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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Cuarto Día: Viernes, 8 de febrero de 1946
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(e) Destrucción y Saqueo de Tesoros Culturales y Científicos, Monasterios, Iglesias y Otras Instituciones para la Observancia Religiosa

Con su fiero odio al pueblo soviético y su cultura, los invasores destruyeron instituciones científicas y artísticas, monumentos históricos y culturales, escuelas y hospitales, clubs y teatros.

"Ningún tesoro histórico o artístico del Este", decretó el Mariscal de Campo Reichenau en su orden, "tiene importancia".

La destrucción de tesoros históricos y culturales llevada a cabo por los hitlerianos asumió vastas proporciones. Así, en una carta del 20 de septiembre de 1941 del Plenipotenciario General para Bielorrusia para Rosenberg, se dice:

"Según el informe del mayor de la 707ª División, que hoy me entregó los tesoros restantes, los hombres de las SS dejaron el resto de los

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cuadros y obras de arte para que fueran saqueados por las Fuerzas Armadas; esto incluía cuadros extremadamente valiosos y mobiliario de los siglos XVIII y XIX, jarrones, esculturas de mármol, etc...

...el Museo de Historia también fue completamente destruido. Se saquearon en la sección geográfica valiosas piedras preciosas y semipreciosas. En la universidad, instrumentos científicos por un valor total de cientos de miles de marcos fueron destrozados sin sentido o robados".

En el territorio de los distritos de la provincia de Moscú que fueron temporalmente ocupados por los fascistas, los ocupantes destruyeron y saquearon 112 bibliotecas, 4 museos y 54 teatros y cines. Los hitlerianos saquearon y quemaron el famoso museo de Borodino, cuyas objetos históricos de la guerra patriótica de 1812 son especialmente apreciados por el pueblo ruso. En el pequeño pueblo de Polotnyanny Zavod los ocupantes saquearon y quemaron la casa de Pushkin, que había sido transformada en museo. Los alemanes destruyeron manuscritos, libros y cuadros que habían pertenecido a León Tolstoi en Yasnaya Polyana. Los bárbaros alemanes profanaron la tumba del gran escritor.

Los ocupantes saquearon la Academia de Ciencias Bielorrusa, que albergaba colecciones excepcionales de documentos históricos y libros, y destruyeron cientos de escuelas, clubs y teatros en Bielorrusia.

Se llevaron a Alemania el extremadamente valioso mobiliario del Palacio Pavlovsk, en la ciudad de Slutzk, fabricado por destacados artesanos del siglo XVIII. De los palacios de Peterhof los alemanes se llevaron todos los ornamentos esculpidos y grabados, alfombras, cuadros y estatuas. El Gran Palacio de Peterhof, construido en el reinado de Pedro I, fue quemado bárbaramente después de saquearlo.

Los vándalos alemanes destruyeron la Biblioteca Pública Estatal de Odessa, con unos 2,000.000 volúmenes.

En Tchernigov se saqueó una famosa colección de antigüedades ucranianas. En el Monasterio de Kievo-Petchersk, los alemanes se hicieron con documentos de los archivos de los Metropolitanos de Kiev, y con libros de la biblioteca privada de Peter Mogilla, que había recopilado obras extremadamente valiosas de la literatura mundial. Saquearon las valiosas colecciones de los museos de Lvov y Odessa y se llevaron a Alemania o destruyeron parcialmente los tesoros de las bibliotecas de Vinnitza y Poltava, donde había copias extremadamente singulares de manuscritos medievales, ediciones príncipes de los siglos XVI y XVII, y antiguos misales.

El saqueo a gran escala en las regiones ocupadas de la URSS llevado a cabo por orden directa del Gobierno Alemán no fue dirigido sólo por los acusados Goering y Rosenberg y los diversos departamentos y destacamentos subordinados a ellos. El Ministerio de Asuntos Exteriores, dirigido por el acusado Ribbentrop, también participó en el saqueo a través de una organización especial.

La declaración del Obersturmführer Dr. Norman Foerster, de la 4ª Compañía, Batallón Especial de las Tropas de las SS (Waffen SS), publicada por la prensa en su momento, es un testimonio del hecho.

Foerster afirmó en su declaración:

"En agosto de 1941, mientras estaba en Berlín, me transfirieron de la 87ª División Antitanque al Batallón Especial del Ministerio de Asuntos de Exteriores, con la ayuda del Dr. Focke, un viejo amigo mío de la Universidad de Berlín, que trabajaba entonces en la División de Prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores. Este batallón se formó por iniciativa del Ministro de Exteriores, Ribbentrop, y actuó dirigido por él. La misión del Batallón Especial consistía en requisar inmediatamente después de la caída de grandes ciudades sus tesoros culturales e históricos y las bibliotecas de instituciones científicas, seleccionando las ediciones valiosas de libros y películas, y enviando todo esto a Alemania".

