Décimo Día: sábado, 1 de diciembre de 1945
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P: Hablaremos de eso después. Es extraordinario que si se ordenó un acto de Estado como el asesinato del General Weygand no se volviera a saber nada de ello. ¿Puede darme una explicación de esto?
R: Sólo puedo dar
la explicación que se corresponde con nuestra interpretación
del asunto entonces. La situación en aquel momento era de gran agitación;
los hechos se sucedían muy rápidamente y algo ocurría
en todo momento; y asumimos -volveré al por qué lo asumimos-
que este asunto y el interés que tenía habían sido superados
por algún acontecimiento militar o político más importante,
y que por tanto este interés había pasado a segundo plano.
P: ¿Desea decir algo más?
R: Sí. Quiero declarar
que lo que digo ahora tiene una cierta relación con el desarrollo
interno del asunto Giraud, del que Canaris, y los demás que lo conocíamos
cuando comenzó, habíamos esperado que seguiría el mismo
curso que el asunto Weygand; es decir, que sin importar de dónde procedía
la orden, de Hitler, Keitel o Himmler, pasando a Canaris y entonces a
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mi, habría sido relativamente simple detenerla una vez que hubiera llegado a nuestro círculo. Esa era nuestra esperanza cuando surgió el caso Giraud, una esperanza basada en la experiencia práctica del caso Weygand. Si esto era correcto o un error, no lo sé. Esta es la explicación.
P: En un asunto de menor importancia
su suposición podría ser sólida, pero en un asunto tan
importante como el caso de Weygand, no me parece que lo sea. Pero incluso
aunque fuera así, si hubiera existido la intención de eliminar
a Weygand en alguna parte y por alguna razón, ¿cómo
explica usted el hecho de que Weygand, que después fue llevado a Alemania
y alojado en una villa, viviera sin ser molestado, siendo respetado, y que
no sufriera ningún daño? Habría sido comprensible que
si se hubiera expresado seriamente en algún lugar la orden de eliminarle,
se habría llevado a cabo en esta ocasión.
R: Sólo puedo responder
a esto que la actitud hacia personalidades en la vida pública cambiaba
mucho dependiendo de si estaban aquí o en el extranjero. Había
grandes personalidades que eran en algún momento muy consideradas
y que al momento siguiente se encontraban en un campo de concentración.
P: En cuanto al caso de Giraud,
usted afirmó que el Almirante Canaris dijo en su presencia, y en la
de otras personas, que se debía eliminar al General Giraud siguiendo
órdenes de instancias superiores.
R: Sí, esto se puede
deducir de la observación que hizo Pieckenbrock, que Keitel debía
decirle estas cosas a Hitler clara y definitivamente.
P: Así que, de acuerdo con lo que le comunicó el Almirante Canaris, no era una orden de Keitel, sino de Hitler.
R: Por lo que sabíamos
en la Oficina del Abwehr sobre ello, fue Keitel quien le dio la orden a Canaris.
Sólo puedo deducir esto a la vista de una observación que Hitler
hizo sobre esto. No sé quién dio realmente esta orden, porque
no tenía información procedente de la jerarquía del
mando más allá de Canaris. Fue, en lo que a mi concernía,
una orden de Canaris, una orden que pude discutir con él inmediatamente
al igual que hablo de ella aquí.
P: ¿Usted no oyó esta orden personalmente?
R: No, no la oí personalmente; nunca he dicho eso.
P: Pero usted mencionó que un tiempo después Keitel le habló de este asunto.
R: Los acontecimientos tuvieron lugar al igual que en el caso de Weygand.
P: ¿Recuerda que se
usara una expresión precisa o positiva como "asesinar", "eliminación"
o algo por el estilo en aquella ocasión?
R: La palabra que se usaba generalmente era "eliminación" ("umlegen").
P: Lo que quiero decir es si en relación a esto el acusado Keitel empleó esa palabra en su presencia.
