The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Cuarto Día: Lunes, 18 de marzo de 1946
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INTERROGATORIO DE HERMANN WILHELM GOERING (continúa)

EL PRESIDENTE: ¿Ha terminado el Dr. Kubuschok su interrogatorio?

Dr. KUBUSCHOK: Sí, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: Muy bien. ¿Quiere entonces algún otro abogado de la defensa interrogar al testigo?

PROFESOR KRAUS (asistente del Dr. Luedinghausen, abogado del acusado von Neurath): Pido permiso para hacerle unas preguntas al testigo.

P: Testigo, se afirma que en la Conferencia de Munich Hitler hizo la siguiente pregunta: "¿Qué ocurrirá si los checos no aceptan nuestra ocupación de los Sudetes?", a lo que Daladier respondió: "Entonces, les obligaremos a ello". ¿Es correcto?

R: Es cierto que el Führer hizo esta pregunta durante las conversaciones. El primer ministro Daladier respondió, quizás no con las mismas palabras, algo equivalente a lo dicho en esa frase. Que yo recuerde, destacó que las Grandes Potencias habían tomado una decisión en ese sentido para mantener la paz, y que esa paz no debía ser amenazada por el rechazo de Checoslovaquia, y que ni Inglaterra ni Francia se sentirían de ninguna manera comprometidas a ayudar si Checoslovaquia no seguía este consejo.

P: Testigo, ¿hace cuánto que conoce a Herr von Neurath?

R: Que yo recuerde, vi a Herr von Neurath durante un breve momento cuando era Embajador alemán en Dinamarca en 1919, pero sólo durante un breve momento. Le volví a ver justo antes de la llegada al poder y hablé brevemente con él, creo; no tuve una relación estrecha con él hasta después de la llegada al poder.

P: ¿Conocía detalles de sus actividades como Embajador en Londres?

R: Correcto. Sabía de su trabajo anterior, porque incluso en épocas anteriores, es decir, en 1931 y 1932, antes de que Herr von Neurath fuera nombrado Ministro de Exteriores, en conversaciones sobre la posible formación de un Gabinete también estudiamos el nombre de Herr von Neurath como candidato, aunque no era miembro del Partido. Como consideración básica en este asunto, su cargo de Embajador en Inglaterra tuvo el papel principal, dado que nosotros, es decir, Hitler y yo, opinábamos que la relación de Herr von Neurath como Embajador con el Gobierno Británico era muy buena y que Herr von Neurath podía ser un factor esencial en este campo, el de las buenas relaciones con Inglaterra, una cuestión básica en la política exterior del Führer.

P: ¿Debo entonces suponer que Herr von Neurath había seguido una política de paz y entendimiento en Londres?

R: Sí, es correcto que suponga eso.

P: Sí, y ¿puede decirme si, aparte de eso, Herr von Neurath trató como Ministro de Exteriores de continuar con esta política de paz y entendimiento?

R: Cuando el Presidente del Reich von Hindenburg fijó como condición, como ya he dicho, que Herr von Neurath fuera el Ministro de Exteriores, el Führer estaba completamente de acuerdo con esta condición, ya que veía que la tarea

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de establecer buenas relaciones con Inglaterra y Occidente estaba en buenas manos. Herr von Neurath siempre aplicó todo su esfuerzo en este sentido.

P: Querría ahora hacer otra serie de preguntas.

¿Asistió usted a la reunión del Gabinete del Reich del 30 de enero de 1937 en la que Hitler entregó la Insignia Dorada del Partido a los miembros del Gabinete que no eran miembros del Partido, entre ellos Herr von Neurath?

R: Sí, estuve presente.

P: ¿Y sabe que Hitler declaró en esta ocasión que era una mera distinción, como otorgar una orden, y que los caballeros en cuestión no habían pasado a ser miembros del Partido ni tenían ninguna obligación hacia el Partido?

