situación en el puente más adelante.

Se había ordenado que estas baterías que estaban al norte de la estación y las fuerzas holandesas que estaban en la calle entre la estación y la carretera que iba al norte, y que eran una gran amenaza para nuestras tropas de choque, fueran bombardeadas, dado que entonces las tropas paracaidistas no tenían artillería, y el bombardeo era la única clase de artillería de la que disponían las tropas paracaidistas, y le había garantizado a mis paracaidistas antes de la acción que bajo cualquier circunstancia recibirían con bombarderos protección de fuego intenso dirigido contra ellos. Se usaron tres grupos de mis escuadrones. La petición de ayuda llegó a través de la emisora de radio de los paracaidistas en Rotterdam, que no funcionaba tan bien como se ha dicho, y también a través de las claramente mostradas y acordadas señales terrestres, que fueron vistas por los aviones de reconocimiento. Eran señales como flechas, indicadores y letras que indicaron a los aviadores de reconocimiento esto: "Estamos siendo presionados por artillería al norte, este, sur, etc."

Así, ordené a la Fuerza Aérea que usara un escuadrón. El escuadrón tenía tres grupos, entre veinticinco y treinta aviones. Cuando llegó el primer grupo, que yo sepa, las negociaciones para la rendición estaban en marcha, pero sin

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un final claramente definido. A pesar de eso, se lanzaron bengalas rojas. El primer grupo no entendió el significado de estas bengalas y lanzó sus bombas, según lo acordado, en el área que se había ordenado. Si recuerdo bien la cifra, había como mucho treinta y seis aviones bimotores que lanzaron sobre todo bombas de 50 kilos. Los grupos segundo y tercero que llegaron después entendieron las señales rojas, dieron la vuelta, y no lanzaron sus bombas.

No hubo conexión por radio entre Rotterdam y los aviones. La conexión por radio iba de Rotterdam, a través de mi cuartel general de la Segunda Flota Aérea, a la base del escuadrón de la división, y desde allí había una conexión por radio con los aviones. Eso ocurrió en mayo de 1940, cuando por lo general la conexión por radio entre la estación de tierra y los aviones era, sin duda, relativamente buena, pero en ningún caso comparable con las excelentes conexiones que se desarrollaron a lo largo de la guerra. Pero la cuestión principal es que Rotterdam no podía comunicarse directamente con los aviones, y por tanto hicieron las señales acordadas, las bengalas rojas que los grupos dos y tres entendieron, pero no el grupo uno.

La gran destrucción no fue causada por las bombas, sino, como se ha dicho, por el fuego. Esto se puede ver en el hecho de que todos los edificios construidos en piedra y cemento aún siguen en pie en la zona destruida, mientras que las casas más antiguas quedaron destruidas. La dispersión de este fuego fue causada por la combustión de grandes cantidades de grasas y aceites. En segundo lugar, quiero destacar esto especialmente, la dispersión de este fuego habría podido ser evitada sin duda con una actuación enérgica del Departamento de Bomberos de Rotterdam, sin tener en cuenta la tormenta que se avecinaba.

Las negociaciones finales de la capitulación, que yo recuerde, no tuvieron lugar hasta las 6 de la tarde. Lo sé porque durante estas negociaciones de la rendición siguió habiendo combates, y el General de los Paracaidistas, Student, se asomó a una ventana durante las negociaciones para la rendición y le dispararon en la cabeza, sufriendo una lesión cerebral.

Eso es todo lo que tengo que decir de Rotterdam para explicar la situación de los dos generales y sus negociaciones de rendición, una desde dentro y la otra desde fuera.

Coventry: Tras el periodo comprendido entre el 6 ó 7 de septiembre y noviembre, sólo después de repetidos avisos al Gobierno Inglés, y después de que el Führer se reservara el derecho a ordenar ataques de represalia contra Londres y de que durante mucho tiempo no se decidiera a dar esta orden, y después de que se hubieran bombardeado una y otra vez ciudades alemanas que no eran objetivos militares, Londres fue declarado objetivo de ataques. Del 6 al 7 de septiembre, el primer ataque tuvo lugar la tarde del 6 de septiembre, la Fuerza Aérea Alemana atacó Londres de forma continuada. Aunque esto parecía oportuno como forma de represalia y para ejercer una presión política en el liderazgo político, yo no consideraba que tuviera un valor duradero.

