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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Séptimo Día: Martes, 12 de febrero de 1946
(9 de 18)


(El General Zorya se acerca al micrófono).

EL PRESIDENTE: Continúe, General.

GENERAL DE DIVISIÓN ZORYA: Ayer me detuve en las cuestiones relativas a las relaciones entre los conspiradores fascistas y los agresores rumanos. Considero que es el momento oportuno de leer ante el Tribunal el testimonio de Ion Antonescu del que dispone la acusación soviética.

El interrogatorio de Ion Antonescu se llevó a cabo de acuerdo con las leyes de la Unión Soviética y presento al Tribunal como prueba URSS 153 el documento que registra su declaración, que es de importancia excepcional para dejar claras las características de la relación entre Alemania y sus satélites.

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Considero necesario leer la mayor parte de estas declaraciones, comenzando por el segundo párrafo de la página 1 del documento. Se corresponde con las páginas 63 y 64 del libro de documentos.

"A lo largo de todo el periodo durante el que ejercí el cargo en Rumanía", declara Ion Antonescu, "seguí la política de reforzar la alianza con Alemania y recurrí a su ayuda para readiestrar y rearmar el ejército rumano. A tal fin me reuní varias veces con Hitler. La primera reunión con Hitler tuvo lugar en noviembre de 1940, poco después de convertirme en jefe del Gobierno Rumano. Esta reunión tuvo lugar por iniciativa mía en la residencia oficial de Hitler en Berlín, en presencia del Ministro de Exteriores alemán, Ribbentrop, y del intérprete personal de Hitler, Schmidt. La conversación con Hitler duró unas cuatro horas.

Le aseguré a Hitler que Rumanía seguía siendo fiel al acuerdo firmado anteriormente para la adhesión de Rumanía al 'Pacto Tripartito'. En respuesta a mis garantías de lealtad al pacto con Alemania, Hitler declaró que los soldados alemanes protegerían las fronteras de Rumanía. A su vez, Hitler me dijo que el Arbitraje de Viena no debería considerarse una decisión definitiva, y así me dio a entender que Rumanía podía contar con una revisión de la decisión tomada anteriormente en Viena sobre la cuestión de Transilvania. Hitler y yo acordamos que la Misión Militar Alemana en Rumanía debía continuar con su trabajo de reconstrucción del Ejército Rumano según líneas alemanas, y que también se debería llegar a un acuerdo económico según el cual los alemanes proporcionarían a Rumanía en una fecha futura Messerschmitt 109, tanques, tractores, cañones antiaéreos y antitanque, rifles automáticos y otras clases de armamento, mientras que ellos a cambio recibirían de Rumanía grano y petroléo para cubrir las necesidades de los ejércitos alemanes. A la pregunta que se me planteó de si esta primera conversación con Hitler se podía considerar el comienzo de mi acuerdo con los alemanes sobre los preparativos para la guerra contra la Unión Soviética, respondí afirmativamente. No hay duda de que Hitler pensaba en ello cuando elaboró sus planes para el ataque a la Unión Soviética.

En enero de 1941, gracias a los esfuerzos del Embajador alemán en Rumanía, Fabricius, fui invitado a Alemania y tuve mi segunda reunión con Hitler en Berchtesgaden. Estaban presentes las siguientes personas: Ribbentrop, Fabricius, y el recientemente nombrado Embajador Alemán en Bucarest, Killinger. También estuvieron presentes el Mariscal de Campo Keitel y el General Jodl, representando a las Fuerzas Armadas Alemanas.

Al comienzo de la conversación Hitler me presentó a Killinger, destacando que era uno de sus más íntimos amigos. Después de esto Hitler describió la situación militar en los Balcanes, declaró que Mussolini le había pedido ayuda por los fracasos italianos en la guerra contra Grecia, y que tenía intención de ofrecerle esta ayuda a Italia.

Tratando este asunto, Hitler me pidió que permitiera que las tropas alemanas concentradas en territorio húngaro pasaran por Rumanía. De esa manera podría proporcionar una rápida ayuda a los italianos.

Sabiendo que el paso de tropas alemanas por Rumanía hacia los Balcanes supondría un acto hostil hacia la Unión Soviética, le pregunté a Hitler cuál, en su opinión, sería la reacción del Gobierno Soviético.

Hitler me recordó que en nuestra primera reunión, en noviembre de 1940, ya había dado las garantías apropiadas a Rumanía y que había asumido personalmente la obligación de proteger a Rumanía con las armas. Expresé mis temores de que el paso de tropas alemanas por Rumanía

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podría servir como pretexto para operaciones militares de la Unión Soviética, y que entonces Rumanía estaría en una situación difícil, dado que no se había movilizado al Ejército Rumano, a lo que Hitler respondió que daría orden de que parte de las tropas alemanas destinadas a participar en las operaciones contra Grecia permanecieran en Rumanía. Hitler también destacó que, según la información de la que disponía, la Unión Soviética no tenía intención de enfrentarse ni a Alemania ni a Rumanía.

