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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Cuarto Día: Lunes, 28 de enero de 1946
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Dr. BABEL : Sr. Presidente, esta mañana traté con el General Mitchell algunas cuestiones que me han preocupado durante mucho tiempo. El General Mitchell reconoció durante nuestra conversación que mis deberes y actividades son tantos que será necesario nombrar a un segundo abogado defensor para las SS. Mi presencia en las sesiones me roba buena parte de mi tiempo de trabajo, y se ha vuelto tan agotador y pesado que con frecuencia me veo obligado a ausentarme de la Sala. Lo siento, pero en las circunstancias actuales, no puedo evitarlo.

Querría además decir esto: hasta ahora, unos 40.000 miembros de las SS han presentado alegaciones al Tribunal, y aunque muchas son colectivas y no alegaciones individuales, puede imaginarse la amplitud del campo a cubrir.

EL PRESIDENTE: Sí, sin duda su trabajo es amplio, pero esta mañana, como ya le he dicho, el General Mitchell ha informado al Tribunal de que su conversación con usted finalizó a las 10:15, y el Tribunal considera que usted debería haber sabido que los testigos que estaban declarando esta mañana estaban testificando sobre los campos de concentración.

Además, usted disponía de la ayuda de otro abogado,

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creo que el Dr. Marx, para representarle, y le ha representado, y tendrá oportunidad de interrogar a este testigo si desea hacerlo. El Tribunal considera que usted debe concluir su interrogatorio de este testigo ahora. Quiero decir que usted puede hacerle al testigo ahora todas las preguntas que desee.

Dr. BABEL: Todo se reduce a si puedo hacer una pregunta, y no puedo hacerlo en este momento. Por tanto, debo renunciar a interrogar al testigo ahora.

EL PRESIDENTE: Sr. Dubost, puede que haya algún otro abogado alemán que quiera interrogar a este testigo.

Sr. Dubost, ¿desea dirigirse al Tribunal?

Sr. DUBOST: Querría decirle al Tribunal que no tenemos razón alguna por la que temer que la defensa interrogue a nuestro testigo, o a la testigo de esta mañana, en cualquier momento, y estamos dispuestos a pedirle a nuestros testigos que permanezcan en Nuremberg todo el tiempo que sea necesario para responder a cualquier pregunta de la defensa.

EL PRESIDENTE: Muy bien entonces. Dr. Babel, en vista de la oferta del fiscal francés de retener al testigo en Nuremberg, el Tribunal le permitirá hacerle todas las preguntas que usted desee durante los dos próximos días. ¿Lo ha entendido?

Dr. BABEL: Sí.

Dr. KAUFFMANN (abogado de Kaltenbrunner): Antes de interrogar al testigo, me permito plantear un punto que creo tendrá una influencia importante en la buena marcha del proceso. El punto que quiero plantear es el siguiente, y hablo en nombre de mis colegas también: ¿no estaría bien llegar a un acuerdo según el cual se informe tanto a la defensa como a la acusación el día antes de que se presente a un testigo, de quién es el testigo que va a comparecer? La información es ahora tanta que las circunstancias hacen imposible plantear preguntas pertinentes, preguntas que son urgentemente necesarias en interés de todas las partes.

Por lo que respecta a la defensa, estamos dispuestos a informar al Tribunal y a la acusación de los testigos que pretendemos presentar para su interrogatorio al menos un día antes de que comparezcan.

EL PRESIDENTE: El Tribunal ya ha expresado su deseo de ser informado de antemano de los testigos que se van a presentar, y sobre qué temas. Esperamos que la acusación tome nota de ese deseo.

Dr. KAUFFMANN: Sí. Gracias.

(Interrogatorio del Dr. Kauffmann)

P: Surge un punto de especial importancia de las declaraciones del testigo al que oímos esta mañana, así como de las declaraciones de este testigo, y este punto concierne algo que puede ser de importancia decisiva para el juicio en su totalidad.

EL PRESIDENTE: No está usted aquí para dar un discurso en este momento. Ha de hacer preguntas al testigo.

Dr. KAUFFMANN: Sí. Es la cuestión de la responsabilidad del pueblo alemán. El testigo ha declarado que la población civil estaba en situación de saber lo que estaba pasando. Trataré ahora de descubrir la verdad por medio de una serie de preguntas.

