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Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
Del 7 de enero al 19 de enero de 1946

Trigésimo Segundo Día: Viernes, 11 de enero de 1946
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Sr. DODD: Con la venia, esta declaración jurada tiene el número de documento 3249-PS, y quiero presentarla en este momento. Es la prueba USA 663. Creo que podemos reducir el tiempo de este interrogatorio unas tres cuartas partes presentando esta declaración jurada, y quiero leerla. Llevará mucho menos tiempo leer esta declaración jurada que lo que supondría presentarla en forma de pregunta y respuesta, y cubre una gran parte de lo que esperamos obtener de este testigo.

EL PRESIDENTE: Muy bien.

Sr. DODD: No la habría leído si hubiéramos tenido tiempo de presentar una traducción al ruso y al francés, pero por desgracia no ha sido posible en los pocos días de los que hemos dispuesto.

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"Yo, Franz Blaha, tras haber hecho juramento, declaro lo siguiente:

Estudié medicina en Praga, Viena, Estrasburgo y París, y recibí mi diploma en 1920. De 1920 a 1926 fui ayudante en una clínica. En 1926 me convertí en el médico jefe del Hospital de Iglau, en Moravia, Checoslovaquia. Ejercí este cargo hasta 1939, cuando los alemanes entraron en Checoslovaquia, y fui tomado como rehén y encarcelado por cooperar con el gobierno checo. Se me envió como prisionero al Campo de Concentración de Dachau en abril de 1941, y permanecí allí hasta la liberación del campo en abril de 1945. Hasta julio de 1941 trabajé en una compañía de castigo. Después de eso se me envió al hospital y se me sometió a los experimentos sobre el tifus realizados por el Dr. Murmelstadt. Después se me iba a utilizar en una operación experimental, algo que sólo logré evitar cuando reconocí que era médico. Si se hubiera sabido esto antes, habría sufrido, ya que los intelectuales eran tratados muy duramente en la compañía de castigo. En octubre de 1941 se me envió a trabajar en la plantación de hierbas, y más adelante al laboratorio de proceso de hierbas. En junio de 1942 fui trasladado al hospital como cirujano. Poco después se me ordenó llevar a cabo una operación de estómago en 20 prisioneros sanos. Debido a que no podía hacer esto, me enviaron a la sala de autopsias, donde permanecí hasta abril de 1945. Mientras estuve allí, realicé aproximadamente 7.000 autopsias. En total, se llevaron a cabo 12.000 autopsias bajo mi dirección.

Entre mediados de 1941 y finales de 1942 se hicieron unas 500 operaciones a prisioneros sanos. Eran para formar a los estudiantes de medicina y doctores de las SS, e incluían operaciones de estómago, vejiga, bazo y garganta. Eran realizadas por estudiantes y doctores con sólo dos años de formación, aunque eran muy peligrosas y difíciles. Normalmente sólo las habrían realizado cirujanos con al menos cuatro años de experiencia en cirugía. Muchos prisioneros morían en la mesa de operaciones y muchos otros de complicaciones posteriores. Realicé autopsias de todos estos cuerpos. Los doctores que supervisaban las operaciones eran Lang, Murmelstadt, Wolter, Ramsauer y Kahr. El Standartenführer Dr. Lolling solía ser testigo de estas operaciones.

Durante el tiempo que pasé en Dachau conocí muchas clases de experimentos médicos llevados a cabo allí con víctimas humanas. Estas personas nunca fueron voluntarios, sino que se les obligó a someterse a dichos actos. El Dr. Klaus Schilling llevó a cabo experimentos sobre malaria con 1.200 personas entre 1941 y 1945. Himmler le pidió personalmente a Schilling que llevara a cabo estos experimentos. A las víctimas, o bien eran picadas por mosquitos, o bien se les inyectaban esporozoos de malaria tomados de mosquitos. Se aplicaban diferentes tratamientos, como quinina, pyrifer, neosalvarsán, antipirina, piramidón, y una medicina denominada 2516 Behring. Realicé autopsias de los cadáveres de las personas que murieron en estos experimentos sobre malaria. Entre 30 y 40 murieron por la propia malaria. Entre 300 y 400 murieron de enfermedades que resultaron ser fatales debido a las condiciones físicas producidas por los ataques de malaria. Además, hubo muertes por envenenamiento por sobredosis de neosalvarsán y piramidón. El Dr. Schilling estaba presente mientras yo realizaba las autopsias de los cuerpos de sus pacientes.

