The Nizkor Project: En Memoria del Holocausto (Shoah)

Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
12 de marzo a 22 de marzo de 1946

Heptagésimo Noveno Día: Martes, 12 de marzo de 1946
(8 de 9)


[El Dr. LATERNSER continúa con su interrogatorio del Mariscal de Campo Albert Kesselring]

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P: ¿Considera que el término "Estado Mayor" empleado en este proceso concuerda con el uso que se le daba en el ámbito militar?

R: Como he dicho antes, el Estado Mayor estaba formado por "Führungsgehilfen" (oficiales asistentes de los mandos), y no incluía ni a los Comandantes ni a los Comandantes en Jefe. Según el punto de vista alemán, no pertenecen a esta organización, ya que no todos los Comandantes y Comandantes en Jefe tenían la misma formación y adiestramiento que los oficiales de Estado Mayor. Los Comandantes en Jefe eran individuos y se les trataba colectivamente sólo con respecto a su rango de Generales, y con fines relacionados con presupuestos y sueldos.

P: ¿Consideraría erróneo aplicar el término "Estado Mayor" a los comandantes militares superiores?

R: Según el concepto alemán, sería un término equivocado.

P: ¿Han estado los comandantes militares superiores en algún momento de la historia de las Fuerzas Armadas reunidos en este grupo, como se está haciendo aquí?

R: En Alemania no se aplicaba esa agrupación, y era incluso inadmisible por diversas razones. Y los Comandantes en Jefe tampoco constituyen un organismo colectivo que actúe de alguna manera como Consejo de Guerra o como una agrupación similar con tareas concretas. No eran ni siquiera, colectiva o individualmente, miembros del Consejo de Defensa del Reich, y sólo nombraban a comandantes provisionales de un frente o un departamento. Organizar a los Comandantes en Jefe en un organismo colectivo para algún fin específico era en mi opinión más bien imposible, por la sencilla razón de que estaban subordinados a los Comandantes en Jefe del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada, o a las órdenes del Alto Mando de las Fuerzas Armadas. Además, algunos de ellos estaban al 100 por cien dirigidos por el Mando Supremo Alemán y otros al 100 por cien dirigidos por el Mando del Eje. Algunos respondían a dos mandos diferentes, otros eran Comandantes en Jefe independientes, otros Comandantes del Ejércitos subordinados al Comandante en Jefe de un Grupo de Ejército.

P: Está hablando demasiado rápido. ¿Se encargaban los Comandantes en Jefe de resolver problemas militares que se les planteaban, o elaboraban ellos mismos los planes y se los enviaban a Hitler para su aprobación?

R: Los Comandantes en Jefe eran militares con capacidades de liderazgo y responsables sólo de las tareas que se les encomendaban. Dentro del ámbito de este trabajo, podían enviar sugerencias de mejoras, etc. al Alto Mando o al Comandante en Jefe del Ejército, y sus actividades se limitaban a estas sugerencias.

P: Acaba de hablar de mejoras y modificaciones. ¿Quiere esto decir que se esperaba que los Comandantes en Jefe sólo sugirieran modificaciones de un plan desde un punto de vista técnico-militar, o se esperaba también que sugirieran si se debía llevar a cabo o no un plan?

[Página 29]

R: Por lo general, sólo se esperaban sugerencias de modificaciones desde un punto de vista técnico-militar. En cuestiones de importancia menor, también tenían algo que decir en la política a seguir. Sin embargo, si la autoridad suprema había tomado una decisión, los demás se mantenían en silencio.

P: Volveremos a esto después. ¿Se reunió alguna vez el Grupo del Estado Mayor aquí presentado?

R: No.

P: ¿Había alguna normativa que definiera la organización de este grupo?

R: No.

P: ¿Sugirió alguna vez algún miembro de este grupo que no se respetara el Derecho Internacional?

R: No creo. Más bien lo contrario.

P: ¿Había un cambio frecuente de los cargos que constituían este grupo, o ejercían sus cargos durante un largo periodo de tiempo?

