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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Primer Día: Martes, 5 de febrero de 1946
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[Página 79]

ALGUACIL: Con la venia, deseo anunciar que el acusado Kaltenbrunner se ausentará hasta nuevo aviso por enfermedad.

Sr. FAURE: Sr. Presidente, pasaré ahora al último capítulo del informe, dedicado a la organización de actividades criminales. Comenzaré este último capítulo citando unas pocas palabras de Monseñor Piquet, Obispo de Clermont-Ferrand durante una misa pontificia el Domingo de Pentecostés, 20 de mayo de 1945. Monseñor Piquet acababa de ser liberado del campo de concentración al que los nazis le habían enviado. Dijo:

[Página 80]

"Las instituciones criminales de las que he sido testigo y víctima llevan dentro de sí todos los azotes de la barbarie y la servidumbre de antaño, sistematizadas y aplicadas con un método nuevo, capaz de incrementar la miseria humana con todo el rango de las modernas posibilidades que ofrece la ciencia".
Las pruebas que quiero presentar al Tribunal con respecto a los países ocupados occidentales tratan este aspecto de la sistematización de los planes criminales alemanes. Hemos dicho que la germanización no consistió en el hecho particular de la imposición de la nacionalidad alemana o la ley alemana, sino en la imposición general de los estándares establecidos por el régimen nazi, y de una forma general, de su filosofía. Este aspecto de la germanización supone de inmediato una actividad criminal como medio y como fin. Como medio, porque el medio criminal es muy frecuentemente de una alta efectividad, y sabemos que el nazismo profesa la indiferencia hacia la inmoralidad de los medios. Como fin, por otro lado, porque la organización final de la sociedad nazi postula la eliminación de elementos hostiles a ésta o a los que considere indeseables. En estas condiciones, las actividades criminales resultan no ser accidentes o accidentes inevitables debidos a la guerra y la ocupación. No se pueden adscribir a la acción no coordinada de subordinados debida a un exceso de celo o a falta de disciplina.

Ya que se recomienda por principio la eliminación de adversarios, se llevará a cabo como parte del funcionamiento normal y regular del aparato administrativo. Si el nazismo tiene una filosofía de acción criminal, también tiene, hablando en propiedad, una burocracia dedicada a la actividad criminal.

La voluntad que inspira esta acción se transmite de un jefe a otro y al centro secundario del organismo estatal. Cada uno de los delitos o series de delitos de los que ya les he hablado, y lo volveré a hacer, asume la existencia de toda una serie de transmisiones:

Órdenes pasadas de superiores a personal de rango inferior, peticiones de órdenes o informes pasados de personal de rango inferior a superiores, y finalmente las relaciones mantenidas entre escalafones correspondientes de servicios diferentes. Esta organización administrativa de la actividad criminal nos parece que es un dato muy importante para determinar la responsabilidad y probar los cargos presentados en la Acusación contra los líderes superiores y contra las organizaciones.

La responsabilidad de cualquiera de estos líderes superiores con respecto a una actividad criminal determinada no requiere que se presente una prueba o un documento firmado por la persona en cuestión o que la implique por su nombre. La existencia o no existencia de ese documento es una cuestión de azar.

La responsabilidad del líder superior queda demostrada directamente por el hecho de que una actividad criminal ha sido llevada a cabo por un servicio a cuyo frente encontramos a este líder.

Esto es aún más cierto en el caso de una actividad criminal perpetrada durante un periodo de tiempo extenso, que afecta a un número considerable de personas, y cuya ejecución ha provocado toda una serie de complicaciones, consultas y soluciones. En todos los servicios del Estado hay un circuito continuo de responsabilidad. Además, en cuanto a los cargos presentados contra organizaciones descritas como organizaciones criminales, su carácter criminal procede del hecho de que su actividad produce resultados criminales sin haber ninguna falta de conocimiento o modificación de las reglas normales de competencia y funcionamiento de sus diferentes organismos.

La colaboración que se desarrolla para lograr tal fin entre varios agentes pertenecientes a la organizacion tanto verticalmente entre los rangos superiores e inferiores como horizontalmente entre los diferentes departamentos especializados implica aún más forzosamente la existencia de una intención criminal colectiva.


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