[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes de guerra, crimenes contra la humanidad

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
14 de febrero a 26 de febrero de 1946

Sexagésimo Sexto Día: Sábado, 23 de febrero de 1946
(8 de 8)


[Página 269]

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Por lo que respecta a Herr Gaus, no hay ninguna objeción, salvo por un punto sobre lo que yo llamaría el grupo de testigos del Ministerio de Exteriores, y creo que será preferible que lo exponga ahora, y después el Dr. Horn podrá responder a este punto en un momento.

El Dr. Horn está pidiendo como testigos a: Herr Gaus; Fraulein Blank, que fue la secretaria privada del acusado; y los testigos tres a siete, que son cinco funcionarios del Ministerio de Exteriores, von Sonnleitner, von Rintelen, Gottfriedsen, Hilger y Bruns.

La situación en este momento es que hay algunas dudas sobre si el Tribunal aceptó o no a Fraulein Blank, mientras que dos de los testigos, von Sonnleitner y Bruns, fueron aceptados el 5 de diciembre. Von Sonnleitner fue aceptado, y Herr Bruns aceptada sumariamente.

La fiscalía llama la atención del Tribunal sobre el hecho de que no se han especificado puntos concretos sobre los que hablarán estos testigos, y en estos momentos, las solicitudes no cumplen las Normas de Proceso 4(a). Pero la fiscalía sugiere lo siguiente:

Sería razonable que el acusado dispusiera de ciertos testigos que hablen de las acciones del Ministerio de Exteriores, pero si va a disponer de Herr Gaus y su secretaria privada, Fraulein Blank, bastaría con otro funcionario del Ministerio de Exteriores para hablar de métodos generales, y von Sonnleitner es obviamente la clase de persona que podría ayudar al acusado en cuestiones generales del Ministerio de Exteriores. Llamar a siete testigos para tratar este punto general sería redundante, y sugerimos que basta con tres.

Espero que al Tribunal no le importe que haya hablado de los siete testigos, pero el punto que planteo necesariamente implica a todos.

Dr. HORN: Querría decir algo en respuesta a eso: el Dr. Gaus será con toda probabilidad mi testigo principal para la defensa. Por tanto, desde el 10 de noviembre de 1945 mi predecesor y yo hemos hecho todo lo posible para localizar a este testigo y traerle aquí. Así, desconozco las cuestiones sobre las que puede darme pruebas que refuten las acusaciones. Por ello, preferiría no cerrar ya la cuestión del resto de testigos del Ministerio de Exteriores. Tan sólo quiero plantear este punto: los testigos listados además del Dr. Gaus no son testigos que declararán sobre cuestiones rutinarias o asuntos generales del Ministerio de Exteriores, sino testigos que pueden refutar asuntos especiales que ha planteado la acusación.

Sugiero por tanto que se tome una decisión final sobre llamar o no a declarar al resto de testigos sólo después de que se consiga traer aquí al Embajador von Gaus. Querría en relación a esto pedirle al Tribunal de nuevo personalmente que me ayude en la localización de este extremadamente valioso testigo porque podré presentar mi testimonio por escrito al Secretario General a tiempo sólo si le tengo aquí pronto.

EL PRESIDENTE: Sí. Bien, tendremos en cuenta esto. Esto nos deja los testigos dos a siete, ¿verdad?

Dr. HORN: Sr. Presidente, querría suprimir de este grupo a la testigo número dos, Margarete Blank. Por tanto, no dos a siete, sino tres a siete.

Me explicaré. Fraulein Blank fue durante muchos años secretaria del antiguo Ministro de Asuntos Exteriores von Ribbentrop, en concreto desde 1933. La testigo Blank redactó un cierto número de importantes borradores y memorándums, y también trató puntos destacados de estos manuscritos con Ribbentrop. Presentaré memorándums directamente relacionados con los cargos, y por tanto solicito que se mantenga la decisión original del Tribunal de concedernos esta testigo.

[Página 270]

EL PRESIDENTE: ¿Está pidiendo entonces que se traiga aquí lo antes posible al Embajador Gaus y a Fraulein Blank, y que se aplace la decisión sobre los testigos tres a siete hasta que haya tenido oportunidad de ver a Gaus y Blank?

Dr. HORN: Sí, Sr. Presidente. En cuanto a Fraulein Blank, puedo decir que está en un campo de internamiento cerca de Nuremberg, en Hersbruck.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere decir que Fraulein Blank está en un campo tan cerca de Nuremberg que usted podría ir a visitarla y hablar con ella allí?

Dr. HORN: Sí, Sr. Presidente, es posible.

EL PRESIDENTE: Muy bien.

Dr. HORN: ¿Debo entender esto como una autorización para visitar a Fraulein Blank para interrogarla?

EL PRESIDENTE: Entendemos que eso es lo que usted solicita, y lo estudiaremos.