R: En los últimos años, los Comandantes en Jefe y los Comandantes eran relevados con frecuencia.

P: ¿Qué sabe usted de las reuniones de Hitler con líderes militares de alto rango?

R: Había dos clases de reuniones. En primer lugar, un importante discurso antes de una campaña ante los líderes superiores que iban a participar en esta. El objetivo del discurso era por lo general informar a los líderes de la situación. En vista de la persuasiva retórica del Führer, era difícil que pudiéramos plantear alguna opinión, en especial debido a que no se nos informaba de todos los detalles. En esas reuniones no había debates, no estaban permitidos. A veces había después consultas tácticas-militares, y en ese caso todos los líderes tenían ocasión de plantear sus puntos de vista y sus peticiones. Como he dicho, no teníamos voz en ninguna cuestión política. Como es bien sabido, nos enfrentábamos a cuestiones ya decididas que teníamos que aceptar como soldados.

P: ¿Asistió usted a una reunión con Hitler que tuvo lugar el 22 de agosto de 1939, es decir, poco antes de que comenzara la campaña polaca?

R: Sí.

P: ¿No se comunicó en esta reunión que habíamos firmado un acuerdo con la Unión Soviética?

R: Al final, tras el discurso, se nos volvió a reunir y nos informaron de que se acababa de recibir un mensaje según el cual Rusia adoptaría una postura de neutralidad benevolente.

P: ¿Qué impresión le dio este mensaje a usted y a los demás líderes militares superiores?

R: Fue un enorme alivio para mi y para el resto. Si no, no habríamos descartado la posibilidad de una extensión de la guerra hacia el Este. Al mantenerse Rusia al margen, como mínimo la Fuerza Aérea, hablo como Comandante del Ejército, había obtenido una superioridad que garantizaba un éxito rápido y decisivo y que, por encima de todo, en mi opinión, podía evitar la expansión de la guerra.

P: En cualquier caso, el mensaje fue un gran alivio para usted.

R: Sí, muy grande.

P: Testigo, ¿puede decirme si alguna vez se reunieron miembros del Grupo del Estado Mayor y el Alto Mando con políticos y hombres del Partido destacados?

R: Hablando sólo en mi nombre, yo intervine en el área mediterránea y en el Oeste. En el área mediterránea tenía que tratar asuntos con los Gauleiter Rainer y Hofer, y en el Oeste con...

P: No era ese el sentido de la pregunta. Quería saber si los líderes militares superiores se reunieron alguna vez con políticos destacados para tratar planes políticos.

[Página 30]

R: No, no. Puedo decir sin lugar a dudas que eso nunca ocurrió. Como soldados, por lo general no nos interesaba la política. Las decisiones políticas las tomaban los políticos, y nosotros las llevábamos a cabo.

P: Esta actitud es la acostumbrada entre los líderes militares como resultado de sus muchos años de experiencia en las Fuerzas Armadas, que promuven el principio de dar al soldado una educación apolítica. ¿No es así?

R: Esta política se ha aplicado en el Ejército Alemán desde el siglo XVIII.

P: ¿Sabe si los líderes militares superiores tuvieron algún contacto con la Quinta Columna?

R: El liderazgo militar no tuvo nada que ver con la Quinta Columna. Habría sido indigno de nosotros.

P: ¿Cuál fue su impresión de la reunión que convocó Hitler con los líderes militares superiores antes de que comenzara la campaña en el Este? ¿Les presentaron la situación de tal forma que la guerra se tenía que considerar algo inevitable?

R: Tuve la clara impresión de que el objetivo del discurso a los líderes era convencerles de la necesidad de la guerra como guerra preventiva, y de que era imperativo atacar antes de que el crecimiento y movilización de las Fuerzas Armadas Rusas se convirtiera en un peligro para Alemania.

P: ¿Podría indicar qué razones le causaron esa impresión?

