Vigésimo Octavo Día: Lunes, 7 de enero de 1946
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P: ¿De qué forma?
R: Esta operación
tuvo lugar en otoño de 1943, en la región de Idrizza
Polotsk. Primero volé al [área del] Grupo de
Ejércitos Centro y hablé de estos asuntos como el que
entonces era mi jefe, el General Krebes. Después fui al Grupo de
Ejércitos Norte y hablé de lo mismo con el Mariscal de
Campo Kuchler. Kuchler había concentrado todas las tropas de la
Policía de las SS o de las áreas de retaguardia en algo
similar a un cuerpo bajo el mando de Jacklin. El Grupo de
Ejércitos Centro había hecho lo mismo; se había
creado un cuerpo bajo el mando del Oficial Superior de la
Policía del Grupo. Estaban bajo mi responsabilidad y
tenía como oficial de enlace al Coronel von Mellentin del OKH.
Después dirigí la operación personalmente.
Mientras tanto, se había roto el frente en el Sector del Neva y
tomé independientemente la decisión de combatir contra el
Ejército Rojo donde se había roto; así, estuve con
mi unidad en primera línea.
P: Usted dijo hace un
momento que se le condecoró con la Cruz de Caballero.
¿Recibió usted esta condecoración por esta
operación?
R: No, como dije antes,
en el año 1941 ya estaba sirviendo en el frente. Estuve una y
otra vez con unidades de combate. En 1941 en el frente de Moscú,
en 1942 en Veliki Luki y más adelante en la rebelión de
Varsovia. A partir de 1944 dirigí un Cuerpo de las SS.
P: ¿No
sabía usted que fue alabado especialmente por Hitler y
Himmler, sobre todo por su lucha implacable y eficiente contra los
Partisanos?
R: No, no recibí
ninguna condecoración por mi lucha contra los Partisanos.
Recibí todas mis condecoraciones estando en la Wehrmacht y por
mis servicios en el frente.
P: ¿Era la Brigada Dirlewanger una Brigada de las SS?
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R: La Brigada Dirlewanger no pertenecía a las Waffen SS. Era una organización que como mucho podía incluirse en el Allgemeine SS. Con respecto a los suministros, no estaba con las Waffen SS, sino con el "Amt Berger".P: ¿Era el Comandante de la Brigada Dirlewanger un miembro de las SS?
R: Sí.
P: ¿Sugirió usted que se organizara y usara a criminales para la lucha contra los partisanos?
R: No.
INTERROGATORIO EFECTUADO POR EL Dr. THOMA (abogado del acusado Rosenberg):
P: Testigo, ¿sabe
que el Gobierno Civil de Bielorrusia protestó con frecuencia
contra la forma en la que se llevaban a cabo las acciones
anti-partisanos?
R: Sí.
P: ¿Estaba la Autoridad Civil subordinada al Reich
Kommissar, estando él a su vez subordinado a Rosenberg, que era el Ministro para los Territorios Orientales Ocupados?
R: Sí.
P: Si le entendí
bien a usted, usted planteó objeciones a la forma en la que se
llevaba a cabo la lucha contra los partisanos, una forma que implicaba
a muchas personas inocentes, y que no concordaba con las órdenes
del Reichsführer de las SS Himmler.
R: Sí.
P:
¿Cómo encaja en su conciencia el organizar Grupos Einsatz
aunque usted se encargaba de la guerra anti-partisanos?
EL PRESIDENTE: No se ha
oído la pregunta a través de la voz del intérprete
antes de usted empezara a contestar. Debe hacer pausas mayores entre la
pregunta y la respuesta.
P: ¿Cómo encaja en su conciencia permanecer en el puesto de inspector de las fuerzas anti-partisanos?
R: No encajaba en mi
conciencia. Pero opté a ese puesto porque en los años
1941 y 1942 vi, al igual que Schenkendorff, que las cosas no
podían seguir como estaban. El General Schenkendorff, mi
inmediato superior, me recomendó para el puesto.
