[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
27 de febrero a 11 de marzo de 1946

Heptagésimo Octavo Día: Lunes, 11 de marzo de 1946
(12 de 12)


[El Sr. ROBERTS continúa con su interrogatorio del Mariscal de Campo Milch]

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P: ¿Es cierto que le escribió Himmler una carta, la referencia es la Nota 1852, noviembre de 1942, documento 1617-PS, en la que dice:
"Estimado Milch: Se han llevado a cabo los experimentos de alta presión y agua fría..."
...y que Himmler proporcionó personas antisociales y criminales de campos de concentración? ¿Recuerda esa carta?

R: Me mostraron esta carta, pero tampoco la recuerdo. No sé siquiera si Himmler me escribió. Estas cartas las pasaba directamente mi oficina, sin que yo las viera, a las oficinas respectivas del Cuerpo de Inspectores Médicos, y respondían a través de mi oficina. Yo no estaba en situación de hacer nada en este asunto, porque no sabía de qué se trataba ni tenía idea de los aspectos médicos.

P: Si dice que no sabe nada de cartas que usted firmó, no puedo avanzar más en este asunto.

Quiero pasar ahora al último punto.

R: A lo largo del día tenía que firmar varios centenares de cartas, y era imposible saber los detalles de los asuntos que trataban. En este caso concreto era una

[Página 304]

cuestión que tenía que tratar un especialista, y firmé simplemente para librar al Inspector Médico de toda responsabilidad, ya que por las razones mencionadas esta mañana, no quería firmar él.

P: Muy bien. Dejo ese punto.

Ahora entonces el último punto. Usted dijo el viernes que se ejecutó a un general alemán por robar joyas. ¿Dónde tuvo lugar el robo?

R: No sabría decirlo. Creo recordar que fue en Belgrado. El general en cuestión era el General Wafer, de eso aún me acuerdo.

P: ¿Eran joyas robadas en Belgrado?

R: No lo sé. Sólo sé lo que dije el viernes.

P: Así que las autoridades alemanas consideraban que la pena de muerte era una pena adecuada por saqueo. Parece que eso es correcto.

R: No he oído la pregunta.

P: Bueno, era más bien un comentario. Le haré la siguiente pregunta. ¿Cuál era el valor de las joyas saqueadas?

R: Sólo puedo decir que no sé cómo se robó ni qué se robó, ni cuál era su valor. Sólo sé que se dijo que eran joyas de las que se había apropiado y que había sido condenado a muerte.

P: ¿Le habló Goering alguna vez de la colección de obras de arte que estaba reuniendo en países ocupados?

R: No sé nada de eso.

P: Permítame leerle un fragmento de una prueba, la Nota 2317. Es una orden de Goering firmada el 5 de noviembre de 1940:

"De Goering al Jefe de la Administración Militar de París y al Einsatzstab Rosenberg: Háganse con las obras de arte llevadas al Louvre, en el siguiente orden de prioridad:

Primero, las obras de arte..."

EL PRESIDENTE: Sr. Roberts, él nunca ha visto este documento y dice que no sabe nada de ello.

Sr. ROBERTS: Con la venia, si considera que no le debería plantear este asunto...

P: ¿Quiere decir que Goering nunca habló con usted de su colección de obras de arte?

R: No.

P: ¿Usted no sabía que se llevaron obras de arte, según un inventario unas 21.000 obras de arte, de los países occidentales ocupados?

R: No, no sé nada de eso.

P: ¿Qué debería haber hecho el general que robó las joyas, quizás en Belgrado? ¿Dárselas al Führer, o dárselas a Goering?

R: Ruego se me excuse de responder a esta pregunta.

GENERAL RUDENKO:

P: ¿Podría por favor decirme cuándo se enteró usted de la existencia del plan de Hitler de entrar en guerra con la Unión Soviética? ¿En enero de 1941?

R: Como dije el viernes, en enero el Reichsmarshal Goering me dijo que Hitler le había dicho que esperaba atacar Rusia. Después no oí hablar nada más de todo el asunto durante meses, hasta que por casualidad descubrí a través de un subordinado que la guerra con Rusia era inminente y que se estaban haciendo preparativos para proporcionar la vestimenta necesaria a las tropas.

P: ¿Conocía el Plan Barbarroja?

R: Había oído el nombre y oí una explicación del plan en una reunión del Führer con los Comandantes de los diversos Grupos de Ejército y Ejércitos uno o dos días antes del ataque.

P: ¿Y cuándo tuvo lugar, uno o dos días antes de la invasión?

R: Le diré la fecha exacta en un momento.

P: Adelante, por favor.

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R: El 14 de junio. Eso es ocho días antes del ataque, que tuvo lugar el 22.

