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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Tercer Día: Jueves, 7 de febrero de 1946
(12 de 18)


[Página 147]

Sr. QUATRE: Había llegado, caballeros, a la página 36 de mi informe, sobre el trato proporcionado a aviadores Aliados que eran prisioneros de guerra.

Este punto ya ha sido analizado ante ustedes...

EL PRESIDENTE: Quizás debería decir que el Tribunal querría celebrar sesión esta tarde hasta las cinco y media para poder completar el caso contra el acusado Hess, pero es muy importante que esta noche concluya el caso contra el acusado Hess porque la acusación soviética necesitará mañana el día entero para su presentación.

Sr. QUATRE: Sr. Presidente, seré muy breve. Iré directo a mi conclusión. No diré nada del trato dado a aviadores Aliados. Conocen las circunstancias, así como el trato dado a comandos, y ruego una vez más que el Tribunal me disculpe por haber hablado sin intención durante tanto tiempo. Terminaré ahora.

Indudablemente había una intención criminal en la redacción de las órdenes y directrices que acabamos de examinar. La realidad de los actos perpetrados como resultado de estas decisiones no se puede negar, y no deberíamos dejar de lado ni subestimar este elemento moral, cualificado por el código penal francés, por usar la fórmula de un eminente jurista como "conocimiento por parte del agente" del carácter ilícito de los actos realizados por él. Los dos acusados eran plenamente conscientes del carácter ilícito de órdenes que sabían que se ejecutarían escrupulosamente.

Con Keitel y Jodl, el rechazo sistemático a las leyes y costumbres que mitigan los horrores de la guerra y el restablecimiento por principio de las prácticas más bárbaras son el reflejo de las formas y preceptos del nacionalsocialismo y su líder, para el que cualquier Ley Internacional, cualquier convención, cualquier ley ética, suponían una limitación intolerable, un obstáculo para el objetivo que se quería lograr, ya que interferían con los intereses superiores de la comunidad alemana.

No supone ninguna diferencia saber si Keitel y Jodl se vieron impulsados por la ambición personal o si, fieles a la tradición pangermanista del Estado Mayor Alemán, cedieron a la locura nacionalsocialista con la esperanza de ver algún día las arrogantes pretensiones de Alemania plenamente realizadas.

El punto de vista más importante según nuestra opinión es la contribución personal que hicieron consciente y voluntariamente al plan de destrucción llevado a cabo por el Tercer Reich.

Durante 10 años Keitel fue el hombre clave del Ejército Alemán, y a partir de 1936, Jodl fue continuamente su colaborador. Antes de la guerra trabajaron para promover la guerra, y durante la guerra ignoraron deliberadamente la ley y la justicia, la única salvaguarda de los combatientes, despreciaron absolutamente la dignidad humana, y por tanto, no cumplieron con su deber como soldados.

"Nacht und Nebel", la "Kugelaktion", el "Sonderbehandlung", la destrucción de nuestras ciudades, todo esto estará por siempre asociado a los nombres de estos hombres, y especialmente al nombre de Keitel, que se atrevió a proclamar que la vida humana no era nada.

[Página 148]

Y en este momento no podemos evitar dedicar nuestros pensamientos a los incontables ausentes que sacrificaron sus vidas por esa razón.


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