The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Primer Día: Miércoles, 13 de marzo de 1946
(8 de 8)


[el DR. STAHMER continúa con el interrogatorio de HERMANN WILHELM GORING]

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P: ¿Cuál era su actitud hacia las cuestiones de Memel, Danzig y el Corredor Polaco?

R: Mi actitud siempre fue honesta e inequívoca. Consideraba que Danzig y el Estado Libre, como territorio puramente alemán, debían en algún momento no muy lejano volver a Alemania. Por otro lado, reconocíamos sin duda que Polonia debía tener acceso al mar y también un puerto. Por tanto, nuestra primera idea fue siempre que se nos debían devolver el Estado Libre y Danzig, y que a través del Corredor Polaco tenía que haber una carretera alemana. Esa era la muy pequeña y muy modesta petición que durante mucho tiempo fue considerada absolutamente necesaria y que nos pareció perfectamente viable.

P: Hubo otra reunión con el Führer el 23 de noviembre de 1939. El acta de esa reunión es el documento 789-PS, que se ha presentado al Tribunal. Le pediré que examine este documento y me diga brevemente cuál fue su actitud hacia el asunto de esta reunión.

R: En esto puedo ser relativamente breve. Es un discurso dado ante los Comandantes en Jefe de las formaciones y ejércitos que estaban preparados para atacar el Oeste tras la derrota de Polonia. Al terminar la campaña polaca, el Führer quería bajo cualquier circunstancia, y eso era totalmente correcto, trasladar las tropas a finales de otoño y llevar a cabo el golpe contra Francia, con lo que en otoño e invierno de 1939 aún podía lograrse el final de esta operación. Lo que se lo impidio fue el tiempo, ya que sin la Fuerza Aérea no podía llevar a cabo esta operación, en especial la penetración de la Línea Maginot en Sedán. Necesitaba un tiempo bueno para volar durante al menos cuatro o cinco días antes del comienzo del ataque. Debido a que semana tras semana se le negó ese tiempo, el asunto se fue arrastrando hasta el invierno y fue finalmente pospuesto hasta el comienzo de la primavera siguiente.

Pero esto ocurrió en un momento en el que aún creía que podría llevarlo a cabo. Por tanto, convocó a los Comandantes en Jefe y les informó de las órdenes de ataque. Fue uno de esos discursos que acostumbraba a dar en esos casos. Naturalmente, dado que el Führer no era sólo un militar, sino por encima de todo un político, siempre ocurría que estos discursos militares, que un soldado habría limitado exclusivamente al ámbito militar-estratégico, acababan llenándose de referencias a sus puntos de vista políticos y a sus tendencias o intenciones políticas. No hay que olvidar que daba esos discursos no sólo como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, sino también como jefe del Estado Alemán. Y es por eso por lo que era frecuente que diera un tono fuertemente político incluso a sus discursos militares.

Pero no se pidió la opinión de ningún General, ni se preguntó si aprobaban o no las tendencias principales de la política. En dichas reuniones ni siquiera se les preguntaba si aprobaban o no el plan militar; eso tenía lugar en otro momento. Si se daba un tema por cerrado y había tratado asuntos puramente estratégicos y tácticos con los comandantes individuales, se hacía un resumen, también fuertemente político, en el que se presentaban a los Generales las conclusiones del Führer. Y si, destaco esto ya que ha ejercido con frecuencia un papel aquí, si un General hubiera podido decir: "Mi Führer, considero su planteamiento erróneo y no estoy de acuerdo con lo que hemos pactado", o "no podemos aprobar esta política", habría sido un sinsentido. No porque habrían fusilado a ese General, sino porque habría puesto en duda la cordura de ese hombre, porque cómo se puede imaginar que un Estado pueda ser dirigido si, durante una guerra o antes de una guerra que han decidido los líderes políticos, correcta o erróneamente, los Generales pudieran votar si iban a luchar o no, si sus cuerpos de ejército iban a quedarse en casa o no, o si pudieran decir: "debo preguntarle primero a mi división".

