The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Segundo Día: Viernes, 15 de marzo de 1946
(3 de 7)


[el Dr. STAHMER continúa con el interrogatorio de HERMANN WILHELM GORING]

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P: ¿Qué razones le motivaron a encomendar al Coronel Veltjens la centralización del mercado negro en Francia?

R: El Coronel Veltjens era un coronel retirado. Era un aviador de la Primera Guerra Mundial. Después se pasó al mundo de los negocios. Por tanto, no estuvo en esto como coronel, sino como economista. No sólo se encargaba del mercado negro de Francia, sino también del de Holanda y el de Bélgica. Ocurrió de la siguiente manera: tras un cierto periodo durante la ocupación, me informaron de que diversos artículos en los que estaba especialmente interesado por razones relacionadas con la economía de guerra sólo se podían conseguir en el mercado negro. Fue entonces cuando por primera vez conocí el mercado negro, es decir, que aún se disponía de cobre, estaño y otros materiales vitales, pero estaban en parte enterrados en los canales de Holanda, y también habían sido escondidos cuidadosamente en otros países. Sin embargo, si se pagaba el dinero necesario, estos artículos salían de sus escondites, mientras que, en aplicación de la orden de confiscación, recibíamos muy pocas de las materias primas necesarias para la guerra. En ese momento, y durante todo la guerra, sólo me guiaban las intenciones e ideas que llevaran al objetivo final de la guerra, la victoria. Para mi era más importante conseguir cobre y estaño, por poner un ejemplo, conseguirlos de cualquier manera, sin importar el precio, que no conseguirlos simplemente porque consideraba que esos altos precios no estaban justificados. Por tanto, le dije a Veltjens en términos muy generales, "Usted sabe en qué cosas está interesada la economía de guerra alemana. Dónde y cómo consiga estas cosas me es indiferente. Si las consigue confiscándolas, perfecto. Si tenemos que pagar una buena cantidad de dinero para conseguirlas, tendremos que hacerlo". Lo desagradable fue que otros departamentos, primero sin que yo lo supiera, como ha expuesto aquí muy correctamente la fiscalía francesa, también trataron de la misma manera de obtener las mismas cosas, en las que también estaban interesados. El hecho de ahora tener además competencia interna fue demasiado para mi. Y así le di a Veltjens la autoridad necesaria para ser el único departamento que controlaría a los comerciantes civiles, que insistían en que sólo podían conseguir estas cosas de esa otra manera, y para ser la única agencia de compra de estas cosas, pudiendo, con mi autorización, eliminar al resto de departamentos.

Las dificultades surgidas en la eliminación del mercado negro son el resultado de muchos factores. Posteriormente, y a petición expresa del Primer Ministro Laval, prohibí el uso del mercado negro incluso a Veltjens y su organización. Pero a pesar de esto, no quedó eliminado, y las declaraciones de la fiscalía francesa confirman mi opinión, que el mercado negro continuó incluso después de la guerra. Que yo sepa, está floreciendo de nuevo aquí, en Alemania, con gran profusión. Son síntomas que siempre se dan durante y después de una guerra, cuando hay, por un lado, una escasez tremenda y una retención y ocultación de mercancía y, por otro lado, el deseo de conseguir estas cosas.

Dr. STAHMER: ¿Debería dejarlo aquí?

EL PRESIDENTE: Dr. Stahmer, el Tribunal entendió que usted dijo que el testigo probablemente... que el acusado probablemente completaría su interrogatorio hoy a mediodía. ¿Puede decirme ahora cuánto más tiempo cree que necesitará el acusado para completar su testimonio?

Dr. STAHMER: Contaba con acabar esta mañana, pero hubo varias interrupciones, y espero acabar a lo largo del día.

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EL PRESIDENTE: No ha habido más interrupción que la que ha causado la objeción del Sr. Juez Jackson a las represalias. No ha habido más interrupciones, que yo recuerde.

Dr. STAHMER: Sí, al principio hubo un problema técnico.

