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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Cuadragésimo Segundo Día: Jueves, 24 de enero de 1946
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EL PRESIDENTE: En vista de la moción presentada ayer por la defensa del acusado Hess, el Tribunal pospondrá la presentación del caso individual contra Hess, y continuará con la presentación del caso por parte de la acusación francesa.

Sr. DUBOST (acusación de Francia): Al exponer los cargos presentados contra los acusados, mis colegas británicos y americanos presentaron pruebas según las cuales estos hombres concibieron y ejecutaron un plan y un complot para dominar Europa. Les han expuestos los Crímenes contra la Paz de los que estos hombres se convirtieron en culpables al provocar guerras injustas. Les han demostrado

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que como líderes de la Alemania Nazi, todos planearon guerras injustas y participaron en la Conspiración.

Después mis amigos y colegas de la Delegación Francesa, los Sres. Herzog, Faure y Gerthoffer, presentaron documentos que demuestran que los acusados, ejerciendo cargos todos ellos considerados entre los líderes de la Alemania Nazi, son responsables de las repetidas infracciones de las leyes y costumbres de la guerra cometidas por los representantes del Reich durante operaciones militares. Sin embargo, aún nos queda demostrar las atrocidades de las que fueron víctimas hombres, mujeres y niños de los países ocupados occidentales.

Tenemos intención en este punto de demostrar que los acusados, como líderes de la Alemania hitleriana, llevaron a cabo sistemáticamente una política de exterminio cuya crueldad se vio incrementada día a día hasta la derrota final de Alemania, y que los acusados concibieron e incitaron estas atrocidades como parte de un sistema que les iba a permitir lograr un objetivo político. Este objetivo político es la red que vincula estrechamente todos los hechos que tenemos previsto presentarles. Los crímenes cometidos contra personas y propiedades presentados hasta ahora por mis colegas de la acusación francesa estaban estrechamente relacionados con la guerra. Por tanto, se consideran crímenes de guerra en el sentido estricto. Los que les presentaré los sobrepasan tanto en importancia como en alcance. Forman parte de los planes de una política de dominio, de expansión más allá de la guerra en sí. Es el propio Hitler el que dio la mejor definición de esta política en uno de sus discursos en Munich el 16 de mayo de 1927. Estaba engañando a sus oyentes sobre el peligro que Francia, un país agrícola de 40 millones de habitantes, podía representar para Alemania, que ya era un país altamente industrializado con una población de cerca de 70 millones.

Ese día Hitler dijo: "Sólo hay una forma de que Alemania escape al cerco, y es la destrucción del país que, según el orden natural de las cosas, siempre será su enemigo mortal: Francia. Cuando una nación es consciente de que toda su existencia está en peligro por un enemigo, debe orientarse hacia el cumplimiento de una sola cosa: la aniquilación de ese enemigo".

Durante los primeros meses tras su victoria, los alemanes parecían haber abandonado su plan de aniquilación, pero esto sólo fue una táctica de disimulo. Esperaban arrastrar a su guerra contra Inglaterra y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas a las naciones occidentales a las que habían esclavizado. Con dosis de traición y de violencia trataron de hacer ir a estas naciones occidentales hacia el camino de la colaboración. Se resistieron, y los acusados abandonaron sus tácticas y volvieron a su gran plan, la aniquilación de pueblos conquistados para asegurarse en Europa el espacio necesario para los 250 millones de alemanes que esperaban asentar allí en las siguientes generaciones.

Esta destrucción, esta aniquilación -repito las palabras usadas por Hitler en su discurso- se llevó a cabo bajo diversos pretextos: la eliminación de razas inferiores o negroides, el exterminio del bolchevismo, y la destrucción de influencias judeomasónicas hostiles al establecimiento del pseudo-"Nuevo Orden Europeo".

De hecho, este exterminio, esta eliminación, tendió al asesinato de la élite y de las fuerzas vitales opuestas al nazismo; también tendió a la reducción de los medios de subsistencia de las naciones esclavizadas.

Todo esto se hizo, como les demostraré, ejecutando un plan deliberado cuya existencia está confirmada entre otras cosas por la repetición y la constancia de los mismos hechos en todos los países ocupados.

Enfrentados a esta repetición y esta constancia, ya no es posible alegar que sólo el que cometió el crimen es culpable. Esta repetición y constancia demuestran que todos los miembros del Gobierno alemán, todos los líderes del Reich Alemán, estaban unidos por la misma voluntad criminal.