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Quizás algunos irían y otros se quedarían en casa. En ese caso, también habría habido que conceder ese privilegio a los soldados. Quizás esta sería la manera de evitar guerras en el futuro, preguntarle a cada soldado si se quiere ir a casa o no. Es posible, pero no en un Estado con un "Führer". Querría destacar esto, que en todos los Estados del mundo, el papel del militar está claramente definido. Cuando hay una guerra o cuando el liderazgo del Estado decide entrar en guerra, se asignan a los líderes militares sus tareas militares. Con respecto a estas, pueden adoptar una postura, pueden hacer propuestas relativas a si quieren reforzar el ataque por la izquierda, por la derecha o por el centro. Pero no es asunto del liderazgo militar el decidir si marcharán o no sobre un Estado neutral. Es enteramente responsabilidad del liderazgo político del Estado. Por tanto, no existía ninguna posibilidad de que tuviera lugar un debate general sobre lo correcto y lo erróneo; los Generales ya habían recibido sus órdenes. El Comandante en Jefe había tomado una decisión, y por tanto, los soldados no tenían nada que discutir; y eso se aplica tanto al Mariscal de Campo como al soldado raso.

P: Hay un decreto del Führer del 7 de octubre de 1939 que lleva la firma de usted. En este decreto se encomienda a Hitler la tarea de germanización. Se presentó este decreto como documento 686-PS. Por favor, examínelo y díganos qué importancia tiene este decreto.

R: Este decreto del 7 de octubre de 1939 fue promulgado al terminar la campaña polaca. Polonia había sido conquistada y el Estado Polaco había dejado de existir. Les llamo la atención sobre la nota del entonces Comisario del Pueblo de Asuntos Exteriores de Rusia, Molotov, que define su actitud de esta manera: la injusticia que había sentido Alemania cuando en el Tratato de Versalles se entregaron provincias alemanas a Polonia había sido compensada con la victoria de las armas. Era por tanto para nosotros un hecho que esa parte de Polonia que hasta 1918 había sido alemana había sido devuelta de nuevo, es decir, devuelta a Alemania. Pero en ese territorio, a lo largo de los años, más de un millón de alemanes que habían vivido allí, habían tenido allí propiedades, sobre todo granjas, propiedades agrícolas, etc. habían sido expulsados y desposeídos de sus bienes. Esto se puede ver claramente en las numerosas quejas que a lo largo de los años y desde 1919 se habían presentado ante la Liga de Naciones; y un estudio de todas estas quejas y de todos los hechos de los que se informó allí, que aún deben estar en los archivos de Ginebra, demostrará el enorme grado de polonización de estos territorios alemanes que se llevó a cabo. Este decreto del Führer del 7 de octubre de 1939 estaba destinado a poner fin a eso y a hacer que esos territorios volvieran a ser alemanes, es decir, a hacer que esas granjas y propiedades de las que habían sido expulsados alemanes volvieran a manos de alemanes. Yo no estaba del todo de acuerdo con que este trabajo le fuera encomendado a Himmler; pero en este momento, esto no tiene importancia. Se le asignó esta misión no por su cargo de Jefe de la Policía, sino, como es sabido, porque siempre estuvo especialmente interesado en la cuestión del nuevo desarrollo del individuo alemán, y por tanto su departamento del "Pueblo Alemán", o como quiera que se llamara... un momento, eso no importa de todas formas... por eso se encargó a Himmler esta tarea. El Führer promulgó la ley. Naturalmente, yo también firmé, dado que era el Presidente del Consejo Ministerial en ese momento, y también la firmó el Jefe de la Cancillería, Lammers. Estas firmas son un hecho. Tengo una postura positiva hacia esto; concordaba con mis puntos de vista el que si se había expulsado a alemanes, se les devolvieran estos territoris alemanes, pero quiero llamar la atención sobre el hecho de que esto, hablando en propiedad, es una cuestión relativa a antiguas provincias alemanas.