R: Yo no lo diría así. El Führer estaba hablando espontáneamente, dado que era el aniversario de la toma del poder, y dijo que su intención era demostrar de esta manera su confianza en los miembros del Gabinete del Reich que no eran miembros del Partido. Creo que usó las palabras: "querría pedirles que acepten este Emblema del Partido". Dijo entonces que en su opinión era una condecoración y que tenía intención, como hizo realmente después, de añadir grados adicionales a esta condecoración. El primer grado de esta condecoración iba a ser el Emblema Dorado del Partido. Entonces, sin pensarlo, se acercó a estos Ministros y les entregó este emblema. No destacó ni que podían considerarse miembros del Partido ni que no fueran miembros del Partido.

Cuando se acercó a Herr von Eltz-Ruebenach, este caballero preguntó si a partir de entonces se vería obligado a apoyar las tendencias anticlericales de ciertos círculos del Partido, o algo así. El Führer tuvo unos momentos de duda y dijo: "Entonces, ¿no quiere aceptarla?". A lo que Herr von Eltz respondió: "No quería decir eso. Sólo quiero expresar ciertas reservas". El Führer estaba desconcertado. Se dio la vuelta de inmediato y salió de la sala del Gabinete.

En relación a esto, no es cierto, como se ha dicho, que Herr von Eltz renunciara voluntariamente debido a esto. Fui detrás del Führer de inmediato, sintiendo, como el resto de caballeros, que este incidente era un insulto al Führer, dado que no se había hablado en ningún momento de pertenecer al Partido. Además, y esto es muy importante, el Führer ya había elaborado un plan para dividir el Ministerio de Transporte y volver a crear el antiguo Ministerio Postal y poner al experto en ferrocarriles Dorpmuller al frente del Ministerio de Transporte. El Führer me había dicho esto anteriormente, y como me había encargado a mi el irle comunicando esto gradualmente a von Eltz de una forma diplomática, aproveché la oportunidad para ir hacia Herr von Eltz y decirle: "Su comportamiento ha sido intolerable y creo que la única opción que le queda es dimitir ahora mismo". Respondió: "Yo no quería decir eso", y no estaba dispuesto a dimitir de inmediato. Le pedí entonces bruscamente que lo hiciera antes de esa noche. También envié al Secretario Messiner para decirle que lo más aconsejable es que dejara el Gabinete y que presentara su renuncia de inmediato, en especial en vista de que, y entonces le di las explicaciones que acabo de exponer sobre las autoridades postales y los ferrocarriles.

Eso fue lo que ocurrió en esa reunión en relación a los Emblemas Dorados del Partido.

P: Testigo, ¿estaba usted presente cuando Hitler, la noche del 11 de marzo de 1938, le comunicó a Herr von Neurath en la Cancillería del Reich la entrada de tropas en Austria, informándole de las razones de esta acción, y pidiéndole que informara como es debido al Ministerio de Exteriores ya que él tenía que marcharse?

R: Ya mencioné en mis declaraciones sobre Austria que el Ministro de Exteriores von Ribbentrop no se encontraba allí. Dado que el Führer había delegado en mi la representación del Reich, le había pedido que le pidiera a Herr von Neurath que pusiera su

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experiencia en asuntos exteriores a mi disposición durante este tiempo. Así, se pidió a Herr von Neurath que fuera a la Cancillería del Reich esa noche, creo, y el Führer le dijo en líneas generales lo que usted acaba de decir. Se trataba de, si lo necesitaba y lo pedía, que me aconsejara en cuestiones de política exterior, dado que el Ministro de Exteriores no estaba y yo no tenía ninguna experiencia en responder mensajes diplomáticos, y dado que era de esperar que tuviera lugar algún incidente de política exterior, como protestas y mensajes, durante la ausencia del Führer.

P: ¿Podemos entonces concluir que Herr von Neurath no era el adjunto del Ministro de Exteriores, y que tan sólo en su ausencia fue una especie de consejero para usted?

R: No era el adjunto del Ministro de Exteriores; eso no se habría correspondido en absoluto con su cargo y con su rango. El adjunto del Ministro de Exteriores era el Secretario de Estado.

P: ¿Von Weizsaecker?

R: Creo que por aquel entonces era Herr von Mackensen. También firmaba la correspondencia en ausencia del Ministro de Exteriores, y Herr von Neurath fue sólo mi asesor en las cuestiones de política exterior que era de esperar que surgieran debido al caso austriaco.