P: ¿Pero sabía usted que no podría conseguir nada con estas sugerencias?
R: No, no podía saber eso. No podía saber en aquel momento lo que sé hoy.
P: En cualquier caso, ¿no consiguió usted nada?
R: No es culpa
mía. Considero que si otro hubiera estado en ese puesto
podrían haber ocurrido muchas más desgracias.
P: ¿Cree que el
discurso de Himmler en el que demandaba el exterminio de treinta
millones de eslavos expresaba una opinión personal, o considera
usted que era parte del ideal de vida nacionalsocialista?
R: Hoy considero que era la consecuencia lógica de nuestro ideal de vida.
P: ¿Hoy?
R: Hoy.
P: ¿Cuál era su opinión en aquel tiempo?
R: Es difícil para un alemán llegar a esta conclusión. Me llevó mucho tiempo.
P: Entonces,
¿cómo es que hace pocos días compareció un
testigo ante este Tribunal, Ohlendorf, admitiendo que el Grupo Einsatz
asesinó a noventa mil personas y diciendo al Tribunal que esto
no concordaba con la ideología nacionalsocialista?
R: En mi opinión, si durante décadas se predica una doctrina que dice que la raza eslava es inferior, y que los judíos ni siquiera son humanos, es inevitable una explosión como esa.
P: Pero de todas formas es un hecho que, además de la actitud que usted tuviera entonces, usted también tenía una conciencia.
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R: Hoy en día también, y por eso estoy aquí.
EL PRESIDENTE: Dr. Exner, ¿va usted a hacer el interrogatorio en nombre de algún otro acusado?
Dr. EXNER (abogado del acusado Jodl): Querría hacer dos preguntas que mi cliente considera importantes y que me planteó durante el receso.
EL PRESIDENTE: Pero usted ya ha efectuado un interrogatorio, ¿no?
Dr. EXNER: Sí, pero ahora tengo tres preguntas nuevas. No pudimos prepararnos para este interrogatorio.
EL PRESIDENTE: Muy bien, proceda.
INTERROGATORIO ADICIONAL EFECTUADO POR EL Dr. EXNER:
P: Testigo, usted dijo
que en el año 1944 se dio una orden sobre la guerra partisana.
Durante el receso estuve leyendo en el libro de documentos que nos
proporcionó la acusación el 1786-PS, y en él
encontré una normativa sobre la guerra partisana del 27 de
noviembre de 1942. ¿Sabe algo de esto?
R: No.
P: Pero ha de existir, ya que se me menciona aquí. ¿No sabe nada de esto?
R: No.
P: Por favor, dígame si conoce una normativa rusa sobre los partisanos.
R: Sí.
P: ¿Podría decirnos algo sobre el contenido de esta normativa?
R: Ya no la recuerdo.
P: ¿Sabe dónde se puede encontrar esta normativa?
R: No.
Dr. EXNER: Gracias.
EL TRIBUNAL (Sr.
Biddle): ¡Un momento! ¿Sabe cuántos miembros de la
Wehrmacht fueron usados en un momento dado en estas acciones
anti-partisanos? ¿Cuál fue la cifra mayor de tropas?
EL TESTIGO: Se
ejecutaron grandes operaciones, es decir, operaciones del nivel de una
división. Creo que la cifra mayor pudo ser unas tres divisiones.
EL TRIBUNAL (Sr. Biddle): Me refiero a todas las tropas del Frente Oriental usadas en un momento dado en estas actividades anti-partisanos.
EL TESTIGO: No puedo responder a eso porque estas tropas nunca estuvieron bajo mi mando en algún momento, estaban allí realizando operaciones individuales simultánea y continuamente, operaciones grandes y pequeñas. Llegaban informes de estas actividades todos los días.
EL TRIBUNAL (Sr. Biddle): ¿Sabe cuántos grupos Einsatz se usaron?
