The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Quinto Día: Martes, 19 de marzo de 1946
(2 de 8)


[el Dr. STAHMER continúa con el interrogatorio de Birger Dahlerus]

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P: ¿Puede describir esta conversación en más detalle?

R: Hitler comenzó, como era habitual en él, describiéndome profusamente la política alemana. Eso duró unos veinte minutos, y comencé a pensar que mi visita sería infructuosa. Cuando comenzó a arremeter contra los ingleses e Inglaterra, le interrumpí y le dije que había trabajado en Gran Bretaña, como obrero, como ingeniero, y como director de industrias, que conocía muy bien al pueblo inglés, y que no estaba de acuerdo con lo que decía. A raíz de esto tuvo lugar una larga conversación. Hizo muchas preguntas sobre Inglaterra y el pueblo inglés. Después, comenzó a explicarme lo bien equipadas que estaban las fuerzas armadas alemanas. Estaba muy agitado, caminaba de un lado a otro de la habitación, y finalmente llegó a un gran estado de agitación y me dijo que, si había guerra, construiría submarinos, y más submarinos, y más submarinos. Realmente parecía que estaba hablando como si no fuera consciente de que había alguien más en la sala. Un rato después gritó que construiría aviones, muchos, muchos aviones, y que ganaría la guerra. Después se calmó y habló de nuevo de Inglaterra y dijo: "Herr Dahlerus, dígame por favor por qué no he conseguido firmar un acuerdo con el Gobierno Británico. Usted parece conocer Inglaterra muy bien. Quizás usted pueda darme una respuesta". Al principio dudé, pero después le dije que, en base a mi profundo conocimiento del pueblo inglés, opinaba personalmente que la razón era su falta de confianza en él y en su Gobierno.

La conversación continuó. Me informó detalladamente de sus conversaciones del viernes con Henderson, y finalmente me pidió que fuera de inmediato a Londres y explicara su punto de vista. Naturalmente, me negué, y le dije que no podía ir allí como emisario de Alemania. Sin embargo, si el Gobierno Británico expresaba el deseo de que fuera, por supuesto, estaba dispuesto a hacerlo. La condición era de todas formas que debía indicárseme con claridad las condiciones y propuestas que quería hacer. Dedicamos hora y media a que me explicara los diversos puntos con mayor detalle que lo que había podido explicarle a Henderson.

P: ¿Qué propuestas iba a hacer usted?

R: Resumiendo, eran las siguientes:

(1) Alemania quería llegar a un acuerdo o una alianza con Inglaterra.

(2) Inglaterra debía ayudar a Alemania en la anexión de Danzig y del Corredor.

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(3) Alemania garantizaba que respetaría las fronteras de Polonia.

(4) Se debía llegar a un acuerdo sobre las colonias de Alemania.

(5) Se debían dar garantías adecuadas sobre el trato dado a las minorías alemanas.

(6) Alemania daba su palabra de defender el Imperio Británico con la Wehrmacht alemana dondequiera que fuera atacado.

P: Sr. Dahlerus, con respecto al punto dos, ¿no se concedía con esta propuesta un puerto libre en Danzig? Quizás quiera añadir algo sobre lo que se iba a ofrecer a Polonia. Era el punto dos.

R: Sí. Esto es por supuesto sólo un resumen. Estas propuestas eran, naturalmente, mucho más extensas.

P: ¿Es cierto que a Polonia se le iba a conceder un puerto libre en Danzig, y que iba a recibir un corredor hacia Gdynia, según las propuestas?

R: Eso es lo que dijo Hitler.

P: Sí, gracias. ¿Qué ocurrió después de la conversación?

R: Me fui a la mañana siguiente en un avión especial, después de ponerme en contacto con Londres. Me reuní con el Sr. Chamberlain, Lord Halifax, Sir Horace Wilson, y Sir Alexander Cadogan.

P: ¿Esto fue el 27 de agosto?

R: Sí, el 27 de agosto.

P: ¿Dónde?

R: En el 10 de Downing Street.

P: ¿Qué se trató en esta reunión con Lord Halifax y el Sr. Chamberlain?

R: Tratamos detalladamente las propuestas con las que acudí. Como se puede ver en el Libro Azul Británico, estas propuestas no coincidían en algunos puntos con las hechas a Henderson. Sugerí por tanto al Gobierno Británico que, si confiaban plenamente en mi como intermediario, que me dijeran hasta qué punto podía aceptar las propuestas. Después, volvería a Berlín ese mismo día y trataría el punto de vista inglés con Hitler y Goering. Mantendrían a Henderson en Londres hasta el lunes para que se pudiera dar una respuesta después de ser informados de la opinión de Hitler sobre el punto de vista inglés.

P: ¿Se reunió también ese día con Sir Alexander Cadogan?

R: Tras la reunión con los miembros del Gobierno que he mencionado, mantuve una larga conversación con Cadogan.

P: ¿Le hizo algunas propuestas?

R: Sí.

P: ¿Cuáles?