No quiero que se me malinterprete al decir que sabía desde la Primera Guerra Mundial que el pueblo de Londres tiene mucho aguante y que no podíamos romper su resistencia militar de esta manera. Para mi era importante, primero de todo, evitar un incremento del poder defensivo de la Fuerza Aérea Británica. Como soldado, o mejor dicho como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Alemana, la debilitación y eliminación de la fuerza aérea enemiga era una cuestión de una decisiva importancia.

Aunque el Führer quería, tanto entonces como anteriormente, que se atacara Londres, yo, por decisión propia, hice cuidadosos preparativos para el objetivo de Coventry, ya que según mi información, en y alrededor de Coventry se encontraba la mayor parte de la industria de aviones y de partes de aviones. Birmingham y Coventry eran objetivos de una importancia decisiva. Me decidí por Coventry porque allí se podía alcanzar el mayor número de objetivos en la menor área.

Preparé el ataque yo mismo con las dos flotas aéreas que examiné, examinaba con regularidad la información de los objetivos, y a continuación, con el primer tiempo

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favorable, una noche de luna llena, ordené el ataque y di instrucciones de llevarlo a cabo repetidamente y todo el tiempo que fuera necesario para lograr efectos decisivos en la industria británica de aviación allí presente, para después pasar a los siguientes objetivos en Birmingham y a las grandes fábricas de motores ubicadas al sur de Bristol y en Londres.

En eso consistió el ataque a Coventry. La ciudad se vio gravemente afectada porque la industria se encontraba dispersa por la ciudad, con la excepción de dos plantas nuevas a las afueras de la ciudad, y nuevamente el daño se vio incrementado por la expansión del fuego. Si miramos a las ciudades alemanas hoy, podremos ver cuán destructivo es el fuego. Eso fue el ataque a Coventry.

P: En el año 1941 hubo negociaciones con Japón para colaborar. ¿Estuvo usted presente en estas negociaciones?

R: No participé en las negociaciones. No puedo decir gran cosa de las negociaciones con Japón porque desde un punto de vista militar tenía poca relación con Japón y raras veces me reuní con los japoneses. En toda la guerra, sólo recibí una vez y durante breve tiempo a una delegación de oficiales japoneses, agregados. Por tanto, no puedo decir nada de la colaboración con Japón. Se nos ordenó que intercambiáramos experiencias, experiencias de guerra, con los japoneses, pero eso se hizo a través de diversos departamentos. Personalmente, no tuve nada que ver con los japoneses.

P: ¿Cuándo le informaron por primera vez de que Hitler consideraba necesaria la guerra contra Rusia?

R: Hasta finales de otoño de 1940, en Berchtesgaden, no fui informado de la intención del Führer de entrar en conflicto con Rusia bajo determinadas circunstancias.

P: ¿Estuvo presente en la conversación que tuvo lugar en Berlín en noviembre de 1940 con el Ministro de Exteriores ruso Molotov?

R: No estuve en persona en la conversación de Hitler con Molotov. Sin embargo, el Sr. Molotov también me visitó a mi, y hablamos de la situación en general. Sé, por supuesto, de la conversación con Molotov porque el Führer me informó detalladamente. Esta conversación precisamente aumentó mucho las sospechas del Führer de que Rusia se estaba preparando para atacar Alemania, y esto surgió en la conversación por las observaciones y exigencias que hizo el Sr. Molotov.

Se trataba, en primer lugar, de una garantía ofrecida a Bulgaria, y de un pacto de ayuda a Bulgaria como el que había alcanzado Rusia con los tres Estados Bálticos.

En segundo lugar, suponía el completo abandono de Finlandia por parte de Alemania, hasta el punto que Rusia, que había firmado la paz con Finlandia poco antes, se consideraba justificada para atacar Finlandia de nuevo para así no tener que conformarse con el resultado de los anteriores acuerdos, intercambios comerciales, etc.