En 1942 y 1943 el Dr. Sigismund Rascher llevó a cabo experimientos con seres humanos para determinar los efectos de los cambios de la presión del aire. Se metía hasta un total de 25 personas cada vez en una furgoneta construida especialmente para el experimento en la que se podía aumentar o disminuir la presión según fuera necesario. El objetivo era conocer los efectos de la gran altitud y de los descensos rápidos en paracaídas en seres humanos. A través de una ventanilla de la furgoneta he visto a personas yaciendo en el suelo de ésta. La mayoría de los prisioneros utilizados morían como resultado de estos experimentos, debido a hemorragias internas

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en los pulmones o el cerebro. El resto escupía sangre al toser cuando se les sacaba. Mi trabajo consistía en sacar los cuerpos y enviar los órganos internos a Munich para su estudio tan pronto como se les daba por muertos. Se experimentó con entre 400 y 500 prisioneros. Los que no estaban muertos eran enviados a bloques de inválidos y liquidados poco después. Sólo unos pocos escaparon.

Rascher también llevó a cabo experimentos sobre el efecto del agua fría en seres humanos. Esto se hizo para encontrar una manera de revivir a aviadores que hubieran caído al océano. Se metía al sujeto en agua helada y se le mantenía ahí hasta que quedaba inconsciente. Se le sacaba sangre del cuello y se iban tomando muestras cada vez que la temperatura de su cuerpo bajaba un grado. Esta bajada se determinaba con un termómetro rectal. También se tomaban periódicamente muestras de orina. Algunos hombres sobrevivían hasta entre 24 y 36 horas. La temperatura corporal mínima que se alcanzó fue 19 grados centígrados, pero la mayoría de los hombre moría a 25 grados o 26 grados. Cuando se sacaba a los hombres del agua helada, se trataba de revivirles usando calor artificial del sol, con agua caliente, con electroterapia o con calor animal. Para este último experimento se usó a prostitutas, y se ponía el cuerpo del hombre inconsciente entre los cuerpos de dos mujeres. Himmler estuvo presente en ese experimento. Pude verle desde una de las ventanas de la calle que había entre los bloques. He asistido personalmente a algunos de estos experimentos con agua fría cuando Rascher no estaba, y he visto notas y diagramas sobre ellos en el laboratorio de Rascher. Se usó a unas 300 personas para estos experimentos. La mayoría murieron. Entre los supervivientes, muchos tuvieron secuelas psicológicas. Los que no morían eran enviados a bloques de inválidos y se les mataba, igual que a las víctimas de los experimentos sobre presión del aire. Sólo sé de dos que sobrevivieron, un yugoslavo y un polaco, y los dos son ahora enfermos mentales.

Los experimentos de punción del hígado fueron llevados a cabo por el Dr. Brachtl en personas sanas, y en personas que tenían enfermedades del estómago y de la vesícula biliar. En este experimento se clavaba una aguja en el hígado de la persona y se extraía un pequeño trozo del hígado. No se usaba anestesia. El experimento es muy doloroso y habitualmente tenía graves consecuencias, ya que con frecuencia se pinchaba el estómago o grandes vasos sanguíneos, causando hemorragias. Muchas personas murieron por estas pruebas, en las que se emplearon prisioneros polacos, rusos, checos y alemanes. En total, se hicieron estos experimentos en 175 personas.