EL TESTIGO: Sé de tres, uno por cada Grupo de Ejércitos.
EL PRESIDENTE: ¿Quiere ampliar el interrogatorio?
CORONEL TAYLOR: No, Señoría.
EL PRESIDENTE: Entonces el testigo puede retirarse.
(El testigo se retiró).
CORONEL TAYLOR:
Señoría, con esto terminan las pruebas de los Cargos
Tercero y Cuarto de la Acusación, y sólo tengo que
añadir unas pocas palabras como conclusión general.
Ruego al Tribunal que
tenga en cuenta que el Alto Mando Alemán no es un concepto
evanescente, el fruto de una década de agitación, o una
escuela de pensamiento o tradición que se hace pedazos y
está totalmente desacreditada. El Alto Mando Alemán y la tradición militar han alcanzado la victoria en el pasado y sobrevivido
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a la derrota. Han alcanzado el triunfo y el desastre, y han sobrevivido con una continuidad singular.Un eminente estadista
y diplomático americano, el Sr. Sumner Welles, ha escrito, y
cito de su libro "The Time for Decision", página 261:
". . .que la autoridad a la que el pueblo alemán ha respondido con tanta frecuencia y tan desastrosamente no era en realidad el Emperador Alemán de ayer, o el Hitler de hoy, sino el Estado Mayor Alemán. Sin importar el que el líder sea el Kaiser, o Hindenburg, o Adolf Hitler, la masa de la población ha dado su lealtad continua a esa fuerza militar controlada y guiada por el Estado Mayor Alemán".Creo que esto destaca la importancia histórica de la decisión que ha de tomar este Tribunal. Pero no estamos ahora acusando al Estado Mayor Alemán ante el juicio de la Historia, sino por cargos específicos que son Crímenes contra la Ley Internacional y el dictado de la conciencia humana, según se definen en el Estatuto por el que se rige este Tribunal.
El cuadro que se nos ha
descrito es el de un grupo de hombres con gran poder para hacer el bien
o el mal y que escogieron lo segundo; que deliberadamente planearon
armar a Alemania hasta el punto en el que la voluntad de Alemania se
pudiera imponer al resto del mundo, y que se unieron alegremente a las
fuerzas más malignas que estaban actuando en Alemania.
"Hitler produjo los resultados que todos nosotros deseábamos
fervientemente", nos dijeron Blomberg y Blaskowitz, y es obviamente la
verdad. Lo contrario no está menos claro; los líderes
militares proporcionaron a Hitler los medios y el poder necesarios para
su supervivencia, por no decir nada del cumplimiento de esos objetivos
que nos parecían tan absurdamente imposibles en 1932 y tan
temiblemente inminentes en 1942.
He dicho que los
militaristas alemanes eran ineptos y pertinaces. Hitler se
habría quedado desamparado sin ellos, y logró
controlarlos. Los generales y los nazis eran aliados en 1933. Pero no
fue suficiente para los nazis que los generales fueran aliados
voluntarios; Hitler les quería permanente y completamente bajo
su control. Privados de habilidades políticas y principios, los
generales carecían de la mentalidad o la moral necesaria para
resistir. El día de la muerte del presidente Hindenburg, en
agosto de 1934, los oficiales alemanes hicieron un nuevo juramento. Su
anterior juramento había sido de fidelidad a la Madre Patria;
ahora era de fidelidad a un hombre, Adolf Hitler. No fue hasta un
año después que el emblema nazi se convirtió en
parte de su uniforme, y la bandera nazi en su estandarte. A
través de un inteligente proceso de infiltración en
puestos clave, Hitler se hizo con el control de toda la maquinaria
militar.
