[an error occurred while processing this directive]

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Octavo Día: Miércoles, 13 de febrero de 1946
(17 de 19)


Presento al Tribunal, en el mismo nº URSS 6(b), página 120 del libro de documentos, el testimonio de un prisionero de guerra francés, Emile Leger, soldado del 43º Regimiento de Infantería Colonial, Serial nº 29.

En su testimonio, llama al campo de Ravva-Russkaya "el famoso campo de la muerte prolongada", el "Stalag 325".

[Página 333]

Creo que esta frase tal cual es un complemento de los testimonios de los testigos Roser y Kochan. La acusación soviética dispone de una considerable cantidad de información que revela también numerosos crímenes de los invasores hitlerianos perpetrados contra prisioneros de guerra en el territorio del distrito de Lvov.

Creo que basta con leer ante el Tribunal fragmentos del testimonio de D. Sh. Manussyevitch, y quiero declarar que este testimonio lo confirman los testimonios de otros dos testigos: F.G. Ash y G.Y. Khanaydess. Presento los tres documentos como documento URSS 6(b).

Los testigos Manussyevitch, Ash, y Khanaydess trabajaron durante un tiempo en el destacamento que incineraba los cadáveres de hombres ejecutados por los alemanes en la región de Lvov, y en particular en los campos de Lissenitzky. El testigo Manussyevitch declara, cito, comenzando en la línea 20 al final de la página 11 de nuestro nº 6(b), página 129 de su libro de documentos:

"Cuando completamos la cremación de los cadáveres, nos llevaron por la noche en coches (la Brigada de la Muerte) al bosque de Lissenitzky, frente a la fábrica de levadura de Lvov. Había unas 45 fosas en este bosque, con los cuerpos de personas fusiladas entre 1941 y 1942. Había entre 500 y 3500 cuerpos en las fosas. Había no sólo cuerpos de soldados de los ejércitos italiano, francés, belga y ruso, es decir, prisioneros de guerra, sino también de pacíficos habitantes de la zona. Todos los prisioneros de guerra estaban enterrados con sus ropas. Por tanto, al sacarlos de las fosas, pude reconocer a los muertos por sus uniformes, insignias, botones, medallas y condecoraciones, así como por sus cucharas y tazas de campaña. Todo esto se quemó tras exhumar los cuerpos. Al igual que en el campo de Yanovsky, se sembró hierba sobre las fosas, y se plantaron árboles y troncos de árboles para borrar toda traza de los crímenes, que ciertamente no tienen precedente en la Historia de la Humanidad".
Además del testimonio de las víctimas y de muchos ciudadanos soviéticos, tenemos a nuestra disposición los testimonios de miembros de las Fuerzas Armadas Alemanas. Presento al Tribunal como prueba URSS 62 un documento firmado por más de 60 personas pertenecientes a diferentes unidades y secciones del Ejército Alemán. Vemos que fueron protestas por escrito dirigidas a la Cruz Roja Internacional en enero de 1942. También tenemos un comunicado de la Cruz Roja Internacional acusando recibo de este documento. En esta carta mencionan hechos relativos al trato criminal proporcionado a prisioneros de guerra soviéticos del que tenían conocimiento directo. Las personas que firmaron esta protesta eran prisioneros de guerra en el Campo Soviético nº 78. Su protesta es el resultado de la comparación hecha por los autores del documento entre el trato dado a los prisioneros soviéticos, que habían visto ellos mismos, y el trato que recibieron en el Campo nº 78.

