Quincuagésimo Noveno Día:
Jueves, 14 de febrero de 1946 [Página 34]
Entre los verdugos alemanes había especialistas en métodos concretos de tortura. Se asesinaba a los prisioneros con un golpe de porra en la nuca, con una patada en el estómago, en la ingle, etc.
Los torturadores de las SS ahogaban a sus víctimas en el agua sucia que salía del baño por una estrecha zanja. Se metía la cabeza de la víctima en el agua sucia y la bota del hombre de las SS la mantenía ahí hasta que la víctima moría. Uno de los métodos favoritos de las SS de Hitler era colgar a los prisioneros por las manos atadas a la espalda. El francés de Courantin, que sufrió esta tortura, declaró que un hombre colgado de esta manera perdía el conocimiento muy rápidamente, momento en el que se interrumpía la tortura. Volvían a
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Los desalmados alemanes colgaban a internos del campo por las faltas más insignificantes, especialmente ante cualquier sospecha de fuga. En mitad de cada campo había un poste con un travesaño a unos dos metros de altura del que se colgaba a las víctimas. 'Veía desde mi barracón', dijo el testigo Demashev, antiguo interno del campo y prisionero de guerra soviético, 'cómo se colgaba a personas de la viga que había en mitad del campo'.
Cerca de la lavandería, en el rellano entre el primer y el segundo piso, había una caseta especial donde se colgaba de las vigas a prisioneros en grupos".
La Comisión ha demostrado muchos hechos de brutalidad sin precedentes perpetrados por los verdugos alemanes en el campo.
El alemán Heinz Stalbe, jefe de la policía del campo, declaró que había visto con sus propios ojos cómo el director del crematorio, el Oberscharführer Mussfeld, le ató los brazos y las piernas a una mujer polaca y la arrojó viva al horno.
Los testigos Yelinski y Olech, trabajadores del campo, también declararon que se quemó vivos a internos en los hornos crematorios.
El vicecomandante del campo, el Obersturmführer de las SS Tumann, era especialmente conocido por sus tendencias sádicas. Obligaba a grupos de internos a arrodillarse en fila y después los mataba a golpes de porra en la cabeza. Soltaba perros alsacianos para que atacaran a los internos. Participó activa y enérgicamente en todas las ejecuciones y asesinatos de prisioneros". [
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"Los métodos de tortura eran extremadamente variados. Algunos de ellos adoptaban el cariz de supuestas bromas que con frecuencia terminaban en muerte. Entre éstos, por ejemplo, falsos tiros en la nuca cuando la víctima quedaba inconsciente tras un golpe en la cabeza con algún instrumento pesado, y ahogamientos simulados en el estanque del campo que con frecuencia acababan siendo un ahogamiento real.
Las mujeres internadas en el campo eran sometidas a los mismos maltratos y torturas; sufrían las mismas formas de control, de trabajo por encima de sus fuerzas, las mismas palizas y maltratos. Las mayores crueldades eran infligidas por el personal femenino de las SS. Las peores eran la Supervisora Jefe Erich y las Supervisoras Braunstein, Anni, David, Weber, Knoblick, Ellert y Radli.
"Cogieron a un niño del pecho de su madre y lo tiraron contra el muro del barracón delante de ella", declaró el testigo Atrochov. "Vi con mis propios ojos cómo separaban a niños de sus madres y los asesinaban delante de ellas: el verdugo cogía una pierna, pisaba la otra, y partía al niño en dos", declaró el testigo Edward Baran.
Así, el hambre, el trabajo por encima de las fuerzas de la persona, la tortura, el tormento, el maltrato y el asesinato, acompañados de un inusitado sadismo, se emplearon en el exterminio masivo de los internos del campo.