P: ¿Se refiere a las Provincias Polacas Occidentales ocupadas?

R: Sí. Por ejemplo, el Gobierno no fue establecido con el fin de germanizar. Si después se asentaron alemanes allí, y no estoy seguro de

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eso, no se hizo en base a este decreto. Me preguntó por mi actitud hacia la cuestión de Memel. Creo que he destacado mis puntos de vista sobre Danzig y el Corredor Polaco. Memel era un asunto en comparación relativamente menor. En Memel, según el Tratado de Versalles de la Liga de Naciones, se iba a celebrar un plebiscito. Poco antes de eso los lituanos ocuparon Memel y el territorio de Memel. Para evitar la celebración del plebiscito Lituania se anexionó Memel y creó así un fait accompli. Las quejas del Gobierno Alemán de entonces fueron lógicamente tan inútiles como todas las quejas anteriores ante la Liga de naciones. Se lamentó lo que habían hecho los lituanos, se consideró falso e incorrecto, pero no se podía decir ni hacer nada para continuar con el plan del plebiscito. Después de que los lituanos, quebrantando todos los acuerdos, ocuparan Memel, teníamos lógicamente un derecho absoluto nacional a rectificar esta situación y a ocupar Memel.

P: El 19 de octubre de 1939 usted publicó un decreto que ordenaba la confiscación de bienes económicos de Polonia. Se ha presentado este decreto como documento EC-410. Querría que explicara este decreto.

R: Es un decreto con instrucciones generales sobre el procedimiento económico a adoptar en todo el territorio polaco ocupado por nosotros. Regula la confiscación y administración de propiedades del Estado Polaco dentro de los territorios ocupados por tropas alemanas, cuestiones de dinero y crédito, la toma de medidas económicas, la preparación de un acuerdo con acreedores extranjeros por si era necesario, etc. Las confiscaciones sólo podía llevarlas a cabo la Oficina del Comisionado del Este, etc. No se trata de la confiscación de bienes económicos. No es eso. Por el contrario, incluso en el Gobierno General, la economía existente, lógicamente la economía que se podía usar para la guerra en ese momento, fue reforzada y ampliada. La economía que no era absolutamente esencial fue recortada, al igual que en Alemania y que en todos los demás Estados en caso de guerra. En cuanto a las materias primas disponibles y que eran importantes para la guerra, como el acero, el cobre o el estaño, mi punto de vista era, o más bien mi intención, que se transformaran allí esas materias primas en productos manufacturados, donde se podían usar con más rapidez. Si la localidad y la infraestructura de transporte lo permitían, debían permanecer allí y usarse en fábricas. Si no era posible usarlas en fábricas allí, por supuesto no iba a permitir que materias primas importantes para la guerra se quedaran allí, así que las trasladaría a dondequiera que se pudieran usar con más rapidez para servir a los fines de la guerra. Eso es lo que dice en general este decreto. Esa era mi actitud básica y mis instrucciones básicas. El objetivo era el uso más rápido posible y más adecuado para la fabricación donde fuera posible.

P: El 19 de noviembre de 1945 un tal Dr. Cajetan Muhlmann hizo una declaración jurada, presentada por la fiscalía como documento 3042-PS. En ella dice, tres breves frases:

"Yo fui Adjunto Especial del Gobernador General de Polonia Hans Frank para la salvaguarda de tesoros artísticos del Gobierno General de octubre de 1939 a septiembre de 1943. Goering me asignó este trabajo como Presidente del Comité para la Defensa del Reich. Confirmo que la política oficial del Gobernador General Hans Frank consistía en custodiar todas las obras de arte importantes que pertenecieran a instituciones públicas polacas, a colecciones privadas, y a la Iglesia. Confirmo que las obras de arte mencionadas fueron confiscadas y sé que en caso de una victoria alemana no se habrían quedado en Polonia y se habrían usado para completar colecciones alemanas de arte".
R: Lo cierto es que no tuve nada que ver directamente con la salvaguarda de tesoros artísticos de Polonia, y no tenía nada que ver con mi cargo de Presidente del Consejo Ministerial. Sin embargo, Muhlmann, al que conocí, vino a verme y me dijo