Los experimentos sobre flemones fueron dirigidos por el Dr. Schutz, el Dr. Babor, el Dr. Kieselwetter y el Profesor Lauer. Se usaban en cada tanda cuarenta hombres sanos, recibiendo 20 de ellos inyecciones intramusculares, y los otros 20 inyecciones intravenosas, de pus de personas enfermas. Se prohibía todo tipo de tratamiento durante tres días, y para entonces había ya grandes inflamaciones y en muchos casos un envenenamiento general de la sangre. Después se dividía cada grupo de nuevo en grupos de 10. A la mitad se les daba tratamiento químico con líquidos y pastillas especiales cada 10 minutos durante 24 horas. El resto eran tratados con sulfamida y cirugía. En algunos casos se amputaron todos los miembros. Mis autopsias también indicaron que el tratamiento químico había sido dañino e incluso había causado perforaciones de la pared del estómago. Se usaron habitualmente sacerdotes polacos, checos y holandeses para estos experimentos. El dolor era intenso en estos experimentos. La mayoría de las entre 600 y 800 personas utilizadas murieron. La mayor parte del resto terminaron con invalidez permanente y finalmente se les asesinó.

En otoño de 1944 hubo entre 60 y 80 personas que fueron sometidas a experimentos con agua salada. Se les encerraba en una sala y durante cinco días lo único que se les daba era agua salada. Se tomaban muestras durante este tiempo de su orina, sangre y excrementos. No murió ninguno de estos prisioneros, posiblemente porque recibieron de otros prisioneros comida pasada a escondidas. Se usaron húngaros y gitanos para estos experimentos.

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Era común quitarle la piel a prisioneros muertos. Se me ordenó hacer esto en muchas ocasiones. El Dr. Rascher y el Dr. Wolter en particular pidieron piel humana de la espalda y del pecho. Se trataba químicamente y se ponía a secar al sol. Después, se cortaba en diversos tamaños para usarla en sillas de montar, pantalones de montar, guantes, pantuflas y bolsos de mujer. La piel tatuada era especialmente apreciada por los hombres de las SS. Se usó a rusos, polacos y otros internos de esta forma, pero estaba prohibido sacarle la piel a un alemán. Esta piel tenía que ser de prisioneros sanos y libre de defectos. A veces no teníamos suficientes cuerpos con buena piel, y entonces Rascher decía, 'Muy bien, recibirán los cuerpos'. Al día siguiente recibíamos 20 o 30 cadáveres de jóvenes. Se les había disparado en la nuca o dado un golpe en la cabeza para no dañar la piel. También recibimos frecuentemente peticiones de calaveras o esqueletos de prisioneros. En esos casos, hervíamos la cabeza o el cuerpo. Después se quitaban las partes blandas, se blanqueaban los huesos, se secaban y se reensamblaban. En el caso de los cráneos, era importante que tuvieran buenos dientes. Cuando recibimos una petición de cráneos desde Oranienburg, los hombres de las SS dijeron 'Trataremos de conseguir algunos con buenos dientes'. Así que era peligroso tener bien la piel o los dientes.

Solían llegar a Dachau transportes de Studthof, Belsen, Auschwitz, Mauthausen y otros campos. Muchos viajaban entre 10 y 14 días sin agua o comida. En un transporte que llegó en noviembre de 1942 encontré evidencias de canibalismo. Las personas vivas habían comido carne de los cadáveres. Llegó otro transporte de Compiegne, Francia. El Profesor Limousin, de Clermont-Ferrand, que fue posteriormente mi ayudante, me dijo que había 2.000 personas en ese transporte cuando salió. Había comida, pero no agua. Murieron ochocientos por el camino, y los arrojaron fuera. Cuando llegó después de 12 días, había más de 500 personas muertas en el tren. En cuanto al resto, la mayoría murió poco después de llegar. Investigué este transporte porque la Cruz Roja Internacional se quejó, y los hombres de las SS querían un informe que dijera que las muertes las causaron peleas y disturbios durante el viaje. Diseccioné algunos cuerpos y descubrí que habían muerto por asfixia y falta de agua; era a mediados del verano, y se había apelotonado a 120 personas en cada vagón.

