[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
27 de febrero a 11 de marzo de 1946

Heptagésimo Séptimo Día: Viernes, 8 de marzo de 1946
(8 de 9)


[el Dr. STAHMER continúa con su interrogatorio del Mariscal de Campo Milch]

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P: ¿Cuáles fueron las relaciones de la Fuerza Aérea Alemana con las fuerzas aéreas de otros países en el periodo que comenzó el año 1935?

R: Durante los primeros años posteriores a 1935, Alemania no tuvo una fuerza aérea digna de mención. Entonces sólo existían las primeras unidades, y se crearon las primeras escuelas grandes. Asimismo, durante estos años la industria creció. Antes de que comenzara

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el rearme, nuestra industria había sido de una escala muy pequeña. Sé que el número de trabajadores de toda la industria aérea alemana en el momento de la toma del poder por parte de los nacionalsocialistas era de 3.000 a 3.300 hombres entre constructores, empresarios, técnicos y obreros.

Los primeros contactos con el extranjero en el campo de la aviación tuvieron lugar en 1937, cuando, en enero de 1937, una comisión inglesa dirigida por el Vicemariscal del Aire Courtney y otros tres oficiales de alto rango vinieron a Alemania. Courtney era el Jefe del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea Británica. Yo acompañé a esta comisión y fui su guía durante todo el tiempo que estuvieron aquí. Respondimos a todas las peticiones de estos caballeros relativas a lo que querían ver. Esos fueron los primeros contactos que se establecieron. Les mostramos especialmente nuestra unidad de entrenamiento, en la que se probaban todas las formas y todos los modelos nuevos, las industrias, las escuelas, y todo lo que querían saber estos caballeros. Al final de nuestro encuentro el Vicemariscal inglés sugirió que debíamos comenzar un intercambio germano-británico de planes. Pedí la aprobación de mi Comandante en Jefe, y fue concedida. En aquel momento enviamos a los británicos los planes de la Fuerza Aérea Alemana para 1937, 1938, y creo, 1939, y por otro lado recibimos de los británicos las cifras correspondientes. Acordamos que en el futuro, en caso de haber cambios o crearse nuevas unidades, habría un nuevo intercambio de datos. La visita estuvo animada de un espíritu de camaradería y fue el comienzo de posteriores contactos.

En mayo de ese mismo año, 1937, otros caballeros me invitaron a ir a Bélgica como representante de mi Comandante en Jefe para ver su Fuerza Aérea; después en julio...

P: ¿Qué pasó en esta visita a Bélgica? ¿Puede darnos más detalles?

R: Tuve una recepción muy cordial. Tuve ocasión de conocer al Ministro de Guerra, al Ministro de Asuntos Exteriores, al Primer Ministro, y también a Su Majestad el Rey, además de a los oficiales de la Fuerza Aérea, que por supuesto eran mi principal interés. Las conversaciones fueron amistosas por ambas partes, y los belgas nos garantizaron sus sentimientos personales de amistad hacia Alemania.

P: ¿Hubo también intercambio de datos?

R: No, no de la misma manera, pero más tarde, en Alemania, también le mostramos todo a los belgas, cuando el Jefe de la Fuerza Aérea, el General Duvier, nos devolvió la visita. Hubo entonces una gran reunión internacional, en verano, en julio de 1937, debido al encuentro de aviación de Zurich que se celebraba cada cinco años. En esta reunión mostramos deliberadamente nuestros últimos modelos de cazas, bombarderos y Stukas, así como los nuevos motores que acabábamos de fabricar y todo lo que pudiera ser de interés internacional. Acudieron importantes delegaciones de Francia, Italia, Checoslovaquia y Bélgica, y también asistió una Comisión de oficiales británicos para ver el material que exponíamos, pero no participaron en las competiciones como representantes de Gran Bretaña. Mostramos nuestro material a los franceses, los británicos y al resto de naciones, en un espíritu de camaradería. Allí estaba, por ejemplo, el caza Messerschmidt 109 con las mejoras de la época, más o menos las mismas con las que voló hasta el final de la guerra; los recién creados bombarderos Dornier, el último Stuka de Junkers, también los motores Daimler-Benz 600 y 601, y también de Junkers...

