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"No tiene límites la ira e indignación causada entre la población soviética y en el Ejército Rojo por los innumerables y despreciables actos de violencia, las horrendas atrocidades perpetradas contra el honor de las mujeres y los asesinatos masivos de ciudadanos soviéticos, hombres y mujeres, llevados

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a cabo por los oficiales y hombres fascistas alemanes. Dondequiera que la ley de la bayoneta alemana comienza a imponerse, se introduce un insoportable régimen de sangriento terror, agonía, torturas y salvajes asesinatos. Los robos cometidos por todas partes por los oficiales y hombres alemanes vienen acompañados siempre de palizas y asesinatos a un inmenso número de personas completamente inocentes. Por no entregar hasta la última miga de las reservas de alimentos, y toda la ropa hasta la última camisa, los ocupantes torturan y ahorcan a jóvenes y ancianos, a mujeres y niños. En los trabajos a los que fuerzan a la población, golpean y ejecutan a todo el que no consigue alcanzar la cuota de trabajo que se le ha asignado.

El 30 de junio los matones de Hitler entraron en la ciudad de Lvov, y al día siguiente comenzaron una masacre bajo el lema 'Matad a los judíos y a los polacos'. Después de la muerte de centenares, los gangsters de Hitler organizaron una 'exposición' de los ciudadanos asesinados construyendo una galería. Se colocaron los cuerpos mutilados, sobre todo de mujeres, a lo largo de los muros de las casas. El lugar de honor de esta espantosa 'exposición' lo ocupaba el cadáver de una mujer a la que le habían clavado su bebé con una bayoneta.

Esas eran las atrocidades monstruosas de los fascistas desde el mismo estallido de la guerra. Revolcándose en sangre inocente, los villanos hitlerianos continúan perpetrando sus ruines crímenes.

En la aldea de Krasnaya Polyana, cerca de Moscú, el 2 de diciembre los malhechores fascistas alemanes reunieron a todos los habitantes de entre quince y sesenta años, los llevaron a las heladas instalaciones del edificio del Comité Ejecutivo del Distrito, al que le habían quitado todos los cristales de las ventanas, y los dejaron allí durante ocho días sin comida ni agua. Los hijos de las trabajadores de la fábrica de Krasnaya Polyana A. Zaitseva, T. Gudkina, O. Naletkina, and M. Mikhailova murieron en los brazos de sus madres durante esta terrible experiencia.

Se han registrado numerosos casos de niños soviéticos usados como blancos de prácticas de los hitlerianos.

En el pueblo de Bely Rast, en el distrito de Krasnaya Polyana, una banda de soldados alemanes borrachos puso al niño de doce años Volodia Tkachev en el porche de una casa como objetivo y dispararon al niño con un rifle automático. El niño fue acribillado. Después los matones comenzaron a disparar aleatoriamente a las ventanas de las casas. Pararon a una mujer de una granja colectiva, I. Mossolova, que iba por la calle con sus tres hijos, y allí mismo la mataron a tiros, a ella y a los niños.

En el pueblo de Voskressenskoye, del distrito de Dubinin, los hitlerianos usaron como objetivo a un niño de tres años, disparándole con sus ametralladoras.

En el centro regional de Volovo, en la región de Kursk, donde los alemanes se quedaron durante cuatro horas, un oficial alemán mató al hijo de dos años de una mujer llamada Boikova golpeando la cabeza del niño contra un muro simplemente porque estaba llorando.

En el pueblo de Zlobin, en el distrito de Orel, los fascistas asesinaron al hijo de dos años de un hombre de una granja colectiva, Kratov, porque sus llantos no les dejaban dormir.

En el pueblo de Semenovskoe, en la región de Kalinin, los alemanes ataron los brazos con una cuerda a Olga Tikhonova, la esposa de veinticinco años de edad de un hombre del Ejército Rojo y madre de tres niños, que estaba en la última etapa de su embarazo, y la violaron. Tras violarla, los alemanes le cortaron la garganta, le apuñalaron ambos pechos, y se los arrancaron sádicamente. En ese

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mismo pueblo los ocupantes le pegaron un tiro a un chico de trece años y le grabaron con un cuchillo una estrella de cinco puntas en la frente.