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que estaba muy atareado con la salvaguarda de tesoros artísticos allí. Yo consideraba que estos tesoros artísticos debían ser salvaguardados durante la guerra, sin importar lo que se hiciera con ellos, para que no fuera posible destruirlos debido a incendios, bombardeos u otras causas. Quiero destacar ahora mismo, volveré de nuevo a este asunto al hablar de Francia, que ninguno de estos tesoros artísticos terminó en mis así llamadas colecciones. Lo menciono de pasada. Es correcto que se salvaguardaron estos tesoros artísticos, y también se hizo, en parte, porque los propietarios estaban ausentes.

Sin embargo, cuando los propietarios no estaban ausentes, recuerdo por ejemplo al Conde Potosky, se dejaban las colecciones de arte donde estaban. El Führer no había tomado una decisión definitiva sobre qué hacer con estos tesoros artísticos. Había dado orden, y se la comuniqué por carta a Muhlmann y también, que yo recuerde, a Frank, de que estos tesoros artísticos debían llevarse por el momento a Konigsberg. Había que llevar cuatro cuadros al bunker de seguridad o a la cámara acorazada del Museo Alemán de Berlín, o al Museo Kaiser Friederich de Berlín. También tiene que ver con esto el caso de los dibujos de Durero de Lemberg. En relación a esto, quiero mencionar de antemano, ya que la Acusación ha tratado este asunto, que los dibujos de Durero de Lemberg no fueron confiscados por nosotros en aquel momento, ya que Lemberg había pasado a ser rusa. Cuando tuvo lugar la marcha sobre Rusia, estos dibujos, que yo recuerde según el relato de Muhlmannm, fueron rescatados de la ciudad en llamas durante la batalla por un profesor polaco, que los había ocultado de los rusos hasta entonces, y se los entregó a él. Eran los dibujos que trajo cuando me visitó; y aunque por lo general me interesan mucho esas cosas, no tuve tiempo de examinarlos con calma, ya que iba a ver al Führer en ese momento. Me los llevé y, como, creo, ha confirmado Muhlmann, los entregué allí de inmediato. Dónde fueron a parar después, no lo sé. Creo que he respondido la cuestión relativa a los tesoros artísticos polacos. Aparte de eso, también está el altar de Veit Stoss, que fue fabricado originalmente aquí, en Nuremberg, una obra puramente alemana. Y el Führer quería que este altar viniera al Museo Alemán de aquí, de Nuremberg. No tuve nada que ver personalmente con esto. Tan sólo lo sé. Aún no se había anunciado lo que se pretendía hacer finalmente con él. Pero está claro que esto también, o las negociaciones relativas a esto, habrían tenido un papel al llegar la paz.

P: ¿Qué relación tuvo con Quisling?

R: Vi a Quisling por primera vez mucho después de la ocupación de Noruega, la primera y única vez. Estaba en Berlín, me visitó, y mantuvimos una breve e intrascendente conversación. Antes de eso, es decir, antes del estallido de la guerra, uno de sus hombres, al que no conocía en persona, me envió una carta, que me han mostrado, pero que no recuerdo, ya que según nuestra costumbre rara vez me entregaban cartas de esa clase, pero esto no tiene importancia. En esa carta hablaba en nombre de Quisling indicando que debíamos proporcionar apoyo financiero al movimiento de Quisling, y relataba hasta qué punto estaban llegando contribuciones económicas políticas, por un lado de Rusia y el Partido Comunista de allí, y por otro lado de Inglaterra, para financiar a la oposición. Más adelante alguien me dijo si, por medio de entregas de carbón, se podría proporcionar alguna contribución a Quisling. Yo planteé que, debido a la situación del comercio exterior y otros factores, no podíamos competir con las contribuciones económicas rusas o inglesas. Había que consultar a los departamentos capacitados para juzgar si era conveniente dar o no a Quisling un apoyo financiero. Si respondían afirmativamente, entonces para mi estaba claro que Quisling debía recibir dinero. La cantidad en cuestión, que yo también habría dado, era mucho mayor que la cantidad que creo que finalmente proporcionó el Führer a través del Ministerio de Exteriores.