R: Sí, por supuesto,
tras mi discurso, cuyas notas están en mi poder, junto con la fecha,
al igual que en el caso Weygand. Por razones desconocidas por mi el caso
Giraud avanzó aparentemente más allá que el caso Weygand,
ya que Canaris y yo pudimos distinguir etapas distintas en su desarrollo.
P: No ha respondido a mi
pregunta. ¿Qué le dijo el acusado Keitel en aquella ocasión,
en la ocasión en la que Canaris y usted estaban presentes y se habló
del caso de Giraud? ¿Qué dijo?
R: Lo mismo: cómo
se encontraba la situación, y con "situación" él claramente
se refería a la eliminación de Giraud, y ese era el mismo asunto
que discutimos bajo condiciones similares en el caso Weygand.
P: Esa es su opinión,
pero no es el hecho. Quiero averiguar a través de usted lo que realmente
le dijo Keitel. En su presencia no empleó la expresión "eliminar",
¿no es así?
R: No puedo recordar la expresión
exacta que empleó, pero estaba perfectamente claro cuál era
el tema general. Fuera lo que fuese, no era una cuestión de respetar
la vida de Giraud o encarcelarle. Era la oportunidad de eliminarle porque
estaba en territorio ocupado.
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P: De eso quería hablar ahora. Usted conoce el hecho de que tras la huida de Giraud y su vuelta a la Francia No Ocupada, tuvo lugar una conferencia en la Francia Ocupada.R: Sí, me enteré de eso.
P: El Embajador Abetz conversó con el General Giraud sobre su retorno voluntario al confinamiento. ¿Sabía esto?
R: Sí, eso había oído.
P: Entonces posiblemente
sepa también que en aquel momento el comandante militar local llamó
inmediatamente al Cuartel General del Führer a través de París
para decir que creía que se iba a comunicar algo importante, que Giraud
estaba en la Francia Ocupada y se le podía hacer prisionero.
R: Tengo una idea general de esto.
P: Entonces sabrá también que el O.K.W. -es decir, en este caso, Keitel - decidió que no debía ocurrir.
R: No, no lo sabía.
P: Pero usted sabe que el General Giraud volvió a la Francia No Ocupada sin haber sido molestado.
R: Sí, lo sé.
P: Bien, en ese caso, la respuesta a mi pregunta anterior es evidente.
EL PRESIDENTE: No vaya tan rápido.
P: ¿Sabe que la familia del General Giraud vivía en la Francia Ocupada?
R: No, no lo sabía.
P: Creía que la División del Abwehr se encargaba de la inteligencia en esta región.
R: No, de ninguna forma; ciertamente no mi departamento. No sé si algún otro departamento se encargaba de ello.
P: Esta pregunta se ha hecho
simplemente para demostrar que la familia no sufrió represalias por
el hecho de que escapara el General Giraud y de que después rehusara
volver al cautiverio. Tengo una pregunta más que quizás pueda
responderme.
R: Discúlpeme, ¿puedo volver, por favor, a la cuestión del General Giraud?
P: Esta pregunta también tiene que ver con el General Giraud.
R: Muy bien.
P: ¿Sabe que un día
su jefe, Canaris, recibió por correo especial una carta de Giraud
en la que éste preguntaba si se le permitiría volver a Francia?
¿Lo sabe?
R: No. No, no sé nada
de eso. Quizás no estaba en Berlín en aquel momento. No estaba
siempre en Berlín.
P: Soy consciente de ello. Pensé que esto podría ser mencionado en el diario.
R: No, no me encargaba de
escribir el diario de Canaris. Simplemente hice aportaciones a él
en casos que concernían a mi departamento en concreto, pero no estaba
familiarizado con el diario completo.
P: Gracias.
EL PRESIDENTE: El Tribunal se retira durante diez minutos.
(Se hizo un receso).
DR. OTTO KRANZBUEHLER (abogado del acusado Donitz): Querría presentar
una alegación relacionada con los aspectos técnicos del proceso.