En noviembre, la operadora del telégrafo de la ciudad de Kalinin, Ivanova, fue a visitar familiares en el pueblo de Burashevo, cerca de Kalinin, junto con su hijo de trece años, Leonid. Cuando salieron de la ciudad fueron vistos por unos hitlerianos que empezaron a dispararles desde una distancia de 60 metros; el chico murió como resultado de esto. La madre hizo varios intentos de llevarse el cuerpo del chico, pero cuando lo intentaba los alemanes abrían fuego, y tuvo que dejar allí el cuerpo. Los soldados alemanes no le permitieron llevarse el cuerpo durante ocho días. Sólo pudo ser recogido y enterrado por la madre cuando nuestras tropas ocuparon el lugar".

"En Rostov del Don un alumno de la escuela comercial, Vitya Cherevichny, de quince años, estaba jugando en el patio con sus palomas. Unos soldados alemanes que pasaban por allí cogieron los pájaros. El chico protestó. Los alemanes se lo llevaron y le pegaron un tiro en la esquina de la calle Línea 27 con Maisky 2ª por negarse a entregar sus palomas. Los hitlerianos pisotearon su cara con los tacones de sus botas hasta que la cara quedó irreconocible.

El pueblo de Bassmanova, en el distrito de Glinka de la región de Smolensk, liberado por nuestras tropas a principios de septiembre quedó convertido en un montón de cenizas tras la ocupación alemana. El primer día de su llegada, los malhechores fascistas llevaron a los campos de cultivo a unos 200 escolares que habían ido al pueblo a ayudar en la cosecha. Allí los rodearon y los fusilaron salvajemente a todos. Se llevó a un gran grupo de niñas a la retaguardia 'para Sus Señorías los oficiales'.

La toma de pueblos o ciudades suele comenzar con la erección de un patíbulo en el que los verdugos alemanes ahorcan a los primeros civiles que caen en sus manos. Además, dejan los cuerpos colgando del patíbulo durante días o incluso semanas. Hacen lo mismo con la gente a la que disparan en las calles de las ciudades y los pueblos, dejando los cuerpos tirados durante días.

Tras la toma de Kharkov los matones alemanes colgaron a varias personas de las ventanas de una gran casa en el centro de la ciudad. Además, en la misma ciudad de Kharkov, el 16 de noviembre diecinueve personas, incluida una mujer, fueron colgadas de los balcones de varias casas. Los bestiales actos de violencia perpetrados contra las mujeres en todas partes son testimonio de la profunda corrupción moral de los criminales".

"Se está abusando vilmente de mujeres y chicas jóvenes en todas las áreas ocupadas.

En el pueblo ucraniano de Borodayevka, en la región de Dniepropetrovsk, los fascistas violaron a todas las mujeres y las chicas.

En el pueblo de Berezovka, en la región de Smolensk, soldados alemanes borrachos asaltaron y se llevaron a todas las mujeres y chicas de entre dieciseis y treinta años.

En la ciudad de Smolensk el Mando Alemán abrió un burdel para oficiales en uno de los hoteles, al que se llevó a cientos de mujeres y chicas; eran arrastradas por la calle sin piedad por los brazos y el pelo.

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Los gangsters alemanes, enloquecidos por la lujuria, irrumpían en casas, violaban a las mujeres y las chicas ante sus familiares e hijos, se burlaban de las mujeres a las que habían violado y asesinaban brutalmente a sus víctimas.

En la ciudad de Lvov, treinta y dos mujeres que trabajaban en una fábrica de tejidos fueron primero violadas y después asesinadas por SS alemanes. Soldados alemanes borrachos arrastraron a chicas y mujeres jóvenes de Lvov al Parque Kesciuszko, donde las violaron salvajemente. Un anciano sacerdote, V. I. Pomaznew, que cruz en mano trató de impedir esta brutalidad, fue golpeado por los fascistas. Le rompieron la casulla, le arrancaron la barba a tirones y lo mataron con bayonetas.

Cerca de la ciudad de Borissov, Bielorrusia, setenta y cinco chicas y mujeres que trataban de huir del avance de las tropas alemanas cayeron en sus manos. Los alemanes primero violaron y después asesinaron salvajemente a treinta y seis. Por orden de un oficial alemán llamado Hummer, los soldados se llevaron a L. I. Melchukova, una chica de dieciséis años, al bosque y la violaron allí. Poco después otras mujeres que también habían sido llevadas al bosque vieron unas tablas cerca de los árboles y a la agonizante Melchukova clavada a las tablas. Los alemanes le cortaron los pechos en presencia de estas mujeres, entre ellas V. I. Alperako, y V. H. Bereznikova.

Al retirarse del pueblo de Borovki, en el distrito de Zvenigorod de la región de Moscú, los fascistas secuestraron a varias mujeres, separándolas a la fuerza de sus hijos pequeños a pesar de sus protestas y sus rezos.

