The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Cuarto Día: Lunes, 18 de marzo de 1946
(6 de 9)


[El Sr. JUEZ JACKSON continúa con el interrogatorio de HERMANN WILHELM GORING]

[Página 192]

P: ¿En qué momento se dio cuenta de que la guerra, por lo que respecta a los objetivos que tenía pensado alcanzar, era una guerra perdida?

R: Es extremadamente difícil de decir. En cualquier caso, según creo, relativamente tarde, es decir, sólo cerca del final me convencí de que la guerra estaba perdida. Hasta entonces siempre había pensado y esperado de que se llegaría a un punto muerto.

P: Bueno, en noviembre de 1941 la ofensiva en Rusia se vino abajo.

R: Eso no es correcto en absoluto. Sufrimos reveses por las condiciones climatológicas, o mejor dicho, no alcanzamos el objetivo fijado. El avance de 1942 demostró claramente que no se había sufrido un colapso militar de ninguna manera. Algunos cuerpos que habían avanzado fueron simplemente hechos retroceder, y algunos fueron retirados. Las heladas tempranas, totalmente inesperadas, fueron la causa.

P: Usted dice "relativamente tarde". La expresión que ha usado no me dice nada, porque no sé qué considera usted relativamente tarde. ¿Podría fijar con términos claros, ya sea con hechos o con una fecha, el momento el que usted se convenció de que la guerra estaba perdida?

R: Cuando después del 12 de enero de 1945 la ofensiva rusa alcanzó el Oder, a la vez que la ofensiva de las Ardenas había fracasado, fue cuando me vi forzado a asumir que probablemente la derrota acabaría llegando lentamente. Hasta entonces siempre había tenido la esperanza de que, por un lado, la posición en el Vístula en el Este, y por el otro lado, la posición en el Muro Occidental en el Oeste, podrían mantenerse hasta que el flujo de las nuevas armas producidas en masa pusiera freno a la guerra aérea angloamericana.

P: ¿Podría ahora fijar una fecha? Ha fijado el momento a través de acontecimientos.

[Página 193]

R: Acabo de decir que en enero de 1945, mediados o finales de enero de 1945. Después de eso, ya no había esperanzas.

P: ¿Quiere hacernos creer que como militar no se dio cuenta hasta enero de 1945 de que Alemania no triunfaría en la guerra?

R: Como ya he dicho, debemos trazar una clara distinción entre dos posibilidades. Primero, la conclusión con éxito de una guerra, y segundo, una guerra que termina sin ningún vencedor. Por lo que respecta a un final exitoso, el momento en el que se vio que eso ya no era posible fue mucho anterior, mientras que el convencimiento del hecho de que sería una derrota no surgió hasta el momento que acabo de mencionar.

P: Desde un tiempo anterior usted sabía que un final exitoso de la guerra sólo podría lograrse si se llegaba a algún acuerdo con el enemigo. ¿No es así?

R: Por supuesto, sólo se puede considerar que una guerra ha terminado con éxito si, o bien conquisto al enemigo, o bien, a través de negociaciones con el enemigo, llegamos a una conclusión que no proporcione ningún éxito. Eso es lo que yo llamo un final exitoso. Lo considero un empate si llego a firmar un acuerdo con el enemigo. Esto no me proporciona el éxito que habría causado la victoria, pero por otro lado, evita la derrota. Es una conclusión sin vencedores ni vencidos.

P: Pero usted sabía que la política de Hitler era no negociar nunca, y usted sabía que, mientras él fuera el Jefe de Gobierno, el enemigo no negociaría con Alemania, ¿verdad?

R: Sabía que la propaganda enemiga destacaba que bajo ninguna circunstancia habría negociaciones con Hitler. El que Hitler no quería negociar bajo ninguna circunstancia es algo que también sabía, pero no en este aspecto. Hitler habría estado dispuesto a negociar si hubiera habido alguna posibilidad de obtener resultados; pero se oponía totalmente a negociaciones desesperadas y fútiles. Debido a la declaración del enemigo en el Oeste tras el desembarco en África de que, que yo recuerde, bajo ninguna circunstancia negociarían con Alemania y la obligarían a rendirse incondicionalmente, la resistencia de Alemania se vio reforzada al máximo y hubo que tomar medidas acordes. Si no tengo posibilidad de terminar una guerra por medio de negociaciones, es inútil negociar y debo radicalizar la situación para lograr un cambio por medio de una llamada a las armas.

