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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Tercer Día: Viernes, 25 de enero de 1946
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P: ¿Había también españoles con ustedes?

R: En 1941, a finales de año, llegaron 8.000 españoles a Mauthausen. Cuando nos fuimos a finales de abril de 1945, aún quedaban unos 1.600. Todos los demás habían sido exterminados.

P: ¿De dónde procedían estos españoles?

R: Estos españoles provenían de compañías de trabajo que se habían organizado en 1939 y 1940 en Francia, o que fueron entregados por el Gobierno de Vichy a los alemanes.

P: ¿Es esto todo lo que tiene que decirnos?

R: Con el permiso del Tribunal, querría citar otro ejemplo de una atrocidad que permanece clara en mi memoria. Esto también tuvo lugar en septiembre de 1944. Siento no poder recordar la fecha exacta, pero sé que fue un sábado, porque en Mauthausen los sábados todos los destacamentos exteriores tenían que acudir al recuento de la tarde dentro del campo. Eso sólo tenía lugar la noche del sábado y la mañana del domingo.

Esa tarde el recuento llevó más tiempo de lo habitual. Faltaba alguien. Tras una larga espera y búsquedas en los diversos bloques, encontraron a un ruso, un prisionero soviético, que quizás se había dormido, y había olvidado acudir al recuento. La razón nunca la supimos, pero en cualquier caso, no acudió al recuento. Inmediatamente, los perros y los SS fueron, cogieron al pobre infeliz, y delante de todo el campo, yo estaba en la primera fila, no porque quisiera sino porque nos colocaron así, fuimos testigos de la furia de los perros, soltados sin control contra este desafortunado soviético. Lo hicieron pedazos en presencia de todo el campo.

Debería añadir que este hombre, a pesar de sus sufrimientos, se enfrentó a su muerte de una forma particularmente valiente.

P: ¿Cuáles eran las condiciones de vida de los prisioneros? ¿Se les trataba a todos de la misma forma, o se les trataba de forma diferente dependiendo de su origen y nacionalidad, o quizás, su raza, o porque pertenecían a determinada raza?

R: Como norma general, el régimen del campo era el mismo para todas las nacionalidades, con la excepción de los bloques de cuarentena y los anexos de la prisión. El tipo de trabajo que hacíamos, el destacamento concreto al que estábamos asignado, a veces nos permitía conseguir más comida de lo habitual, por ejemplo, los que trabajaban en las cocinas o en los almacenes ciertamente conseguían un poco más.

P: ¿Se permitía a los judíos trabajar en la cocina o los almacenes?

R: En Mauthausen los judíos tenían que hacer los trabajos más duros. Debo señalar que hasta diciembre de 1943 los judíos no vivían más de tres meses en Mauthausen. Quedaron muy pocos al final.

P: ¿Qué ocurrió en ese campo después del asesinato de Heydrich?

R: En relación a esto hubo un hecho particularmente dramático. En Mauthausen había 3.000 checos, de los que 600 eran intelectuales. Tras el asesinato de Heydrich, la colonia checa del campo fue exterminada, con la excepción de 300 del total de 3.000, y seis intelectuales de los 600 que había en el campo.

P: ¿Le habló alguien de experimentos científicos?

R: Eran algo habitual en Mauthausen, al igual que en otros campos. Pero tenemos pruebas que creo que se han encontrado: los dos cráneos que eran usados como pisapapeles por el oficial médico jefe de las SS. Eran los cráneos de dos jóvenes judíos holandeses que habían sido seleccionados de un convoy de 800 porque tenían bien los dientes.

Para hacer esta selección, el doctor de las SS había hecho creer a estos dos jóvenes judíos holandeses que no sufrirían el destino de sus camaradas de convoy. Les dijo: "Aquí los judíos no viven. Necesito dos jóvenes fuertes y con buena salud para experimentos quirúrgicos. Podéis escoger: si no os ofrecéis para estos experimentos, sufriréis el destino del resto".

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Estos dos judíos fueron llevados al hospital, a uno le sacaron un riñón, a otro el estómago. Después les inyectaron bencina en el corazón y los decapitaron. Como dije, estos dos cráneos con buenos dientes se quedaron en la mesa del doctor jefe de las SS hasta la liberación.

