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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Quinto Día: Martes, 29 de enero de 1946
(5 de 9)


[Página 245]

EL PRESIDENTE: ¿Quiere algún miembro de la defensa hacer alguna pregunta?

(Interrogatorio del Dr. NELTE (abogado del acusado Keitel).

P: Testigo, ¿cuándo le hicieron prisionero?

R: Me hicieron prisionero el 14 de junio de 1940.

P: ¿A qué campo de prisioneros de guerra le mandaron?

R: Me enviaron de inmediato al Oflag, 11 D, en Grossborn Westphalenhof, Pomerania.

[Página 246]

P: ¿Oflag?

R: Sí.

P: ¿Qué normas le comunicaron en el campo de prisioneros de guerra con respecto a un posible intento de fuga?

R: Nos advirtieron de que nos dispararían, y de que no debíamos tratar de escapar.

P: ¿Cree que esta advertencia es conforme a la Convención de Ginebra?

R: Ésta sin duda.

P: Usted mencionó, si lo oí bien, el caso de Robin, del Oflag II D. Dijo que había un oficial que cavó un túnel para escapar del campo, y que como fue el primero que salió del tunel, le dispararon.

R: Sí, eso dije.

P: ¿Estaba usted con esos oficiales que trataron de escapar?

R: Dije antes que esto me lo contó el Teniente Ledoux, que aún estaba en el Oflag II D cuando ocurrió eso.

P: Sólo quería determinar si este oficial, Robin, murió tratando de escapar.

R: Sí, pero querría mencionar una cosa, que todos los prisioneros de guerra que se fugaban sabían que se jugaban la vida. Todos los que trataban de escapar sabían que se arriesgaban a recibir un balazo. Pero una cosa es que te maten tratando de cruzar la alambrada, por ejemplo, y otra que te tiendan una emboscada y te asesinen en el preciso instante en el que estás indefenso, cuando no tienes armas y estás a merced de cualquiera, como fue el caso del Teniente Robin, que estaba en un túnel estrecho, boca abajo, arrastrándose, cuando le mataron. Esto no fue conforme a normas internacionales.

P: Veo lo que quiere decir, y puede estar seguro de que respeto a todo prisionero de guerra que trató de cumplir con su deber como patriota. Sin embargo, en este caso, del que usted no fue testigo, quería plantear que este primer y valiente oficial que salió del túnel puede que no respondiera cuando los guardias le dieron el alto y por eso le dispararon. Aunque usted acaba de dar una vívida descripción del incidente, creo que esto fue producto de su imaginación, porque de acuerdo con su testimonio, usted no lo vio, ¿es correcto?

R: No. No hay 36 maneras distintas de salir de un túnel. Estás boca abajo, te arrastras, y si te matan antes de salir del túnel, para mi eso es asesinato.

P: Y entonces vio al oficial...

EL PRESIDENTE: ¡Dr. Nelte!

Dr. NELTE: ¿Señoría?

EL PRESIDENTE: No queremos argumentaciones en el interrogatorio. El testigo ya ha declarado que no estaba allí y no lo vio, y ha explicado los hechos.

Dr. NELTE: Gracias.

P: No tengo muy claro el incidente del Teniente Thomson. También en este caso creo que dijo que no tenía conocimiento directo del hecho, y que le informó un amigo. ¿Es correcto?

R: Tan sólo puedo repetir lo que dije antes. Relaté la historia de un teniente francés, Ledoux, que me dijo que estuvo en la fortaleza de Graudezs junto con Anthony Thomson, Teniente de la RAF. Este oficial británico escapó de la fortaleza. Fue capturado en el aeródromo, llevado de vuelta a la fortaleza, puesto en la misma celda que el Teniente Ledoux, y Ledoux vio cómo lo mataban de un tiro de revólver en la nuca. Ledoux me dijo el nombre del asesino. Creo que lo mencioné, el Sargento Mayor Osterreich. Esa es la historia que me contó un testigo.

[Página 247]

P: ¿El Sargento Mayor Osterreich era un guardia del campo, o a qué fuerzas pertenecía?

R: No lo sé.

P: ¿Sabe que usted, como prisionero de guerra, tenía derecho a quejarse?

R: Sin duda. Conozco la Convención de Ginebra, firmada por Alemania en 1934.

P: Conociendo esa normativa, usted también sabe que podía quejarse al comandante del campo, ¿verdad? ¿Recurrió usted a esta opción?

R: Traté de hacerlo, pero sin éxito.

P: ¿Puedo preguntarle el nombre del comandante de campo que se negó a escucharle?

R: No sé su nombre, pero le contaré lo que pasó cuando traté de quejarme.

P: Hágalo, por favor.

R: Ocurrió cuando estuve en el infame pelotón de castigo de Linzburg, en la provincia de Hanover. Este pelotón procedía del Stalag 10C. La mañana siguiente a la noche que he descrito, cuando hubo un intento infructuoso de fuga y nos golpearon durante tres horas seguidas, nos metieron a algunos de nosotros en los barracones. Vimos entonces a los superiores inmediatos del comandante del pelotón: primero un Oberleutnat, cuyo nombre no sé, vio que teníamos moratones, sobre todo en la cabeza, y consideró que era lo correcto. Por la tarde fuimos a trabajar. Cuando volvimos a las 7 nos visitó un mayor, un hombre de aspecto muy distinguido que también consideró que, como habíamos tratado de escapar, era muy normal que nos castigaran. En cuanto a nuestra queja, no produjo ningún resultado.