Durante este proceso se escuchará a muchos testigos alemanes. Es importante
que la declaración de los testigos llegue correctamente al Tribunal.
Durante la declaración de este testigo he tratado de comparar las
verdaderas declaraciones del testigo con la traducción al inglés.
Creo que puedo afirmar que en muchos puntos esenciales la traducción
no se corresponde enteramente con las declaraciones del testigo.
Querría, por tanto,
sugerir que los taquígrafos alemanes escriban directamente las declaraciones
del testigo en alemán para que así la defensa tenga la
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oportunidad de comparar las declaraciones reales del testigo con la traducción al inglés y, si es necesario, alegar correcciones a la traducción. Eso es todo.EL PRESIDENTE: Sí, Sr. Letrado Jackson.
SR. LETRADO JACKSON: Tan
sólo quiero informar al Tribunal y a la defensa, en relación
con la observación que se acaba de hacer, que esto ya está
previsto; y que todas las declaraciones del testigo están grabadas
en alemán para que si surge alguna duda, si la defensa presenta una
alegación, se pueda verificar el testimonio.
EL PRESIDENTE: ¿Está a disposición de la defensa esa declaración en alemán?
SR. LETRADO JACKSON : No creo. No lo está, por lo que sé. No estará a su disposición a no ser que se dé alguna ocasión para ello.
EL PRESIDENTE: Supongo que está transcrita.
SR. LETRADO JACKSON
: No sé hasta dónde llega el proceso. Consultaré con
los técnicos información sobre ello, pero sé que se
conserva. Hasta donde yo sé, se preserva en forma tal que si surge
alguna cuestión, el Tribunal puede resolverla con exactitud, así
que si se llama la atención sobre algo en particular, el testigo puede
corregirlo o podemos reproducir la grabación. No sería práctico
permitir el acceso a la grabación sin proporcionar reproductores.
Aunque no soy un técnico en ese campo, creo que no sería posible
ponerlas a su disposición.
EL PRESIDENTE: ¿No
sería posible obtener una transcripción de las notas en alemán
y que, en uno o dos días después de que se testifique, se deje
esa transcripción en la sala de la defensa?
SR. LETRADO JACKSON
: Creo que se está haciendo eso. Quizás el Coronel Dostert
podrá explicar lo que se está haciendo mejor que yo dado que
es un técnico en este campo. Estoy seguro de que no surgirá ninguna
dificultad en la cuestión de la corrección de las traducciones.
CORONEL DOSTERT: Señoría,
los informes del proceso se pasan a los cuatro idiomas, y todas las palabras
pronunciadas en alemán son escritas en alemán por taquígrafos
alemanes del Tribunal. Las notas se transcriben después y pueden quedar
a disposición de la defensa. Además, hay una grabadora mecánica
que registra todas y cada una de las palabras habladas en cualquier idioma
en la sala del Tribunal, y en caso de dudas sobre la autenticidad de las
notas de los informes, tenemos la verificación adicional de la grabación
mecánica, así que la la defensa tiene todo tipo de oportunidades
de comprobar la autenticidad de la traducción.
SR. LETRADO JACKSON
: El Coronel Dostert me indica además que cada día se entregan
veinticinco copias de la transcripción en alemán a los acusados.
DR. KRANZBUEHLER: Sr. Presidente,
no se me informó de que la declaración en alemán se transcribe
en alemán. Creía que los textos que nos entregan eran traducciones
del inglés. Si se toman las notas en alemán en el Tribunal,
retiraré mi alegación.
EL PRESIDENTE: Creo que iríamos más rápido si la defensa, antes de presentar alegaciones, investigara los asuntos por los que las presentan.
DR. FRITZ SAUTER: Querría hacerle unas pocas preguntas al testigo.