Es de esta voluntad común de la que nació la política oficial de terrorismo y exterminio que dirigió los golpes de los ejecutores, y es por

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haber participado en la creación de esta voluntad común por lo que todos los acusados aquí presentes han sido considerados los principales criminales de guerra.

Volveré a este punto cuando tras terminar mi presentación de los hechos tenga que determinar la categoría del crimen según la tradición legal de mi país.

Permítanme darles ahora algunas indicaciones sobre cómo, con su permiso, pretendo hacer mi presentación.

Los hechos que voy a probar aquí son el resultado de muchos testimonios. Podríamos haber llamado a declarar a innumerables testigos en este banquillo. Sus declaraciones han sido recopiladas por la Oficina Francesa de Investigación de Crímenes de Guerra. Consideramos que simplificaría y acortaría el proceso el que les diéramos sólo fragmentos de los testimonios que hemos recibido por escrito.

Con su permiso, por tanto, me limitaré a leer fragmentos de los testimonios escritos recopilados en Francia por organizaciones oficiales cualificads para investigar Crímenes de Guerra. Sin embargo, si durante esta presentación se considera necesario llamar a declarar a ciertos testigos, lo haremos, pero con una atención constante a no ralentizar las sesiones de ninguna manera y llevarlas rápidamente hacia la única posible conclusión, la que nuestro pueblo espera.

Toda la cuestión de las atrocidades es gobernada por la política terrorista alemana. En este aspecto, no carece de precedentes en la práctica bélica germánica. Todos recordamos la ejecución de rehenes en Dinand durante la guerra de 1914, la ejecución de rehenes en la ciudadela de Laon y de rehenes en Senlis. Pero el nazismo perfeccionó esta política terrorista, ya que para el nazismo el terror es un medio de subyugación. Todos recordamos la foto de propaganda sobre la guerra en Polonia mostrada en Oslo en vísperas de la invasión de Noruega.

Para el nazismo, el terror es un medio para subyugar a todos los pueblos esclavizados y someterlos así a los objetivos de su política.

Las primeras señales de esta política de terror durante la ocupación son un recuerdo vivo en la memoria de todos los franceses. Sólo pocos meses después de la firma del armisticio vieron aparecer carteles rojos con un borde negro en los muros de París, así como hasta en los pueblos más pequeños de Francia, que anunciaban la ejecución de rehenes. Conocemos a madres que tuvieron la primera noticia de la ejecución de sus hijos de esta manera. Estas ejecuciones fueron llevadas a cabo por el ocupante después de incidentes antialemanes. Estos incidentes fueron la respuesta del pueblo francés a la política oficial de colaboración. La resistencia a esta política se endureció, se organizó, y con ella se incrementaron en intensidad las medidas represivas hasta 1944, el clímax del terror alemán en Francia y en los países occidentales. Por aquel entonces el Ejército y la Policía de las SS habían dejado de hablar de ejecuciones de rehenes; organizaron verdaderas expediciones de represalia durante las que se incendiaron pueblos enteros y se asesinó, arrestó o deportó a miles de civiles. Pero antes de llegar a este punto, los alemanes trataron de justificar sus acciones criminales ante una susceptible opinión pública. Publicaron, como demostraremos, una auténtica ley de rehenes, y simplemente aparentaron aplicar la ley todas las veces que llevaron a cabo ejecuciones como represalia.

La toma de rehenes, como saben, está prohibida según el Artículo 50 de la Convención de La Haya. Les leeré este texto. Se encuentra en la Cuarta Convención, Artículo 50.

"No se podrá decretar ninguna multa colectiva, pecuniaria o de otro tipo, contra poblaciones por actos individuales de los que no pueden ser considerados conjunta y separadamente responsables".
Y aún así, ¡perfidia suprema!, el Estado Mayor alemán, el Gobierno alemán, actuarán para convertir esta norma en letra muerta y fijar como ley la vulneración sistemática de la Convención de La Haya.

Les describiré cómo el Estado Mayor creó su pseudoley de rehenes, una pseudoley que en Francia encontró su expresión final en la ley

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de rehenes de Stulpnagel. Les expondré brevemente cuál de estos acusados son los principales culpables de este crimen.

El 15 de febrero de 1940 el OKW justifica en un informe secreto dirigido al acusado Goering la toma de rehenes, como demuestra el fragmento del documento 1585-PS que tengo intención de leerles. Este documento está fechado en Berlín, a 15 de febrero de 1940. Lleva el encabezamiento: "Mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Secreto". Al Ministro del Reich de Aviación; Mando Supremo de las Fuerzas Armadas.