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Y más adelante:
"Obtuvimos ricos trofeos en la biblioteca de la Academia Ucraniana de Ciencias, que albergaba los más extraordinarios manuscritos de la literatura persa, abisinia y china, crónicas rusas y ucranianas, ediciones príncipes de libros impresos por el primer impresor ruso, Ivan Fedorov, y ediciones poco comunes de obras de Shevtchenko, Mitzkevitch e Ivan Franko".
A la vez que ocurría la destrucción bárbara y el saqueo de pueblos, ciudades y monumentos culturales nacionales, los hitlerianos se burlaron de los sentimientos religiosos de los creyentes de la población soviética.

Quemaron, saquearon, destruyeron y profanaron en territorio soviético 1.670 iglesias ortodoxas griegas, 237 iglesias católicas romanas, 69 capillas, 532 sinagogas y 258 edificios pertenecientes a instituciones religiosas.

Destruyeron la Iglesia Uspensky del famoso Monasterio de Kievo-Petchersky, construida en 1073, junto con ocho edificios del monasterio.

En Tchernigov los ejércitos fascistas alemanes destruyeron la antigua Catedral Borisoglebsky, construida a principios del siglo XII, la Catedral del Monasterio Efronisiev de Polotzk, construida en 1160, y la Iglesia de Paraskeva-Piatniza-en-el-Mercado, un monumento extremadamente valioso de la arquitectura rusa del siglo XII.

En Novgorod, los hitlerianos destruyeron los monasterios de Antoniev, Khutynsky, Zverin, Derevyanitzky y otros antiguos monasterios, la famosa iglesia de Spas-Nereditza, y otras iglesias.

Los soldados alemanes se mofaron de los sentimientos religiosos del pueblo. Se vestían con ropas eclesiásticas, alojaban caballos y perros en las iglesias, y hacían bancos con los iconos.

En el antiguo Monasterio Staritzky, unidades del Ejército Rojo encontraron los cuerpos desnudos de prisioneros de guerra del Ejército Rojo torturados y amontonados en una pila.

El daño infligido a la Unión Soviética como resultado de las actividades destructivas y depredadoras de las unidades del ejército alemán es extremadamente grande.

Los ejércitos y autoridades de ocupación alemanes, ejecutando la orden del criminal Gobierno Hitleriano y del Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, destruyeron y saquearon ciudades y pueblos soviéticos, así como industrias y granjas colectivas confiscadas por ellos; destruyeron obras de arte, demolieron, robaron, y se llevaron a Alemania maquinaria, materias primas y de otras clases, además de bienes manufacturados y tesoros artísticos e históricos, y llevaron a cabo un saqueo general de la población urbana y rural. En los territorios de la Unión Soviética que sufrieron la ocupación vivían 88,000.000 de personas antes de la guerra; la producción industrial bruta equivalía a cuarenta y seis mil millones de rublos (según los precios fijados por el Gobierno de 1926-27). Había 109,000.000 de cabezas de ganado, incluidas 31,000.000 de cabezas de ganado vacuno y 12,000.000 de caballos; 71,000.000 de hectáreas de tierras cultivadas y 122.000 kilómetros de líneas férreas.

Los invasores fascistas alemanes destruyeron o incendiaron total o parcialmente 1.710 ciudades y más de 70.000 pueblos y aldeas; quemaron o destruyeron unos 6,000.000 de edificios y dejaron a unos 25,000.000 de personas sin hogar. Entre las ciudades dañadas que sufrieron más se encuentran los grandes centros industriales y culturales de Stalingrado, Sebastopol, Leningrado, Kiev, Minsk, Odessa, Smolensk, Novgorod, Pskov, Orel, Kharkov, Voronezh, Rostov del Don y muchos otros.

Los invasores fascistas alemanes destruyeron 31.850 instalaciones industriales que empleaban a 4,000.000 de trabajadores; destruyeron o se llevaron del país 239.000 motores eléctricos y 175.000 maquinas cortadoras de metal.

Los alemanes destruyeron 65.000 kilómetros de líneas férreas, 4.100 estaciones de ferrocarril, 36.000 oficinas postales y telegráficas, centrales de conmutación telefónica y otras instalaciones de comunicaciones.

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Los alemanes destruyeron o devastaron 40.000 hospitales y otras instituciones médicas, 84.000 escuelas, institutos técnicos, universidades, institutos de investigación científica, y 43.000 bibliotecas públicas.

Los hitlerianos destruyeron y saquearon 98.000 granjas colectivas, 1.876 granjas estatales y 2.890 estaciones de maquinaria y tractores; sacrificaron, confiscaron o se llevaron a Alemania 7,000.000 de caballos, 17,000.000 de cabezas de ganado vacuno, 20,000.000 de cerdos, 27,000.000 de ovejas y cabras y 110,000.000 aves de corral.

El daño total causado a la Unión Soviética por los actos criminales de los ejércitos hitlerianos se ha estimado en 679 mil millones de rublos según los precios del Gobierno de 1941.


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