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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
21 de enero a 1 de febrero de 1946

Trigésimo Noveno Día: Lunes, 21 de enero de 1946
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Esta evaluación no incluye la destrucción resultante de operaciones militares, que ronda los 300 millones de guilders.

Los alemanes hicieron confiscaciones y compras masivas de productos agrícolas y ganado. Una estimación final de lo obtenido, ascendiendo a un mínimo de 300,000.000 guilders, es aún algo imposible de calcular.

Para dar una idea de su magnitud, señalaremos que al acabar el año 1943 los alemanes se habían hecho con 600.000 cerdos, 275.000 vacas y 30.000 toneladas de carne en conserva.

Estos datos se encuentran en el testimonio del representante del Gobierno de Holanda, que presento como prueba RF 133.

Señalo de pasada -aunque esta cuestión será tratada de nuevo por mi colega en su presentación de los Crímenes de Guerra contra personas- que el 17 de abril de 1944, sin ninguna razón estratégica aparente, se inundaron veinte hectáreas de tierras cultivadas en Wieringermeer.

Transportes y Comunicaciones:

Los alemanes se hicieron con enormes cantidades de material de transporte y comunicaciones. Aún no es posible hacer un inventario exacto. Sea como sea, la información dada por el Gobierno de Holanda hace posible hacerse una idea de la magnitud de este expolio.

Presento como prueba RF 134 información dada por el representante del Gobierno de Holanda sobre transporte y comunicaciones. Haré un resumen:

(a) Ferrocarriles

De 890 locomotoras, se requisaron 490.
De 30.000 vagones de mercancías, se requisaron 28.950.
De 1.750 vagones de pasajeros, se requisaron 1.466.
De 300 trenes eléctricos, se requisaron 215.
De 37 trenes de motor Diesel, se requisaron 36.

En general, el escaso material que dejaron los alemanes fue dañado gravemente por el desgaste natural, operaciones militares y sabotajes.

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Además de material rodante, los alemanes enviaron al Reich cantidades considerables de raíles, señales, grúas, plataformas giratorias, vagones de reparación, etc.

(b) Se llevó equipo de La Haya y Rotterdam a ciudades alemanas. Así, por ejemplo, se enviaron unos 50 tranvías motorizados y 42 vagones a Bremen y Hamburgo.

Se recopiló y transportó a Alemania una cantidad considerable de raíles, cables y otros accesorios.

Asimismo, la potencia ocupante se llevó autobuses de compañías de transporte.

(c) Los alemanes requisaron la mayor parte de los automóviles y motocicletas, y alrededor de un millón de bicicletas. Dejaron a la población sólo las máquinas que no funcionaban.

(d) Navegación: los alemanes requisaron un número considerable de barcazas y barcos fluviales, así como una parte considerable de la flota mercante, con un total de 1,500.000 toneladas.

(e) Equipo postal: los alemanes requisaron un gran número de teléfonos y aparatos de telegrafía, cables y otros accesorios, que aún no se ha calculado. Se confiscaron 600.000 equipos de radio.

Paso al Capítulo 4: Expolios diversos:

Trabajo forzado del ocupante: según la información dada por el Gobierno de Holanda, que presento como prueba RF 135, un gran número de trabajadores holandeses fue obligado a trabajar en Holanda o en Alemania. Unos 550.000 fueron deportados al Reich, lo que supone un número considerable de horas/hombre perdidas en la producción nacional de Holanda.

Saqueo de los Palacios Reales:

Los alemanes saquearon el mobiliario, archivos privados, establos, carruajes y bodegas de vino de las estancias reales. En particular, el Palacio de Norrdeinde fue completamente vaciado de todos sus bienes muebles, incluyendo mobiliario, ropa de cama, la plata, pinturas, tapices, tesoros artísticos y utensilios del hogar. Se sacó un cierto número de este tipo de objetos del Palacio de Het Loo para usarlos en una clínica de reposo para generales alemanes.

