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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
2 de febrero a 13 de febrero de 1946

Quincuagésimo Primer Día: Martes, 5 de febrero de 1946
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EL PRESIDENTE: En relación a la moción presentada antes del receso por el abogado del Estado Mayor, la opinión del Tribunal es ésta.

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En primer lugar, el Tribunal no se limita a aceptar testimonios directos de testigos oculares, ya que el Artículo 19 dice que el Tribunal admitirá cualquier prueba que considera que tiene valor probatorio.

En segundo lugar, no hay nada en el Artículo 21 del Estatuto que haga inadecuado llamar como testigo a un miembro de un comité gubernamental para declarar sobre el informe del comité gubernamental. Pero el Tribunal considera que si se llama a un testigo de esta clase, se ha de presentar el informe del comité gubernamental. De hecho, la acusación se ha ofrecido a presentar el informe del comité como prueba en este caso, y no sólo a hacer eso, sino también a poner a disposición de la defensa las declaraciones juradas de testigos utilizadas en ese informe.

En tercer lugar, hubo otras cuestiones sobre las que el testigo, el Sr. van der Essen, declaró que no pertenecían al informe, o eso le pareció al Tribunal.

En cuanto al peso que se le debe dar a la declaración del testigo, es por supuesto una cuestión que tendrá que considerar el Tribunal. La defensa puede presentar pruebas que respondan al testimonio del Sr. van der Essen, y comentar o criticar el testimonio, y mientras sus pruebas sean conclusiones suyas extraídas de hechos que ha visto o testimonios que ha oído, el Tribunal estudiará si son correctas o no esas conclusiones, siendo las conclusiones cuestiones sobre las que decidirá el Tribunal.

Por tanto, se rechaza la moción de la defensa.

Me han indicado que en esta declaración no he dicho que se ha de presentar el informe como prueba. Tenía intención de decirlo. Creía que lo había dicho. Se ha de presentar el informe como prueba, y las declaraciones juradas, como estarán a disposición de la defensa, estarán por supuesto también a disposición del Tribunal.

Sr. FAURE: Con la venia, el Sr. Fuster va a proyectar las películas de las que hablé hace un momento.

Sr. FUSTER: Sr. Presidente, voy a mostrarles unos pocos ejemplos de propaganda directa en los países ocupados.

Durante todo el periodo de la ocupación, los habitantes de los países ocupados tuvieron los muros de sus casas cubiertos por enormes carteles cuyo color y texto variaba. Había muy poco papel en estos países, pero siempre había suficiente para la propaganda; y esta propaganda se llevaba a cabo sin tener en cuenta ni la veracidad ni las consideraciones morales. Si los nazis pensaban que cualquier tipo de campaña podía ser efectiva, no importa en qué pequeño grado, lanzaban de inmediato la campaña.

En Francia, por ejemplo, los nombres más ilustres de la Historia aparecían en carteles y se les hacía proclamar lemas contra los enemigos de Alemania. Se tomaban frases aisladas de obras de Clemenceau, Montesquieu y muchos otros, y de esta forma se les hacía animar sentimientos a favor del nazismo.

Pero la propaganda alemana fue más allá de la adulteración de las obras de los grandes genios históricos de nuestra nación. También trataron de pervertir y dañar nuestros más sagrados sentimientos. Veíamos en Francia carteles que anunciaban trabajos en Alemania que mostraban a una madre diciendo a sus hijos, "Qué felices somos ahora que vuestro padre se ha ido a trabajar a Alemania". De esta forma, se empleaban los sentimientos familiares para lograr los fines del nazismo.

La propaganda alemana también trató de atacar el sentimiento del patriotismo nacional. Vimos carteles que pedían a hombres jóvenes que sirvieran en las Fuerzas Alemanas, y había carteles así en todos los países. El Sr. Faure dijo ayer que estos pobres desgraciados que sirvieron en las diversas legiones deben, a pesar de su culpa, ser considerados en buena parte víctimas del sistema nazi. De esta forma, la propaganda alemana, al atacar simultáneamente el genio de una nación y

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los sentimientos más íntimos de su pueblo, cometió un crimen contra el espíritu, y eso es algo que, según la cita empleada por el Sr. Dubost en su discurso, no se puede perdonar.

Por supuesto, la publicidad es permisible, pero la publicidad debe respetar ciertos límites. Debe respetar a las personas, la ley y la ética. Hay límites que protegen al individuo en todos los países, leyes contra la difamación, contra el libelo, pero en asuntos internacionales la propaganda alemana disponía de un campo ilimitado, sin restricciones ni castigos, al menos hasta el día el que se creó este Tribunal para juzgarla.

Es por eso por lo que nos pareció un tarea útil y necesaria presentarle a este Tribunal dos ejemplos prácticos. No escogimos los ejemplos más conocidos, sino aquellos que eran los más genuinamente característicos de los excesos y extremos de esta propaganda.

