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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Tercer Día: Jueves, 7 de febrero de 1946
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Sr. Presidente, con la venia del Tribunal y con la misma brevedad que hasta ahora, y espero que el Tribunal aprecie el cuidado que estoy poniendo en no abusar de su paciencia, querría decir unas pocas palabras sobre la acusación individual presentada contra el acusado Fritz Sauckel.

Señorías, el Tribunal ya conoce el realmente destacado trabajo, el genuinamene positivo trabajo que le presentó hace un tiempo mi colega y amigo el Sr. Jacques Bernard Herzog. Es por eso por lo que con su permiso ignoraré los hechos en sí, que ya conocen, y me limitaré a la parte que comienza en la página 3 de mi exposición, y examinaremos juntos, con la venia del Tribunal, las bases de la alegación presentada hasta ahora por el acusado Fritz Sauckel.

Hay que plantear primero de todo una pregunta: ¿actuaba Fritz Sauckel cumpliendo órdenes cuando llevó a cabo este reclutamiento, llamado voluntario en parte, pero obligatorio en la mayoría de los casos, este reclutamiento de obreros para satisfacer las necesidades del Reich?

Según Sauckel, cuando se le nombró Plenipotenciario para la Utilización de Mano de Obra el 27 de marzo de 1942, su programa inicial no incluía el reclutamiento de trabajadores extranjeros, y se supone que fue Hitler quien intervino. Pero es sorprendente, Señorías, cuando se lean las actas de los interrogatorios, y estoy seguro, cuando los acusados

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hablen ante el Tribunal, verán que la mayoría de ellos se refugian bajos dos grandes sombras, la sombra del antiguo Führer y la sombra de su detestable segundo, Himmler. Aquí podemos ver a Hitler interviniendo para decirle a Sauckel, según este último, que el uso de trabajadores extranjeros en los territorios ocupados no es contrario a la Convención de La Haya por dos razones:

"Primero, los países afectados se rindieron incondicionalmente, y por tanto podemos imponerles cualquier tipo de condiciones de trabajo.

La segunda razón, que afecta a la URSS, es que Rusia no firmó estas convenciones. Por tanto, en el caso de Rusia, al reclutar mano de obra por la fuerza y hacer trabajar a hombres hasta la muerte, no estamos quebrantando la Convención de La Haya".

Este, Señorías, es el razonamiento del acusado Sauckel sobre este punto, sin añadir ni una sola palabra. Se supone que Hitler le ordenó reclutar trabajadores, primero usando la persuasión y después con todos los medios coercitivos que ustedes ya conocen: retirada de tarjetas de racionamiento, por ejemplo, lo que obligaba a hombres que veían a sus mujeres y sus hijos morirse de hambre a presentarse voluntarios para un trabajo que sería utilizado contra sus propios conciudadanos y contra los soldados de los ejércitos Aliados, con los que simpatizaban plenamente.

El Tribunal sabrá cómo enfrentarse a esa excusa, ya que en primer lugar Sauckel, en virtud de los poderes que le otorgaba su cargo, disfrutó de una autoridad absoluta con respecto a todo lo relacionado con la mano de obra necesaria para la ejecución del Plan de Cuatro Años. Por otro lado, al aceptar su nombramiento como Plenipotenciario para la Utilización de Mano de Obra, Sauckel sabía que no podría llevar a cabo su misión sin recurrir tarde o temprano a métodos coercitivos.

En cualquier caso, la mayoría de los acusados que comparecen ante ustedes disfrutaron de poderes amplísimos, incluso de poder autónomo. Por tanto, no pueden escudarse en las órdenes recibidas.

EL PRESIDENTE: Sr. Mounier, lamento interrumpirle, pero como señalé ayer, creo que ya hemos escuchado discursos de apertura que contenían argumentaciones en nombre de Estados Unidos, de Gran Bretaña, y del Sr. de Menthon en nombre de Francia, y en el pasado hemos limitado al resto de miembros de la acusación que les han sucedido a hacer una presentación de las pruebas, sin permitirles argumentar.

No estoy seguro de que esa regla se haya aplicado estrictamente en todos los casos porque quizás es algo difícil limitar la materia, pero en varias ocasiones le hemos señalado a los fiscales que han seguido al fiscal que ha hecho el discurso de apertura que deberían limitarse a presentar las pruebas. Creo que el Tribunal desearía, si es posible, respetar esa regla, y por tanto, que no se argumente el caso, y que sólo se presenten las pruebas, es decir, que se nos remita a las pruebas que ya se hayan aceptado, que se nos remita a ellas por su número, quizás mencionando lo esencial de la prueba, y haciendo referencia a cualquier documento que aún no se haya presentado, leyendo las partes del documento que considere necesarias.

Sr. MOUNIER: Muy bien, Sr. Presidente, para satisfacer los deseos del Tribunal me limitaré por lo que respecta al acusado Sauckel a citar cifras que, creo, no son argumentaciones, ya que son las cifras dadas por el propio acusado Sauckel durante su interrogatorio. Creo que esto no infringe la norma sobre la que el Presidente me acaba de llamar la atención.

Las cifras declaradas son las siguientes: en 1942 había ya 1,000.000 de trabajadores extranjeros en Alemania. En un año Sauckel incorporó a la economía del Reich aproximadamente 1,600.000 prisioneros de guerra para satisfacer las necesidades de la economía de guerra.

Ruego al Tribunal que observe el documento numero 1411 en mi libro de documentos. Es un interrogatorio efectuado al acusado Speer el 18 de octubre de 1945, ya presentado por la acusación de Estados Unidos el 12 de diciembre de 1945 como prueba USA 220. En este interrogatorio el

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acusado Speer declara que el 40 por ciento de todos los prisioneros de guerra fueron empleados en la producción de armas y municiones y en industrias relacionadas.

Les recordaré también, como prueba RF 1412, la prueba USA 225 del 13 de diciembre de 1945, un memorándum firmado por Lammers, Jefe de la Cancillería del Reich, que relata la conversación mantenida en una reunión que tuvo lugar el 4 de enero de 1944, durante una reunión a la que, además del acusado Sauckel, acudieron el Führer, Himmler, Speer, Keitel, el Mariscal de Campo Milch, y otros, y en la que se determinó que el número de nuevos trabajadores que Sauckel debía proporcionar sería de 4,000.000.

Debo mencionar en relación a esto que durante esta reunión Sauckel expresó dudas sobre la posibilidad de proporcionar este número de trabajadores si no se le daban suficientes fuerzas policiales, y Himmler le aseguró que trataría de ayudar a Sauckel a lograr este objetivo por medio de ejercer más presión.

Así, cuando el acusado Sauckel afirma, como probablemente hará, que no tenía nada que ver con la institución, ahora odiada por todos, conocida como la Gestapo, podemos responderle con documentos oficiales alemanes que demuestran que para el reclutamiento de mano de obra realmente empleó la policía con todos los medios más o menos condenados que ya les han señalado.

En cuanto a Francia, la demanda de trabajadores a principios de 1944 era de 1,000.000, y esta cifra estaba por encima del número de trabajadores y trabajadoras ya enviados a Alemania, que en junio de 1944 eran entre 1,000.000 y 1,500.000.

El acusado Sauckel, por tanto, cometió los delitos ya conocidos por el Tribunal. Tenemos una vieja frase, podríamos llamarlo un viejo lema, que dice que "El Tribunal es la ley", y es correcto tan sólo presentar los hechos. Me abstendré por tanto de leer el fragmento de la página 9 de mi presentación que indica los artículos de la ley por los que las actividades del acusado Sauckel son castigables.


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