P: ¿Y nunca antes había oído o visto nada del plan?

R: Como he dicho, quizás oí el nombre "Barbarroja" en algún momento anterior.

P: ¿Cuándo pudo ser eso?

R: No sabría decirlo, porque durante los meses de enero, febrero, marzo y también abril estuve fuera de Alemania y no volví hasta mayo. Estuve en África, Grecia, Yugoslavia y Europa Occidental.

P: Me interesa el periodo en el que estuvo en el Alto Mando de la Fuerza Aérea Alemana.

R: En diciembre de 1940.

P: ¿Sí?

R: Sólo parte de diciembre, ya que durante ese mes fui a Francia y también a Italia.

P: ¿Y dónde estuvo usted en enero de 1941?

R: En Europa Occidental, y que yo recuerde, ni un solo día en Alemania.

P: Pero acaba de decirnos que en enero de 1941 habló con Goering sobre el plan de entrar en guerra con la Unión Soviética.

R: Sí, yo...

P: ¿En enero de 1941?

R: Sí, el 13 de enero, pero no recuerdo ahora si hablé con Goering en Francia, o si fue por teléfono, o si estuve en Alemania un día o dos. No sabría decirlo, no lo anoté.

P: Discúlpeme. ¿Qué tiene que ver una conversación telefónica con un ataque a la Unión Soviética?

R: De lo que se hablaba entonces no era de atacar Rusia, sino de un ataque a Alemania por parte de Rusia, y...

P: ¿Está diciendo que habló por teléfono de la posibilidad de un ataque de la Unión Soviética a Alemania?

R: No, no he dicho nada que se parezca a eso, dije que no sé si recibí la información a través de un telegrama especial que no podía ser interceptado, o si el Reichsmarshal me lo dijo en Francia, o si ese día concreto estaba en Alemania.

P: ¿Y cuándo trató usted esta cuestión con Goering, y cuándo Goering expresó su aprensión hacia esta guerra contra la Unión Soviética?

R: Eso fue el 22 de mayo.

P: ¿El 22 de mayo de 1941?

R: Mil novecientos cuarenta y uno, sí.

P: ¿Y dónde trataron este asunto?

R: En Feldenstein, cerca de Nuremberg.

P: ¿Habló de esto a solas con Goering, o había alguien más con ustedes en esta conversación?

R: En ese momento sólo con Goering. Estábamos solos.

P: ¿Y afirma que Goering no quería entrar en guerra con Rusia?

R: Esa fue mi impresión.

P: Y así pues, ¿por qué no quería Goering entrar en guerra con la Unión Soviética? Se trataba de una guerra defensiva, ¿no?

R: Goering se oponía a esa guerra porque sabía...

P: ¿Se oponía a una guerra defensiva?

R: Estaba personalmente en contra de cualquier guerra.

P: Eso es extraño. Quizás pueda usted darme razones precisas por las que Goering no quería entrar en guerra con la Unión Soviética.

R: Porque una guerra en dos frentes, en especial una guerra contra Rusia, tal y como yo la veía, suponía perder la guerra, y creo que muchos militares y otras personas pensaban como yo.

P: ¿Así que usted se oponía también a una guerra contra la Unión Soviética?

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R: Sí, sin lugar a dudas.

P: Extraño. Sus declaraciones no son muy coherentes. Por un lado, usted dice que la Unión Soviética iba a atacar a Alemania, y por otro lado que había oficiales alemanes que no querían entrar en guerra con la Unión Soviética.

R: Permítame explicarlo de nuevo: el 13 de enero Goering me dijo que Hitler tenía la impresión de que Rusia quería entrar en guerra con Alemania. No era la opinión de Goering, ni la mia, asumo que era la opinión de Hitler, que mencionó como si fuera suya.

P: Discúlpeme. ¿Debo entender que ni usted ni Goering consideraban correcta esta opinión de Hitler?

R: Sólo puedo hablar por mi mismo. Expresé con frecuencia mi punto de vista, que Rusia no nos atacaría. No puedo decir qué pensaba Goering de esto. No me habló de esto. Deberían preguntarle a él.

P: Sí, y ahora le hago preguntas a usted. ¿Quiere decir que usted personalmente no opinaba igual que Hitler? ¿Y quiere decir que Goering tampoco quería entrar en guerra con la Unión Soviética?

R: El 22 de mayo, cuando hablé con Goering de este asunto, y le pedí urgentemente que hiciera todo lo posible para evitar la guerra con Rusia, me dijo que había empleado los mismos argumentos con Hitler, pero que era imposible hacer cambiar de idea a Hitler. Había tomado una decisión, y no había nada que pudiera hacerle cambiar.