Asunto: Arresto de rehenes.

"Según la opinión del OKW, el arresto de rehenes está justificado en todos los casos en los que la seguridad de las tropas y la ejecución de sus órdenes lo demanden. En la mayoría de los casos será necesario recurrir a ello en caso de resistencia o de una actitud incierta por parte de la población de un territorio ocupado, si las tropas se vieran envueltas en un combate o si existe una situación que hace insuficientes otras formas de restablecer la seguridad".

Después, párrafo 4: "En la selección de rehenes, se debe tener en cuenta que su arresto debería tener lugar sólo si los sectores obstinados de la población están inquietos por la posibilidad de ser ejecutados. Por tanto, se debe escoger a los rehenes entre sectores de la población de los que se pueda esperar una actitud hostil. El arresto de rehenes se llevará a cabo entre personas cuyo destino, suponemos, influirá en los insurgentes".

Este documento es presentado por la Delegación Francesa como prueba RF 267.

Que yo sepa, Goering nunca planteó ninguna objeción a esta tesis. Aquí tenemos otro párrafo de una orden, documento 508-F, del Comandante en Jefe de las Fuerzas Terrestres en Francia, sección administrativa, firmado "Stroccius", 12 de septiembre de 1940, tres meses después del comienzo de la ocupación. En él se definen los rehenes de la siguiente manera, cito en la página dos:

"los rehenes son los habitantes de un país que garantizan con sus vidas la actitud sin tacha de la población. La responsabilidad de su destino queda así en manos de sus compatriotas. Por tanto, se debe amenazar públicamente a la población con que los rehenes serán considerados responsables de la actitud hostil de otros individuos. Sólo se pueden tomar ciudadanos franceses como rehenes. Los rehenes sólo podrán responder por acciones cometidas tras su arresto y después de la proclama pública".
Esta orden anula cinco directivas anteriores al 12 de septiembre de 1940. Esta cuestión fue el tema de numerosos textos, y dos órdenes del Estado Mayor, con fecha, como indica la cabecera del documento 510F, del 2 de noviembre y del 13 de febrero, página 2:
"Si los habitantes del país cometen actos violentos contra miembros de las fuerzas de ocupación, si se dañan o destruyen oficinas e instalaciones de las Fuerzas Armadas, o si se lanza cualquier otro tipo de ataque contra la seguridad de unidades alemanas y sus instalaciones, y si, según las circunstancias, la población del lugar del crimen o de las poblaciones cercanas se puede considerar responsable en parte de estos actos de sabotaje, se pueden ordenar medidas de prevención y expiación con las que se disuadirá a la población civil de en el futuro cometer, apoyar o tolerar acciones de esa clase. Se tratará a la población como responsable en parte de esos actos individuales de sabotaje si con su actitud en general hacia las Fuerzas Armadas Alemanas ha favorecido acciones hostiles o poco amistosas de invididuos; si, con su resistencia pasiva a la investigación de anteriores acciones de sabotaje, ha animado a elementos hostiles a cometer acciones similares, o si de alguna otra manera ha creado una atmósfera

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favorable a la oposición a la ocupación alemana. Todos los planes han de elaborarse de tal forma que sea posible llevarlos a cabo. Las amenazas sin ejecución darán la impresión de debilidad".
Estas dos últimas líneas están al principio de la página 3 del texto francés. Presento estos dos documentos como pruebas RF 268 y 269.

Hasta ahora no hemos encontrado ninguna traza en estos textos alemanes de alguna afirmación que nos lleve a pensar que la toma de rehenes y su ejecución constituye un derecho de la potencia ocupante; pero aquí tenemos un texto alemán que formula explícitamente esta idea. Se cita en su libro de documentos como 507-F, Bruselas, 18 de abril de 1944. Fue enviado por el Presidente del Tribunal adjunto al Comandante Militar en Jefe de Bélgica y el Norte de Francia, y está dirigido a la Comisión Alemana del Armisticio, en Wiesbaden. En el margen pone: "Alto Secreto". Asuntos: Ejecución de 8 terroristas en Lille el 22 de diciembre de 1943. Referencia: Su carta del 16 de marzo de 1944". Leerán en mitad del párrafo 2 del texto:

"Además, mantengo mi punto de vista de que la base legal para las medidas tomadas por la Oberfeldkommandantur de Lille según la carta de mi grupo policial del 2 de marzo de 1943 está, independientemente de la opinión de la Comisión del Armisticio, suficientemente justificada, y es superfluo dar más explicaciones. La Comisión del Armisticio está en situación de declarar ante los franceses, si quiere entrar en detalles de la cuestión, que las ejecuciones se han llevado a cabo conforme a los principios generales de la ley sobre rehenes".
Es por tanto muy obviamente una doctrina del Estado de lo que se trata. Personas inocentes se convierte en prendas. Responden con sus vidas por la actitud de sus conciudadanos hacia el Ejército Alemán. Si se comete un delito del que son totalmente ignorantes, son objeto de un castigo colectivo que posiblemente supone la muerte. Es la tesis oficial alemana impuesta por la Comisión Alemana del Armisticio en Wiesbaden. Repito, es un tesis impuesta por el Alto Mando alemán, y presentaré las pruebas.

El 16 de septiembre de 1941 Keitel firmó una orden general que ya se ha leído y ha sido presentada por mis colegas americanos, documento 289-PS, y es con el que comenzaré mis comentarios. Esta orden afecta a todos los territorios ocupados del Este y el Oeste, como queda determinado por la lista de destinatarios, que incluye a todos los comandantes militares de los países entonces ocupados por Alemania: Francia, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Territorios Orientales, Ucrania, Serbia, Salónica, Sur de Grecia, Creta. Esta orden estaría en vigor durante toda la guerra. Tenemos un texto de 1944 que hace referencia a ella. Esta orden de Keitel, Jefe del OKW, está dictada en un violento espíritu de represión anticomunista. Pretende recurrir a todo tipo de represión contra la población civil.

Esta orden, que afecta incluso a los comandantes cuyas tropas están acuarteladas en el Oeste, les señala que en todos los casos en los que haya ataques contra el Ejército Alemán, es necesario demostrar, leo el segundo párraf del texto:

"que nos enfrentamos a un movimiento masivo controlado uniformemente desde Moscú, al que también se le pueden atribuir los aparentemente esporádicos incidentes sin importancia que puedan ocurrir en regiones que se han mantenido tranquilas hasta ahora".
Después Keitel ordena, entre otras cosas, que se ha de ejecutar a entre cincuenta y cien comunistas por cada soldado alemán muerto. Es un concepto político que nos encontramos constantemente en todas las manifestaciones del terror alemán; según la propaganda hitleriana, toda resistencia a Alemania es de inspiración comunista, si no comunista en esencia. Los alemanes esperaban así eliminar de la resistencia a los nacionalistas que consideraban hostiles al comunismo. Pero los nazis también perseguían otro objetivo: esperaban aún por encima de todo dividir a Francia y al resto de países

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conquistados occidentales en dos facciones hostiles, y poner a una estas facciones a su servicio bajo el pretexto de anticomunismo.

(Se hizo un receso).

Sr. DUBOST: Nos habíamos detenido en esta orden del 16 de septiembre de 1941 firmada por el acusado Keitel que determina, como les expliqué, toda la cuestión de los rehenes. Keitel confirmó esta orden el 24 de septiembre de 1941. La presentamos como prueba RF 271, y la encontrarán en su libro de documentos como RF-554. Les leeré el primer párrafo:

"Según directrices del Führer, el Mando Supremo de las Fuerzas Armadas promulgó el 16 de septiembre de 1941 una orden sobre el movimiento revolucionario comunista en los territorios ocupados. La orden iba dirigida al Ministerio de Asuntos Exteriores para que la examinara el Embajador Ritter. También trata la cuestión de la pena capital en tribunales militares.

Según la orden, en el futuro se han de adoptar medidas de lo más estricto en los territorios ocupados".

La forma de escoger a los rehenes también se indica en el documento 877-PS, que ya se ha leído y que es anterior a la agresión de Alemania contra Rusia. Es necesario recordarle al Tribunal este documento porque muestra la acción premeditada del Mando Alemán y del Gobierno Nazi para dividir los países ocupados, arrebatarle a la resistencia partisana todo su carácter patriótico, y darle un carácter político que nunca tuvo. Encontrarán en la página 2, párrafo 4 del documento 877-PS, presentado como prueba RF 273, la siguiente frase:
"En relación a esto se debe tener en cuenta que, aparte de otros adversarios con los que tienen que luchar nuestras tropas, se les opone un elemento particularmente peligroso de la población civil, destructor de todo orden, el propagador de la filosofía judeo-bolchevique. No hay duda de que siempre que puede, usa esta arma de desintegración maliciosamente y como emboscada contra las Fuerzas Armadas Alemanas, tanto en combate como liberando el país".


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