R: Como ya he dicho, el objetivo del discurso era ofrecernos una imagen convincente de la situación general, de la situación militar y de su planificación temporal. Y nos convenció. En relación a la campaña rusa, querría decir que hasta el último día de agosto no tuve duda...

EL PRESIDENTE: Testigo, ¿podría por favor hablar más despacio y ser más considerado con los intérpretes?

Dr. LATERNSER: ¿Podría por favor repetir la última respuesta?

R: Tenía además pocas razones para dudar de las palabras de Hitler porque hasta el último momento yo, como Comandante en Jefe de la Segunda Flota Aérea, estuve dedicado a las operaciones contra Inglaterra, y no había tenido ni tiempo ni medios para hacerme una opinión fundamentada y personal de la situación rusa. Me tenía que limitar...

P: Este juicio ha demostrado que los Comandantes en Jefe están siendo considerados responsables de lo que es inevitable que pase en una guerra. Querría que describiera la rutina diaria de un Comandante en Jefe de un grupo de ejército, un ejército o una flota aérea.

R: La rutina diaria dependía por supuesto de la personalidad del líder concreto. En mi caso...

P: Testigo, debo pedirle que sea muy breve.

EL PRESIDENTE: Dr. Laternser, eso es seguramente redundante teniendo en cuenta lo que ya ha declarado el testigo, y parece que va a ser muy largo. Con respecto a la descripción del día de un comandante, este testigo ya ha dicho que el comandante no tenía relación alguna con la política, y ninguna relación con el Estado Mayor. ¿Por qué tenemos que perder el tiempo con el día a día de un comandante?

Dr. LATERNSER: Sr. Presidente, le doy una importancia especial a esta pregunta por las siguientes razones: en vista del alcance de las acciones de un comandante en jefe, en especial en el frente, no le pueden llegar todos los informes, porque hay informes incluso de su propio sector que tienen que ser tratados por los oficiales respectivos. Así, los únicos informes que le llegan son los que tienen una importancia en particular, los que son decisivos y afectan directamente a la ejecución de la acción.

EL PRESIDENTE: Plantéelo de esa manera entonces, en lugar de pedirle al testigo que describa un día completo.

Dr. LATERNSER: Muy bien, lo plantearé de esa manera.

P: Testigo, en vista del rango de sus actividades como Comandante en Jefe, ¿le llegaban todos los informes, o sólo los que, tras haber sido estudiados por los oficiales competentes, se consideraban que eran de tal importancia que tenía que verlos el Comandante en Jefe?

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R: No todos los informes podían acabar en manos del Comandante en Jefe, en especial en mitad de una acción. En mi caso esto era aún más difícil dado que pasaba entre el 50 y el 70 por ciento de mi tiempo en el frente. Los estados mayores de los ejércitos, flotas aéreas y unidades de la Armada tenían que asumir una cierta responsabilidad dentro de sus competencias.

P: ¿Permitía la gran cantidad de trabajo de un Comandante en Jefe que recibiera todos los informes relativos a infracciones del Derecho Internacional, incluso los de un carácter menor?

R: Se intentaba que fuera así. Sin embargo, por las razones antes mencionadas, dudo que eso fuera posible en todos los casos.

P: Por tanto, en esta cuestión el Comandante en Jefe tenía que confiar en su Estado Mayor, ¿verdad?

R: Al cien por cien.

P: ¿Fue usted Comandante en Jefe de una flota aérea en el Frente Oriental de junio a noviembre de 1941?

R: Sí.

P: ¿Se enteró usted del exterminio de judíos en el Este?

R: No.

P: ¿Oyó hablar de los Grupos Einsatz de las SS?

R: No. Ni siquiera conocía el nombre de estas unidades.

P: ¿Conocía usted la lamentable orden según la cual los Comisarios rusos debían ser ejecutados tras su captura?

