[an error occurred while processing this directive]

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Tercer Día: Jueves, 7 de febrero de 1946
(8 de 18)


[Página 137]

Sr. QUATRE: Sr. Presidente, Señorías, hoy tengo el honor de finalizar la presentación de la acusación francesa recapitulando los cargos contra los acusados Wilhelm Keitel y Alfred Jodl. Antes de comenzar mi declaración, pediré permiso al Tribunal para hacer unas pocas observaciones. Primero de todo, para ahorrarle tiempo al Tribunal, hemos incluido a los dos acusados en un solo informe. Sus actividades se llevaron a cabo tan en común que al separarlas nos arriesgaríamos a tediosas repeticiones, y por tanto estoy condensando lo más posible lo que tengo que decir.

Esta presentación tiene tres partes. En una introducción me he propuesto exponer el papel de los dos acusados en el diseño general de sus actividades. La primera parte que viene después trata la preparación de los planes de agresión, y tan sólo se mencionará. Ya se ha expuesto suficientemente bien y no hace falta volver a tratar la cuestión.

Dedicaré especialmente mi atención a la segunda parte. Trata la responsabilidad de los acusados por los crímenes cometidos durante la guerra. En este apartado no mencionaré todos los documentos, testimonios e interrogatorios relativos a estos dos acusados. Su culpa es el resultado de la repetición de sus crímenes, pero la característica principal es la intención criminal que llevó a que se perpetraran estos crímenes. Esta intención criminal se ve especialmente clara en los pocos documentos a los que me he constreñido. Pediré el permiso del Tribunal para hacer unas pocas intencionadamente breves citas de éstos.

Los documentos citados serán citados primero según el número de sesión, que encontrarán escrito en rojo al margen de la copia que tienen ante ustedes. Después indicaré el número original. Si el documento se ha presentado ya, proporcionaré la fecha en la que fue presentado y el número con el que fue presentado.

Como Jefe del Partido Nacionalsocialista y posteriormente como Canciller del Reich, Hitler planeó hacerse con el control total del Ejército alemán. Quería expandir la unidad que había establecido entre Partido y Estado para que se convirtiera en una unidad entre el Ejército, el Estado y el Partido. Sólo en estas condiciones podía la maquinaria de guerra ser capaz de funcionar a pleno rendimiento. El impulso inicial vendría del Partido, el Estado lo convertiría en acción, y el Ejército lo impondría, si era necesario, tanto internamente como en el extranjero.

Para alcanzar este objetivo era necesario primero de todo imponer una legislación que pusiera realmente toda la organización militar a las órdenes del Führer. También era necesario dar pasos para eliminar a personalidades que no estuvieran dispuestas a someterse a estas medidas. La ejecución de von Schleicher en 1934 y la caída en desgracia de Blomberg en 1938 son dos ejemplos. Sólo faltaba proporcionar un reemplazo de jefes militares cuya conciencia fuera suficientemente elástica como para permitirles representar el papel de fieles ejecutores. Keitel y Jodl eran de esta clase.

Sus convicciones personales y su rápido ascenso a puestos destacados lo prueban. Interrogado el 3 de agosto de 1945 por el Coronel Ecer del Tribunal Checoslovaco de Justicia Militar, el acusado Keitel habló así de sus relaciones con Hitler y el Partido Nacionalsocialista (prueba RF 1430, antes 710-RF):

"Desde mis más profundas creencias era un fiel partidario de Adolf Hitler, y mis convicciones políticas eran nacionalsocialistas. Cuando el Führer me ofreció su confianza, mi contacto personal con él me atrajo aún más hacia el nacionalsocialismo. Sigo siendo hoy en día un firme partidario de Adolf Hitler, lo que no quiere decir que esté de acuerdo con todos los puntos del programa y la política del Partido".
El 7 de noviembre de 1943 en un discurso dado en Munich antes los líderes del Reich y las provincias sobre la posición estratégica de Alemania al

[Página 138]

principio del quinto año de la guerra, Jodl hizo la siguiente perorata (prueba RF 1431, 172-L, presentada por la acusación americana el 27 de noviembre de 1945 como prueba USA 34):

"En este momento querría testificar, no sólo con mis labios sino desde lo más profundo de mi corazón, que nuestra confianza en el Führer es ilimitada".
Keitel, que ingresó en el Ejército en 1901, aún era coronel en 1931. Jodl, 3 años más joven, no ascendió al rango de Teniente Coronel hasta 1932, a pesar de las oportunidades ofrecidas por la guerra de 1914-1918. Los años posteriores sólo les ofrecieron ascensos mediocres. Los que estaban por encima de ellos iban a llevarles a las cimas del honor y la responsabilidad. Vieron que por fin llegó su buena estrella, a la vez que la del nuevo amo de Alemania. El resultado inmediato fue su admisión en la vida pública.

