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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Quinto Día: Martes, 29 de enero de 1946
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P: ¿Cuál era el color del triángulo que llevaban los delincuentes comunes alemanes?

R: Llevaban un triángulo verde.

P: ¿No acabaron llevando un triángulo rojo?

R: No, porque eran vigilados más estrictamente que los demás y llevaban como distintivo el triángulo verde.

P: ¿Y en los grupos de trabajo?

EL PRESIDENTE: Nos han dicho que estaban todos mezclados.

Sr. DUBOST: El Tribunal podrá observar que estas preguntas

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se hacen como réplica a otras preguntas que hizo esta mañana la defensa con la intención de confundir, no al Tribunal, sino a los testigos.

EL TESTIGO: Le repito que teníamos un completo conglomerado de nacionalidades y categorías de prisioneros.

EL PRESIDENTE: Eso es exactamente lo que dijo, que estos triángulos estaban completamente mezclados.

Sr. DUBOST: Creo que la declaración de este segundo testigo aclarará definitivamente este punto al Tribunal, haga lo que haga la defensa para confundirnos.

Sr. DUBOST:

P: ¿Sabe algo de las personas tatuadas?

R: Sí, por supuesto.

P: ¿Nos dirá por favor lo que sabe de ellas?

R: Se almacenaban pieles humanas tatuadas en el Bloque 2, que era llamado en Buchenwald el Bloque Patológico.

P: ¿Había muchas pieles humanas tatuadas en el Bloque 2?

R: Siempre había pieles humanas tatuadas en el Bloque 2. No puedo decir si había muchas, ya que continuamente se recibían y se enviaban, pero no sólo eran pieles humanas tatuadas. También había pieles humanas curtidas, simplemente curtidas, no tatuadas.

P: ¿Despellejaban a personas?

R: Les quitaban la piel y la curtían.

P: ¿Puede continuar con su testimonio sobre ese punto?

R: Vi a SS salir del Bloque 2, el Bloque Patológico, llevando pieles curtidas bajo el brazo. Sé por mis camaradas que trabajaban en el Bloque 2 que se pedían pieles, y estas pieles curtidas se daban como regalos a ciertos guardias y a ciertos funcionarios que visitaban el campo, y las usaban para encuadernar libros.

P: Nos han dicho que Koch, que era el Comandante por aquel entonces, fue condenado por esta práctica.

R: No fui testigo del asunto Koch, que tuvo lugar antes de que llegara al campo.

P: Así que incluso después de que él se fuera de allí, todavía había pieles curtidas y tatuadas.

R: Sí, hubo constantemente pieles curtidas y tatuadas, y cuando el campo fue liberado por los americanos, encontraron en el campo, en el Bloque 2, pieles tatuadas y curtidas, el 11 de abril de 1945.

P: ¿Dónde se curtían estas pieles?

EL PRESIDENTE: Me temo que aún va usted demasiado rápido.

R: Estas pieles eran curtidas en el Bloque 2, y quizás también en los edificios del crematorio, que no estaban lejos del Bloque 2.

P: Así que según su testimonio era una práctica habitual que continuó incluso después de la ejecución de Koch.

R: Sí, esta práctica continuó, pero no sé hasta qué punto.

P: ¿Fue usted testigo de alguna inspección del campo hecha por funcionarios alemanes, y si es así, quiénes eran estos funcionarios?

R: Puedo decirles algo sobre Dora con respecto a esas visitas.

P: Discúlpeme, tengo algo más que preguntarle sobre las pieles. ¿Sabe algo de la condena de Koch?

R: Oí rumores y observaciones sobre la condena de Koch a viejos camaradas que estaban en el campo por aquel entonces. Pero no fui testigo personalmente del caso.

P: No importa. Me basta con saber que después de su condena se siguió curtiendo y tatuando pieles.

R: Correcto.

P: ¿Lo declara expresamente?