En 1941 y 1942 recibimos en el campo lo que llamábamos transportes de inválidos. Eran transportes de personas enfermas o por algún motivo incapacitadas para trabajar. Los llamábamos Comandos Himmelfahrt. Se ordenaba a entre 100 y 120 cada semana ir a las duchas. Allí, cuatro personas administraban inyecciones de fenol o bencina, que causaban la muerte rápidamente. A partir de 1943 se envió a estos inválidos a otros campos para su liquidación. Sé que les asesinó porque vi los registros, y se les marcaba con una cruz y la fecha en la que se marcharon, que era la forma habitual de registrar las muertes. Esto se podía ver en el índice de tarjetas del Campo de Dachau y en los archivos de la ciudad de Dachau. Salían entre mil y dos mil cada tres meses, así que se envió a la muerte a unos cinco mil en 1943, y los mismos en 1944. En abril de 1945 se cargó un transporte de judíos en Dachau, y se dejó en una vía muerta. La estación fue destruida por un bombardeo, y el transporte no pudo salir. Así que se les dejó allí morir de hambre. No se les permitió salir. Cuando se liberó el campo, estaban todos muertos.

Hubo muchas ejecuciones con gas, disparos o inyecciones en el propio campo. Se completó la cámara de gas en 1944, y el Dr. Rascher me llamó para que examinara a las primeras víctimas. De las ocho o nueve personas en la cámara, todavía había tres vivas, y el resto parecían estar muertas. Sus ojos estaban rojos y sus caras hinchadas. Muchos

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prisioneros fueron asesinados posteriormente de esta forma. Después se les llevaba al crematorio, donde tuve que examinar sus dientes en busca de oro. Se extraían los dientes que tuvieran oro. Muchos prisioneros que estaban enfermos eran asesinados con inyecciones en el hospital. Algunos prisioneros asesinados en el hospital llegaban a la sala de autopsias sin nombre o número en la placa que se solía atar al dedo gordo del pie. En lugar de eso, la placa decía: 'No diseccionar'.

Hice autopsias a algunos de éstos, y descubrí que estaban perfectamente sanos y habían muerto de las inyecciones. A veces se asesinaba a prisioneros simplemente porque tenían disentería o vomitaban y daban demasiado trabajo a las enfermeras. Se liquidaba a los enfermos mentales llevándolos a la cámara de gas y poniéndoles una inyección o disparándoles. Los tiros eran un método común de ejecución. Se disparaba a los prisioneros junto al crematorio y se les llevaba dentro. He visto a gente metida en los hornos aunque aún respiraban y emitían sonidos, aunque si estaban demasiado vivos se les solía dar un golpe en la cabeza antes.

Las ejecuciones de las que más sé por haber examinado las víctimas, o supervisado dichos exámenes, son las siguientes: en 1942 había entre cinco mil y seis mil rusos en un campo separado dentro de Dachau. Se les llevó a pie al campo de tiro militar cercano al campo en grupos de quinientos o seiscientos y se les fusiló. Estos grupos salían del campo unas tres veces a la semana. Por la noche solíamos salir para traer de vuelta los cuerpos en carretillas y examinarlos. En febrero de 1944 llegaron unos 40 estudiantes rusos de Moosburg. Conocí a unos pocos de los chicos en el hospital. Los examiné después de que se les fusilara fuera del crematorio. En septiembre de 1944, se fusiló a un grupo de 94 rusos de alto rango, incluidos dos médicos militares que habían trabajado conmigo en el hospital. Examiné sus cadáveres. En abril de 1945 se fusiló a cierto número de personas prominentes a las que se había mantenido en el búnker. Entre otras personas, había dos generales franceses cuyos nombres no puedo recordar, pero los reconocí por sus uniformes. Los examiné después de que los fusilaran. En 1944 y 1945 se asesinó a un cierto número de mujeres ahorcándolas, fusilándolas, o con inyecciones. Las examiné y vi que en muchos casos estaban embarazadas. En 1945, justo antes de que se liberara el campo, se ejecutó a todos los prisioneros 'Nacht und Nebel'. Eran prisioneros a los que se había prohibido todo contacto con el mundo exterior. Se les mantenía en un recinto especial y no se les permitía ni enviar ni recibir correo. Eran 30 ó 40, muchos de ellos enfermos. Se les llevó a los crematorios en camilla. Los examiné y vi que a todos se les había disparado en la nuca.