En tercer lugar, hubo conversaciones sobre los Dardanelos y el Bósforo, y el cuarto punto fue la posibilidad de una penetración en Rumanía a través de Besarabia.

Estos fueron los puntos tratados con el Führer. El Ministro de Exteriores también insinuó una ocupación o una protección de intereses en la salida del Báltico.

El Führer veía estas exigencias bajo una luz diferente. Aunque Rusia podría haber estado justificada en hacer ciertas exigencias a Alemania con respecto a Finlandia, él creía que, en relación con otros informes que había recibido sobre preparativos y despliegues de tropas rusos, Rusia quería reforzar su situación en Finlandia para estar en una situación de ventaja con respecto a Alemania en el norte y estar en una proximidad inmediata a las minas de hierro suecas, que era de una importancia vital, o como mínimo decisiva, para Alemania en esta guerra. En segundo lugar, en cuanto al avance exigido en el área rumana y búlgara, el Führer no estaba seguro de que esta presión, en lugar de continuar rumbo sur, es decir, hacia los Dardanelos, o rumbo a Oriente Medio, iría rumbo a Occidente, es decir,

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que Rusia podría presionar el flanco sur de Alemania y, haciéndose con el control de los campos petrolíferos rumanos, hacer a Alemania depender totalmente de Rusia para obtener petróleo. En estas exigencias vio intentos camuflados de conseguir un despliegue de tropas y unas posiciones de tropas en contra de Alemania. La sugerencia de hacerse con una salida al Báltico ni siquiera fue tratada, al menos no con Alemania en ese momento. En resumen, esa conversación hizo sentir al Führer que Rusia amenazaría futuras relaciones.

Ya en su conversación conmigo el Führer me dijo por qué pensaba anticiparse a la presión rusa bajo ciertas circunstancias. La información disponible sobre un trabajo febril en preparativos de despliegue en el área recién adquirida por Rusia en Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y Besarabia le hacía sospechar. Hasta entonces, teníamos a veces sólo ocho divisiones, después veinte y veinticinco a lo largo de toda la frontera oriental. Llegaron más informes según los cuales era de esperar que Rusia nos atacaría por la retaguardia en cuanto Alemania estuviera combatiendo en el Oeste, debido a una invasión inglesa o porque Alemania había decidido invadir Inglaterra. Sus argumentos se vieron reforzados aún más por el hecho de que poco antes, contrariamente a lo acostumbrado en Rusia hasta entonces, de repente se mostró a ingenieros, es decir, alemanes, y creo que también a oficiales nuestros, las enormes fábricas de armamento rusas de aviación y tanques. Estos informes sobre la sorprendentemente alta capacidad productiva de estas fábricas de armamento reforzaron aún más la convicción del Führer. Estaba tan firmemente convencido que dijo, y éste era su pensamiento político, que si Inglaterra aún consideraba llegar a un acuerdo político con nosotros, aunque ahora se ha quedado sola frente a nosotros, debe ser porque guarda un as en la manga. Teníamos información según la cual elementos preocupados de Inglaterra le habían señalado dos cosas al Primer Ministro Churchill:

En primer lugar, que era de esperar un incremento del apoyo de Estados Unidos, primero en el ámbito técnico, es decir, en armamento, para después extenderse a otros campos; y en segundo lugar, algo que consideraba aún más probable, que Churchill ya había llegado a un acuerdo con Rusia en ese sentido, y señaló que tarde o temprano habría un choque. Sus cálculos eran los siguientes:

Antes de que Estados Unidos tuviera listo su armamento y la movilización de su Ejército, tendría que destruir el despliegue de tropas rusas, y romper y debilitar las fuerzas rusas con fuertes ataques concentrados hasta el punto en el que dejaran de suponer un peligro en la retaguardia, en caso de que tuviéramos que entrar en un conflicto anglo-americano en el continente. Esas fueron las explicaciones del Führer.

Entonces tuvo lugar la visita de Molotov que acabo de mencionar y que reforzó considerablemente este punto de vista.


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