EL PRESIDENTE: Sí. Entonces, el Tribunal celebrará sesión mañana de diez a una.

(Se hizo un descanso hasta las 14 horas).

Dr. STAHMER:

P: ¿Cuáles fueron las razones que llevaron al ataque a Yugoslavia?

R: Alemania, durante todos los años anteriores al comienzo de la guerra, tuvo unas excelentes relaciones con el pueblo yugoslavo y con el Gobierno yugoslavo. Fue parte de mi trabajo en política exterior el cultivar especialmente estas relaciones. Dado que el Príncipe Regente Pablo y el Primer Ministro Stojadinowic eran amigos míos, visitaba con frecuencia este país, y también pasé unas largas vacaciones allí.

Nuestra intención era no sólo mantener las mejores relaciones económicas posibles complementándonos mutuamente, sino además, más allá de eso, llegar a un estrecho entendimiento político y a una amistad. Esto tuvo un éxito total, y llegó a su punto culminante con la visita que el Príncipe Regente Pablo hizo a Alemania.

Dado que a su vez tenía una relación amistosa similar con el Rey Boris de Bulgaria, pude allí también ejercer una influencia estabilizadora, y a veces también en el caso de Italia. Mi intervención en favor de Yugoslavia incluso causó allí, durante un tiempo, algún malentendido sobre mi persona. Tras el estallido de la guerra, se evitó todo lo que pudiera afectar a las relaciones amistosas con Yugoslavia. Por desgracia, el Primer Ministro Stojadinowic dimitió, pero su sucesor siguió la misma política.

La adhesión al Pacto Tripartito tuvo como fin mantener la neutralidad de Yugoslavia bajo cualquier circunstancia y no arrastarla a la guerra. Incluso en el momento en el que se firmó el pacto, se reconocía la necesidad de enviar tropas a Rumanía como medida de precaución y también a Grecia, debido al desembarco inglés allí, o al inminente desembarco inglés. A pesar de ese acuerdo, se acordó expresamente que ningún transporte de tropas atravesaría Yugoslavia, para que se pudiera confirmar plenamente la neutralidad de ese país tras su adhesión al Pacto Tripartito.

Cuando el Primer Ministro Cvetovic llegó al poder, tuvo lugar poco después el golpe de Estado del General Simovic contra el Gobierno del Príncipe Regente y la subida al trono del Rey, que aún era un menor. Nos enteramos muy rápidamente, debido a la estrecha relación con Yugoslavia, del trasfondo del golpe de Estado del General Simovic. Poco después se confirmó que la información proporcionada desde Yugoslavia era correcta: había una fuerte influencia de la política rusa, así como una amplia ayuda financiera a estos planes por parte de Inglaterra, algo de lo que luego encontramos pruebas. Estaba claro que esta acción iba dirigida contra la política amistosa del anterior Gobierno Yugoslavo hacia Alemania. Se ha de mencionar aquí que, en posteriores ruedas de prensa, el lado ruso señaló lo fuerte que había sido su influencia y los fines por lo que se habían llevado a cabo estos planes.

El nuevo Gobierno yugoslavo, obviamente y fuera de toda duda, mantuvo públicamente estrechas relaciones con nuestros enemigos de entonces, es decir, con Inglaterra, y con el que iba a convertirse también en nuestro enemigo, Rusia.

El asunto Simovic fue sin lugar a dudas el factor final y decisivo que apartó los últimos escrúpulos que el Führer aún pudiera tener hacia la situación de Rusia, y provocó que tomara medidas preventivas en ese sentido bajo cualquier circunstancia. Antes del incidente Simovic, es probable que, aunque se habían hecho

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preparativos, las dudas sobre la necesidad inevitable de un ataque a la Rusia Sovíetica podrían haber pasado a un segundo plano. Sin embargo, estas claras relaciones entre Moscú y Belgrado borraron las últimas dudas del Führer. A su vez, era evidente que Yugoslavia, con el nuevo Gobierno, estaba simplemente tratando de ganar tiempo para concentrar sus tropas, ya que la misma noche que tuvo lugar el golpe, se dieron órdenes secretas de movilización al Ejército Yugoslavo.