Se saquearon igualmente los archivos de la familia real. Esto se puede ver en un informe del representante del Gobierno de Holanda que presento como prueba RF 136.

Saqueo de la ciudad de Arnhem.

Además de numerosos casos de pillaje individual, que no son el objetivo del tema actual, hubo un saqueo sistemáticamente organizado de ciudades enteras. Se saqueó de esta forma la ciudad de Arnhem en octubre y noviembre de 1944.

Los alemanes trajeron mineros de Essen que, cumpliendo órdenes militares, procedieron en bandas especializadas a desmantelar todos los muebles trasladables, y a enviarlos junto con bienes de toda clase a Alemania. Esto está claro en el testimonio del representante del Gobierno de Holanda, que presento como prueba RF 137.

Las consecuencias del saqueo económico de Holanda son considerables. Simplemente mencionaremos que la enorme disminución del capital nacional provocará inevitablemente una producción inferior a las necesidades del país durante muchos años.

Pero la consecuencia más grave es la que afecta a la salud pública, que es irreparable. El racionamiento excesivo durante muchos años de comida, ropa y combustible ordenado por el ocupante para incrementar la cantidad de lo saqueado ha provocado un debilitamiento de la población.

El consumo medio de calorías por habitante, que variaba entre las 2.8000 y las 3.000, bajó en grandes proporciones a en torno las 1.800 calorías, para llegar finalmente a caer en abril de 1945 a un punto tan bajo como 400.

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A partir del verano de 1944 la situación alimentaria se volvió más y más grave. El Comisario del Reich, Seyss-Inquart, prohibió el transporte de alimentos entre las zonas sur y norte del país. Esta medida, que no estaba justificada por ninguna operación militar, parece haber sido dictada sólo por odio a la población, sólo para oprimirla e intimidarla, debilitarla, aterrorizarla.

Esta medida inhumana no fue abolida hasta marzo de 1945; pero era demasiado tarde. La hambruna ya era general. La tasa de mortalidad en las ciudades de Amsterdam, La Haya, Leyden, Delft y Gouda se incrementó considerable, pasando del 19 al 60 por ciento. Reaparecieron enfermedades que habían sido prácticamente eliminadas de estas regiones. Esta situación tendrá consecuencias irreparables para el futuro de la población.

Estos hechos se pueden ver en dos informes que presento como prueba RF 139 y 140.

Ordenando esas medidas de racionamiento tan duras para quedarse productos indispensables para la existencia de los holandeses, un acto contrario a todos los principios de la Ley Internacional, debo decir que los líderes alemanes cometieron uno de sus crímenes más graves.

Aquí terminan mis explicaciones sobre Holanda. Mi colega el Sr. Delpech expondrá ahora el caso de Bélgica.

Sr. DELPECH: Sr. Presidente, caballeros. Tengo el honor de presentar al Tribunal una declaración sobre el saqueo económico de Bélgica.

En 1940 los líderes nacionalsocialistas mostraron su intención de invadir Bélgica, Holanda y el norte de Francia. Sabía que encontrarían allí materias primas, equipos, y las fábricas que les permitirían incrementar su potencial bélico.

En cuanto Bélgica fue ocupada, la administración militar alemana hizo todo lo posible para sacar el máximo beneficio. A tal fin, los líderes alemanes tomaron una serie de medidas para bloquear todos los recursos existentes y hacerse con todos los medios de pago. Suministros importantes almacenados entre los años 1936 y 1938 fueron objeto de enormes confiscaciones. Se desmantelaron las máquinas y equipos de numerosas fábricas y se enviaron a Alemania, provocando el cierre de muchas, y en muchos sectores, su fusión forzosa.

Dado el carácter altamente industrial de este país, las autoridades de ocupación impusieron un tributo muy alto a las industrias belgas. Y tampoco se libró la agricultura.

