The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Octogésimo Día: Miércoles, 13 de marzo de 1946
(6 de 10)


[Sir David Maxwell Fyfe continúa el interrogatorio del Mariscal de Campo Albert Kesselring]

[Página 58]

P: Bien, al Tribunal se le ha hablado ya tantas veces de esa reunión que no voy a hacer preguntas sobre ella. Sólo me interesa su testimonio sobre las personas que estuvieron allí.

Déjeme recordarle ahora otra reunión. El 9 de junio de 1941 hubo una "Conferencia Barbarroja" sobre el ataque a la Unión Soviética. ¿Lo recuerda? Berchtesgaden.

R: No sé si fue el 9 de junio. Pero asistí a una conferencia.

P: Usted estuvo allí, y una vez más, antes de la campaña rusa, las personas que estuvieron allí eran quienes ejercían estos puestos supremos y los Oberbefehlshaber, ¿no es así?

R: Correcto.

P: ¿Incluyendo a quienes tenían mandos territoriales, como por ejemplo el General von Falkenhorst, que era el Comandante Supremo del Ejército en Noruega en aquel momento? ¿Asistió?

R: ¿El General von Falkenhorst?

P: Sí.

R: Es muy posible.

P: ¿Asistieron el General Stumpf de la 5ª Flota Aérea y, como no sé los rangos me limitaré a dar los nombres, Rundstedt, Reichenau, Stulpnagel, Schubert, Kleist, y por supuesto Bock, Kluge, Guderian, Haider y Kesselring?

R: Los últimos estuvieron seguro allí. En cuanto a Stumpf y Falkenhorst, no lo sé.

P: Así que antes de una campaña la costumbre era que los que ejercían estos altos cargos se reunieran con el Führer.

R: Sin duda.

P: Quiero que me ayude con otro pequeño punto. ¿Recuerda haberle dicho ayer al Dr. Laternser que los miembros de este supuesto grupo estaban demasiado ocupados con cuestiones superiores de estrategia como para ocuparse de quintacolumnistas? ¿Recuerda haber dicho eso, o palabras en ese sentido?

R: Sí.

P: No sé si es consciente de esto, pero fuera de Alemania el nombre Quisling se ha convertido en una palabra de uso corriente para denominar a un quintacolumnista. ¿Lo sabía? Al hablar de un Quisling, estamos hablando de un quintacolumnista. ¿Nunca ha oído eso?

R: No, no lo sabía.

P: ¿Sabe quién era Quisling?

R: Sí, claro.

P: Bien, querría que escuchara esto, porque afecta a su Sección. El acusado Rosenberg escribió en enero de 1940 al Führer lo siguiente:

"Asumiendo que sus declaraciones" -es decir, las de Quisling- "serían de un interés especial para el Mariscal del Reich, Goering, por razones de estrategia aérea, el Departamento de Asuntos Exteriores habló de Quisling con el Secretario de Estado Körner".
¿Acudió a ustedes por razones de estrategia aérea?

[Página 59]

R: Lo desconozco.

P: ¿Sabía que el acusado Raeder presentó a Quisling a Hitler en diciembre de 1939? ¿Sabía eso?

R: No, lo desconozco.

P: ¿Está de acuerdo con que el Jefe de la Fuerza Aérea Alemana y el Jefe de la Armada Alemana son miembros importantes de este grupo de Comandantes en Jefe?

R: Comandantes Supremos, sí.

P: Si tenían relación con el máximo quintacolumnista, quizás miembros del grupo tuvieron más relación con quintacolumnistas que lo que usted sabe.

R: Ayer hablé simplemente desde el punto de vista de los Comandantes Supremos del frente, y nuestro trabajo se desarrollaba en un ámbito diferente.

SIR DAVID MAXWELL FYFE: Señoría, creo que he terminado, pero quizás Su Señoría me permitirá volver tras al descanso para ver si queda algún pequeño punto.

Señoría, hay otra cosa. Creo que deberíamos presentar estos documentos que he mencionado, porque puede que la defensa quiera luego examinarlos.

EL PRESIDENTE: Sí, si aún no se han presentado.

SIR DAVID MAXWELL FYFE: Creo que no se han presentado algunas órdenes. He leído parte de ellas para que figuren en el sumario, y las presentaré.

EL PRESIDENTE: Hay que presentarlas y marcarlas.

(Se hizo un descanso hasta las 14:00).

ALBERT KESSELRING (continúa).

SIR DAVID MAXWELL FYFE:

P: ¿Podría examinar el texto sobre lo ocurrido tras el complot de la bomba de Roma del 23 de marzo de 1944? ¿Recuerda el hecho del que estoy hablando, el complot de la bomba de Roma? En aquel momento su Jefe de Estado Mayor era el General Westphal, e informó del complot directamente al General Buettler, ¿verdad? Quizás pueda ayudarme con la pronunciación. B-u-e-...

R: Winter.

