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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Quinto Día: Martes, 29 de enero de 1946
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EL PRESIDENTE: Continúe.

Sr. DUBOST:

P: Continúe por favor contándonos su paso por esos campos, y mencione específicamente lo que sabe del campo de Natzweiler, y del

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papel en Natzweiler del Dr. Hirtz, de la Facultad de Medicina de Estrasburgo.

R: Bien, en Natzweiler se hicieron experimentos. Justo al lado del campo había una granja llamada Struthof. Era prácticamente una parte del campo, y algunos de los prisioneros tenían que trabajar allí limpiando las salas, y aunque no con frecuencia, pero algunas veces, se les ordenaba ir allí. Por ejemplo, recuerdo que un día se llevó a todos los gitanos a Struthof. Temían mucho ser enviados allí.

Un amigo mío, un noruego llamado Hridding, que trabajaba en el hospital, o lo que llamaban hospital, en el campo, me dijo el día después de que se llevara a los gitanos a Struthof, "debo decirte algo. Por lo que sé, han probado una especie de gas con ellos".

"¿Cómo lo sabes?", pregunté.

"Bien, ven conmigo".

Y entonces, a través de la ventana del hospital, pude ver a cuatro de los gitanos sobre camas. No tenían buen aspecto, y no era fácil mirar a través del cristal, pero tenían algo de moco, creo, alrededor de la boca. Hridding me dijo que los gitanos no podían decir mucho porque estaban muy enfermos, pero por lo que había podido entender, habían usado gas con ellos. Habían sido doce, y cuatro aún estaban vivos; los otros ocho, por lo que sabía Hridding, murieron allí, en Struthof.

Hridding me dijo después, "¿Conoces a ese hombre que a veces camina por el campo junto a otros?"

"Sí, le he visto", dije.

"Es el Profesor Hirtz, de la Universidad Alemana de Estrasburgo".

Estoy muy seguro de que Hridding dijo que este hombre era Hirt o Hirtz. Venía casi cada día con una llamada comisión para ver a los que habían vuelto de Struthof, para ver el resultado. Eso es todo lo que sé.

P: ¿Cuántos noruegos murieron en Gross Rosen?

R: En Gross Rosen, no me es posible decirlo con exactitud, pero sé de cuarenta personas que fueron allí, y también sé de diez que volvieron. Gross Rosen era un mal campo. Pero casi lo peor fue su evacuación. Supongo que debió ser en mitad de febrero de ese año. Los rusos se acercaban cada vez más a Breslau.

EL PRESIDENTE: ¿Se refiere a 1945?

Sr. CAPPELEN: Sí, quería decir 1945. Un día nos pusieron en lo que llamaban un "Appellplatz" (campo de instrucción). Estábamos muy débiles, todos. Habíamos hecho trabajos pesados, teníamos poca comida y sufríamos todo tipo de maltratos. Comenzamos a marchar en grupos de entre dos y tres mil. El grupo en el que estaba era de entre 2.500 y 2.800. Oímos cuántos éramos cuando nos numeraron.

Bien, comenzamos a caminar, y teníamos guardias de las SS a cada lado. Estaban muy nerviosos y actuaban casi como locos. Algunos estaban borrachos. No podíamos caminar muy rápido, y les machacaron la cabeza a cinco que no podían mantener el ritmo. Dijeron en alemán: "eso es lo que les pasa a los que no caminan". Los otros habrían sido tratados de la misma forma si no hubieran aguantado el ritmo. Caminamos lo mejor que pudimos. Tratábamos de ayudarnos unos a otros, pero estábamos todos demasiado agotados. Después de caminar durante seis u ocho horas, llegamos a una estación, una estación de ferrocarril. Hacía mucho frío, y sólo llevábamos puestos trajes a rayas de preso, y botas malas, pero dijimos: "Oh, estamos contentos de haber llegado a una estación de tren. Es mejor estar de pie en un vagón de ganado que caminar en mitad del invierno". Hacía mucho frío, entre 10 y 12 grados bajo cero. Era un tren largo con los vagones abiertos. En Noruega los llamamos vagones de arena, y nos metieron a patadas en esos vagones, unos 80 por vagón. Tuvimos que sentarnos juntos y estuvimos sentados en estos vagones durante cinco días, sin comida y sin agua. Cuando nevaba nos poníamos así

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(lo indica) para que llegara algo de agua a nuestras bocas, y después de mucho, mucho tiempo, me parecieron años, llegamos a un lugar que luego supe que era Dora. Está cerca de Buchenwald.