R: Debo decir que los ingleses hicieron todo lo posible para tratar los diversos puntos de una manera justa y pacífica. Naturalmente, el punto seis, el ofrecimiento de defender el Imperio Británico, fue rechazado. Asimismo, tampoco querían tratar nada relativo a las colonias hasta que Alemania no se desmovilizara. En cuanto a las fronteras polacas, querían que estas fronteras las protegieran cinco grandes potencias: Rusia, Alemania, Inglaterra, Francia e Italia.

En cuanto al Corredor, propusieron negociar con Polonia de inmediato.

En cuanto al primer punto, Inglaterra estaba dispuesta en principio a llegar a un acuerdo con Alemania.

P: ¿Volvió entonces a Alemania con estas propuestas?

R: Sí, después de telefonear a Berlín. Dado que el Gobierno Inglés había prometido enviar de nuevo a Henderson ese mismo día, obtuve confirmación de Berlín de que aceptaban la vuelta de Henderson el lunes. Me fui esa misma noche y llegué a Berlín poco antes de la medianoche.

P: ¿Habló allí con Goering?

R: Me reuní con Goering hacia las 11:30 de la noche del domingo y le expuse los resultados.

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P: ¿Podría dar más detalles de esa conversación?

R: No consideró muy favorable la respuesta. Le dije sin embargo que en vista de los hechos del año pasado, era difícil esperar que los ingleses se conformaran con un acuerdo en el que las fronteras de Polonia fueran garantizadas sólo por Alemania. En cuanto a la cuestión colonial, le dejé claro que cualquier Gobierno Británico que tratara de imponer este punto en el Parlamento mientras siguieran movilizadas las fuerzas de Alemania sería destituido de inmediato.

En cuanto al sexto punto, traté de dejarle claro que Inglaterra, o el Imperio Británico, preferían ocuparse de sus asuntos. Finalmente, dijo que probablemente lo mejor sería que hablara él solo con Hitler. Fue de inmediato a la Cancillería del Reich y yo me fui a mi hotel. Hacia la una de la madrugada del lunes recibí una llamada de teléfono y me dijeron que Hitler aceptaría el punto de vista inglés a condición de que la respuesta que se esperaba de Henderson al día siguiente coincidiera en general con lo que yo había dicho.

P: ¿Fue entonces esa misma noche a la Embajada Británica?

R: Sí. Me fui directamente a la Embajada Británica y le entregué a Sir Ogilvy Forbes un informe del resultado de mi conversación con Goering. Envió de inmediato un telegrama a Londres.

P: ¿Informó a Goering del contenido de esta conversación que mantuvo con Forbes?

R: Actué por supuesto muy abiertamente, y le dije a Goering lo que planeaba hacer. El Gobierno Alemán sabía además que iba a hablar con Forbes.

P: ¿Cuándo volvió a ver a Goering?

R: Le vi de nuevo el lunes por la mañana, el 28, en su cuartel general.

P: ¿No sería más bien el martes por la mañana?

R: No, lunes por la mañana. Fue el lunes por la mañana, el 28.

P: ¿De qué hablaron Goering y usted en esta conversación?

R: Tratamos la situación en general. Parecía satisfacerle que Forbes hubiera mandado un telegrama a Londres.

P: ¿Vio después a Forbes?

R: Sí, vi después a Forbes. Pero ya no tenía importancia.

P: Y si no me equivoco, volvió a ver a Goering el martes por la mañana.

R: Bueno, el acontecimiento más importante fue que la madrugada del martes, a la 1:15, es decir, poco después de la medianoche del 29, recibí una llamada de la Cancillería del Reich, hecha a petición de Goering por el Teniente Coronel Konrad. Me dijo que Henderson había entregado su respuesta por escrito, que era altamente satisfactoria, y que había una gran esperanza de que pasara la amenaza de una guerra.

Vi de nuevo a Goering y me dijo que estaba muy satisfecho por el desarrollo tan bueno de los acontecimientos.

P: ¿Hizo una declaración similar a esta: "tendremos paz, la paz está garantizada"?

R: Sí. Dijo algo similar a eso.

P: Y unas horas más tarde, el 29 de agosto, le volvió a llamar Goering, ¿verdad? ¿Qué provocó esta llamada?

R: Estaba en mi hotel, ya por la noche, hacia las 10:30. Forbes me llamó y me dijo que tenía que verme de inmediato. Vino a mi hotel y me dijo que Henderson y Hitler se habían reunido el martes por la noche y que esta reunión había transcurrido de una manera muy insatisfactoria. Terminaron la reunión tras una intensa discusión. Me preguntó qué podía sugerir yo en esas circunstancias.

Durante nuestra conversación, Goering me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa de inmediato. Me contó la misma historia, y parecía muy alterado por los hechos. Me mostró la respuesta alemana a la nota británica y la analizó punto por punto. Trató de explicarme las razones del contenido de esta nota. Finalmente me dijo que debía volver a

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Londres de inmediato, y hacer todo lo posible para explicar este desafortunado incidente al Gobierno Británico. Terminó diciendo que Hitler estaba ocupado y que estaba trabajando en una propuesta sobre Polonia que posiblemente estaría lista al día siguiente.