Dr. HORN: Gracias, Sr. Presidente.

Como testigo siguiente, nombro al antiguo Gruppenführer de las SS y ayudante personal de Hitler, presente en Nuremberg en prisión incomunicada.

EL PRESIDENTE: ¿Sí, Sir David?

Sir DAVID MAXWELL FYFE: En cuanto a este testigo, la solicitud dice que hubo una reunión decisiva de Hitler con el acusado von Ribbentrop, y que puede hablar de ciertas cosas que ocurrieron. Si es así, si puede hablar como uno de los presentes en la reunión, la fiscalía no tiene objeciones.

Tenemos objeciones, y este punto surgirá con varios testigos, con lo que yo llamaría testimonios creados por sí mismos. Es el caso en el que un testigo viene para decir simplemente que el acusado dijo que tenía ciertos puntos de vista. Esto, alega la acusación, no lleva a nada. Si lo he entendido bien, este testigo habla como observador de la conferencia, y por tanto, no tenemos objeciones.

Dr. HORN: Querría garantizarle a Sir David que es un testigo que tiene conocimiento de primera mano de hechos decisivos, y que puede declarar sobre ellos.

Mi siguiente testigo es Adolph von Steengracht, desde 1943 Secretario de Estado del Ministerio de Exteriores. Este testigo está ahora en Nuremberg en prisión incomunicada.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Si el Tribunal tiene la bondad de examinar la séptima línea contando por abajo de esta solicitud, dice que Steengracht declarará que, contrariamente a lo afirmado por el Fiscal Jefe de Estados Unidos, las protestas de las iglesias y de El Vaticano siempre fueron "procesadas", evitando así excesos mayores.

Si eso quiere decir, el texto en inglés es un tanto ambiguo, que el acusado Ribbentrop trasladó las protestas de las iglesias a Hitler, la fiscalía considera que no tiene objeciones con respecto a este testigo.

Dr. HORN: En relación a esto puedo decir, Sr. Presidente, que estas protestas no sólo fueron trasladadas a Hitler, sino que además, por iniciativa y cumpliendo órdenes del acusado, se contactó con otros organismos alemanes implicados en estas infracciones del Derecho Internacional con el fin de resolver las dificultades causadas por la protesta de las iglesias y El Vaticano.

EL PRESIDENTE: Muy bien. ¿Podemos pasar al 10?

Dr. HORN: Mi testigo nº 10 es Dahlerus. El Sr. Dahlerus ha sido ya mencionado extensamente hoy, y querría saber si es necesario decir algo más sobre la solicitud de este testigo.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Ya he explicado mi actitud general hacia Dahlerus. Al parecer este acusado lo quiere para un punto en concreto, una orden de Hitler, y alego que lo correcto sería que el Dr. Horn añadiera un interrogatorio sobre ese punto.

Prima facie parece muy improbable que Hitler comunicara su orden privada a un ingeniero sueco, pero en vista de que se han ordenado los interrogatorios, sugiero que el Dr. Horn envíe un interrogatorio adicional sobre ese punto.

[Página 271]

Dr. HORN: Sr. Presidente, ¿puedo hacer una observación relacionada con esto? No es una cuestión, como se ha traducido, sobre una orden de Hitler, sino una cuestión sobre la decisiva nota que supuso el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Mi punto de vista es aplicable a muchas de estas peticiones. Esto será una prueba sólo si Herr Dahlerus puede decir lo que dijo Hitler, lo que Hitler le dijo. No es una prueba si Herr Dahlerus dice: "Herr Ribbentrop me dijo que Hitler lo había ordenado". Esto no añade nada a las pruebas del acusado. Por tanto, creo que es esencial que antes de juzgar el valor probatorio, se trate la cuestión, sugiero, a través de un interrogatorio.

EL PRESIDENTE: Dr. Horn, a no ser que tenga algo más que añadir sobre este testigo, nos detendremos en este punto, porque consideramos que es imposible continuar hoy, y al parecer es imposible acabar esta tarde con todas sus solicitudes, así que, ¿quiere añadir algo más sobre Dahlerus?

Dr. HORN: Sí, querría hacer otra breve alegación sobre lo que Sir David considera importante para las pruebas. El Sr. Dahlerus no contará aquí lo que le dijo Ribbentrop. Declarará lo que oyó de Ribbentrop en boca de una persona importante y del propio Hitler, y es por eso por lo que considero su testimonio especialmente importante.

Sir DAVID MAXWELL FYFE: Un punto general Señoría: en el caso de los testigos pedidos por el Dr. Horn, preparé los comentarios de la fiscalía, y se han escrito a máquina en inglés. El Tribunal es consciente de que no recibimos esta solicitud hasta ayer, y tuvo que ser traducida, y no está preparada hoy. No he podido tener lista esta traducción, pero he dado al Dr. Horn una copia muy informalmente para que esté informado, y podría ser útil que la entregara, ya que podría acortar el proceso y servir también como registro cuando el Tribunal vuelva a considerar estos puntos. No sé si esto le conviene al Tribunal.