Bien, llegamos allí. Nos sacaron a patadas de los vagones, pero muchos estaban muertos. Los hombres que se sentaban junto a mi estaban muertos, pero no tenía posibilidad de apartarme. Tuve que sentarme con un hombre muerto el último día. No vi las cifras, naturalmente, pero entre un tercio y la mitad de nosotros estaban muertos y entumecidos. Y nos dijeron que un tercio, oí la cifra después en Dora, que los muertos de nuestro tren fueron 1447.

Después de Dora no recuerdo mucho porque estaba medio muerto. Siempre he sido un hombre de buen humor y lleno de vida, por mi y mis amigos, pero casi me había rendido.

No recuerdo mucho más, pero entonces tuve buena suerte, porque tuvo lugar la acción de Bernadotte, y fuimos rescatados y llevados a Neuengamme vía Hamburgo. Cuando llegamos estaban allí algunos de mis viejos amigos, el estudiante de Noruega que había sido deportado a Alemania, otros prisioneros que venían de Sachsenhausen y otros campos, y los pocos, relativamente pocos prisioneros "NN" noruegos que aún seguían vivos, todos con muy mala salud. Muchos de mis amigos están aún en el hospital en Noruega. Algunos murieron después de volver a casa.

Eso es lo que me ocurrió a mi y a mis camaradas en los tres años y nueve meses que estuve en prisión.

Soy plenamente consciente de que es imposible que dé más detalles de los que he dado, pero he hablado de las partes que exponen, espero, cómo las SS alemanas se comportaron con los noruegos, y en Noruega.

Sr. DUBOST:

P: ¿Por qué razón le arrestaron?

R: Fui arrestado el 29 de noviembre de 1941 en un lugar llamado Hoestboey. Es una especie de balneario a donde se va a esquiar.

P: ¿Qué había hecho? ¿De qué le acusaron?

R: Los noruegos en su mayor parte nos considerábamos en guerra con Alemania de una forma u otra, y lógicamente la mayoría nos oponíamos por sentimiento a los alemanes, así que cuando la Gestapo me preguntó, recuerdo, "¿Qué piensa del Sr. Quisling?", respondí: "¿Qué habría hecho usted si un oficial alemán, incluso un mayor, cuando su país estaba en guerra y su Gobierno había dado una orden de movilización, hubiera dicho 'mejor olvidemos la Orden de Movilización'? Un hombre que se respete a sí mismo no puede hacer eso".

P: En general, ¿era consciente o no la población alemana de lo que estaba ocurriendo en los campos?

R: Es lógicamente muy difícil para mi responder. Pero al menos en Noruega, incluso en la época en la que fui arrestado, sabíamos mucho de cómo trataban los alemanes a los prisioneros.

Y hay una cosa que recuerdo de cuando estuve trabajando en Munich, estuve por aquel entonces en Dachau durante poco tiempo. Estaba con algunos otros, nos habían llevado a la ciudad de Munich para entrar en las ruinas y buscar personas, encontrar bombas y cosas por el estilo. Supongo que esa era la idea. Nunca nos decían nada, pero sabíamos lo que estaba pasando. Éramos unos cien prisioneros. Parecíamos cadáveres, todos nosotros con muy mal aspecto. Íbamos por las calles y la gente podía vernos, y también podían ver lo que nos mandaban hacer, el tipo de trabajo que cualquiera consideraría muy peligroso y que de alguna forma les ayudaba, pero no apreciaban el vernos. Algunos nos gritaban, "es por culpa vuestra por lo que nos bombardean".

P: ¿Había capellanes en su campo? ¿Se les permitía rezar?