La tercera parte de la exposición francesa es un estudio de todas estas medidas. Será el objeto de cuatro capítulos. El Capítulo I habla de la confiscación alemana de medios de pago. El segundo capítulo hablará de las compras clandestinas y hará un análisis del mercado negro. El capítulo 3 tratará las compras de aparente regularidad. El cuarto capítulo estará dedicado al reclutamiento forzoso. En el quinto capítulo se presentará al Tribunal la adquisición de inversiones belgas en empresas extranjeras, antes de concluir y destacar el efecto sobre la salud pública de la intrusión alemana. Finalmente, se presentarán unas pocas observaciones sobre la conducta de los alemanes después de que se anexionaran el Gran Ducado de Luxemburgo.

CAPÍTULO I: confiscación alemana de medios de pago. Para esclavizar al país desde un punto de vista económico, el procedimiento más simple era asegurarse la posesión de la mayor parte de los medios de pago y hacer imposible la exportación de monedas y bienes de valor de toda clase.

Hay una orden del 17 de junio de 1940 que prohibe la exportación de moneda y bienes de valor de toda clase. Esta orden se publicó en el Verordnungsblatt' de Bélgica, el norte de Francia y Luxemburgo, y será en adelante mencionado por sus siglas habituales, 'V.O.B.E.L.' Esta orden se publicó en el 'V.O.B.E.L. nº 2' y se presenta como prueba RF 98. En el 'V.O.B.E.L.' de la misma fecha había un aviso del 9 de mayo de 1940 que regulaba la

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emisión de marcos de ocupación para proporcionar a las tropas de ocupación moneda de curso legal.

Con estos medios los alemanes podían comprar, sin dar ninguna compensación, todo lo que deseaban en un país que tenía productos de toda clase, sin que los habitantes pudieran proteger sus posesiones frente al invasor.

Los ocupantes usaron además otros tres métodos para obtener la mayor parte de los medios de pago. Estos tres métodos fueron; la creación de un banco emisor; la imposición de tributos de guerra bajo el pretexto de mantener tropas de ocupación; y un sistema de compensación que trabajaba en su beneficio. Estas medidas se tratarán en tres secciones que se desarrollarán a continuación.

Sección I: Creación de un Banco Emisor. Tan pronto como llegaron a Bélgica, los alemanes crearon una oficina para supervisar bancos, dedicada además al control de Banco Nacional de Bélgica. Esto se ordenó el 14 de junio de 1940 (V.O.B.E.L. nº 2), presentado como prueba RF 141.

En aquel momento el consejo directivo del Banco Nacional de Bélgica estaba fuera de los territorios ocupados. Por otro lado, la cantidad de billetes disponible era insuficiente para garantizar una circulación normal, ya que un gran número de belgas había huido antes de la invasión, llevándose consigo una cantidad importante de papel moneda.

Estas son las razones por las que los alemanes decidieron la creación del Banco Emisor, como se ve en la ordenanza del 27 de junio de 1940, publicada en los 'V.O.B.E.L. nº 4 y 5', que presento como prueba RF 142.

En virtud de esta última ordenanza del 21 de junio de 1940, el nuevo Banco Emisor, con un capital de 150,000.000 francos belgas, del que el 20 por ciento se había emitido en efectivo, asumió el monopolio de la emisión de papel moneda en francos belgas. El Banco Nacional de Bélgica dejó de tener derecho a emitir moneda. Las emisiones de este banco no estaban respaldadas por oro sino:

1. Por créditos de operaciones de descuento y préstamos concedidos de acuerdo con el Artículo 8 de los nuevos estatutos.

2. Con dinero obtenido del Banco Nacional de Bélgica, así como moneda que estaba en circulación para la cuenta del tesoro público.

3. Finalmente, por el tercer método: haciendo circular moneda extranjera y francos especialmente, dinero alemán que comprendía tanto marcos de ocupación como activos del Reichsbank en la Oficina de Compensación para el Reich y el Banco de Crédito del Reich.