EL PRESIDENTE: Sí, muy bien. Levantaremos la sesión en este momento.

Quiero preguntarle al Fiscal Jefe Soviético si le parecería correcto a la fiscalía soviética continuar el lunes por la mañana con este estudio de los testigos y las pruebas. Creo que probablemente dedicaremos toda la mañana si nos encargamos de las solicitudes del acusado Ribbentrop, y después de las del acusado Keitel, por lo que la fiscalía soviética, si decidimos seguir esta planificación, comenzaría a las dos en punto. ¿Les parecería correcto?

GENERAL RUDENKO: Si es lo más conveniente para el Tribunal, también lo es para nosotros, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: Hay otro punto que querría preguntarles. Creo que se indicó al Tribunal que la fiscalía soviética tenía intención de llamar a declarar a dos testigos. Creo que dijimos que se debería hacer comparecer al General Warlimont y a, creo, el General Halder, para que la defensa tenga ocasión de interrogarlos.

GENERAL RUDENKO: Si el Tribunal así lo desea, responderé a esta cuestión. Conozco la transcripción de los informes elaborados por el General Zorya y el Coronel Pokrovsky en los que se trató el asunto de los testigos Halder y Warlimont. La Delegación Soviética considera que no hay ninguna objeción a que el Tribunal interrogue a los testigos, Generales Warlimont y Halder, a petición de la defensa. Pero la Fiscalía Soviética quería pedir que el Tribunal admitiera a estos testigos como testigos de la fiscalía soviética.

Querría una vez más exponer el plan que tiene pensado seguir la fiscalía soviética para concluir su presentación de pruebas. Nos falta presentar al Tribunal la última sección, "Crímenes contra la Humanidad". Esta presentación requerirá aproximadamente entre tres y cuatro horas.

[Página 272]

Además, pediremos al Tribunal que nos permita interrogar a cuatro testigos, ciudadanos soviéticos que han sido traídos aquí especialmente y que están ahora en Nuremberg. Siendo así, si comenzamos nuestra presentación mañana a las dos en punto, el martes terminaremos nuestra presentación de todos los cargos.

EL PRESIDENTE: El Tribunal espera tener aquí a los Generales Warlimont y Halder antes de que acabe el caso presentado por la acusación soviética, no para que la fiscalía soviética les haga preguntas, sino para ser interrogados por la defensa si así lo desea la defensa, pero esto se puede hacer en cualquier momento que les convenga a ustedes. Si lo desean, se les puede hacer comparecer el lunes a las dos; o si lo prefieren, al final de la presentación soviética, el martes por la tarde o el miércoles por la mañana, lo que más les convenga a ustedes.

GENERAL RUDENKO: Como ya he dicho, la fiscalía soviética no pensaba presentar a Halder o a Warlimont. La fiscalía soviética no se opone a que, en respuesta a la petición de la defensa, se interrogue a Halder y a Warlimont. Que yo recuerde, ya en diciembre el Tribunal aceptó la solicitud de la defensa de hacer comparecer a Halder ante el Tribunal como testigo. Por tanto, considero, y ya que en cuanto a la rapidez de la presentación de pruebas por parte de la fiscalía soviética, realmente no tendrá ninguna influencia en el análisis de cuestiones esenciales, que el interrogatorio de los testigos Warlimont y Halder debería tener lugar durante la presentación de pruebas por parte de la defensa.

Que yo sepa, en la solicitud del acusado Keitel presentada al Tribunal, se incluye como testigos a Halder y a Warlimont, y el acusado Keitel y su abogado solicitaron interrogarlos como testigos de la defensa.

En base a esto, considero que el interrogatorio de estos testigos debería tener lugar durante la presentación de pruebas por parte de la defensa.

EL PRESIDENTE: El Tribunal cree que tanto el General Warlimont como el General Halder están en Nuremberg. ¿Es así?

GENERAL RUDENKO: Sí.

EL PRESIDENTE: Probablemente lo más correcto sería que el Tribunal compruebe con exactitud qué orden dio el Tribunal con respecto a su comparecencia. Examinaremos el sumario y veremos la orden exacta que dimos, y trataremos la cuestión el lunes por la mañana. Mientras tanto, el lunes por la mañana continuaremos, ya que ha dicho que les parece bien, con las solicitudes del Dr. Horn en nombre del acusado Ribbentrop y con las solicitudes del Dr. Nelte en nombre del acusado Keitel, y el lunes por la tarde habrá sesión sólo de dos a cuatro.

(Se levantó la sesión hasta el 25 de febrero de 1946 a las 10 horas).


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