Tras una conversación telefónica con Sir Kingsley Wood, el Ministro del Aire, sobre otra visita a Inglaterra, volví a marcharme en avión el miércoles de madrugada, a las 5. Justo después de mi llegada a Londres volví a ver a los mismos miembros del Gobierno Británico.

P: ¿Quiénes eran?

R: Los mismos cargos, el Sr. Chamberlain, Lord Halifax, Sir Horace Wilson, Sir Alexander Cadogan.

P: ¿De qué se habló en esta conversación?

R: Era obvio llegados a ese punto que el Gobierno Británico se había vuelto muy desconfiado, y que se inclinaba más bien a asumir que, sin importar lo que se esforzaran, nada evitaría que Hitler le declarara la guerra a Polonia. El Gobierno Británico había hecho todo lo posible. Habrían expresado, a través de su Embajador en Varsovia, su deseo de que el Gobierno Polaco hiciera todo lo posible para evitar cualquier incidente fronterizo. Me explicaron además que difícilmente sería justo esperar que el Gobierno Polaco enviara a delegados a Berlín a negociar, tras haber visto lo que habían experimentado otros países en años anteriores al ir a a Berlín en misiones similares.

Llamé por teléfono a Berlín, y me pasaron con Goering para tratar de persuadirle para convocar una reunión de los delegados fuera de Alemania. Sin embargo, se limitó a decir que eso era imposible, que Hitler estaba en Berlín, y que la reunión tendría que tener lugar en Berlín.

Me dijeron también que se habían hecho propuestas a Polonia y que los miembros del Gobierno Británico tenían grandes sospechas de esas propuestas. El Gobierno Polaco en pleno se iba a reunir por la tarde, para después enviar por telegrama a Berlín el resultado de esa sesión. Mientras tanto, volví a Berlín.

P: ¿Cuándo vio a Goering allí?

R: Vi a Goering...

EL PRESIDENTE: Dr. Stahmer, ¿podría acortar esto un poco?

Dr. STAHMER: Creo que este testimonio es bastante breve, teniendo en cuenta que habla de las circunstancias que llevaron a la guerra. Sin embargo, creo que no requerirá mucho más tiempo del Tribunal.

EL PRESIDENTE: Sr. Dahlerus, el Tribunal desea que pase al asunto clave lo antes posible.

EL TESTIGO: Vi a Goering poco después de la medianoche del miércoles, y me expuso las características de las propuestas hechas a Polonia. Me mostró la nota. Llamé a Forbes para darle esta información. Entonces me dijo que Ribbentrop se había negado a darle la nota después de leerla rápidamente. Fui a ver a Goering de inmediato y le dije que era intolerable tratar de esa manera al Embajador de un Imperio como Gran Bretaña. Le sugerí que me permitiera telefonear a Forbes y proporcionarle a Forbes por teléfono el contenido de la nota. Hice esto hacia la 1 de la madrugada del jueves.

Dr. STAHMER:

P: ¿Señaló Goering que estaba asumiendo una gran responsabilidad personalmente al darle permiso para hacer esto?

R: Sí, Goering señaló que estaba haciendo esto bajo su propia responsabilidad.

P: ¿Fue entonces usted a la mañana siguiente a la Embajada Británica para asegurarse de que su llamada telefónica había sido entendida correctamente?

R: Sí, vi a Henderson el jueves por la mañana, el 31, a las 10, hablé de la nota con él y me pidió que fuera a ver de inmediato al Embajador polaco, Herr Lipski, y que le diera una copia.

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P: ¿Se hizo eso?

R: Mandó a Forbes conmigo para ir a ver a Lipski, y le leí la nota a Lipski, pero no pareció entender el contenido. Por tanto, salí de la sala, le dicté una nota al secretario, y se la entregué. Mientras tanto, Lipski le dijo a Forbes que no estaba interesado en tratar esta nota con el Gobierno Alemán.

P: ¿Podría reconstruir esta conversación todo lo que pueda? Me parece especialmente importante.

R: Dijo que no tenía motivos para negociar con el Gobierno Alemán. Si acababa habiendo una guerra entre Polonia y Alemania, él sabía, porque había vivido cinco años y medio en Alemania, que estallaría una revolución en Alemania y que marcharían sobre Berlín.

P: ¿Informó entonces de esta conversación a Londres por teléfono?

R: Llamé de inmediato desde la Embajada Británica e informé a Sir Horace Wilson de la conversación que habíamos mantenido.

P: ¿Hubo otra conversación por la tarde con Goering?

R: Vi a Goering a la 1 del mediodía. Recibió entonces una copia del telegrama del Gobierno Polaco enviado a Lipski, en el que decía que Lipski, salvo que recibiera instrucciones especiales desde Varsovia, no debía negociar con el Gobierno Alemán. Era obvio que bajo esas circunstancias, los polacos temían actuar de una u otra manera. Sin embargo, el Gobierno Alemán estaba muy agitado por este telegrama.


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