P: ¿Sabe algo de la protesta enviada por el Embajador británico el 11 de marzo de 1938, dirigida, sorprendentemente, a Herr von Neurath, y en la que el Embajador británico protestaba por la entrada de tropas alemanas?

R: Eso no es tan extraño, ya que la noche en la que las tropas marcharon, hablé en persona, como he explicado, con el Embajador británico durante dos horas y le dije que el Führer iría a Austria al día siguiente, que yo administraría el Reich y que a tal fin le había pedido a Herr von Neurath que fuera mi consejero en política exterior, ya que Sir Neville Henderson ya había dado a entender que esto no se toleraría sin protestas. Así, el Embajador británico había recibido esta información a través mío la noche antes. Esta información explica el hecho de que se dirigiera a Herr von Neurath, ya que destaqué que: "si va a venir con sus viejas notas de protesta, personalmente no podré hacer gran cosa con ellas".

P: ¿Le notificó por teléfono a usted Herr von Neurath, después de que el Ministro de Exteriores redactara la respuesta a la protesta, esta respuesta, y le preguntó si usted firmaría esta respuesta como adjunto a Hitler?

R: Sí, por supuesto, dado que yo era el Vicejefe de Estado. Tenía que informarme de la respuesta y también, por supuesto, le dije "Fírmela usted", ya que como Vicejefe de Estado, yo no podía firmar notas diplomáticas.

P: Gracias.

Dr. SERVATIUS (abogado del Liderazgo del Partido Nazi):

P: Testigo, ¿hasta qué punto estaban informados de antemano los líderes políticos de las intenciones en política exterior del Führer?

R: "Líderes políticos" es un concepto muy amplio. Abarca a todos, desde los Reichsleiter hasta los Blockleiter y Zellenleiter. Lógicamente, nunca se dieron instrucciones sobre política exterior para todo el cuerpo de líderes políticos, y era imposible, a no ser que el Führer anunciara públicamente sus intenciones generales en política exterior para toda la nación en el Reichstag o por la radio. Tampoco se convocó nunca como grupo a los cargos superiores de los líderes políticos, por ejemplo a los Reichsleiter o los Gauleiter, para informarles de intenciones políticas que el Führer no quisiera anunciar publicamente.

Puede que mencionara personalmente sus intenciones algunas veces a líderes políticos que además ejercieran algún cargo en el Estado, o que por algún otro motivo fueran de su confianza. Tendría que pensar detenidamente si

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se pudo dar ese caso. Ciertamente no lo hizo con ninguna unidad o subunidad. En sus discursos a los Gauleiters dados después de que los hechos tuvieran lugar, simplemente hacía referencia a estas cosas retrospectivamente y explicaba y revelaba sus intenciones políticas, que de todas formas para entonces ya eran públicas.

Dr. SERVATIUS: No hay más preguntas.

Dr. HORN (abogado del acusado von Ribbentrop):

P: Testigo, ¿sabe hastá qué punto estaba informado von Ribbentrop como Ministro de Exteriores de los planes e intenciones militares?

R: Desconozco los detalles exactos. En general se aplican los mismos principios aquí también, sólo los departamentos afectados por esas intenciones eran informados, en especial cuando se trataba de intenciones militares. No sé cuántas cosas le contaba el Führer a Herr von Ribbentrop en sus conversaciones sobre sus planes militares.

P: ¿Es correcto que Hitler fijaba los principios de todas las políticas, incluida la política exterior?

R: Eso es un hecho. La política exterior era por encima de todo el reino del Führer. Con eso quiero decir que la política exterior por un lado, y el liderazgo de las Fuerzas Armadas por el otro, eran lo que suscitaba el máximo interés del Führer y donde desempeñaba su principal actividad.

P: ¿Debo concluir de ello que también estaba interesado en los detalles de la política exterior?

R: Se dedicaba especialmente a estos detalles, como ya he declarado, y con particularmente gran interés en estos dos campos.

P: ¿Le ordenó expresamente Hitler que mantuviera en secreto el memorándum de Polonia del 30 de agosto de 1939?