R: Bueno, entre los prisioneros "NN" de Natzweiler teníamos a un sacerdote de Noruega. Era, supongo, lo que ustedes llaman en inglés un deán. Era muy

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mayor. En noruego lo llamamos "Prost". Era de la costa occidental de Noruega. También lo llevaron a Natzweiler como un prisionero "NN", y algunos de mis camaradas le preguntaron si no se podían ver de vez en cuando para que predicara. Pero dijo: "¡No, será mejor que no! Tenía una biblia, pero me la han quitado, y bromearon con eso y dijeron, 'sucios clérigos'.". Si mostrabas una biblia y cosas así, sabías lo que te esperaba, así que no hacíamos nada de eso.

P: Aquellos de ustedes que se morían, ¿tenían el consuelo de la religión en el momento de su muerte?

R: No.

P: ¿Se trataba a los muertos con decencia?

R: No.

P: ¿Se celebraba algún servicio religioso?

R: No.

Sr. DUBOST: No tengo más preguntas.

GENERAL RUDENKO: No tengo preguntas, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: ¿Y Estados Unidos?

¿Desea entonces algún miembro de la defensa hacer preguntas al testigo?

Dr. MERKEL (abogado de la Gestapo):

P: Testigo, en su primer interrogatorio, que siguiendo las normas tuvo lugar unos diez días después del arresto, ¿fue interrogado por hombres de la Gestapo alemanes o noruegos?

R: Fue realizado por dos noruegos que pertenecían según me enteré después a la llamada Policía del Estado. No es la policía noruega. Colaboraban con la Gestapo, de hecho eran lo mismo. Pero fueron ellos los que me interrogaron pasados los primeros diez días. Pero según supe después, normalmente lo hacían de esa forma, porque era más fácil interrogar en noruego y algunos de los alemanes no hablaban noruego. La mayoría no sabía. Creo que es por eso por lo que usaban a los noruegos, y les puede llamar Gestapo más o menos. Les dejaban hacerse cargo en primer lugar de los prisioneros.

P: Después en Victoria Terrace, nombre que creo que utilizó para referirse al cuartel general de la Gestapo en Oslo, ¿había funcionarios noruegos o alemanes durante su interrogatorio?

R: Me atrevería a decir que puede que hubiera un noruego como intérprete, pero como yo hablaba alemán, no puedo decir con certeza si había allí uno o dos policías noruegos. Es difícil. Pero como Victoria Terrace era el cuartel general de la Gestapo, es lógico que tuvieran allí a algunos nazis noruegos para ayudarles. Pero la mayoría eran alemanes.

P: ¿Los funcionarios que le interrogaron iban de uniforme o de paisano?

R: Durante mis interrogatorios a veces los vi de uniforme. Pero cuando me torturaban la mayoría de las veces iban de paisano. Que yo recuerde, sólo hubo una persona de uniforme durante los interrogatorios con tortura.

P: Usted declaró que le trató un médico. ¿Vino ese médico por voluntad propia o le pidieron que acudiera?

R: La primera vez pedí un doctor, pero no llamaron a nadie. Pero cuando recobré la consciencia, cuando al parecer me daban por muerto, posiblemente el guardia me había estado mirando, porque entonces salió corriendo y después vino con un doctor.

P: ¿Sabía que en los campos de concentración alemanes estaba absolutamente prohibido hablar de las condiciones en el campo, ya fuera entre los

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prisioneros o, por supuesto, con gente del exterior, y que cualquier quebrantamiento de la orden de no hablar estaba sujeto a los castigos más severos?

R: En los campos era así, era por supuesto algo más o menos sabido que estaba totalmente prohibido hablar de las torturas que habíamos sufrido, pero lógicamente en los campos, los Campos "Nacht und Nebel" en los que estuve, la situación era tan mala que incluso la tortura a veces parecía ser mejor que morir lentamente de aquella manera. Así que casi la única cosa de la que hablábamos era sobre: "cuándo terminará la guerra; cómo podemos ayudar a nuestros camaradas; y ¿nos van a dar algo de comida esta noche o no?".

Dr. MERKEL: Gracias.

EL PRESIDENTE: ¿Desea algún otro miembro de la defensa hacer alguna pregunta? Sr. Dubost, ¿quiere preguntar algo?

Sr. DUBOST: No tengo nada más que preguntar, Sr. Presidente.