Satisfecho con la declaración de Hitler, acepté el paso de tropas alemanas por territorio rumano.

El General Jodl, presente en esta reunión, me describió los planes estratégicos del Ejército Alemán y destacó la necesidad de un ataque contra Grecia lanzado desde Bulgaria.

Mi tercera reunión con Hitler tuvo lugar en Munich en mayo de 1941. En esta reunión en la que, además de nosotros, estuvieron presentes Ribbentrop y el intérprete personal de Hitler, Schmidt, llegamos a un acuerdo definitivo sobre un ataque conjunto a la Unión Soviética.

Hitler me informó de que había decidido atacar la Unión Soviética. 'Una vez hayamos preparado este ataque', dijo Hitler, 'debemos llevarlo a cabo sin aviso previo a lo largo de toda la frontera soviética, desde el Mar Negro hasta el Báltico'.

La sorpresa del ataque militar, siguió diciendo Hitler, daría en poco tiempo a Alemania y Rumanía una oportunidad de liquidar a uno de nuestros más peligrosos adversarios.

De acuerdo con sus planes militares, Hitler me pidió permiso para usar territorio rumano para concentrar tropas alemanas, y además me pidió que participáramos directamente en el ataque a la Unión Soviética.

Hitler destacó que Rumanía no debía quedarse fuera de este guerra, ya que si quería que le devolvieran Besarabia y el norte de Bucovina, no tenía más opción que luchar del lado de Alemania. A su vez, señaló que a cambio de su apoyo en la guerra, se permitiría a Rumanía ocupar y administrar otros territorios soviéticos hasta el río Dnieper.

Dado que la oferta de Hitler de iniciar una campaña conjunta contra la URSS se correspondía con mis intenciones agresivas, anuncié que estaba de acuerdo con participar en el ataque a la Unión Soviética y me comprometí a preparar el número necesario de tropas rumanas y a incrementar los envíos de petróleo y alimentos requeridos por los ejércitos alemanes.

Antes de que Hitler y yo tomáramos la decisión de atacar Rusia, le pregunté a Hitler si había llegado a algún acuerdo con Hungría sobre su participación en la guerra. Hitler respondió que los húngaros ya habían aceptado participar en la guerra contra la URSS unidos a Alemania. Cuándo exactamente los alemanes acordaron este ataque conjunto con los húngaros es algo que Hitler no especificó.

Al volver a Bucarest de Munich comencé con los preparativos para la campaña".

Antonescu concluye su testimonio con las siguientes palabras. Les remito a la página 67 del libro de documentos, el último párrafo del testimonio.
"Tras la invasión de territorio soviético, las tropas rumanas bajo mi mando supremo proporcionaron una gran ayuda a los alemanes, y por ello Hitler envió una carta dirigida a mi en la que expresaba su gratitud hacia mi y el Ejército Rumano".
La fecha del comienzo de los preparativos rumanos para la guerra contra la URSS puede determinarse a partir del testimonio del antiguo

[Página 275]

Viceprimer Ministro Mihail Antonescu, también interrogado por las autoridades soviéticas a petición de la fiscalía soviética; presento ahora este testimonio como prueba URSS 152. No citaré en detalle este testimonio, ya que la mayor parte es una repetición de algunos de los hechos ya descritos en el testimonio de Ion Antonescu. Sólo citaré unos pocos párrafos. Les remito a la página 1 del texto ruso, párrafos 1, 2 y 5. Esto se corresponde con la página 68 del libro de documentos:

"En noviembre de 1940 el Mariscal Antonescu, acompañado del entonces Ministro de Exteriores, el Príncipe Struza, fue a Alemania, donde tuvo una reunión con Hitler.

Durante las negociaciones con Hitler, el Mariscal Antonescu firmó el acuerdo de adhesión de Rumanía al 'Pacto Tripartito' y recibió la promesa de Hitler de una futura revisión en favor de Rumanía de las decisiones del Arbitraje de Viena.

El primer viaje del Mariscal Antonescu fue el primer paso de una política que posteriormente llevó a un ataque conjunto alemán y rumano a la Unión Soviética".

Señorías, el testimonio del testigo Paulus, así como las declaraciones de Ion Antonescu y Mihail Antonescu que se acaban de presentar al Tribunal son la base para que la acusación soviética haga la siguiente alegación:

1. La decisión de enviar a Rumanía una misión militar del Estado Mayor Alemán para la reorganización del Ejército Rumano y para preparar y atacar posteriormente la URSS se tomó no más tarde de septiembre de 1940, es decir, como mínimo nueve meses antes del ataque a la URSS.

2. En noviembre de ese mismo año se habían puesto en marcha plenamente los preparativos bélicos rumanos.

EL PRESIDENTE: Quizás este sea buen momento para un descanso.

(Se hizo un receso).


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