P: Ya veo. Quiere decir que Goering se oponía a una guerra con la Unión Soviética porque la consideraba imposible mientras Alemania estuviera en guerra con Inglaterra, y quería evitar una guerra en dos frentes.

R: Desde un punto de vista puramente militar, sí, y creo que si se hubiera evitado la guerra en ese momento, no habría tenido lugar más adelante.

P: ¿Y sostiene seriamente que es posible hablar de una guerra preventiva con tanta antelación, y al mismo tiempo elaborar el Plan Barbarroja y todas las directrices que lo implementaron? ¿Cree de verdad en el carácter preventivo de una guerra como esa?

R: No entiendo el significado de la pregunta.

P: ¿Cree que alguien podía pensar que la Unión Soviética iba a atacar Alemania, y a la vez elaborar un plan agresivo contra la Unión Soviética, y esto ya en diciembre de 1940, como se ve en las fechas de los documentos oficiales?

R: Tal y como yo lo entendí, al esperar Hitler un ataque de Rusia, si es que realmente lo esperaba, dijo que tenía que anticiparse a una invasión rusa con una guerra preventiva. Esto, sin embargo, no tiene nada que ver con la opinión que se me ha pedido que exprese aquí. Yo no consideraba con una total seguridad, y sólo hablo por mi mismo, que Rusia nos invadiría. Sin poder juzgar toda la situación, consideraba personalmente que Rusia, por su interés, que intenté deducir, no haría esto.

P: De acuerdo. Querría hacerle unas pocas preguntas sobre los prisioneros de guerra. Ya se ha hablado aquí del uso de prisioneros de guerra, especialmente de la Unión Soviética, para trabajar en la industria aeronáutica.

R: Sí.

P: ¿Cuál es su opinión sobre el uso de prisioneros de guerra para trabajar contra su propio país? ¿Qué piensa de esto?

R: Está claro que no es algo muy honesto, pero que yo sepa esto se ha hecho también con nuestros prisioneros de guerra en todos los demás países.

P: Ahora estoy hablando de Alemania. Dice que es algo deshonesto. ¿No es una manera muy suave de expresarlo?

R: Depende de lo que hagan los otros. Todas las leyes y costumbres de la guerra se basan en la reciprocidad, siempre y cuando haya alguna reciprocidad.

P: Me gustaría que respondiera a mi pregunta. ¿Cuál era la actitud del Alto Mando Alemán hacia esta clase de trabajo? ¿Considera que con este trabajo se estaba quebrantando el Derecho Internacional?

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R: Es un punto controvertido que ni siquiera ahora tengo aún claro. Sólo sé que se dio orden de ponerlos a trabajar, y en la lucha por nuestra supervivencia, de usar a estos hombres, así como a mujeres.

P: ¿Considera esa orden una orden legítima?

R: No puedo evaluarla. Depende de las condiciones, y como he dicho, de la reciprocidad.

Dr. LATERNSER (abogado del Estado Mayor y el OKW): Sr. Presidente, solicito que se eliminen del sumario esta pregunta y esta respuesta. Se ha pedido al testigo que proporcione una opinión legal, y no es competencia suya, y dado que la pregunta no es admisible, también se debería eliminar la respuesta.

EL PRESIDENTE: ¿General Rudenko?

GENERAL RUDENKO: Quiero decir que no me había dado cuenta de que el testigo no sabía si esto era o no una violación del Derecho Internacional. Todo me hacía pensar que este testigo estaba capacitado para responder a esta pregunta, ya que al comienzo de su testimonio tanto hoy como el viernes, mencionó las diez normas de Derecho Internacional que conocían los soldados alemanes. Pensé por tanto que el testigo podría responder a una pregunta sobre el quebrantamiento de estas normas por parte del OKW.

En cuanto al empleo de prisioneros de guerra, si el Tribunal considera inadmisible esta pregunta, por supuesto la retiraré.

EL PRESIDENTE: Se podría haber planteado la pregunta de otra manera, diciendo por ejemplo si quebrantaba o no las normas indicadas en la cartilla militar del soldado. Sin embargo, por lo que respecta al Derecho Internacional, este es uno de los asuntos que tiene que juzgar el Tribunal, y por tanto, claro está, no nos interesa la opinión del testigo.

GENERAL RUDENKO: Sí...

Aún tengo dos preguntas más para este testigo.

EL PRESIDENTE: Queríamos levantar la sesión a las cuatro y media. Si tiene intención de hacer más preguntas, ¿qué será mejor, que levantemos la sesión ahora, o que esperemos a que usted acabe?

GENERAL RUDENKO: Será mejor levantar la sesión, quiero hacerle unas pocas preguntas más a este testigo.

(Se levantó la sesión hasta el 12 de marzo de 1946 a las 10 horas).


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