Citaré unos pocos fragmentos de este documento con las siguientes palabras, página 135 del libro de documentos:

"Nosotros, los prisioneros de guerra alemanes del Campo nº 78, habiendo leído la nota del Comisario del Pueblo de Asuntos Exteriores del Gobierno Soviético, el Sr. Molotov, sobre el trato dado a prisioneros de guerra en Alemania, declaramos: podríamos considerar las crueldades descritas en esa nota imposibles si no hubiéramos sido testigos de esas atrocidades. Para que prevalezca la verdad, debemos confirmar que prisioneros de guerra, ciudadanos de la Unión Soviética, fueron con frecuencia sometidos a terribles malos tratos por miembros del Ejército Alemán, y fueron incluso ejecutados por éstos".
Se citan ejemplos concretos de crímenes conocidos por los autores en el texto:
"Hans Drews, de Regenwalde, un soldado de la 4ª Compañía del 6º Regimiento de Tanques, declaró:

[Página 334]

"Conozco la orden dada por el Teniente General Model de la 3ª División de Tanques según la cual no se debía tomar prisioneros. El General de División Nehring, Oficial al Mano de la 18ª División de Tanques, dio una orden similar. Dos días antes del ataque a Rusia nos dijeron en la sesión informativa del 20 de junio que en la inminente campaña no se debería curar las heridas de los hombres del Ejército Rojo heridos, ya que el Ejército Alemán no tendría tiempo de ocuparse de los heridos".
El hecho de que se dio esta orden de antemano también lo confirma un soldado del Cuartel General de la 18ª División de Tanques, Harry Marek, natural del área de Breslau:
"El 21 de junio, un día antes del comienzo de la guerra contra Rusia, recibimos la siguiente orden de nuestros oficiales: se debía ejecutar sumariamente a los Comisarios del Ejército Rojo, ya que no había necesidad de ser ceremoniosos con ellos. Tampoco había necesidad de molestarse demasiado con los heridos rusos; había que rematarlos de inmediato".
Wilhelm Metzick, soldado del 399º Regimiento de Infantería de la 170ª División, de Altona, Hamburgo, cita el caso siguiente:
"El 23 de junio, cuando entramos en Rusia, llegamos a una pequeña aldea cerca de Beltsa. Allí vi con mis propios ojos cómo dos soldados alemanes dispararon por la espalda a cinco prisioneros de guerra rusos con subfusiles".
Wolfgang Scharte, soldado de la 2ª Compañía del 3er Batallón de Destructores de Tanques, natural de Gerhardtschagen, cerca de Brunswick, declaró:
"El día antes de comenzar la campaña contra la Unión Soviética, los oficiales nos dijeron: 'Si por el camino os encontráis con Comisarios Rusos, reconocibles por la estrella soviética en sus mangas, o mujeres rusas de uniforme, hay que ejecutarlos de inmediato. Todo el que no cumpla esta orden responderá por ello y será castigado'.

El 30 de junio vi a miembros del Ejército Alemán disparar a hombres heridos del Ejército Rojo que yacían en un campo de trigo, cerca de la ciudad de Dubno. Después les clavaron bayonetas para asegurarse de que estaban muertos. Al lado había oficiales alemanes riéndose".

Joseph Berndsen, de Oberhausen, soldado de la 6ª División de Tanques, declaró:
"Antes incluso de entrar en Rusia se nos dijo en una de las sesiones informativas que había que ejecutar a los comisarios".
Un oficial alemán, un teniente del 112º Batallón de Ingenieros de la 112ª División de Infantería, Jacob Korzillias, de Horforst, cerca de Treves, certificó lo siguiente:
"En un pueblo cercano a Bolva se sacó a 15 hombres heridos del Ejército Rojo de la cabaña en la que yacían, les quitaron la ropa y les clavaron bayonetas, cumpliendo las órdenes del Teniente Kierick, Adjunto del 112º Batallón de Ingenieros. Esto se hizo con el conocimiento del comandante de la división, el Teniente General Mitt".
Alois Goetz, de Hagenbach-am-Rhine, soldado de la 8ª Compañía del 427º Regimiento de Infantería, declaró:
"El 27 de junio, en un bosque cerca de Augustovo, dos Comisarios del Ejército Rojo fueron ejecutados por orden del Comandante del Batallón, el Capitán Wittmann".
En la página 3 de nuestra prueba URSS 62 podemos ver las siguientes declaraciones de Paul Sender, de Königsberg, soldado del 4º Pelotón de la 13ª Compañía, Artillería de Campaña de Infantería, adjunta al 2º Regimiento de Infantería, página 137 del libro de documentos:

[Página 335]

"El 14 de julio, en la carretera de Porchov a Staraya Russa, el Cabo Schneider, de la 1ª Compañía del 2º Regimiento de Infantería, disparó a doce prisioneros del Ejército Rojo en el vientre. Cuando le pregunté por estos hechos, Schneider respondió: '¿Por qué debería molestarme con ellos? No valen ni siquiera una bala'. Sé de otro caso.