A partir de 1941, el campo empezó a estar más saturado de personas. En 1943 el hospital de prisioneros ya estaba saturado. En 1944 y 1945 fue imposible mantener ningún tipo de condiciones sanitarias. Las habitaciones, que alojaban a entre trescientas y cuatrocientas personas en 1942, estaban ocupadas por mil en 1943, y en el primer trimestre de 1945, por dos mil o más. No se podían limpiar las habitaciones porque estaban demasiado abarrotadas y tampoco había material de limpieza. Sólo había baños una vez al mes. Las letrinas eran completamente inadecuadas. Las medicinas prácticamente no existían. Pero descubrí después de que se liberara el campo que había en el hospital de las SS una cantidad de medicinas que habría sido suficiente para todos los campos si nos las hubieran proporcionado.

Los recién llegados al campo permanecían alineados fuera durante horas. A veces se quedaban ahí desde la mañana hasta la noche. No importaba si era invierno o verano. Esto ocurrió en 1943, en 1944 y en el primer trimestre de 1945. Podía ver esas formaciones desde la ventana de la sala de autopsias. Muchas de las personas que tenían que quedarse

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a la intemperie de esta forma enfermaban de neumonía y morían. Varios conocidos míos fueron asesinados de esta forma durante 1944 y 1945. En octubre de 1944...".
EL PRESIDENTE: Demasiado rápido.

Sr. DODD:

"En octubre de 1944 un transporte de húngaros trajo al campo el tifus, y comenzó una epidemia. Examiné muchos de los cadáveres de este transporte e informé de la situación al Dr. Hintermayer, pero se prohibió, so pena de ser fusilado, mencionar que había una epidemia en el campo. Dijo que era un sabotaje, y que estaba tratando de hacer que pusieran el campo en cuarentena para que los prisioneros no tuvieran que trabajar en la industria armamentística. No se tomó ninguna medida preventiva. Los recién llegados sanos eran ubicados en bloques donde la epidemia ya estaba presente. También se puso a personas infectadas en estos bloques. Así, por ejemplo, en el decimotercer bloque, murieron todos los prisioneros tres veces. Sólo en navidades, cuando la epidemia llegó al campo de las SS, se estableció una cuarentena. A pesar de todo, siguieron llegando transportes.

Teníamos entre 200 y 300 casos nuevos de tifus, y 100 muertes causadas por tifus cada día. En total, tuvimos 28.000 casos y 15.000 muertes. Además de los que murieron por la enfermedad, mis autopsias revelaron que muchas muertes fueron causadas simplemente por la malnutrición. Esas muertes ocurrieron todos los años, de 1941 a 1945. Eran sobre todo italianos, rusos y franceses. Se dejó morir de hambre a estas personas. En el momento de la muerte pesaban sólo entre 20 y 25 kilos. Las autopsias indicaron que sus órganos internos se habían reducido a un tercio de su tamaño normal.

Los hechos anteriormente mencionados son ciertos. Esta declaración mía es voluntaria y no he sido obligado a hacerla. Tras leer la declaración, la he firmado y dado el visto bueno en Nuremberg, Alemania, el 9 de enero de 1946.

(Firmado) Dr. Franz Blaha.

Firmada y jurada ante el Subteniente Daniel F. Margolies".

INTERROGATORIO DIRECTO

(Continuación).

Sr. DODD:

P: Dr. Blaha, ¿puede decirnos si hubo visitantes en el campo de Dachau mientras usted estuvo allí?

R: Vinieron muchos visitantes a nuestro campo, así que muchas veces nos parecía que no estábamos encerrados en un campo, sino en una exhibición o un zoo. A veces había casi cada día una visita o excursión de militares, políticos, escuelas, instituciones médicas y de otros tipos, y también de muchos miembros de la Policía, las SS y las Fuerzas Armadas; también...

EL PRESIDENTE: ¿Puede hacer pausas para que dé tiempo a que nos lleguen las palabras del intérprete? ¿Me ha entendido?

EL TESTIGO: Sí. También vinieron algunos funcionarios del Estado al campo. El Obergruppenführer Pohl hacía inspecciones regulares cada mes; también el Profesor Gradel, Inspector de Estaciones Experimentales, el Standartenfuehrer de las SS Dr. Lolling y otros.

Sr. DODD: El Juez Presidente le ha sugerido que haga pausas, y sería una ayuda si usted hiciera pausas al dar sus respuestas para que los intérpretes puedan completar su traducción.

EL TESTIGO: Sí.


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