En la ciudad de Tikhvin, región de Leningrado, una chica de quince años llamada H. Koledetskaya, herida por fragmentos de metralla, fue llevada a un hospital (un antiguo monasterio) en el que había soldados alemanes heridos. A pesar de sus heridas, la chica fue violada por un grupo de soldados alemanes y murió como resultado del asalto".

"Pero los hitlerianos no se contentaron con el asesinato de ciudadanos soviéticos individuales. Entre las más aterradoras atrocidades de la historia de la ausencia de ley hitleriana y del terror en el territorio soviético ocupado por los alemanes destacan los asesinatos en masa, propios de una pesadilla, de ciudadanos soviéticos, producidos habitualmente tras la toma por parte de los alemanes de ciudades y pueblos soviéticos, así como de otros lugares habitados.

Estos son algunos ejemplos de los sangrientos asesinatos a gran escala perpetrados por los alemanes contra pueblos enteros. En Yaskino, un pueblo de la región de Smolensk, los hitlerianos ejecutaron a todos los ancianos y los adolescentes, y quemaron por completo todas las casas. En el pueblo de Pochinok, de esa misma región, los alemanes llevaron a todos los ancianos, ancianas y niños a la oficina de la granja colectiva, cerraron las puertas y los quemaron vivos. En el pueblo ucraniano de Yomelchino, región de Zhitomir, los alemanes encerraron a sesenta y ocho personas en una pequeña cabaña, sellaron las puertas y ventanas y asfixiaron a todos los que estaban dentro. En el pueblo de Yershevo, distrito de Zvenigorod, región de Moscú, ahora liberado por nuestras tropas, los alemanes, antes de su retirada, llevaron a unos 100 ciudadanos inocentes y a hombres heridos del Ejército Rojo a una iglesia, los encerraron, y volaron el edificio. En el pueblo de Agrafenovka, región de Rostov, el 16 de noviembre los fascistas arrestaron a toda la población masculina de entre dieciseis y setenta y ejecutaron a uno de cada tres hombres".

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Según información adicional proporcionada por la Comisión Estatal Extraordinaria sobre la ciudad de Kiev, es evidente que durante la monstruosa llamada "acción" en masa alemana en Babi Yar se ejecutó no a 52.000 personas, sino a 100.000. Sigo citando en la página 4 del libro de documentos, párrafo 3.

"Los invasores alemanes llevaron a cabo terribles masacres y pogroms en la capital ucraniana, Kiev. Durante unos pocos días los bandidos alemanes torturaron y asesinaron a 52.000 hombres y mujeres, ancianos y niños, dando a muerte implacablemente a todos los ucranianos, rusos y judíos que de alguna manera mostraran lealtad al Sóviet. Ciudadanos soviéticos que lograron escapar de Kiev dieron un aterrador relato de una de estas ejecuciones en masa. Un gran número de judíos, incluidos mujeres y niños de todas las edades, fueron reunidos en el cementerio judío. Antes de ejecutarlos, los alemanes les desnudaron y les golpearon. Se obligó al primer grupo marcado para la ejecución a tumbarse boca abajo dentro de una fosa, donde fueron ejecutados con rifles automáticos. Después los alemanes esparcieron levemente algo de tierra sobre los cadáveres, hicieron a la siguiente fila tumbarse sobre la primera, y los ejecutaron de la misma forma"

"Es muy conocida la sed de sangre nazi con los ciudadanos de Rostov. Durante sus diez días en Rostov los alemanes no sólo se vengaron de individuos y familias, sino que en su sed de sangre aniquilaron además a cientos de habitantes, especialmente en los distritos obreros de la ciudad. Cerca de las instalaciones del Ferrocarril, alemanes armados de ametralladoras ejecutaron a cuarenta y ocho personas a plena luz del día. Sesenta personas fueron ejecutadas por los asesinos hitlerianos en las aceras de la calle principal de Rostov. Doscientas personas fueron asesinadas en el cementerio armenio. Incluso después de ser expulsados de Rostov por nuestras tropas, generales y oficiales alemanes alardearon públicamente de que volverían a Rostov para hacérselo pagar con sangre a los habitantes, que habían contribuido activamente a expulsar a su mortal enemigo de su ciudad natal.

Por orden directa del mando y los oficiales de los ejércitos fascistas alemanes, el avance y la retirada de sus tropas solía protegerse usando de escudos a ciudadanos inocentes, preferentemente mujeres, ancianos y niños".

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