Durante los combates cerca de Porchov, se capturó a un hombre del Ejército Rojo. Poco después le disparó un cabo de la 1ª Compañía. En cuanto cayó al suelo el soldado del Ejército Rojo, el cabo sacó de su mochila toda la comida que había dentro".

Para terminar con la lectura de fragmentos de la protesta de los prisioneros de guerra alemanes, querría citar dos testimonios más, de Fritz Rummler y Richard Gillig. Sus testimonios están al final de página 4. Fritz Rummler, natural de Streilen, Silesia, y un cabo de la 9ª Compañía del 3er Batallón del 518º Regimiento de la 295ª División, informó de los casos siguientes, este fragmento está en la página 138 del libro de documentos:
"En agosto, en la ciudad de Zlatopol, vi cómo dos oficiales de las SS y dos soldados dispararon a dos soldados capturados del Ejército Rojo, quitándoles primero sus abrigos del Ejército. Estos oficiales y soldados pertenecían a las fuerzas de tanques del General von Kleist. En septiembre, la tripulación de un tanque alemán aplastó hasta que murieron a dos soldados capturados del Ejército Rojo en la carretera a Krasnograd. Este acto fue inspirado puramente por una sed de sangre y de asesinato. El comandante del tanque era un suboficial, Schneider, perteneciente a las fuerzas de tanques de von Kleist. Vi cómo se interrogaba a cuatro soldados capturados del Ejército Rojo en nuestro batallón. Esto ocurrió en Voroshilovsk. Los soldados del Ejército Rojo rehusaron contestar preguntas de carácter militar hechas por el comandante del batallón, el Mayor Warnecke. Montó en cólera y dejó insconscientes a golpes con sus propias manos a los prisioneros".
El Cabo del 9º Pelotón de Transporte de la 34ª División Richard Gillig declaró:
"Muchas veces fui testigo del trato inhumano y cruel dado a los prisioneros de guerra rusos. Ante mis propios ojos y cumpliendo órdenes de sus oficiales, soldados alemanes les quitaban las botas a los soldados capturados del Ejército Rojo y los hacían marchar descalzos. Fui testigo de muchos casos en Tarutino. Fui testigo ocular del siguiente incidente: un prisionero se negó a entregar sus botas voluntariamente. Soldados de la escolta le golpearon hasta que dejó de moverse. Vi a otros prisioneros siendo privados no sólo de sus botas, sino también de sus uniformes, dejándoles en ropa interior.

Vi durante la retirada de nuestra columna, cerca de la ciudad de Medyn, a soldados alemanes golpeando a soldados capturados del Ejército Rojo. Un prisionero estaba muy cansado y no se tenía en pie. Un soldado de la escolta corrió hacia el prisionero y comenzó a darle patadas y golpearle con la culata de su rifle. Otros soldados siguieron su ejemplo y cuando llegamos a la ciudad, el prisionero cayó muerto".

La declaración continúa así:
"No es ningún secreto que en la línea del frente del Ejército Alemán, en los Cuarteles Generales de las Divisiones, había especialistas cuyo único trabajo era torturar a soldados del Ejército Rojo y oficiales soviéticos para forzarles de esta manera a revelar órdenes militares e información".
Presento al Tribunal la copia fotostática de esta declaración. Pueden ver que hay 60 firmas de miembros de las Fuerzas Armadas Alemanas, indicando los regimientos y subdivisiones menores a las que pertenecían.


[ Anterior | Índice | Siguiente ] [an error occurred while processing this directive]