P: ¿El General qué?

R: El General Winter.

P: ¿No informó a un General Buettler, deletreado B-u-e-t-t-l-e-r?

R: von Buttlar.

P: ¿El General von Buttlar?

R: Ese fue su predecesor.

P: El General von Buttlar informó a su Jefe de Estado Mayor de que tendría que informar del asunto al Führer, ¿correcto?

R: Sí.

P: ¿Y se puso en contacto con el acusado Jodl, y el acusado Jodl y el acusado Keitel informaron del asunto al Führer?

R: Probablemente es correcto.

P: El Führer ordenó que 10 ó 20 italianos, usted no está del todo seguro, pero piensa que fueron más bien 20, fueran asesinados.

R: Creo que eso es un informe de Westphal que debo asumir que es correcto.

P: Testigo, ¿recuerda ahora si fueron 10 ó 20?

R: Supongo que 10, desconozco el número exacto.

P: ¿No conoce el número exacto?

R: Supongo que 10.

P: Por ahora asumiremos que fueron 10.

¿La autoridad competente en Roma era el General von Mackensen?

[Página 60]

R: El General Mackensen era Comandante en Jefe del 14º Ejército, y el Comandante de Roma estaba a sus órdenes.

P: ¿Y la persona que, según palabras de usted, le aconsejó en este asunto fue un hombre llamado Kapler?

R: Kapler, del Servicio de Seguridad.

P: ¿Qué era él? ¿Un Obergruppenführer o algo parecido?

R: Un Obersturmbannführer.

P: ¿Recuerda que después de algunos comentarios en "L'Osservatore Romano", usted hizo que su oficial de Inteligencia, llamado Zolling, investigara el incidente?

R: Sí, correcto.

P: ¿Recibió también un informe de Kapler?

R: Kapler simplemente me comunicó por teléfono un breve informe diciéndome que tenía disponible un número adecuado de hombres condenados.

P: ¿Kapler no le dijo que había ejecutado a 382 personas?

R: La ejecución fue llevada a cabo por el 14º Ejército, y recibí las noticias de que se había llevado a cabo sin más explicaciones, y no hablé directamente con Kapler.

P: ¿Está seguro de eso?

R: Al final, y destaco expresamente esto una vez más, hablé con él brevemente por teléfono después de llegar yo a mi puesto de mando y de que me hubieran informado de esto, como dije anteriormente. Aparte de eso, no recuerdo ninguna otra comunicación directa. Recuerdo que quizás ocho o diez días después le vi y le dije que hasta cierto punto le agradecía que este asunto tan desagradable hubiera sido resuelto de una forma que, legal y moralmente, era irreprochable.

P: Veamos qué es lo que usted tenía que agradecer. Le interrogaron sobre esto el 8 de enero. ¿Recuerda si le hicieron esta pregunta?: "Entonces, ¿Zolling no le dijo que todas estas personas que fueron ejecutadas habían sido condenadas anteriormente por crímenes a los que se aplicaba la pena de muerte?". Y usted respondió: "Sí, ya lo he dicho. Sí, lo hizo. Hasta Kapler me dijo eso".

R: Sí, es correcto.

P: Así que la explicación que usted dice que le dieron es que escogieron a un número de personas, sugiero que 382, que habían sido condenadas por otros crímenes y los ejecutaron como represalia por el complot de la bomba, ¿correcto?

R: Correcto, añadiendo la suposición de que estas personas habían sido condenadas a muerte.

P: Ya le han mostrado esto. Es el relato de los hechos de Kapler, según el cual, de los 382, 176 habían cometido actos a los que se aplicaba la pena de muerte; 22 eran personas cuyos casos habían sido marcados como "cerrados"; 17 habían sido condenadas a trabajos forzados; 4 habían sido ya antes condenadas a muerte; 4 habían sido arrestadas cerca de la escena del crimen. Eso sumaban 223.

¿No le dijo Kapler "más tarde el número de víctimas se incrementó a 325 y decidí añadir 57 judíos"? ¿No le dio Kapler esas cifras?

R: No.

P: Pero usted está de acuerdo con que un gran número de personas fueron ejecutadas como consecuencia de la orden de matar a 10 italianos, o quizás a 20 italianos, por cada alemán que había muerto.

R: Admito eso con la suposición, como ya he dicho, de que eran personas que ya habían sido condenadas a muerte.

P: ¿Pero para usted no era ninguna diferencia el que hubieran sido condenadas por la bomba o por algún otro delito?