EL PRESIDENTE: No creo que al Tribunal le interese ese nivel de detalles.

Dr. STAHMER:

P: Testigo, por favor, sin detalles. Abrevie.

R: Sí. Después, en octubre de 1937, hubo una invitación desde Francia, del Gobierno francés, para inspeccionar también su Fuerza Aérea. Dicen que la inspección tuvo lugar en un espíritu muy amistoso. Poco después, una semana después, hubo una visita a invitación de Inglaterra para devolver la visita del Vicemariscal del Aire Courtney.

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También se mostraron fábricas, organizaciones, escuelas y la Academia de Guerra. También, con respecto a la industria, mostraron las "Fábricas en la Sombra", es decir, industrias que producen bienes en tiempo de paz y pasan a construir aviones y motores de aviones en tiempo de guerra. También hubo visitas recíprocas con Suecia. Creo que con esto he acabado.

P: ¿Asistió usted a una reunión con el Führer el 23 de mayo de 1939?

R: Sí.

P: ¿En qué función?

R: Se me ordenó repentinamente acudir la mañana de ese día porque el ReichsMarshal no estaba allí.

P: ¿Recuerda cómo fue el transcurso de esta conversación?

R: El Führer dio un largo discurso ante los tres Comandantes en Jefe del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, y sus Estados Mayores. También asistieron otras personas. Lo esencial de lo dicho es que Hitler declaró que había decidido resolver la cuestión del Corredor hacia Prusia Oriental de una manera o de otra, y al estudiar esto vio la posibilidad de las complicaciones que podrían surgir en el Oeste. Sólo fue un discurso, no una discusión o una conversación.

P: ¿Expuso o trató algo más, algún otro detalle?

R: Sí, la cuestión de si el Oeste, probablemente pensaba sobre todo en Francia, se mantendría callado, o si interferiría.

P: ¿Se dijo algo de la posibilidad de un ataque a Polonia o, según recuerdo, sólo se mencionó la solución a este problema del "Corredor"?

R: Entendí que quería resolver este problema definitivamente, así que probablemente primero pensó en negociar, pero teniendo en cuenta que si estas negociaciones no daban fruto, se tendría que considerar una solución militar.

P: ¿Hubo conversaciones posteriores sobre este asunto?

R: No, se prohibió expresamente que los asistentes hablaran de este tema, ni siquiera entre ellos. A mi por ejemplo se me prohibió informar al Reichsmarshal, que no estaba allí. Hitler dijo que él mismo informaría a Goering. Recuerdo que por aquel entonces también se promulgó la famosa orden que se ha mencionado anteriormente conocida como "Orden del Führer nº 1", y que tenía que exhibirse en todas nuestras oficinas, según la cual nadie debía decirle nada a nadie que no necesitara saber, nada se debía decir antes de que fuera necesario, y sólo se debía decir lo estrictamente necesario para informar a otras personas.

P: Así pues, usted no informó al Reichsmarshal de esta reunión.

R: No, me prohibieron hacerlo.

P: ¿Cuándo se enteró de esto?

R: No lo sé.

P: ¿Cuál era la actitud del entonces Mariscal de Campo Goering hacia la guerra?

R: Siempre he tenido la impresión, esto ya lo vi durante la ocupación de Renania, que estaba preocupado porque la política de Hitler podía llevar a la guerra. En mi opinión, estaba en contra de la guerra.

P: ¿Cuándo supo por primera vez que Hitler había planeado algo contra Rusia?

R: Que yo recuerde, fue en la primavera de 1941. ¿Me permiten corregirme una vez más? Quiero echar un vistazo a mi libreta. El 13 de enero, el Reichsmarshal me dijo que Hitler esperaba que Rusia atacara Alemania. Después, durante un tiempo, no oí hablar nada más de esto, y el Reichsmarshal tampoco mencionó qué opinaba de esto. En cualquier caso, durante las semanas y meses posteriores, no oí hablar más de esto. Es cierto, sin embargo, que por aquel entonces estaba raras veces en Berlín, y nunca en el Cuartel General, ya que hacía viajes de inspección, etc. Cuando volví, y no recuerdo si fue en marzo o en abril, uno de mis subordinados me preparó un informe sobre una cuestión de uniformes y me preguntó si se tendrían que proporcionar uniformes de invierno

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en caso de guerra contra Rusia. Me sorprendió mucho la pregunta, no me habían informado anteriormente. Sólo pude decirle que si entrábamos en guerra con Rusia, necesitaríamos ropa para varios inviernos, y le dije la clase de uniformes de invierno que me parecían adecuados.