R: Sin duda. Incluso después de su condena había pieles curtidas y tatuadas.

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P: ¿Puede decirnos qué visitas hicieron al campo funcionarios alemanes, y quiénes eran estos funcionarios?

R: El contacto entre el exterior, es decir, civiles alemanes e incluso soldados alemanes, y el interior del campo fue posible por la marcha o los permisos que algunos prisioneros políticos lograron obtener de las SS para pasar algún tiempo con sus familias, y viceversa, hubo visitas al campo de miembros de la Wehrmacht. En el Bloque 50 recibimos la visita de cadetes de la Luftwaffe. Estos cadetes de la Luftwaffe, es decir, miembros de las Fuerzas Armadas Alemanas regulares, pasaron por el campo y pudieron ver prácticamente todo lo que ocurría allí.

P: ¿Qué hicieron en el Bloque 50?

R: Simplemente vinieron a ver los equipos por invitación del Sturmbannführer Schuler. Recibimos varias visitas.

P: ¿De qué equipos se trataba?

R: Equipos para la fabricación de vacunas, equipos de laboratorio.

P: Gracias.

R: También hubo otras visitas, y algunas enfermeras de la Cruz Roja visitaron este Bloque en octubre de 1944.

P: ¿Sabe los nombres de alguna de las personalidades alemanas que visitaron el campo?

R: Sí. Una de esas personalidades fue el Príncipe Heredero de Waldeck y Pyremont, que era Obergruppenführer de las Waffen SS y Jefe de la Policía de Hessen y Turingia. Visitó el campo en varias ocasiones, incluidos el Bloque 46 y el Bloque 50. Estaba muy interesado en los experimentos.

P: ¿Conoce la actitud mental de los prisioneros poco antes de su liberación por las fuerzas americanas?

R: Los internos del campo esperaban que llegara la liberación en cualquier momento. El 11 de abril por la mañana hubo un orden perfecto en el campo y disciplina ejemplar. Escondimos con dificultad extrema y en el mayor de los secretos armas, cajas de granadas de mano, y unos 250 rifles que se dividieron en dos lotes, un lote de cien rifles para el hospital, y otro lote de unos 150 rifles en mi Bloque 50, y cajas de granadas de mano. Tan pronto como los americanos comenzaron a aparecer por debajo del campo de Buchenwald, a eso de las 3 de la tarde del 11 de abril, los prisioneros políticos, reunidos en línea, tomaron las armas e hicieron prisioneros a la mayoría de los guardias de las SS del campo, o dispararon a todos los que se resistieron. Estos guardias tenían grandes dificultades para escapar ya que iban con mochilas repletas de botín, objetos que habían robado a los prisioneros durante el tiempo que habían vigilado el campo.

Sr. DUBOST: Gracias. No tengo más preguntas para el testigo.

EL PRESIDENTE: Haremos ahora un descanso de diez minutos.

(Se hizo un receso)

Sr. DUBOST: No tengo más preguntas que hacerle al testigo, Señorías.

EL PRESIDENTE: ¿Desea algún abogado defensor hacerle alguna pregunta a este testigo?

Dr KAUFFMANN (abogado de Kaltenbrunner):

P: ¿Es usted un especialista en investigación sobre la fabricación de vacunas?

R: Sí, soy un especialista en investigación.

P: En su opinión, ¿tenía algún sentido el tratamiento al que estas personas fueron sometidas?

R: No tenía importancia científica, sólo tenía un fin práctico. Permitía la verificación de la eficacia de ciertos productos.

P: Usted debe tener una opinión propia porque estuvo en contacto con esos hombres. ¿Vio realmente a estas personas?

R: Vi a estas personas muy de cerca, ya que en el Bloque 50 era el responsable

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de parte de esta fabricación de vacunas. Por tanto, pude muy fácilmente conocer qué clase de experimentos se estaban haciendo en el Bloque 46 y las razones de estos experimentos. Además, también me di cuenta de la casi completa ineficiencia de los doctores de las SS y de lo fácil que nos resultó sabotear la vacuna para el Ejército Alemán.