P: ¿Había civiles mirando durante las ejecuciones? ¿Podría responder a esto?

R: Podían ver los cadáveres diseminados a lo largo de las carreteras cuando los prisioneros eran ejecutados durante su vuelta en convoyes, e incluso se tiraban cuerpos desde los trenes. Y siempre podían darse cuenta del aspecto escuálido de estos prisioneros cuando trabajaban fuera, porque los veían.

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P: ¿Sabe que estaba prohibido so pena de muerte decir algo fuera del campo sobre las atrocidades, cualquier cosa sobre las crueldades, las torturas, etc. que tenían lugar dentro?

R: Dado que pasé dos años en el campo, las vi. Vi algunas yo mismo, y el resto me las describieron testigos oculares.

P: ¿Puede repetir eso? ¿Vio la orden de secreto? ¿Qué vio usted?

R: No la orden, vi la ejecución y eso es peor.

P: Mi pregunta era la siguiente: ¿sabe que se dieron órdenes de lo más estricto al personal de las SS, los verdugos, etc. de no hablar ni siquiera dentro del campo, y mucho menos fuera, de las atrocidades que ocurrían, y que los testigos que hablaban de ellas eran susceptibles de ser condenados a penas muy rigurosas, incluida la pena de muerte?

¿Sabe algo de eso, de esa práctica? Quizás pueda usted decirme si a usted se le permitía hacer alguna observación sobre el asunto.

R: Sé que los prisioneros liberados tenían que firmar una declaración que decía que nunca revelarían lo que había ocurrido en el campo, y que olvidarían lo que había ocurrido, pero los que estaban en contacto con la población, y había muchos, no se resistieron a hablar de ello. Además, Mauthausen estaba en una colina. Había un crematorio que emitía llamas de un metro de alto. Cuando ves salir llamas de un metro por una chimenea todas las noches, no puedes evitar preguntarte qué es eso, y todo el mundo tenía que saber que era un crematorio.

Dr. KAUFFMANN: No tengo más preguntas. Gracias.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere algún otro abogado de la defensa hacer alguna pregunta?

¿Nos ha dicho quiénes eran los Prisioneros Verdes? Usted mencionó a los Prisioneros Verdes.

EL TESTIGO: Sí, estos Prisioneros Verdes eran prisioneros condenados según el código penal ordinario. Eran usados por las SS para controlar los campos. Como ya he dicho, con frecuencia eran más brutales que las SS, y actuaban como sus verdugos. Hacían las cosas con las que las SS no querían mancharse las manos, pero siempre por orden del Kommandoführer.

El contacto con los alemanes "verdes" era terrible para los internos. No podían ni vernos porque se daban cuenta de que no éramos de su clase, y nos acosaban simplemente por eso. Era igual en todos los campos. En todos los campos éramos acosados por los criminales alemanes al servicio de las SS.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere volver a interrogar al testigo?

Sr. DUBOST: No tengo más preguntas.

EL PRESIDENTE: Entonces el testigo puede retirarse.

(El testigo se retiró).

Sr. DUBOST: Tenía intención de pedirle al Tribunal que nos permitiera presentar a un testigo noruego, el Sr. Hans Kappelen, pero veo que es imposible superar ciertas dificultades relacionadas con la traducción simultánea en el caso de este testigo, que no habla ni francés ni inglés, y su testimonio tendría que ser traducido a alguno de estos idiomas, suponiendo así ciertas dificultades técnicas.

Solicitamos por tanto al Tribunal que escuche el testimonio del testigo francés Dr. Dupont.

EL PRESIDENTE: Sí, muy bien.

(El testigo subió al estrado)

EL PRESIDENTE: ¿Es usted el Dr. Dupont?

EL TESTIGO: Sí.

EL PRESIDENTE: Repita este juramento:

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¿Jura hablar sin odio ni temor a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?

(El testigo repitió el juramento en francés).

EL PRESIDENTE: Levante su mano derecha y diga "lo juro".

EL TESTIGO: Lo juro.

EL PRESIDENTE: Puede tomar asiento.

(Interrogatorio del Sr. Dubost):

P: Se llama usted Victor Dupont.

R: Sí, me llamo Victor Dupont.

P: Nació el 12 de diciembre de 1909.

R: Correcto.

P: ¿En Charmes, en los Vosgos?

R: Correcto.