Primero veremos un fragmento muy breve de una película muy especializada dirigida contra la masonería, que fue impuesta por los alemanes de la manera explicada en el informe. La película en sí no tiene interés, pero contiene imágenes que ilustran la cruda campaña de mentiras a la que los alemanes se dedicaron en Francia.

Dado que es una película muy corta y que se mostrará rápidamente porque no podemos ralentizarla por problemas técnicos, querría antes de proyectarla llamar la atención sobre las dos clases de imágenes que se sucederán sin ninguna transición:

Verán primero un mapa del mundo. Este mundo será cubierto rápidamente por un color que indica la influencia de los judíos y los masones, cubriendo todos los países excepto las dos islas victoriosas, el bloque nazi-fascista de Europa por un lado, y Japón por el otro.

Mostramos esta imagen para que se vea el grado de cruda simplicidad al que llegó la propaganda nazi y cómo presentaba al pueblo las fórmulas más estúpidas y engañosas.

Un ejemplo aún peor de calumnia es la imagen del Presidente Roosevelt con el encabezamiento: "El Hermano Roosevelt Quiere la Guerra".

Es todo lo que hemos escogido de esta película. Se proyectará ahora, Sr. Abbett, puede comenzar.

(Se proyectó la película mencionada en la pantalla de la Sala).

Sr. FUSTER (indicando): Está tomada de la película "Fuerzas Ocultas". Aquí está el mapa del mundo, con las zonas de influencia: la zona de influencia soviética, la zona británica de influencia, la zona americana de influencia. "El Hermano Roosevelt Quiere la Guerra". Es mayo de 1939.

EL PRESIDENTE: ¿Es necesario el acompañamiento musical?

Sr. FUSTER: Lo siento, pero es imposible cortarle el sonido a esta película.

EL PRESIDENTE: ¿No se puede evitar? De acuerdo.

Sr. FUSTER: La rapidez de la película nos hizo necesario dar primero unos pocos detalles de las imágenes que iba a ver el Tribunal. Creo sin embargo que el Tribunal ha podido observarlas lo suficiente.

Ahora vamos a mostrar unas pocas fotografías de carteles. Serán más fáciles de ver que la película, que no se puede ralentizar. Vamos a mostrarlas una por una, comentando cada una según sea necesario.

Querría indicarle al Tribunal que la película que se acaba de proyectar se ha presentado como pruebas RF 1152 y 1152-bis.

Las escenas de otra película de propaganda titulada "El Sr. Girouette, Trabajador Francés en Alemania" y tomadas del dossier del proceso contra el Sr. Musard ante el Tribunal de Justicia de Seine, también ilustrarán la

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tendencia y el objetivo de la propaganda alemana elaborada con estos medios.

Las fotografías de carteles que vamos a mostrar ahora se presentan como prueba RF 1153. Antes de mostrar estas películas, debemos decir algo sobre la forma en la que se organizaba la propaganda en carteles. Se organizaba con un cuidado extremo. Presentamos en relación a esto un panfleto que contiene instrucciones completas para su exhibición y que demuestra que existía un verdadero servicio administrativo dedicado a ejecutar proyectos estudiados durante un largo tiempo. Es la prueba RF 1150. No lo leeremos, ya que es una publicación, pero resumiremos lo más importante del contenido.

El Tribunal verá que se organizó todo hasta el último detalle, la ubicación de los paneles y todo lo demás. Todos estos carteles eran elaborados por el departamento central de Berlín, D.P.A. En su forma original eran sólo imágenes. El texto se añadía después en el país al que iban dirigidos. El texto tenía que imprimirse en el idioma de este país y adaptarlo a las condiciones locales.

Los alemanes evitaban con mucha frecuencia indicar su origen oficial alemán o incluso les atribuían un origen diferente.

Por ejemplo, usaban la frase "Impreso en Francia", que no tiene ningún significado particular, ya que nunca aparece en carteles franceses auténticos. Los carteles franceses sólo llevan el nombre del impresor, y éste en cambio nunca aparece en los carteles alemanes. Con el uso de la frase "Impreso en Francia", sin embargo, los alemanes podían indudablemente hacer creer a los franceses que la propaganda expuesta ante ellos no era directamente de origen enemigo. Es una característica a la vez curiosa y reveladora.

Como hemos dicho, la publicidad se ha utilizado desde hace tiempo, pero la Alemania Nazi convirtió la propaganda en una institución pública, y la aplicó internacionalmente de una manera totalmente reprobable.

Vamos ahora a exponerle al Tribunal unas pocas de las etapas del desarrollo de esta propaganda en carteles.

(Se proyectaron varias imágenes con un proyector en la pantalla de la Sala).

Sr. FUSTER: El aparato no da suficiente luz. Aquí está el primer cartel (señalando). Me veo obligado a describirlo porque no podemos verlo nada bien. El texto parece indicar la noble actitud del vencedor hacia las víctimas francesas de la guerra. Se expresa de la siguiente manera: "Poblaciones abandonadas: Confiad en el soldado alemán", y vemos a un soldado de Alemania con niños pequeños franceses en sus brazos.


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