A pesar de las garantías que Simovic ofreció a Berlín, diciendo que se sentiría personalmente vinculado al acuerdo, estaba clara la maniobra. La situación era la siguiente:

Italia, nuestro aliado, había atacado Grecia, avanzando desde Albania en octubre o septiembre de 1940, si no recuerdo mal. No se informó a Alemania de este plan. El Führer fue informado de este plan por un lado por mi, que me había enterado de casualidad, y por otro lado por el Ministerio de Exteriores, y cambió de inmediato la ruta de su tren, que iba de Francia a Berlín, para hablar con el Duce en Florencia.

El Gobierno Italiano, o más bien Mussolini, vio muy claramente en este momento por qué quería el Führer hablar con él y, que yo recuerde, la orden dada al Ejército Italiano de marchar sobre Grecia desde Albania fue dada 24 ó 48 horas antes de lo previsto. El Führer, preocupado por evitar una extensión del conflicto hacia los Balcanes y el Mediterráneo Oriental, quería instar al Duce bajo cualquier circunstancia a detener esos planes, que no eran necesarios y que sólo se querían llevar a cabo por una cuestión de prestigio.

Cuando tuvo lugar la reunión a las 10 en punto de la mañana y el Führer mencionó sus aprensiones, Mussolini reveló que a las 6 de esa mañana las tropas italianas habían comenzado su avance sobre Grecia y, en su opinión, en breve estarían en Atenas. El Führer señaló de nuevo que esto significaba que, bajo determinadas circunstancias, las relaciones con Turquía se verían gravemente amenazadas y que se crearía un nuevo teatro de operaciones, dado que sabía muy bien, aunque no lo mencionó en ese momento, que un teatro de operaciones italiano tarde o temprano arrastraría al aliado alemán en busca de ayuda. Y esa era la situación al comenzar el ataque a Yugoslavia.

Italia, frenada y hecha retroceder, quedó en una situación absolutamente desfavorable estratégica y tácticamente, y enfrentada aún al enemigo griego. Con que sólo una parte del Ejército Yugoslavo hubiera atacado el flanco y la retaguardia de la posición italiana en Scutari, Italia no sólo habría sido eliminada de allí, sino que además habría quedado destruida una parte esencial de las tropas de combate italianas. Estaba claro que la posición de estas tropas de combate italianas sería desesperada en breve, dado que desde el desembarco de tropas auxiliares británicas en Grecia era de esperar que, en cuanto pudieran ayudar a los griegos, el Ejército Italiano sería arrojado no sólo de Grecia, donde estaban tan sólo en la frontera, sino también de Albania, y que las tropas británicas estarían entonces peligrosamente cerca de Italia y los Balcanes, que tenían una importancia económica decisiva para nosotros.

Por medio del golpe de Estado de Simovic y la movilización de Yugoslavia, se había decidido la eliminación del Ejército Italiano de los Balcanes. Sólo una acción lo más rápida posible podía evitar un doble peligro: primero, una cátastrofe para nuestro aliado italiano; y segundo, una cabeza de puente británica en los Balcanes, que impediría tener una posición ventajosa futura en el conflicto con Rusia.

Se puso en marcha a las tropas alemanas en Grecia según el plan "Marita", por el cual iban a actuar contra Grecia para arrojar al Mediterráneo a las divisiones británicas que habían desembarcado, y para asistir a la retaguardia del aliado italiano; se hizo girar su avanzadilla hacia la derecha y, con unos preparativos acelerados y avisados con poca antelación para el ataque, fueron lanzadas contra

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el flanco de las tropas yugoslavas concentradas según el plan de movilización. Se dio aviso con poca antelación a la Fuerza Aérea en sus aeródromos en Alemania, y se la concentró en las bases del área sureste, algo que fue fácil, y también se usó para apoyar el ataque. Sólo gracias a una acción tan rápida, y debido al hecho de que el plan "Marita" había creado las condiciones básicas, pudo Alemania evitar un peligro extraordinario para toda su posición en los Balcanes y el área sureste en ese momento. Políticamente, y desde un punto de vista militar, habría sido un crimen contra el Estado, por lo que respecta a los intereses vitales alemanes, que el Führer no hubiera actuado como lo hizo.