Sin duda oiremos a los
generales preguntar qué podrían haber hecho. Oiremos que
estaban indefensos, y que para proteger sus trabajos, sus familias y
sus vidas tuvieron que acatar las decisiones de Hitler. No hay duda de
que esto era cierto, pero los generales fueron un factor clave en la
llegada de Hitler al poder total, y socios en sus planes criminales de
agresión. Siempre es difícil y peligroso no colaborar con
una conspiración criminal. Nunca se ha sugerido que un
conspirador pueda pedir clemencia en base a que sus compañeros
de conspiración le amenazaron para que no dejara de participar en el complot.
En muchos aspectos, el
espectáciulo que el grupo del Estado Mayor y el Alto Mando
Alemán ofrece hoy es el más degradante de todos los
grupos y organizaciones que comparecen ante este Tribunal. Son los
continuadores de una tradición, los continuadores de una
tradición repleta de valor y honor; surgen de esta guerra
manchados por la criminalidad y la ineptitud. Atraidos por la
política militarista y agresiva nazi, los generales alemanes se
vieron arrastrados a aventuras de un alcance que no habían
previsto. A partir de crímenes en los que la mayoría de
ellos participaron voluntariamente y con aprobación surgieron
otros en los que participaron, en parte porque eran demasiado
incompetentes como para alterar la política nazi, y en partir
porque tenían que seguir colaborando para salvar su propio
pellejo.
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Tras unirse a la sociedad, el grupo del Estado Mayor y el Alto Mando planeó y llevó a cabo flagrantes actos de agresión que convirtieron Europa en un osario y causaron que se usara a las Fuerzas Armadas en acciones abyectas, ejecutadas vilmente, de terror, pillaje y masacre sistemática. Que no se oiga a nadie decir que el uniforme militar debería ser su manto protector, o que pueden acogerse a sagrado alegando su pertenencia a la profesión para la que son una desgracia eterna.
CORONEL STOREY: Con la
venia, el tema siguiente será la presentación de pruebas
complementarias sobre la persecución de las iglesias,
presentadas por el Coronel Wheeler.
CORONEL LEONARD WHEELER,
JR.: El material a presentar ahora incluye, en primer lugar, pruebas
complementarias sobre la supresión de las iglesias en Alemania:
las Iglesias Evangélicas, la Iglesia Católica y los
Bibelforscher, o Investigadores de la Biblia; y en segundo lugar,
accesiones de supresión en los territorios anexionados y
ocupados: Austria, Checoslovaquia y Polonia. Buena parte de estas
pruebas proceden de los archivos oficiales del Vaticano.
Presento ahora al
Tribunal el informe procesal de Estados Unidos "H- Complementario"
sobre la "Supresión de las Iglesias Cristianas en Alemania y en
los Territorios Ocupados" y el Libro de Documentos "H-Complementario",
con traducciones al inglés de todos los documentos presentados
en el informe complementario, o a los que se hará referencia en
mi exposición oral. Presentaré primero las pruebas
complementarias sobre la supresión de las Iglesias en Alemania.
Hitler anunció en marzo de 1933 una distinción en su política sobre política y moral por un lado, y la religión por el otro. Presento como prueba el documento 3387-PS, prueba USA 565. Es un discurso de Hitler ante el Reichstag del 23 de marzo de 1933, citado en el "Volkischer Beobachter," 24 de marzo de 1933, página uno, columna 5 del periódico alemán. Cito de este discurso:
"Al estar el Gobierno decidido a llevar a cabo una purga política y moral de nuestra vida pública, se crean así y se protegen las bases para la fundación de una vida verdadera y religiosa. El Gobierno ve en ambas iglesias cristianas los factores más importantes para el mantenimiento de nuestro Pueblo. Respetará los acuerdos firmados entre ellas y los otros Estados. Sin embargo, espera que su participación reciba el mismo respeto que ha proporcionado a todas las demás religiones responsables. Pero nunca permitirá que la pertenencia a cualquier religión, o el hecho de pertenecer a una raza, se considere vía libre para cometer o tolerar un crimen. El Gobierno se dedicará al mantenimiento de una cooperación sincera y de buena fe entre la Iglesia y el Estado".
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