P: ¿Sabía que el Gobierno Alemán había llegado a un acuerdo con el Gobierno de Vichy sobre los prisioneros de guerra?

R: Sí, he oído hablar de eso, pero no inspeccionaban batallones de esta clase.

P: ¿Quiere decir que sólo se inspeccionaban los campos, y no los pelotones de trabajo?

R: Había inspecciones en los pelotones de trabajo, pero no en los pelotones de castigo. Esa es la diferencia.

P: Usted no estuvo siempre en un pelotón de castigo, ¿verdad?

R: No.

P: ¿Cuándo estuvo en un pelotón de castigo?

R: Por primera vez, en abril de 1941. Era un pelotón al que sólo enviaban oficiales cadetes y sacerdotes, sin indicar razones obvias. Era el pelotón de castigo de Linzburg, que no recibía visitas. En Ravaruska nos visitaron dos doctores suizos, creo que fue en septiembre de 1942.

P: ¿En septiembre de 1942?

R: Sí, en septiembre de 1942.

P: ¿Se quejó a los doctores suizos?

R: No personalmente, pero nuestro portavoz pudo hablar con ellos.

P: ¿Y hubo algún resultado?

R: Ciertamente sí.

P: ¿No cree que una queja presentada al comandante del campo también habría tenido éxito si usted hubiera deseado recurrir a eso?

R: No teníamos una relación muy amistosa con el personal alemán de Ravaruska.

P: Creo que no le entiendo muy bien.

R: Dije que no teníamos una relación muy amistosa con el comandante alemán del campo de Ravaruska.

P: No es una cuestión de tener una buena relación, sino de una queja que se podría haber hecho de manera oficial. ¿No cree?

¿Cuándo se fue de Ravaruska?

R: A finales de octubre de 1942.

[Página 248]

P: Si mal no recuerdo, usted mencionó el número de víctimas contadas u observadas por usted, ¿verdad?

R: Sí.

P: ¿Cuántas víctimas hubo allí?

R: Es una cifra que me dio el Dr. Lievin, un doctor francés de Ravaruska. Hubo, como dije, unas 60 muertes en el campo, a las que se deberían añadir aproximadamente 100 que desaparecieron.

P: No ha llegado la traducción.

EL PRESIDENTE: ¿Tendría la bondad de repetir las últimas declaraciones sobre el número de víctimas?

R: Sí. Dije que hubo unas 60 muertes en el campo de Ravaruska durante el tiempo que estuve allí.

P: ¿Habla de víctimas francesas, o en general?

R: Cuando estuve en Ravaruska sólo había franceses allí, unos pocos polacos y unos pocos belgas.

P: Hago esta pregunta porque el informe del 14 de junio de 1945 dice que las víctimas fueron 14 franceses y porque hablamos ahora de agosto y septiembre, y por tanto, consideramos que el número es muy alto para ese periodo.

Gracias.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere algún otro abogado alemán hacerle alguna pregunta a este testigo?

(No hubo respuesta)

EL PRESIDENTE: ¿Sr. Dubost?

Sr. DUBOST: He terminado con este testigo, Sr. Presidente. Si el Tribunal me lo permite, llamaré ahora a otro testigo, el último.

EL PRESIDENTE: Un momento, Sr. Dubost. El testigo puede retirarse.

¿Podría decirle al Tribunal si el testigo al que va a llamar va a presentarnos un testimonio de un carácter diferente a los testimonios que ya se han presentado? Recordará que tenemos en el documento francés, que incluiremos en el sumario, un documento francés muy grande, olvidé el número, creo que es el 321, el 321... tenemos un gran volumen de pruebas sobre las condiciones en los campos de concentración. ¿El testigo al que va a llamar a declarar va a demostrar algo nuevo?

Sr. DUB0ST: El testigo al que vamos a llamar a declarar va a testificar sobre un cierto número de experimentos de los que fue testigo. Incluso ha presentado algunos documentos.

EL PRESIDENTE: ¿Están estos experimentos de los que el testigo va a hablar todos registrados en éste, en el libro 321?

Sr. DUBOST: Se mencionan, pero no se informa de ellos con detalle. Además, en vista de la importancia que se da en la presentación francesa sobre los campos a las declaraciones de testigos, reduciré considerablemente las pruebas documentales después de que se haya escuchado a estos testigos. Por otro lado, el Dr. Balachowsky...

EL PRESIDENTE: Puede llamar al testigo, pero trate de hacer que no se extienda demasiado.

Sr. DUBOST: Haré todo lo posible, Sr. Presidente.

(El testigo sube al estrado)

EL PRESIDENTE: ¿Cómo se llama?

EL TESTIGO: Alfred Balachowsky.

EL PRESIDENTE: ¿Es usted francés?

EL TESTIGO: Francés.