R: La situación era la siguiente: había comenzado la batalla de Garigliano en el frente sur. En aquel momento hubo un ataque con bomba contra una compañía de policía en Roma, ciudad que hasta entonces había sido tratada

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con una suavidad sin igual. En el lado alemán había tanta agitación que tanto yo como los oficiales bajo mi mando, incluido el Consejero de Embajada Mollhausen, tuvimos que tomar todo tipo de medidas para mantener la situación bajo control. Por tanto, había que buscar los mejores métodos para satisfacer a la opinión pública de ambas partes y para evitar una repetición de esos incidentes, y consideré que el paso más expeditivo que se podía dar era dejar muy claro que no se podía ejercer violencia de esa clase contra el Ejército o la policía alemanes sin sufrir graves consecuencias. Para mi, ese era el punto esencial; el que esta persona o la otra fueran las implicadas en el atentado era para mi una cuestión secundaria. La única cuestión importante era calmar a la opinión pública lo antes posible tanto en el lado romano como en el lado alemán.

P: Su primer objetivo era adoptar una tercera actitud, lo que algunas personas podrían describir como aterrorizar a la población para que no repitieran estos actos ni hicieran nada contra el Ejército alemán o la policía.

R: No lo sé, esta expresión aparece en el interrogatorio de Rotterdam. Que yo sepa y recuerde, nunca usé esa expresión. Tengo que repetir que seguí teniendo, si me permite decirlo, una relación francamente amistosa con los italianos, por eso me destinaron a Italia, y que tenían todos los motivos para ganarme su amistad y no buscar enemistarme con ellos, e intervení sólo porque se trataba de cortar la raíz de este maligno hecho de una forma rápida y decisiva.

P: Esta mañana le hice varias preguntas sobre sus actos amistosos hacia los italianos, y no voy a volver a eso. Quiero preguntarle sobre otro asunto del que quizás usted pueda hablarme. El 2 de noviembre de 1943, ¿era usted el General al Mando en Italia, es decir, después de que usted pasara a ser...?

R: ¿Puedo añadir algo sobre el primer punto?

P: Debemos pasar a este punto, y quiero que me diga si era usted el General al Mando en Italia el 2 de noviembre de 1943. ¿Lo era?

R: Desde noviembre, desde el 2 de noviembre de 1943.

P: ¿Recuerda haber enviado un telegrama al OKW indicando que se había aplicado tratamiento especial a tres comandos británicos que habían sido capturados cerca de Pescara?

R: Correcto.

P: Eso quiere decir asesinato. Significa que las SS los habían asesinado.

R: No. Disculpe...

P: ¿A qué se refería usted entonces con tratamiento especial?

R: Estas personas de Pescara, como ya he dicho antes hoy, no fueron ejecutadas. Los heridos fueron llevados a un hospital y, que yo recuerde, a los que no estaban heridos los llevaron a un campo de prisioneros de guerra.

P: Se llevó a nueve a un hospital y tres, según su telegrama, recibieron tratamiento especial. Le voy a preguntar por los que llevaron a hospitales. ¿Qué hacían ustedes con las personas susceptibles de aplicarles la orden sobre comandos cuando los llevaban al hospital?

R: Como ya he declarado antes, eran tratados según los principios de la Convención de La Haya aplicados habitualmente.

P: Bien, no voy a discutir con usted si la orden de comandos respetaba la Convención de La Haya. Sabemos qué decía la orden de comandos, que las personas capturadas que formaban parte de comandos debían ser ejecutadas. Lo que quiero preguntarle es, suponiendo que algún comando tenía la desgracia de ser herido, ¿qué le ocurría?

R: Según el texto de esta orden, había que ejecutarlos. Ya he dicho que en este caso, supongo que con la colaboración del General Jodl, la orden se aplicó de la forma normal.

P: En este Tribunal se han presentado testimonios según los cuales en Vilna, las SS tenían por costumbre asesinar a los niños judíos recién nacidos en hospitales. ¿Puede asegurarme que las tropas de comando que eran heridas y llevadas a hospitales no eran ejecutadas también?

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R: Le aseguro que no me informaron de ninguna ejecución de esa clase, y que tampoco lo habría tolerado.

SIR DAVID MAXWELL FYFE: Eso es todo.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere la fiscalía hacer alguna pregunta más?

Entonces, Dr. Stahmer, ¿quiere usted hacer alguna otra pregunta?

Dr. STAHMER (abogado del acusado Goering): La fiscalía británica acaba de exponer nuevos hechos que hasta hora eran desconocidos, en especial los relativos a la ejecución de rehenes llevada a cabo en Italia por la División Hermann Goering durante la lucha contra los partisanos, hechos de los que parece que se quiere responsabilizar al acusado Goering. Se presentaron nuevos documentos relacionados con estos hechos. En este momento no estoy en situación de responder a estos hechos y a estas graves acusaciones, ni de hacerle las preguntas pertinentes al testigo.

Tras un cuidadoso estudio del material, presentaré las mociones apropiadas, y solicito que se me permita presentar una alegación indicando si necesito testigos adicionales o volver a llamar a declarar al testigo Kesselring.

Claro está, me limitaré a presentar solicitudes absolutamente necesarias de pruebas dentro del marco de las acusaciones que se acaban de hacer, para evitar una prolongación innecesaria del juicio.


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