El Comisario alemán nombrado por decreto del 26 de junio de 1940 se convirtió en el que controlaba el banco de emisión. El decreto del 26 de junio de 1940 fue publicado en el 'V.O.B.E.L.' nº 3, página 88, y se presenta como prueba RF 143.

Tras la vuelta a Bélgica de los directores del Banco Nacional el 10 de julio de 1940, se llegó a un acuerdo entre este banco y el nuevo Banco Emisor con el nombramiento del jefe del nuevo banco emisor para el cargo de director del Banco Nacional de Bélgica.

El Banco Emisor procedió a poner en circulación una gran cantidad de billetes. El 8 de mayo de 1940 la moneda en circulación ascendía a 29.800,000.000 francos belgas. El 29 de diciembre de 1943 ascendía a 93.200,000.000 francos belgas, y el 31 de agosto de 1944 eran 100.200,000.000 francos belgas, es decir, un incremento del 235 por ciento.

El Banco Emisor trabajó, aunque no sin ciertas dificultades, con el gobierno militar, su propio personal y el Banco Nacional de Bélgica. En realidad, además de su función emisora, el nuevo banco tenía como función principal las operaciones relacionadas con cheques postales y moneda, así como

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las operaciones con autoridades alemanas, sobre todo las relativas a la indemnización por ocupación y la compensación.

El Banco Nacional de Bélgica perdió su derecho a emitir papel moneda, pero reasumió sus operaciones tradicionales con cuentas tanto privadas como del Estado, en especial transacciones en el mercado abierto.

Estos datos, caballeros, los corrobora el informe final de la administración militar alemana en Bélgica, 9ª parte, sobre moneda y finanzas. Este informe final de la administración militar alemana en Bélgica fue descubierto por el Ejército de Estados Unidos, y es un documento que citaremos muchas veces. Es el nº E.C.H.5, y se presenta al Tribunal como prueba RF 144.

La 9ª parte, que es la que interesa ahora, fue escrita por tres jefes de la sección administrativa de Bruselas, Wetter, Hofrichter y Jost.

A pesar de la creación del banco emisor, los marcos de ocupación fueron válidos en Bélgica hasta agosto de 1942, pero fue el Banco Nacional de Bélgica el que se vio obligado a absorber estos billetes en septiembre de 1944, y debido a esto la economía belga sufrió una pérdida de 3.567,000.000 francos belgas. (Esta cifra la da Wetter en el informe anterior, página 112, fragmento del informe, presentado como prueba RF 145).

Además, según información dada por el Gobierno Belga, el banco emisor disponía en el momento de la liberación del territorio de una suma total de 664,000.000 marcos de ocupación, en Reichsmark, y además tenía activos en una cuenta de transferencia de 12 millones de Reichsmark en los libros del Banco de Crédito del Reich, es decir, una pérdida total de 656,000.000 francos belgas. (Esta cifra se da en un informe del Gobierno Belga que se introduce en los archivos del Tribunal como prueba RF 146).

Tratemos ahora los costes de ocupación. El Artículo 49 de la Convención de La Haya estipula que si el ocupante recauda contribuciones en efectivo, sólo será para las necesidades del ejército de ocupación o para la administración del territorio. El ocupante puede así reclamar una contribución para el mantenimiento de su ejército, pero esto no debe exceder la suma estrictamente necesaria. Por otro lado, las palabras "necesidades del ejército de ocupación" no incluyen los gastos de armamento y equipo, sino sólamente el coste normal de alojamiento, comida y paga, que excluye en todo caso los lujos.

Además, el Artículo 52 autoriza a la autoridad ocupante a realizar para el uso de su ejército confiscaciones de bienes y servicios, con la condición expresa de que sean proporcionales a los recursos del país, y que no impliquen a la población en la obligación de tomar parte en operaciones militares contra su propio país. El mismo Artículo 52 estipula además que las confiscaciones en especie serán pagadas en la medida de lo posible en efectivo.


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