R: Me enteré de esta orden al final de la guerra. La flota aérea, al no llevar a cabo combates terrestres, no tenía nada que ver con este asunto. Creo que puedo decir con seguridad que la Fuerza Aérea no sabía nada de esto. Aunque tenía frecuentes contactos personales con el Mariscal de Campo von Bock, con comandantes de ejércitos y unidades blindadas, estos caballeros nunca me mencionaron esa orden.

P: ¿Conocía usted la orden sobre Comandos?

R: Sí, así es.

P: ¿Y qué pensaba usted de esta orden?

R: Consideré que esa orden, que recibí como Comandante en Jefe del Mediterráneo, ejerciendo un cargo doble, no era vinculante para mi, y que no era más que un borrador de una orden que me dejaba manos libres para aplicarla o no. En esta cuestión mi punto de vista era que quedaba en mis manos, como Comandante en Jefe, el decidir si la acción de Comando era contraria al Derecho Internacional o si estaba tácticamente justificada. El punto de vista adoptado cada vez más por el grupo de ejército, que yo defendía, era que el personal de uniforme que fuera enviado para una misión táctica concreta debía ser tratado y considerado como soldados, de acuerdo con las normas de la Convención de La Haya sobre guerra terrestre.

P: Entonces, ¿su mando no aplicó la orden de Comando?

R: En un caso, sí, se aplicó.

P: ¿A qué caso se refiere?

R: Al caso del General Dostler.

P: Ya se ha mencionado en este juicio el caso del General Dostler. ¿Se enteró de este caso cuando aún se estaba procesando?

R: Como testigo bajo juramento he declarado que no recuerdo este caso. Creo que hay dos razones por las que no se me informó. En primer lugar, tras una conversación con mi jefe, que habló con otro comandante de esto, me pareció que ninguno de nosotros dos sabía nada. En segudo lugar, debido a las gigantescas operaciones del frente sur, me ausentaba la mayoría de las veces de mi cuartel general.

P: Si se le hubiera pedido que sentenciara el caso de Dostler, ¿qué habría decidido usted?

R: No conozco bien el caso. Sólo lo conozco de oídas.

Sr. JUEZ JACKSON: No creo que podamos juzgar el caso de Dostler ni que este testigo deba ofrecer sus conclusiones, ya que el caso ya ha sido juzgado por un

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tribunal competente y es un asunto cerrado. No tengo objeciones a que se presenten hechos que informen a este Tribunal, pero sus conclusiones sobre la culpabilidad de su compañero oficial son dificílmente útiles.

EL PRESIDENTE: Sobre todo porque dice que no lo recuerda.

Dr. LATERNSER: Retiro la pregunta.

P: Testigo, ¿puede mencionar otros casos en los que se aplicó en su área la orden de Comandos?

R: Desembarcos a pequeña escala tras las línes en Commazzio, al sur de Venecia, también lanzamientos en paracaídas al norte de Albenda, en la región de Génova, y acciones menores en el distrito del Lago de Ortona. Estoy convencido de que las tropas adoptaron este punto de vista en general y actuaron en consecuencia.

P: Usted fue Comandante en Jefe de una flota aérea en el Este. ¿Qué puede decirnos del trato dado a la población civil rusa durante la campaña?

R: Estuve en Rusia hasta finales de noviembre, y lo único que puedo decir es que la población y las tropas tenían una excelente relación, y que las cocinas de campaña se usaban en todas partes para ayudar a los pobres y los niños. También he de decir que la decencia de la mujer rusa, que como sabemos es de un alto nivel, fue respetada por los soldados alemanes de una manera destacada. Sé que mis doctores, durante las horas de consulta, atendían con frecuencia a la población rusa. Recuerdo esto porque los doctores me hablaron de la fortaleza que exhibían cuando sufrían algún dolor. La guerra pasó tan rápido por la estepa hasta Smolensk que toda el área presentaba un aspecto bastante pacífico: los campesinos trabajaban la tierra, grandes rebaños de ganado pastaban, y cuando visité la zona, vi intactas todas las pequeñas viviendas.


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