EL PRESIDENTE: Entonces el testigo puede retirarse.

Sr. DUBOST: Si el Tribunal lo permite, oiremos ahora a un testigo, Roser, que dará unos pocos detalles sobre las condiciones en las que se mantenía a prisioneros de guerra franceses en campos de represalia.

EL PRESIDENTE: (al testigo) ¿Cómo se llama?

EL TESTIGO: Roser, Paul.

EL PRESIDENTE: ¿Jura hablar sin odio ni temor y decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Levante la mano derecha y diga "lo juro".

(El testigo levanta la mano derecha y repite el juramento en francés).

INTERROGATORIO

PREGUNTAS DEL Sr. DUBOST:

P: ¿Su nombre es Paul Roser, R-0-S-E-R?

R: R-0-S-E-R.

P: ¿Nació el 8 de mayo de 1903? ¿Es usted de nacionalidad francesa?

R: Soy francés.

P: ¿Nació de padres franceses?

R: Nací de padres franceses.

P: ¿Fue prisionero de guerra?

R: Sí.

P: ¿Le hicieron prisionero en combate?

R: Sí, así es.

P: ¿En qué año?

R: El 14 de junio de 1940.

P: ¿Trató de escapar?

R: Sí, varias veces.

P: ¿Cuántas veces?

R: Cinco veces.

P: Cinco veces. Finalmente le transfirieron a un campo disciplinario.

R: Sí.

P: ¿Puede indicarnos el régimen reinante en ese campo? ¿Nos indicará su rango, y el trato que recibió, las personas de su rango que había en esos campos disciplinarios, y por qué razones?

R: Muy bien. Era un aspirante, eso está entre sargento mayor y subteniente. Estuve en varios campos disciplinarios. El primero fue un campo pequeño que los alemanes llamaban Strafkommando en Linzburg, cerca de Hanover. Fue en 1941. Éramos treinta.

Mientras estuve en ese campo, durante el verano de 1941, intentamos escapar una vez más. Fuimos capturados por nuestros guardias en el mismo momento en el que estábamos saliendo del campo. Por supuesto no teníamos armas. El primero de nosotros...

EL PRESIDENTE: Va demasiado deprisa como para que le sigamos. Continúe ahora más despacio, por favor.

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R: (continuando): Los alemanes, nuestros guardias, habiendo vuelto a capturar a uno de los nuestros, trataron de hacerle revelar quiénes eran los demás que habían tratado de escapar. El hombre permaneció callado. Los guardias se echaron encima de él, golpeándole con las culatas de sus pistolas en la cara, y con bayonetas, con las culatas de sus rifles. En ese momento, queriendo evitar que mataran a nuestro camarada, algunos de nosotros dimos un paso al frente y revelamos que habíamos tratado de escapar. Recibí un golpe con bayonetas en la cabeza y caí desmayado. Cuando recobré la conciencia, había uno de los alemanes arrodillado junto a mi y todavía golpeándome. Otro, levantando su fusil, estaba a punto de golpearme la cabeza. Me salvó en esa ocasión la intervención de mis camaradas, que se lanzaron entre los alemanes y yo. Esa noche nos golpearon durante exactamente tres horas con culatas de rifles, con golpes de bayoneta, y con culatas de pistolas en la cara. Perdí la consciencia tres veces.

A la mañana siguiente nos llevaron a trabajar a pesar de esto. Estábamos cavando trincheras para drenar los pantanos. Era un trabajo muy duro, que comenzaba a las 6:30 de la mañana y terminaba a las 6 de la noche. Teníamos dos descansos, cada uno de media hora. No teníamos nada que comer durante el día. Se nos daba sopa cuando volvíamos por la noche, con un trozo de pan y un pequeño trozo de salchicha o dos centímetros cúbicos de margarina, y eso era todo.

Debido a nuestro intento de fuga, los guardias se quedaron con todos los paquetes que nos mandaron nuestras familias durante todo un mes. No podíamos escribir ni podíamos recibir correo.

Pasados tres meses y medio, en septiembre de 1941, nos enviaron a Kommandos regulares. Yo en concreto estaba muy enfermo por aquel entonces, y me recuperé en el Stalag 10B, en Sandbostel.


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