P: ¿Sabía usted también en enero de 1945 que no podían defender las ciudades alemanas de los bombardeos Aliados?

R: En cuanto a la defensa de ciudades alemanas de los bombardeos Aliados, querría describir la posibilidad de eso de la siguiente manera: en sí...

P: ¿Puede responder a mi pregunta? Para usted puede que el tiempo no signifique lo mismo que para los demás. ¿Podría responder "sí" o "no"? ¿Sabía usted entonces, al igual que sabía que la guerra estaba perdida, que las ciudades alemanas no podían ser defendidas con éxito de los bombardeos del enemigo? ¿Puede responder "sí" o "no" a eso?

R: Puedo responder que sabía que en aquel momento no era posible.

P: Y después de ese momento, ¿sabía usted que los ataques aéreos que continuaron lanzando contra Inglaterra no podían cambiar el destino de la guerra, y que tenían como fin tan sólo prolongar lo que usted ya sabía que era un conflicto desesperado?

R: Creo que se equivoca. Después de enero de 1945 ya no hubo más ataques contra Inglaterra, salvo quizás unos pocos aviones individuales, ya que entonces necesitaba todo el combustible para los cazas de la defensa. Si hubiera tenido bombarderos y combustible a mi disposición, por supuesto, habría continuado con esos ataques hasta el último minuto, en represalia por los ataque contra ciudades alemanas, sin importar las posibilidades de éxito.

P: ¿Y los ataques con robots? ¿Hubo ataques con robots después de enero de 1945?

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R: Gracias a Dios, aún teníamos un arma que podíamos usar. Acabo de decir que, mientras siguiera habiendo combates, teníamos que responder; y como soldado, no puedo más que lamentar que no tuviéramos más bombas V-1 y V-2, ya que sólo se habría podido lograr una disminución de los ataques contra ciudades alemanas causando pérdidas igual de graves al enemigo.

P: ¿Y no había forma de evitar que la guerra continuara mientras Hitler fuera el Jefe del Gobierno Alemán?

R: Mientras Hitler fuera el Führer del pueblo alemán, él era el único que podía decidir si la guerra debía continuar. Si mi enemigo me amenaza y me exige una rendición incondicional, lucho hasta el último aliento, ya que no me queda ninguna posibilidad salvo que quizás el destino cambie de alguna manera, aunque en principio parezca imposible.

P: Bien, las personas de Alemania que consideraran que era momento de detener la matanza no tenían más forma de pararla que una revolución o el asesinato de Hitler, ¿verdad?

R: Una revolución siempre cambia la situación, si tiene éxito. Es una conclusión precipitada. El asesinato de Hitler en ese momento, enero de 1945, habría causado que yo le sucediera. Si el enemigo me hubiera dado la misma respuesta, rendición incondicional, y hubiera mantenido las terribles condiciones que se habían revelado, habría seguido luchando sin importar las circunstancias.

P: ¿Hubo un atentado contra Hitler el 20 de julio de 1944?

R: Por desgracia, sí.

P: Y hubo un momento en 1945 en el que Hitler redactó un testamento en Berlín por el que transfería la presidencia del Reich a su co-acusado el Almirante Donitz. ¿Lo sabe?

R: Correcto. He leído algo sobre este testamento aquí.

P: Y al escribir este testamento y entregar el gobierno de Alemania al Almirante Donitz, le llamo la atención sobre esta frase: "Goering y Himmler, aparte de su deslealtad a mi persona, han hecho un daño inconmensurable al país y a toda la nación al llevar a cabo negociaciones en secreto con el enemigo, que llevaron a cabo sin mi conocimiento y en contra de mi voluntad, y tratando de hacerse ilegalmente con el poder del Estado".

Y con este testamento expulsaba a Himmler y a usted del Partido y de todos sus cargos en el Estado.

R: Sólo puedo responder por mi mismo. No sé qué hizo Himmler.