P: ¿Qué objetivos atacó primero la Fuerza Aérea en Yugoslavia?

R: Acabo de explicar la muy particular situación de las Fuerzas Armadas Alemanas en el estallido de esta guerra, y los problemas que tuvieron que resolver a una velocidad extraordinaria, y con un resultado igualmente extraordinario que había que lograr para poder cumplir con su misión original, la ruptura a tiempo de, no recuerdo ahora el nombre, la Línea Metaxas, en el norte de Grecia, antes de que las tropas inglesas, que ya habían desembarcado cerca de Atenas, pudieran ir en socorro de las guarnición griega de la Línea Metaxas.

Por tanto, por un lado era necesario que una parte considerablemente más pequeña de las fuerzas alemanas cruzara esa línea, mientras que la otra parte, según lo planeado, tenía que lanzarse contra el Ejército Yugoslavo, y también aquí, con fuerzas insuficientes, tenía que eliminar este ejército en el menor tiempo posible. Era una condición necesaria para el éxito de todo; si no era así, no sólo el Ejército Italiano sería seguramente destruido, sino que además el Ejército Alemán, dividido, llevaría a cabo con parte de sus fuerzas la penetración de la fuerte Línea Metaxas y evitaría el despliegue inglés allí, el apoyo búlgaro no llegó hasta mucho más tarde, y así dividido, podría encontrarse en una posición militar difícil, crítica, y quizás desastrosa. Por tanto, se utilizó en este caso la Fuerza Aérea con intensidad para conseguir que la acción de despliegue yugoslava contra Alemania y su aliado se detuviera lo más rápido posible.

Así, se dio orden primero de todo de llevar a cabo un ataque concentrado contra el Ministerio de Guerra yugoslavo en Belgrado, en segundo lugar, contra la estación de ferrocarril que en Belgrado, en vista del pequeño número de líneas férreas de Yugoslavia, era un cruce de vías especialmente importante para el despliegue; y después había otras centros más bien importantes, el edificio del Estado Mayor, etc. incluidos en la orden porque, por aquel entonces, los cuarteles generales políticos y militares aún estaban ubicados en Belgrado. Todo seguía concentrado allí, y el bombardeo de ese centro neurálgico provocaría desde el principio una paralización extraordinaria de la resistencia, al menos en lo que afectaba al despliegue.

No era necesario dar un aviso a Yugoslavia por las siguientes razones. Formalmente, se podría alegar que no hicimos una declaración de guerra ni dimos un aviso. En realidad, sin embargo, ninguno de los líderes de Yugoslavia dudaba lo más mínimo que Alemania atacaría. Eso fue reconocido, ya que se habían dedicado fervientemente al despliegue, y no sólo con una movilización. Además, los ataques del Ejército Alemán se prepararon antes del bombardeo de Belgrado. Pero aun asumiendo que la Fuerza Aérea había hecho el primer ataque y sólo entonces el Ejército, es decir, sin previo aviso, aun así, habría que decir que las acciones de Yugoslavia habían provocado esto. El extraordinario peligro de la situación militar, estábamos en medio de una intensa batalla, se trataba de asegurar la posición en los Balcanes en ambos lados y agarrarlos firmemente, los objetivos, y destaco esto una vez más, eran, si no recuerdo mal, el Ministerio de Guerra, la estación de ferrocarril, el edificio del Estado Mayor, y otro Ministerio. Claro está, dado que estos edificios estaban dispersos por la ciudad, ésta también se vio afectada por el bombardeo.


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