P: Estas personas debieron sufrir mucho antes de morir.

R: Estas personas sin duda sufrieron terriblemente, en especial en el caso de ciertos experimentos.

P: ¿Puede certificar eso por experiencia propia, o es sólo un rumor?

R: Vi en el Bloque 50 fotografías hechas en el Bloque 46 de quemaduras de fósforo, y no es necesario ser un especialista para darse cuenta de que estos pacientes, cuya carne estaba quemada hasta los huesos, tuvieron que sufrir.

P: Así que sin duda su conciencia se rebelaba por estas cosas.

R: Sin duda.

P: Querría preguntarle cómo pudo seguir los dictados de su conciencia para ayudar a estas personas de alguna forma.

R: Es muy simple. Cuando llegué a Buchenwald como deportado, especifiqué tan sólo que era un "ayudante de laboratorio". Es una persona que está preparada para trabajar en un laboratorio pero que no tiene ninguna cualificación especial y concreta. Fui enviado a Dora, donde el sistema de las SS me hizo perder 30 kilos en dos meses. Tuve anemia...

P: Testigo, sólo me interesa Buchenwald. No quiero saber nada de Dora. Le pregunto...

R: Fueron los prisioneros de Buchenwald los que gracias sus conexiones dentro del campo lograron mi regreso al campo de Buchenwald. Fue el Sr. Julien Cain, un francés, el Director de la Biblioteca Nacional Francesa, el que llamó la atención sobre mi presencia a un prisionero político alemán, Walter Kummilscheim, que era secretario en el Bloque 50, y él es el que llamó la atención sobre mi presencia sin mi conocimiento y sin que yo hubiera dicho en Dora que era un especialista. Es por esa razon por lo que las SS me sacaron de Dora para trabajar en el Bloque 50.

P: Por favor, disculpe la interrupción. No queremos entrar en muchos detalles en estas cuestiones. Creo en todo lo que usted acaba de decir, la razón por la que le enviaron a Dora y por qué le llevaron de vuelta. Mi cuestión es algo completamente diferente. Querría preguntarle una vez más: usted sabía que estas personas eran tratadas de una forma inhumana. ¿Es eso correcto? Por favor, responda sí o no.

R: Por supuesto que lo sabía, pero mucho después...

P: (interrumpiendo) Por favor, responda sí o no.

R: Respondo a la pregunta. Cuando llegué al Bloque 50 no sabía nada, ni del Bloque ni de los experimentos. Fue sólo después, cuando ya estaba en el Bloque 50, cuando poco a poco y por las amistades que pude hacer en el bloque, conocí los detalles de los experimentos.

P: Muy bien. Y después de que se enterara de los detalles de los experimentos, ¿no sintió una compasión absoluta por estas pobres criaturas?

R: Mi pena fue muy grande, pero no era una cuestión de sentir piedad o no, había que llevar a cabo al pie de la letra las órdenes que se daban o morir.

P: Muy bien. ¿Afirma usted entonces que si no hubiera obedecido de alguna manera las órdenes que recibió, le podrían haber matado? ¿Es correcto?

R: No hay duda de eso. Por otro lado, mi trabajo consistía en la fabricación de vacunas, y ni yo ni ningún otro prisionero del Bloque 50 podía entrar en el Bloque 46 y ser testigo directo de experimentos.

Sabíamos lo que pasaba con los experimentos sólo a través de las tarjetas que se enviaban desde el Bloque 46 para registrarse oficialmente en el Bloque 50.

P: Muy bien, pero creo que no hay diferencia en su conciencia, sin importar

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si usted vio el sufrimiento con sus propios ojos o si usted tenía un conocimiento de primera mano de que en el campo se estaba asesinando a personas de esa manera. Paso a otra pregunta.