¿Volvió a hablar con el Mariscal de Campo Goering de esta guerra?

R: Sí.

P: ¿Cuándo ocurrió?

R: El 22 de mayo, en uno de mis viajes, volví a ver al Comandante en Jefe por primera vez después de mucho tiempo. Fue en Veldenstein, Goering estaba allí entonces. Allí traté el asunto con él, y le dije que en mi opinión era un gran deber histórico suyo el evitar esta guerra, ya que inevitablemente llevaría a la aniquilación de Alemania. Le recordé que no debíamos complicar la situación por iniciativa nuestra con una guerra en dos frentes, etc. El Reichsmarshal me dijo que él también había planteado todos estos argumentos, pero que fue absolutamente imposible disuadir a Hitler de comenzar esta guerra. Mi propuesta de volver yo a hablar con Hitler fue considerada inútil por el Reichsmarshal. Teníamos que resignarnos, no se podía hacer nada. De estas palabras estaba bien claro que estaba en contra de esta guerra, y que bajo ninguna circunstancia quería esta guerra, pero también que, en su situación, no tenía ninguna posibilidad de disuadir a Hitler de llevar a cabo este proyecto.

P: ¿Dio a entender lo que dijo que había planteado sus objeciones a Hitler?

R: Sí, eso lo vi muy claro, también que había hablado sobre la cuestión de la guerra en dos frentes, etc. y me dijo que también le había expuesto a Hitler los argumentos que yo planteé; pero me dijo que fue inútil. Querría decir algo más sobre el 23 de mayo. Después de esta reunión, y basándome en el hecho de que la Fuerza Aérea Alemana apenas tenía reservas de bombas, solicité la fabricación de bombas. Anteriormente, Hitler había considerado esto innecesario y superfluo. Había problemas por la escasez de hierro. Tras esta reunión, y al tener la impresión de que podría haber complicaciones, señalé que la flota de bombarderos de la Fuerza Aérea no estaba preparada para el combate. Hitler rechazó de nuevo mi solicitud de después del 23 de mayo. Él me haría saber a tiempo si necesitaríamos bombas, y cuándo. Cuando señalamos que la fabricación de bombas requeriría varias semanas, incluso meses, declaró que habría tiempo de sobra para ello más adelante. De aquí saqué la conclusión, y usted sabe que no podía hablar de esto con nadie, que las palabras de Hitler del 23 de mayo no se debían tomar tan en serio como me habían sonado en principio.

P: ¿Cuándo tuvo lugar esta última conversación sobre el rechazo a la fabricación de bombas?

R: Eso fue, hablé sólo un vez de este asunto, después de mayo, cuando se dio a conocer la situación. Pero a finales del verano volví a plantearle este asunto. De nuevo, se negó. Hitler no dio la orden de fabricar bombas hasta el 12 de octubre de 1939, aunque habíamos señalado esta deficiencia antes. Hitler dijo, si no recuerdo mal: "Mis intentos de firmar la paz con Occidente después de la campaña contra Polonia han fracasado. La guerra sigue. Ahora podemos y debemos fabricar las bombas".

P: ¿Le dijo Hitler alguna vez que deseaba realmente vivir en paz con Occidente?

R: Sí. No he entrado en los detalles de mis visitas. Cuando volví de Francia, estuve con Hitler dos horas en el Obersalzberg para informarle de la visita a Francia. Igualmente, tras la visita a Inglaterra, unas dos semanas después, le presenté un informe a Hitler durante varias horas. Estaba muy interesado, y tras el segundo informe, es decir, tras la visita inglesa, dijo: "Quiero llevar a cabo mi política de tal y tal manera, pero puede estar seguro de que siempre confiaré en Inglaterra. Trataré de cooperar con Inglaterra en todo momento". Esta conversación tuvo lugar el 2 de noviembre.