P: En el momento de la visita de Himmler, querría volver a esa cuestión, ¿está seguro de que reconoció a Himmler y le vio presidir las ejecuciones?

R: Sí.

P: ¿Cree posible que lo que ocurría en Mauthausen no fuera conocido por todos los miembros del Gobierno Alemán? Las visitas que recibieron, ¿eran simples visitas de las SS, o eran visitas de otras personalidades destacadas?

R: Por lo que respecta a su primera pregunta, todos conocíamos A Himmler, y si alguno no lo conocía, todos los demás del campo sí. Además los SS nos dijeron pocos días antes que se esperaba su visita. Estuvo presente al comienzo de las ejecuciones de los oficiales soviéticos. Pero como dije hace un momento, estas ejecuciones duraron toda la tarde, y no se quedó hasta el final. En cuanto a...

P: ¿Es posible que sólo las SS supieran lo que ocurría en el campo? ¿Fue el campo visitado por personas que no fueran de las SS? ¿Conocía los uniformes de las SS? Las personas que vio, las autoridades que vio, ¿iban todas de uniforme?

R: Las personas que vimos en el campo eran por lo general soldados, oficiales. Un tiempo después, pocas semanas antes de la liberación, tuvimos una vista del Gauleiter del Gau de Oberdonau. También teníamos frecuentes visitas de miembros de la Gestapo vestidos de paisano. Pero la gente, es decir, la población austriaca, era plenamente consciente de que lo que ocurría en Mauthausen. Casi todos los capataces eran de fuera.

Dije hace un rato que yo trabajaba en un pelotón Messerschmidht. Los capataces eran civiles alemanes movilizados que por la noche se iban a casa con sus familias. Conocían muy bien nuestros sufrimientos y privaciones. Veían frecuentemente cómo se llevaban a hombres del taller para ejecutarlos, y pudieron ser testigos de la mayoría de las masacres que mencioné hace poco.

Debo añadir que una vez recibimos, perdón, no quería decir eso, que una vez llegaron a Mauthausen 30 bomberos de Viena. Fueron encarcelados, creo, por haber tomado parte en alguna especie de protesta de trabajadores. Los bomberos de Viena nos dijeron que cuando alguien quería meter miedo a los niños en Viena, les decía: "Si no sois buenos, os enviaré a Mauthausen".

Otro detalle más concreto: el campo de Mauthausen está en una llanura, y cada noche las chimeneas de los crematorios iluminaban todo el distrito, y todo el mundo sabía para qué era el crematorio.

Otro detalle: la ciudad de Mauthausen estaba a cinco kilómetros del campo. Los convoyes de deportados llegaban a la estación de la ciudad. Toda la población podía ver pasar estos convoyes. Toda la población sabía en qué estado se llevaba esos convoyes al campo.

Sr. DUBOST: Muchas gracias.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere el fiscal soviético hacer alguna pregunta?

GENERAL RUDENKO: Querría hacer unas pocas preguntas.

INTERROGATORIO EFECTUADO POR EL GENERAL RUDENKO:

P: Testigo, ¿puede decirme por qué se ordenó la ejecución de los 50 oficiales soviéticos? ¿Por qué les ejecutaron?

R: En cuanto al caso específico de estos 50 oficiales, no sé las razones por las que fueron condenados y ejecutados, pero por lo general, en Mauthausen todos los oficiales soviéticos, todos los comisarios soviéticos, o miembros del Partido Bolchevique eran ejecutados. Si unos pocos de ellos lograron evitarlo, es porque las SS no conocían su identidad.

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P: ¿Afirma que Himmler estuvo en la ejecución de los 50 oficiales soviéticos?

R: Soy testigo del hecho, porque le vi con mis propios ojos.

P: ¿Puede darnos detalles más precisos de la ejecución de los 4.000 prisioneros de guerra soviéticos que usted acaba de mencionar?