Nunca traicioné al Führer y nunca negocié entonces con ningún soldado extranjero. Este testamento, o esta acta final del Führer se basa en un extremadamente lamentable error, y uno que me duele profundamente, el que el Führer pudiera creer en sus últimas horas que alguna vez le había sido desleal. Se debió todo a un error en la transmisión de un informe por radio, y quizás a una tergiversación comunicada por Bormann al Führer. Nunca pensé ni por un minuto en hacerme con el poder ilegalmente, ni en actuar contra el Führer de ninguna manera.

P: En cualquier caso, usted fue arrestado y se esperaba que le fusilaran.

R: Correcto.

P: Al explicar la llegada al poder del Partido, ha omitido hechos como por ejemplo el incendio del Reichstag del 27 de febrero de 1933. ¿Hubo después de ese incendio una gran purga en la que se arrestó y asesinó a mucha gente?

R: No conozco ni un solo caso en el que se matara a alguien por el incendio del Reichstag, exceptuando al que provocó el incendio, van der Lubbe, que fue condenado por un Tribunal. Los otros dos acusados de este juicio fueron absueltos. Herr Thaelmann no fue acusado, como usted mencionó erróneamente hace poco; lo fue el diputado comunista Torgler. Fue absuelto, al igual que el búlgaro Dimitroff. Hubo relativamente pocos arrestos relacionados con el incendio del Reichstag. Los arrestos que usted atribuye al incendio del Reichstag fueron

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los arrestos de funcionarios comunistas. Estos arrestos, como he dicho repetidas veces y quiero destacar una vez más, no tenían nada que ver con este incendio. El incendio precipitó su arresto y alteró nuestra cuidadosamente planeada acción, permitiendo así que algunos de estos funcionarios escaparan.

P: En otras palabras, tenían listas de comunistas ya preparadas en el momento del incendio del Reichstag, listas de personas que debían ser arrestadas.

R: Habíamos elaborado de antemano listas bastante completas de funcionarios comunistas que debían ser arrestados. No tenía nada que ver con el incendio del Reichstag alemán.

P: ¿Se llevaron a cabo de inmediato los arrestos tras el incendio del Reichstag?

R: En contra de mi intención de posponer esta acción unos días y llevarla a cabo de acuerdo con el plan, permitiendo así tener todos los preparativos listos, el Führer ordenó esa misma noche que los arrestos se llevaran a cabo de inmediato. Esto tuvo la desventaja, como he dicho, de precipitar la situación.

P: ¿El Führer y usted se vieron en el lugar del incendio?

R: Correcto.

P: ¿Y decidieron en ese momento arrestar a todos los comunistas que había en la lista?

R: Repito de nuevo que la decisión de arrestarlos se había tomado días antes de esto; y fueron arrestados de inmediato esa noche. Yo habría preferido esperar unos días, de acuerdo con el plan, y así algunos de los hombres importantes no habrían escapado.

P: Y a la mañana siguiente se presentó al Presidente von Hindenburg el decreto que suspendía los artículos de la Constitución que hemos tratado aquí, ¿verdad?

R: Eso creo, sí.

P: ¿Quién era Karl Ernst?

R: Karl Ernst... No sé si su nombre era Karl, era el líder de las SA de Berlín.

P: ¿Y quién era Helldorf?

R: El Conde Helldorf fue el líder de las SA de Berlín que le sucedió.

P: ¿Y Heines?

R: Heines era el líder de las SA de Silesia por aquel entonces.

P: ¿Sabe usted que Ernst presentó una declaración confesando que ellos tres son los que incendieron el Reichstag y que Goebbels y usted elaboraron el plan y proporcionaron los materiales incendiarios, fósforo líquido y petróleo, que fueron depositados por usted en un pasadizo subterráneo para que ellos los recogieran, un pasadizo que iba de su casa al edificio del Reichstag? ¿Conoce esa declaración?

R: No conozco ninguna declaración del líder de las SA Ernst. Pero conozco un cuento de hadas publicado un tiempo después en la prensa extranjera por el chófer de Röhm. Eso fue después de 1934.

P: ¿Pero existía o no ese pasadizo entre el edificio del Reichstag y su casa?