P: ¿Es usted de nacionalidad francesa, nacido de padres franceses?

R: Correcto.

P: Le han concedido distinciones honorables, ¿cuáles?

R: Tengo la Legión de Honor, soy Caballero de la Legión de Honor. He recibido menciones de honor dos veces, y tengo la Medalla de la Resistencia.

P: ¿Le deportaron a Buchenwald?

R: Fui deportado a Buchenwald el 24 de enero de 1944.

P: ¿Se quedó allí?

R: Estuve allí 15 meses.

P: ¿Hasta el 20 de mayo de 1945?

R: No, hasta el 20 de abril de 1945.

P: Haga su declaración sobre el régimen del campo de concentración en el que fue internado usted, y el objetivo de los que aplicaban este régimen.

R: Cuando llegué a Buchenwald me di cuenta pronto de las difíciles condiciones de vida. El régimen impuesto a los prisioneros no se basaba en ningún principio de justicia. El principio que constituía la base de este régimen era el principio de la purga. Me explicaré.

Nosotros, hablo de los franceses, estábamos juntos en Buchenwald, casi todos, sin haber sido juzgados por ningún Tribunal.

En 1942, 1943, 1944 y 19455 era bastante inusual que los prisioneros fueran sometidos a un juicio formal. Muchos éramos interrogados y después deportados; otros resultaban ser inocentes tras el interrogatorio y eran deportados de todas formas. Otros ni siquiera eran interrogados. Les daré tres ejemplos.

El 11 de noviembre de 1944 se arrestó a varios centenares de personas en Grenoble durante una manifestación que conmemoraba el Armisticio. Se los llevó a Buchenwald, donde murió la mayor parte. Ocurrió lo mismo en el pueblo de Verchenie en octubre de 1943. También les vi en Buchenwald. Ocurrió de nuevo en abril de 1944 en St. Claude, y vi cómo traían a estos hombres en agosto de 1944.

De esta forma se reunió a diversos individuos en Buchenwald sujetos a la ley marcial. Pero también había toda clase de personas, incluidos algunos que eran claramente inocentes, o cuya inocencia había quedado demostrada en el interrogatorio, o que ni siquiera fueron interrogados. Finalmente, había algunos presos políticos. Habían sido deportados porque eran miembros de partidos que fueron totalmente suprimidos.

Eso no significa que los interrogatorios no fueran tomados en serio. Los interrogatorios a los que me sometieron y a los que vi que sometieron a otros, eran especialmente inhumanos.

Enumeraré unos pocos métodos.

Toda clase imaginable de golpes, inmersión en bañeras, aplastamiento de testículos, colgar, aplastar la cabeza con bandas de hierro, y la tortura de familias enteras a la vista de todos. En concreto, vi a una esposa torturada ante

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su marido, y se torturaba a niños delante de sus madres. En aras de la exactitud, citaré un nombre: Francis Goert, de la Rue de Bourgogne de París, fue torturado ante su madre.

Una vez en el campo, las condiciones eran las mismas para todos.

P: Usted habló de la purga racial como política social. ¿Cuál era el criterio?

R: En Buchenwald se agrupaba bajo el mismo régimen a varios elementos descritos como "políticos", "nacionales" (principalmente judíos y gitanos) y "sociales" (criminales sobre todo). Había criminales de todos los países: alemanes, checos, franceses, etc, todos viviendo juntos bajo el mismo régimen. Una purga no implica necesariamente exterminio, pero esta purga se lograba por medio del exterminio ya mencionado. Comenzó para nosotros en ciertos casos, la decisión se tomó muy de repente. Daré un ejemplo: en 1944 llegó un convoy de varios centenares de niños gitanos a Buchenwald, nunca supimos por qué misterio administrativo. Fueron reunidos durante el invierno de 1944, y se les iba a enviar a Auschwitz para gasearlos.

Uno de los recuerdos más trágicos de mi detención es la forma en la que estos niños, sabiendo perfectamente lo que les esperaba, fueron arrastrados a los vagones, gritando y llorando. Fueron a Auschwitz ese mismo día.