R: No puedo añadir mucho más a lo que he dicho, excepto que estos hombres fueron asesinados en su trabajo, probablemente porque la tarea que se les exigió era mayor que sus fuerzas, y además no se les dio comida suficiente como para poder hacerlo. Fueron asesinados sumariamente con golpes de porra, o abatidos por los SS. Los SS los arrastraban a la valla de alambre y los centinelas de las torres les disparaban. No puedo dar más detalles, porque como dije, no fui testigo, testigo ocular.

P: Está claro.

Y una pregunta más, ¿puede darme un relato más detallado de la destrucción de la colonia checa?

R: Hablo con las mismas reservas de antes. No estaba en el campo en el momento del exterminio de los 3.000 checos, pero los supervivientes con los que hablé en 1944 eran unánimes al confirmar la exactitud de estos hechos y probablemente, por lo que respecta a su país, han elaborado una lista de los hombres asesinados.

P: Esto significa, si le he entendido bien, que en el campo en el que estuvo usted se ejecutó a internos sin juicio ni investigación. Todo miembro de la SS tenía derecho a asesinar a un interno. ¿He entendido su declaración correctamente?

R: Sí, así es. La vida de un hombre en Mauthausen no valía absolutamente nada.

EL PRESIDENTE: ¿Quiere algún miembro de la defensa hacer alguna pregunta a este testigo? Entonces el testigo puede retirarse. Un momento, testigo.

INTERROGATORIO EFECTUADO POR EL TRIBUNAL (Sr. Biddle):

P: ¿Sabe cuántos guardias había en el campo?

R: El número de guardias variaba, pero por lo general había 1.200 SS, y también soldados del Volkssturm. Sin embargo, debería decir que sólo entre 50 y 60 SS estaban autorizados a entrar en el campo.

P: Esos 50 o 60 hombres de las SS, ¿eran hombres de las SS que estaban autorizados a entrar en el campo?

R: Sí, así es.

P: ¿Todos hombres de las SS?

R: Todos eran de las SS.

EL PRESIDENTE: El testigo puede retirarse.

Sr. DUBOST: Caballeros, con su permiso, continuaremos con la presentación de nuestro caso sobre atrocidades alemanes en los países occidentales de Europa de 1939 a 1945 reteniendo de estos testimonios los actos particulares que, tomados por separado, constituyen todos crímenes comunes. La idea general en torno a la que hemos agrupoado todo nuestro trabajo y la presentación es el terrorismo alemán concebido intencionadamente como instrumento para gobernar a todos los pueblos esclavizados.

Recordaremos el testimonio del testigo francés, que dijo que en Viena, cuando alguien quería asustar a un niño, le hablaba de Mauthausen.

Las personas que eran arrestadas en los países occidentales eran deportadas a Alemania, donde les metían en campos o en prisiones. La información que tenemos sobre las prisiones se ha tomado del informe oficial del Ministerio de Prisioneros de Guerra que ya hemos leído. Es el volumen encuadernado que estuvo en sus manos esta mañana. En él encontrarán, sobre todo

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en la página 35, y en las páginas 36 a 42, una declaración detallada sobre cómo eran las prisiones en Alemania.

EL PRESIDENTE: ¿274-F?

Sr. DUBOST: Es el 274-F, en la página 35. El Tribunal puede leer que la prisión de Colonia, donde se encerró a muchos franceses, estaba entre la estación de mercancías y la estación central, por lo que el Fiscal en Colonia escribió en un informe usado por el Ministerio de Deportados y Prisioneros de Guerra al elaborar el libro que tienen ante ustedes que la situación de esa prisión era tan peligrosa que ninguna instalación dedicada a trabajo bélico podía conseguir suministrar sus preciosos materiales a una fábrica en esa área. Los internos no podían buscar refugio durante los bombardeos aéreos. Permanecían encerrados en sus celdas, incluso si se declaraba un incendio.

Las víctimas de bombardeos en las prisiones fueron numerosas. El bombardeo de mayo de 1944 se cobró 200 víctimas en la prisión de la Alexander Platz de Berlín.