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Nunca consideré adecuadas esas contribuciones de dinero tan pequeñas. Si se iba a dar algo, había que darlo apropiadamente, para que se pudiera lograr un fin. Desde la anterior Guerra Mundial, conocí profundamente el caso del dinero que se envió al Parlamento Rumano, que fue por desgracia demasiado poco. En base a estas experiencias, yo aconsejaba dar dinero adecuadamente. Aparte de esto, como dije, no conocí a a Quisling hasta mucho después, y mantuve con él una conversación intrascendente que ya no recuerdo.

P: ¿Cuál era su actitud hacia el proyecto de Noruega?

R: El proyecto noruego me sorprendió, dado que, extrañamente, no se me había informado de esto durante un periodo de tiempo bastante extenso. El Führer fue muy lejos en su decreto básico, que ya he mencionado al principio, y no recurrió a la Fuerza Aérea hasta muy tarde. Pero dado que la parte más importante de este plan recayó en la Fuerza Aérea, expresé mis puntos de vista sobre esto de una forma poco ambigua y hostil. Desde un punto de vista militar, adopté una postura enteramente positiva hacia este plan como tal, dado que como Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, bastante independiente de consideraciones políticas, tenía que pensar primero de todo exclusivamente en consideraciones estratégicas. Era evidente primero de todo que mejoraría considerablemente mi situación con respecto a la Fuerza Aérea el que mi escuadrón pudiera actuar contra Inglaterra desde bases noruegas, y habría sido evidente para cualquier experto militar prudente. Desde el punto de vista estratégico yo, como Comandante en Jefe Supremo de la Fuerza Aérea, no podía más que adoptar una postura totalmente positiva hacia este plan. Mis objeciones se debían a que se me había informado demasiado tarde y que los planes no me parecían muy correctos.

P: ¿Temió Hitler problemas con Suecia debido a esta ocupación?

R: Sí, pero no por la ocupación de fuerzas alemanas como tal; cuando nosotros, es decir, el Führer, decidió ocupar Noruega, disponíamos de abundante y detallada información sobre el plan de ocupación de ingleses y franceses, que fue confirmado posteriormente por los documentos del Estado Mayor Inglés y Francés que capturamos. Sabíamos también que la intención no era tan sólo ocupar Noruega, sino por encima de todo impedir los suministros de minerales suecos a Alemania a través de Narvik, y por encima de todo intervenir del lado de Finlandia en el conflicto ruso-finlandés que todavía continuaba en ese momento. El Führer temía que Suecia se sometería totalmente a las presiones inglesas, y que, con el pretexto de ir a ayudar a Finlandia, marcharían y conseguirían un total aislamiento de la cuenca minera sueca y la interrupción de los envíos de mineral que recibíamos. Asumí una responsabilidad muy importante en ese momento asegurándole a Hitler que conocía a Suecia y a su pueblo y a su Rey tan bien que estaba seguro que, sin importar quién presionara a Suecia, ya fuéramos nosotros u otra Potencia, Suecia defendería bajo cualquier circunstancia su neutralidad con las armas contra cualquiera que tratara de quebrantarla, sin importar las razones de ese quebrantamiento. Dije que personal y conscientemente garantizaría que no era necesario preocuparnos por este asunto. Con esto quedó resuelta la cuestión.

EL PRESIDENTE: Se levanta la sesión.

(Se levantó la sesión hasta el 15 de marzo de 1946 a las 10 horas).


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