INTERROGATORIO DEL DR. SAUTER (abogado del acusado Ribbentrop):
P: Testigo, usted ha dicho
antes que en algún momento se dio una orden por la cual se iba a marcar
a los prisioneros rusos de alguna forma, y que esta orden fue anulada por
el acusado Keitel. Usted ha dicho eso, ¿no es así?
R: Sí, he dicho que lo conozco.
P: Esto interesa desde el
punto de vista del acusado Ribbentrop, y querría que dijera si usted
sabía lo siguiente: Ribbentrop sostiene que cuando se enteró
de la orden de marcar a los prisioneros de guerra rusos,
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él, como Ministro de Exteriores del Reich, acudió inmediatamente al Cuartel General del Führer para informar al Mariscal de Campo General Keitel de esta orden, y le señaló que él, Ribbentrop, como Ministro de Exteriores, y como garante de cuestiones de Ley Internacional, se oponía a que se diera ese trato a los prisioneros de guerra rusos.
Me interesa saber, testigo,
si se dijo algo en su círculo sobre quién le habló a
Keitel de esta orden y le pidió que la anulara.
R: No se me informó
de eso y sólo me enteré, como dije ayer, que había la
intención de hacer esto y no se llevó a cabo.
P: Tengo entonces otra pregunta.
Testigo, usted habló
de observaciones del acusado Ribbentrop ayer, en especial de una afirmación
según la cual se debía promover un alzamiento en Polonia -no
en Rusia- y que tenían que arder todas las granjas polacas y se debía
asesinar a todos los judíos. Eso es lo que dice su declaración
de ayer.
R: Sí.
P: Bien, además, creo
que al responder a una pregunta de la acusación rusa usted amplió
su declaración mencionando una orden del acusado Ribbentrop. Querría
saber si usted realmente quería decir que era una orden de Ribbentrop
a un departamento militar.
R: No.
P: Tan sólo un momento, por favor, para que pueda responder a las dos preguntas juntas.
Querría también recordarle que ayer, durante la primera sesión en la que se trató este asunto, usted habló de una directiva que, creo, su oficial superior había, como usted dijo, recibido de Ribbentrop.
R: No, el entonces Jefe del
O.K.W. la recibió, no mi oficial superior. Este era Canaris. Querría
repetirlo para aclarar esta cuestión. Era un asunto que se expuso
el 12 de septiembre de 1939 en el tren del Führer. Estas reuniones tuvieron
lugar según esta secuencia temporal y de lugar:
Primero tuvo lugar una breve
reunión entre el Ministro de Exteriores del Reich, Ribbentrop, y Canaris
en su tren, donde se analizaron cuestiones políticas generales sobre
Polonia y Ucrania. Yo estaba presente. No sé nada más de esa
primera reunión.
Después tuvo lugar
otra reunión en el vagón de Keitel, el entonces Jefe del O.K.W.,
y Keitel resumió y amplió las directivas políticas generales
presentadas por Ribbentrop con respecto al tratamiento del problema polaco.
Desde un punto de vista de política exterior, mencionó varias
posibilidades; podía ocurrir esto o lo otro. En relación a
esto dijo: "Usted, Canaris, tiene que promover un alzamiento con esas organizaciones
ucranianas que cooperan con ustedes, y debería tener como objetivo los polacos y los judíos".
En tercer lugar, tuvo lugar
no una reunión especial, sino una breve conversación entre
Ribbentrop y Canaris. Se hizo casualmente una observación sobre esto,
que demostró aún más claramente cómo se debía
llevar a cabo este alzamiento y lo que iba a ocurrir. Recuerdo esto muy claramente
porque pidió lo siguiente: "Las granjas deben arder".
Canaris habló conmigo
extensamente sobre este tema con respecto a esta observación. Y esto
es lo que ocurrió. Las directivas u órdenes recibidas por Keitel
pasaron a Canaris. Más tarde se le repitió en forma de una
observación casual que recuerdo debido a la referencia inusual a que
las granjas debían arder.
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