Los edificios siempre estaban sucios y húmedos, y eran muy pequeños. En Aix-la-Chapelle, los prisioneros eran tres o cuatro veces más de lo que permitían las instalaciones. En Munster, las mujeres que estaban allí en noviembre de 1943 vivían en un sótano sin ventilación. En Frankfurt, los prisioneros tenían como celda una especie de jaula de hierro de 2 X 1,50 metros. Era imposible mantenerse limpio. En Aix-la-Chapelle, al igual que en muchas otras prisiones, los prisioneros sólo tenían un cubo en mitad de la sala, y estaba prohibido vaciarlo durante el día.

La ración de comida era extremadamente pequeña. Por lo general, un sucedáneo de café por la mañana con una rebanada fina de pan; sopa a mediodía; una rebanada fina de pan por la noche con un poco de margarina, o salchicha, o mermelada.

Los internos eran obligados a hacer trabajos extremadamente duros, en la industria de guerra, en productos alimentarios, o tejiendo y trenzando. No importaba el tipo de trabajo que fuera, se les hacía trabajar al menos doce horas, por ejemplo en Colonia, de 7 de la mañana a 9 ó 10 de la noche, es decir, 14 ó 15 horas seguidas. Sigo citando el informe del Fiscal de Colonia, documento 87, que nos envió el Ministerio de Prisioneros. Una fábrica de zapatos daba trabajo a los internos de 18 prisiones alemanes. Cito las 2 últimas líneas de esta página:

"La mayoría de los franceses se negaron de plano a trabajar en industrias bélicas, por ejemplo, en la fabricación de máscaras antigás, el limado de planchas de hierro fundido, piezas de munición, aparatos de radio o teléfono destinados al Ejército".
En esos casos Berlín dio órdenes de enviar a los recalcitrantes a campos de represalia, por ejemplo, enviaron a mujeres de Kottbus a Ravensbruck el 13 de noviembre de 1944. Por supuesto, no se aplicaba la Convención de Ginebra. Los presos políticos tenían que retirar habitualmente bombas sin explotar.

Esto está en el texto oficial alemán del Fiscal de Colonia.

No había supervisión médica. O no se tomaban medidas de prevención en estas prisiones en caso de epidemias, o el doctor de las SS daba intencionadamente instrucciones incorrectas.

En la prisión de Dietz o Lahn, bajo la dirección del Director Gammradt, un antiguo mayor del Ejército Alemán, los guardias de las SS o las SA golpeaban a los prisioneros. La disentería, la difteria, las lesiones pulmonares o la pleuresía no eran consideradas razones para dejar de trabajar, y los que estaban peligrosamente enfermos eran obligados a trabajar hasta el límite de sus fuerzas, y sólo eran admitidos en el hospital en casos excepcionales.

En Aix-la-Chapelle, la presencia de un preso judío en la celda provocó que el resto de presos perdiera la mitad de su ración. En Amrasch podían ir al baño sólo cuando se les ordenaba. En Magdeburgo los recalcitrantes tenían que hacer cien genuflexiones ante los guardias. Los interrogatorios eran llevados a cabo de la misma forma que en Francia, es decir, las víctimas eran tratadas brutalmente y prácticamente no se les daba nada de comer.

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En Asperg, el doctor daba a los internos inyecciones en el corazón para matarlos. En Colonia, los condenados a muerte estaban encadenados en todo momento. En Sonnenburg, se daba un licor verdoso a los que se estaban muriendo para acelerar su muerte. En Hamburgo se obligó a judíos enfermos a que cavaran sus propias tumbas hasta que, exhaustos, cayeron en ellas. Hablamos de franceses, holandeses, luxemburgueses, daneses y noruegos internados en prisiones alemanas. Estas descripciones sólo se aplican a ciudadanos de esos países. En la prisión de Boers, en Berlín, se masacró a bebés judíos ante sus madres. Documentos alemanes del archivo del Fiscal de Colonia confirman la esterilización de hombres, estando entre estos documentos una regulación que dice que a las víctimas no se les devolverán sus derechos militares. Estos archivos también contienen documentos que demuestran el papel jugado por niños que estaban en prisión. Tenían que trabajar en la prisión. Un funcionario alemán que pertenecía al servicio penitenciario preguntó sobre la decisión a tomar con respecto a un bebé de cuatro meses que fue llevado a prisión junto a su padre y su madre.


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