En otros casos el exterminio se llevó a cabo en etapas progresivas. Ya había comenzado cuando llegaba el convoy. Por ejemplo, en el convoy francés que salió de Compiègne el 24 de enero de 1944 y qye llegó el 26 de enero, vi un vagón con 100 personas, de las que 12 estaban muertas y 8 habían perdido la razón. Durante el periodo de mi detención vi llegar numerosos transportes. Ocurría siempre lo mismo, sólo cambiaban los números. De esta forma, para cuando llegaba el convoy se había conseguido ya la eliminación de una parte. Después se les ponía en cuarentena y se les exponía al frío durante algunas horas, mientras se hacía el recuento. Los más débiles morían. Después venía el exterminio por medio del trabajo. Se escogía a algunos de ellos y se les enviaba a pelotones de trabajo, como Dora, S III y Lora. Observé que después de esas partidas que tenían lugar cada mes, cuando se reponían las filas del contingente, se traían de vuelta a Buchenwald camiones cargados de muertos. Asistí incluso a las autopsias que les practicaban, y puedo hablarles de los resultados. Las lesiones eran las de un estado muy avanzado de malnutrición. Los que habían soportado estas condiciones durante uno, dos o tres meses exhibían muy frecuentemente las lesiones propias de la tuberculosis aguda, en su mayor parte del tipo granular. En el mismo Buchenwald había prisioneros que tenían que trabajar. Y allí, como en todas partes, la única esperanza de supervivencia recaía en el trabajo. El exterminio en Buchenwald se llevaba a cabo de acuerdo con un principio de selección determinado por el oficial médico jefe, el Dr. Schidlowsky.

P: Perdóneme por interrumpirle. ¿De qué nacionalidad era este oficial médico jefe?

R: Era un doctor alemán de las SS.

P: ¿Está seguro de eso?

R: Sí, estoy muy seguro.

P: ¿Lo declara como testigo ocular?

R: Lo declaro como testigo ocular.

P: Por favor, continúe.

R: Schidlowsky llevaba a cabo la selección y escogía a los enfermos y a los que sufrían enfermedades crónicas. Hasta enero de 1945, se les enviaba a Auschwitz; más adelante, iban a Bergen-Belsen. Ningunó regresó jamás.

Otro caso del que fui testigo concierne a un pelotón de trabajo judío que fue enviado a Auschwitz y permaneció allí varios meses. Cuando volvieron, estaban incapacitados hasta para trabajos menores. Les sobrevino un destino similar: los volvieron a enviar a Auschwitz. Yo mismo fui testigo personalmente de estas cosas. Estuve presente en la selección y fui testigo de su partida.

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Más adelante, las ejecuciones en Buchenwald tuvieron lugar en el propio campo. Que yo sepa, comenzaron en septiembre de 1944 en la sala 7, una pequeña sala de la Revier. Se liquidaba a los hombres con inyecciones intercardiacas. El número no era grande, no excedía el de unos pocos al día como mucho.

Después llegaron convoyes, y se incrementaron los casos de malnutrición. Se tuvieron que acelerar las ejecuciones. Al principio se llevaban a cabo en cuanto llegaban los transportes; pero a partir de enero de 1945 se trataron en un bloque especial, el Bloque 61. Por aquel entonces se concentraba en este bloque a todos los que apodaban "Musselmans". Nunca les veíamos sin sus mantas sobre los hombros. No eran aptos ni para el menor trabajo. Todos tenían que pasar por el Bloque 61. La tasa de mortalidad variaba diariamente de un mínimo de 10 a unos 200 en el Bloque 61. La ejecución se realizaba inyectando fenol en el corazón de la manera más brutal. Después se llevaba en carromatos los cadáveres al crematorio sobre todo durante los recuentos o por la noche.

Un ejemplo: a finales de marzo de 1945 se apartó a varios individuos del destacamento S III. Estaba en un estado de completo agotamiento cuando llegaron, y totalmente incapacitados para cualquier tipo de esfuerzo. Fueron los primeros que eliminaron, dos días después de su llegada. Había sólo un kilómetro desde su punto de partida en el campo pequeño, es decir, al final del campo de Buchenwald, hasta su punto de reunión para el recuento. Y para darles una idea del estado de debilidad es que se encontraban estas personas, sólo tengo que decir que entre este punto de partida y su punto de reunión, es decir, en una distancia de un kilómetro, vimos caer y morir a sesenta de ellos. No podían continuar. La mayoría murió muy rápido, en pocas horas o a lo largo del día siguiente.

Esto en cuanto al exterminio sistemático del que fui testigo en Buchenwald, incluyendo...


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