R: En un lado de la calle está el edificio del Reichstag y en el otro lado el palacio del Presidente del Reichstag. Los dos están conectados por un pasadizo por el que se desplazan las vagonetas que llevan el carbón empleado en la calefacción central.

P: Y en cualquier caso, poco después de esto, Ernst fue ejecutado sin juicio y sin posibilidad de contar su historia.

R: Eso no es correcto. El incendio del Reichstag tuvo lugar en febrero de 1933. Ernst fue fusilado el 30 de junio de 1934, ya que había planeado junto a Röhm derribar el Gobierno y había participado en un complot contra el Führer. Transcurrió por tanto un año y tres meses en los que podría haber hecho declaraciones sobre el incendio del Reichstag si hubiera querido.

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P: Bueno, había empezado a hacer declaraciones, y usted había sido acusado de incendiar el edificio del Reichstag. ¿Sabía eso? Esa fue la...

R: Esa acusación de que yo había incendiado el Reichstag procedía de cierta prensa extranjera. No me importaba en absoluto porque no concordaba con los hechos. No tenía razones ni motivos para incendiar el Reichstag. Desde el punto de vista artístico, no lamenté en absoluto que se incendiara la sala de asambleas; quería construir una mejor. Pero lamenté mucho que me viera forzado a encontrar un nuevo lugar de reunión para el Reichstag y que, al no encontrar ninguno, tuviera que ceder mi Ópera de Kroll, es decir, la segunda Ópera Estatal, para esos fines. La ópera me parecía mucho más importante que el Reichstag.

P: ¿Ha alardeado alguna vez de incendiar el edificio del Reichstag, aunque fuera bromeando?

R: No. Hice una broma, si es a eso a lo que se refiere, cuando dije que después de esto estaría rivalizando con Nerón y que probablemente la gente pronto diría que, vestido con una toga roja y con una lira en mis manos, contemplé el incendio y toqué música mientras se quemaba el Reichstag. Esa fue la broma. Pero el hecho es que casi perecí en las llamas, algo que habría sido una desgracia para el pueblo alemán, aunque una suerte para sus enemigos.

P: ¿Usted nunca declaró entonces que había quemado el Reichstag?

R: No. Sé que Herr Rauschning dijo en el libro que escribió, y que ha sido citado con frecuencia aquí, que había hablado de esto con él. Vi a Herr Rauschning sólo dos veces en toda mi vida y en las dos ocasiones durante un breve periodo de tiempo. Si yo hubiera incendiado el Reichstag, en todo caso se lo habría dicho a mi círculo más cercano de colaboradores. No se lo habría dicho a un hombre que no conocía y que ni siquiera podría describir hoy en día. Es una total distorsión de la verdad.

P: ¿Recuerda el almuerzo celebrado en ocasión del cumpleaños de Hitler en 1942 en el Kasino, el club de oficiales, en el Cuartel General del Führer en Prusia Oriental?

R: No.

P: ¿No lo recuerda? Pediré que le muestren la declaración jurada del General Franz Halder, y llamo su atención sobre unas declaraciones suyas que puede que le refresquen la memoria. Leo:

"En ocasión de un almuerzo celebrado en el cumpleaños del Führer en 1942, las personas que estaban con el Führer hablaron del edificio del Reichstag y de su valor artístico. Oí cómo Goering interrumpió la conversación y gritó: 'El único que realmente conoce el Reichstag soy yo, que lo quemé'. Y diciendo esto, se dio una palmada en el muslo".
R: Esta conversación nunca tuvo lugar, y solicito que se me permita ver a Herr Halder. En primer lugar quiero destacar que ese escrito es un completo absurdo. Dice: "El único que realmente conoce el Reichstag soy yo". Todos los diputados del Reichstag conocían el Reichstag. Sólo hubo fuego en la sala de asambleas generales, y cientos o incluso miles de personas conocían esta sala tan bien como yo. Una declaración de este tipo es completamente absurda. No sé cómo llegó a hacer esa declaración Herr Halder. Aparentemente, la misma mala memoria que le causó problemas en asuntos militares es la única explicación.

P: ¿Sabe quién es Halder?

R: Lo sé muy bien.


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