EL PRESIDENTE: ¿Lo que usted ha dicho era una pregunta? ¿Puede limitarse a hacer preguntas?

EL TESTIGO: Disculpe. Querría responder a la última pregunta.

Dr. KAUFFMAN: Eso no era una pregunta. Ahora haré otra pregunta.

EL TESTIGO: Querría entonces responder a esa observación.

Dr. KAUFFMANN: No me interesa su respuesta.

EL TESTIGO: Deseo responder.

EL PRESIDENTE: Responda a la pregunta, por favor.

EL TESTIGO: Había sufrimiento por todas partes en los campos, y no sólo en los bloques de experimentos. Lo había en los bloques de cuarentena, lo había entre todos los hombres que morían cada día a cientos. El sufrimiento reinaba en todas partes en los campos de concentración.

Dr. KAUFFMAN:

P: ¿Existía algún decreto o aviso indicando que no se debía hablar de estos experimentos?

R: Por norma los experimentos estaban pensados para mantenerse bajo un secreto absoluto. Una observación indiscreta sobre los experimentos podía suponer la muerte de inmediato. Debo añadir que había muy pocos de nosotros que conocieran los detalles de estos experimentos.

P: Usted mencionó las visitas a este campo, y también mencionó que miembros de la Cruz Roja Alemana, o enfermeras, y miembros de la Wehrmacht visitaron el campo, y que se dieron permisos a prisioneros políticos. ¿Estuvo usted presente en alguna de estas visitas dentro del campo?

R: Sí, estuve presente en las visitas dentro del campo de las que hablé.

P: ¿Vieron los visitantes de este campo que se administraban inyecciones cardíacas? ¿O vieron los visitantes que se curtía piel humana? ¿Estaban presentes esos visitantes en algún momento en el que se maltratara a internos?

R: No puedo responder a esta pregunta afirmativamente, y sólo puedo decir que los visitantes pasaron por mi bloque. Había que pasar por casi todo el campo. No sé a dónde fueron los visitantes antes o después de visitar mi bloque.

P: ¿Le dijo quizás alguno de sus camaradas si los visitantes vieron personalmente estas excusas [sic]? Sí o no.

R: No entiendo la pregunta. ¿Podría repetirla?

P: ¿Le dijo quizás alguno de sus camaradas que los visitantes del campo presenciaron estos excesos?

R: Nunca oí que los visitantes presenciaran experimentos o excesos de esta clase. La única cosa que puedo decir con respecto a las pieles curtidas es que vi con mis propios ojos a SS, suboficiales u oficiales, no puedo recordar con exactitud si eran oficiales o suboficiales, salir del Bloque 2 llevando pieles curtidas bajo el brazo. Pero eran hombres de las SS, no eran visitantes del campo.

P: ¿Sabían estos visitantes, y en concreto las enfermeras de la Cruz Roja, que estos experimentos eran completamente inútiles desde un punto de vista médico, o inspeccionaron los laboratorios y los equipos?

R: Repito de nuevo que estos visitantes vinieron a mi sección del laboratorio, donde vieron lo que se hacía, es decir, el llenado esterilizado de los viales y tubos de ensayo. No puedo decir qué vieron antes o después. Sólo sé que estos visitantes de los que hablo, estos cadetes de la Luftwaffe o la gente de la Cruz Roja, visitaron todas las instalaciones del bloque. Sabían ciertamente, sin embargo, cuál era la base de este cultivo, y que se podía utilizar a hombres para experimentos, ya que había diagramas y gráficos mostrando los estados de los cultivos iniciados con

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hombres. Pero podría haber sido sangre tomada inicialmente de pacientes de tifus y no necesariamente de pacientes inoculados artificialmente con tifus.

Creo realmente que estos visitantes no sabían por lo general las atrocidades en forma de experimentos que se realizaban en el Bloque 46, pero es imposible que los visitantes que fueron al campo no vieran las condiciones horribles en las que estaban los internos.


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