R: No me dio instrucciones expresas. No sé si sabía que lo tenía en mi bolsillo. Pero en general había dado esas instrucciones, ya que le había ordenado al que habría tenido que entregarlo, Herr von Ribbentrop, que no lo hiciera, así que yo entregué este memorándum en contra de la orden expresa del Führer, un riesgo que posiblemente sólo yo, por favor, no me malinterpreten, sólo yo podía asumir y permitirme.

P: Usted mencionó hace unos días la diversa influencia que algunas personas tenían sobre Hitler. ¿Conoce algún hecho del que podamos concluir que Ribbentrop tampoco tenía suficiente influencia sobre Hitler como para cambiar decisiones tomadas por él?

R: La influencia sobre Hitler, sobre el Führer, es un asunto problemático. Querría primero limitarme a la cuestión de la influencia de Herr von Ribbentrop. Herr von Ribbentrop claramente no tenía influencia suficiente como para dirigir a Hitler en un sentido. Hasta qué punto unos argumentos objetivos pueden quizás haber influido de forma decisiva en el Führer algunas veces para hacer esto o lo otro en política exterior, o evitar hacer algo o cambiarlo, es algo totalmente dependiente de la fuerza de los argumentos y los hechos. Hasta qué punto esto puede haber ejercido algún papel es algo que no sé, ya que no estuve presente en el 99% de las conversaciones del Führer con Herr von Ribbentrop. Pero Herr von Ribbentrop nunca tuvo una influencia que le permitiera decir: "Haga esto" o "No haga esto, considero que es un error" cuando el Führer estaba convencido de que algo era correcto.

P: ¿Conoce algún hecho u observación que pudiera señalar la existencia de una conspiración dentro de los círculos superiores del Gobierno?

R: "Conspiración" es un término interpretable. Naturalmente, nunca tuvieron lugar conspiraciones en el sentido de hombres reuniéndose en secreto para tratar grandes planes en la oscuridad y recluidos. En cuanto a conspiración en el sentido de que el Führer mantenía reuniones que abarcaban todo tipo de temas, y que como resultado de estas reuniones

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se tomaban decisiones que afectaban a múltiples ámbitos, sólo se puede hablar de conspiración hasta el punto, y les ruego de nuevo que no me malinterpreten, de que esto tuvo lugar entre el Führer y yo hasta, más o menos, 1941. No había nadie que pudiera trabajar tan estrechamente con el Führer ni que estuviera tan esencialmente familiarizado con sus pensamientos, ni que tuviera la influencia que yo tenía. Por tanto, como mucho, sólo el Führer y yo podríamos haber conspirado. Es imposible que los demás lo hicieran.

P: La propaganda de guerra americana hablaba continuamente de las intenciones agresivas de Alemania hacia el Hemisferio Occidental. ¿Qué sabe de esto?

R: ¿El Hemisferio Occidental? ¿Se refiere a América?

P: Sí.

R: Aunque Alemania hubiera llegado a dominar por completo las naciones de Europa, entre Alemania y el continente americano hay, que yo recuerde de mis conocimientos de geografía, unos 6.000 kilómetros de océano, creo. En vista de las pequeñas dimensiones de la flota alemana y de la lamentable carencia de bombarderos que pudieran cubrir esta distancia, que ya he mencionado, era totalmente imposible plantearse una amenaza contra el continente americano. Por el contrario, temíamos más bien ese peligro a la inversa, y habríamos sido muy felices si hubiera sido innecesario tener en cuenta eso.

En cuanto a Sudamérica, sé que siempre se nos acusó, al menos en la propaganda, de llevar a cabo una penetración económica y de intentar dominar la región. Si se examinan las posibilidades financieras y comerciales de las que gozaba Alemania antes y durante la guerra, y si se las compara con las de Gran Bretaña o América, se puede ver que esa afirmación no se sostiene. Con el escaso comercio exterior y las enormes dificultades en exportación que sufríamos, nunca habríamos podido constituir un verdadero peligro o ser competitivos. Si ese hubiera sido el caso, es de suponer que la actitud de los países sudamericanos habría sido diferente. Allí el dominio no lo tenía el marco, lo tenía el dólar.

Dr. HORN: Gracias.


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