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P: ¿De qué año?

R: Del año 1937, el 2 de noviembre.

P: Usted ha mencionado dos conversaciones.

R: Sí, la primera fue el informe sobre la visita a Francia, y la segunda sobre la visita a Inglaterra. Hitler, que no conocía estos países, estaba extremadamente interesado en que un soldado le hablara del recibimiento, el país, armamentos y otros asuntos.

P: ¿Cómo eran las relaciones del Reichsmarshal Goering con Himmler?

R: Nunca lo tuve muy claro. Tenía la impresión de que Himmler siempre tenía un cierto sentimiento de rivalidad. Sin embargo, la relación mutua fue siempre muy correcta y muy educada en la superficie. No podría decir cómo era realmente.

P: ¿Hubo en mayo de 1942 un intercambio de correspondencia entre usted y el Obergruppenführer de las SS Wolff?

R: Sí, caballero.

P: Y en particular, sobre experimentos médicos con internos en el Campo de Dachau. ¿Puede decirnos algo sobre esto?

R: Me han interrogado sobre esa cuestión aquí, en Nuremberg, y me mostraron dos cartas, una carta de Wolff (era por aquel entonces el adjunto a Himmler) y otra de Himmler, así como las respuestas que di. Hablaban de los experimentos con cámaras de presurización y bajas temperaturas. Recibí estas cartas porque Himmler no conocía los canales oficiales de la Luftwaffe. Las cartas fueron entregadas a la Inspección Médica, que no estaba a mis órdenes. La Inspección Médica redactó la respuesta y me la pasó. Modifiqué un poco la respuesta y la envié. No he leído ningún informe enviado por Himmler sobre este asunto. También envió una película. No vi la película. Pregunté al Inspector Médico de qué trataba, y me dijo que la Fuerza Aérea estaba plenamente informada de ambos problemas y que los experimentos con cámaras de presurización habían sido llevados a cabo por jóvenes doctores nuestros que se habían ofrecido voluntarios para ello. Además, a la Fuerza Aérea no le interesaba la cuestión de las bajas temperaturas. Ambos mostramos estar de acuerdo con su sugerencia de evitar implicarnos en este asunto. Le pregunté para qué se hicieron estos experimentos. Me dijo que se sometió a criminales a estos experimentos. Le pregunté de qué manera. Me dijo que de la misma forma en la que nuestros jóvenes doctores se habían sometido a estos experimentos. Después le escribimos una carta que fue bastante educada, no se podía escribir de otra manera a esta gente, pero rechazando por completo los experimentos. No queríamos tener nada que ver. En la carta de Himmler también se me pedía que elaborara un informe para el Reichsmarshal.

Me quedé con la impresión de que con estos experimentos las SS querían impresionar a Hitler. Esan fueron las palabras que pronunció el Jefe del Departamento Médico. Durante una larga presentación de un informe sobre asuntos totalmente diferentes, le mencioné brevemente este asunto al Reichsmarshal, ya que imaginaba que algún día Himmler se lo comentaría, y él quizás no sabría nada de todo el asunto. Cuando le hablé de estos experimentos, el Reichsmarshal me pregunto: "¿Qué significa esto?" Le di la misma respuesta que me dio el Inspector Médico. Le dije que no queríamos tener nada que ver con ellos, y que estábamos en contra. Dijo que opinaba exactamente lo mismo, pero que debía ser cuidadoso y no provocar al SD o tratarlos mal. No sé en qué consistían los experimentos, ni lo que se hizo a la gente. Aún hoy, sigo sin saberlo.

P: ¿Lo sabía el Reichsmarshal?

R: No, en absoluto.

P: ¿Les dejó poco después el Dr. Rascher para unirse a las SS?

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R: No lo sé. No conozco al Dr. Rascher, y no tuve nada que ver con la cuestión de su traslado. Rascher no estaba subordinado a mi, al igual que no lo estaba el Jefe del Departamento Médico de la oficina de Personal.

P: ¿Sabe si el Reichsmarshal Goering dio órdenes a las tropas bajo su mando de aniquilar a las tropas de sabotaje, o de entregar a los aviadores-terroristas enemigos al SD sin proceso judicial?

R: No, no sé nada de eso.


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