Durante los años anteriores a la guerra, Keitel no dejó de ejercer altos cargos en los rangos más elevados de las Fuerzas Armadas Alemanas.

Ya que era especialmente favorecido por el nuevo amo de Alemania, adoptó todos los medios posibles para reforzar la influencia de la ideología nazi dentro del Ejército desde la llegada de Hitler al poder. Sus actividades en la Wehrmachtsampt fueron especialmente fructíferas. Era una organización ministerial que reemplazó temporalmente al Ministerio del Reich de la Guerra y que era responsable entre otras cosas de la preparación y coordinación de planes que afectaran al Ejército Alemán.

El tiempo que el acusado pasó en el cargo resulta aún más notable por el hecho de que acababan de tener lugar cambios arrolladores en la organización. El Reichswehr de soldados profesionales fue sustituido por la Wehrmacht, de servicio militar obligatorio. No bastó con llamar a jurar bandera a toda la juventud de Alemania; había que vestirla, alimentarla y proporcionarle armas modernas y potentes. Este incremento del número de hombres armados, estos principios de una economía militar y de una política de rearme se debieron en buena parte al trabajo del acusado, que en aquel tiempo disfrutaba, de hecho aunque no teóricamente, de las prerrogativas de un Ministro de Guerra.

El 4 de febrero de 1938, cuando Hitler abolió el Ministerio de Guerra y se proclamó Comandante en Jefe, transfirió los poderes principales del Ministerio al Alto Mando del Ejército y su jefe, Keitel, pasó a ser al mismo tiempo Jefe del Estado Mayor del Führer.

El acusado ejerció estas funciones hasta la capitulación del Ejército alemán. Como Jefe del Alto Mando del Ejército, Keitel no ejerció una autoridad directa sobre las tres armas que componían la Wehrmacht: el Ejército, la Fuérza Aérea y la Armada, ya que estaban directamente a las órdenes de Hitler. Su función particular fue la coordinación de asuntos que afectaran a las tres Armas, pero hizo más que esto. Su papel principal era el de consejero. Recopilaba la información que le llegaba de los diferentes Servicios a sus órdenes.

Esto incluía informes del Mando de Operaciones de Jodl, información del departamento del Almirante Canaris, informes elaborados por el Departamento Económico de las Fuerzas Armadas del General Thomas, y de las secciones administrativas, financieras y legales. No importa lo personal y autoritaria que pudiera ser la forma de trabajar de Hitler, esto no excluía la participación regular y constante de Keitel en los actos de su amo. Estaba en situación de satisfacer las demandas de su jefe, de sugerir, de preparar o de modificar sus decisiones.

Si consideramos sus cualificaciones como miembro del Consejo de Defensa del Reich y como miembro del Consejo del Gabinete Secreto y si también consideramos su importancia política, es fácil ver el alcance del papel ejercido por el acusado en todas las esferas, en la preparación de planes militares en el sentido estricto del término, en la vida o conducta del Ejército Alemán, en la distribución de mano de obra, o en la utilización de los recursos económicos de Alemania.

[Página 139]

Siempre que había una reunión en el cuartel general o en la Cancillería, Keitel estaba presente. Estaba presente cuando Hitler tomaba decisiones de gran importancia. Estuvo a su lado en marchas a los países que iban a ser anexionados. Cuando había que trasmitir órdenes de Hitler, él a su vez daba órdenes que desarrollaban las ideas de su jefe y añadían su contribución personal. Al firmar los decretos de Hitler, Keitel no alteraba la validez de estos textos en relación a la ley del Tercer Reich, y le daba a Hitler la garantía de su utilidad para la Wehrmacht y de su ejecución hasta el último detalle. Reconoció su responsabilidad especialmente en este punto.

Al igual que Keitel, Jodl fue uno de esos hombres que basaron su éxito en el éxito del nuevo régimen y su creador.

Su actitud, sus órdenes y sus acciones demuestran que era un general inspirado por consideraciones políticas, vinculado a Hitler, que le colmó de favores. Al asumir la dirección del Estado Mayor de Operaciones del Ejército, también asumió un papel activo e importante en la elaboración de las órdenes de su jefe.


[ Anterior | Índice | Siguiente ] [an error occurred while processing this directive]