EL PRESIDENTE: ¿Puede repetir este juramento? ¿Jura hablar sin odio ni temor, decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Levante la mano derecha y júrelo.

EL TESTIGO: Lo juro.

EL PRESIDENTE: Puede sentarse si lo desea.

[Página 249]

INTERROGATORIO DEL Sr. DUBOST:

P: ¿Su nombre es Balachowsky, Alfred B-a-l-a-c-h-o-w-s-k-y?

R: Correcto.

P: ¿Es usted jefe del Instituto Pasteur de París?

R: Correcto.

P: ¿Reside usted en Viroflay? ¿Nació el 15 de agosto de 1909 en Korotcha, Rusia?

R: Correcto.

P: ¿Es usted francés?

R: Sí.

P: ¿De nacimiento?

R: Ruso de nacimiento, me nacionalicé francés.

P: ¿Cuándo se nacionalizó?

R: En 1932.

P: ¿Fue deportado el 16 de enero de 1944 después de ser arrestado el 2 de julio de 1943, y después de pasar seis meses en prisión, primero en Frênes y después en Compiègne? ¿Le transfirieron después al campo de Dora?

R: Correcto.

P: ¿Puede decirnos brevemente lo que sabe usted del campo de Dora?

R: El campo de Dora está a cinco kilómetros al norte de la ciudad de Nordhausen, en el sur de alemania. Este campo era considerado por los alemanes un destacamento secreto que no podían abandonar los prisioneros que eran llevados allí.

Este destacamento secreto tenía como misión la fabricación de V-1s y V-2s, las armas de represalia que los alemanes lanzaron sobre Inglaterra. Es por eso por lo que Dora era un destacamento secreto. Este campo estaba dividido en dos partes: una parte exterior, que incluía a un tercio del total de personas en el campo, y los dos tercios restantes estaban concentrados en la fábrica subterránea. Dora era una fábrica subterránea para la fabricación de V-1s y V-2s. Llegué a Dora el 10 de febrero de 1944, procedente de Buchenwald.

P: Por favor, no hable tan rápido. ¿Llegó a Dora desde Buchenwald el...?

R: El 10 de febrero de 1944, es decir, en una época en la que la vida en el campo de Dora era particularmente dura.

El 10 de febrero nos subieron a 76 hombres a un gran camión alemán. Nos obligaron a agacharnos cuatro guardias de las SS que ocupaban los asientos de la parte delantera del camión. Como no todos podíamos agacharnos por ser demasiados, cuando un hombre levantaba la cabeza, recibía un golpe con la culata de un rifle, con lo que en el transcurso de nuestras 10 horas de viaje varias personas fueron heridas.

Después de nuestra llegada a Dora pasamos todo un día y una noche sin comida, pasando frío en la nieve, esperando todas las formalidades de registro en el campo, completando formularios con apellidos, nombres, etc.

Comparado con Buchenwald, Dora fue un cambio considerable, ya que la gestión del campo de Dora se había confiado a una categoría especial de prisioneros que eran criminales. Estos criminales eran nuestros líderes de bloque, nos servían la sopa, nos cuidaban. Mientras que los prisioneros políticos vestían insignias rojas triangulares, los criminales llevaban insignias verdes triangulares con una S negra. Los llamábamos los hombres "S" (Sicherheitsverband). Eran personas condenadas por tribunales alemanes por crímenes cometidos antes de la guerra que, en lugar de ser enviados a casa tras cumplir su pena, fueron mantenidos a perpetuidad en campos de concentración para supervisar a los demás prisioneros. No hace falta decir que estos criminales que nos supervisaban...

EL PRESIDENTE: Está yendo demasiado deprisa, por favor, vaya más despacio.

R: (continuando) Estos criminales con los triángulos verdes eran elementos asociales; a veces habían pasado 5, 10 o incluso 15 años en prisión, y después,

[Página 250]

cinco o diez años en campos de concentración. Estos apestados sociales no tenían ya ninguna esperanza de salir de los campos de concentración. Sin embargo, estos criminales, gracias al apoyo que les ofrecía la dirección de las SS del campo, tenían ahora la oportunidad de sus vidas. Esto significaba robar a los demás prisioneros, y obtener de ellos la productividad máxima demandada por las SS. Nos golpeaban de la mañana a la noche. Nos levantábamos a las 4 de la mañana y teníamos que estar preparados en cinco minutos en los dormitorios subterráneos en los que estábamos apelotonados, sin ventilación, en un aire enrarecido en bloques tan grandes como esta sala en los que se amontonaban entre 3.000 y 3.500 internos. Había cinco filas de literas con colchones de paja podridos. Nunca se daban nuevos. Se nos daban cinco minutos para levantarnos, así que nos íbamos a dormir completamente vestidos. Apenas podíamos dormir, ya que había un continuo ir y venir y había toda clase de robos entre los prisioneros. Además, era imposible dormir porque estábamos cubiertos de piojos. Todo el campo de Dora estaba hasta arriba de bichos. Era prácticamente imposible librarse de los piojos. En cinco minutos teníamos que estar alineados en el túnel y listos para marchar a un lugar determinado.


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