[an error occurred while processing this directive] Nuremberg, crimenes contra la Humanidad, crimenes de guerra

Juicio a los Principales Criminales de Guerra Alemanes

En Nuremberg, Alemania
Del 3 al 14 de diciembre de 1945

Decimoctavo Día: Miércoles, 12 de diciembre de 1945
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Presento el documento D-316, que será la prueba USA 201. Este documento se encontró en los archivos Krupp. Es un memorándum escrito en el papel de carta de Krupp y dirigido a un tal Hert Hupe, un director de la Fábrica de Locomotoras Krupp en Essen, Alemania, y la fecha es el 14 de marzo de 1942. Leeré un fragmento de la página 1 del texto en inglés, comenzando por el párrafo 1, que dice así, y cito directamente:
"Durante los últimos días vimos que la comida para los rusos que trabajan aquí es tan miserable que la gente se debilita día a día.

Las investigaciones demostraron que varios rusos no son capaces de poner una pieza de metal en su posición, por ejemplo, porque les fallan las fuerzas. Se dan las mismas condiciones en todos los lugares de trabajo en los que se emplea a rusos".

Las condiciones de los trabajadores extranjeros en los campos de trabajadores de Krupp se describen con detalle en un testimonio dado en Essen, Alemania, por el Dr. Wilhelm Jaeger, que era el médico jefe de campo. Es el documento D-288, que es la prueba USA 202.
"Yo, el Dr. Wilhelm Jaeger, practico la medicina general en Essen, Alemania y sus alrededores. Nací en Alemania el 2 de diciembre de 1888, y vivo ahora en Kettwig, Sengenholz, Alemania. Hago la siguiente declaración libremente. No he sido amenazado de ninguna forma y no se me ha prometido ninguna clase de compensación.

El 1 de octubre de 1942 me convertí en el médico jefe de campo en los campos de trabajadores de Krupp, y me encargaba en general de la supervisión médica de todos los campos de trabajadores de Krupp en Essen. Durante el desempeño de mis actividades era mi responsabilidad informar a mis superiores en la compañía Krupp sobre las condiciones sanitarias y de salud de los campos de trabajadores. Parte de mi trabajo era visitar cada campo Krupp que alojaba a trabajadores civiles extranjeros, y por tanto estoy en condiciones de hacer esta declaración en base a mi conocimiento personal.

Mi primer acto oficial como médico jefe de campo fue hacer una inspección detallada de los diversos campos. En aquel tiempo, octubre de 1942, me encontré con las siguientes condiciones:

Los trabajadores del Este y polacos que trabajaban en las industrias Krupp en Essen estaban en campos en Seumannstrasse, Spenlestrasse, Grieper-strasse, Heecstrasse, Germaniastrasse, Kapitan-Lehmannstrasse, Dechenschule, y Kramerplatz". (De aquí en adelante, cuando se emplee el término "trabajadores del Este", ha de entenderse que incluye a los polacos). "Todos los campos estaban rodeados de alambre espino y vigilados férreamente.

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Las condiciones en todos estos campos eran extremadamente malas. Los campos estaban muy superpoblados. En algunos campos había en un barracón el doble de las personas que permiten que se dén condiciones de salubridad. En Kramerplatz, los habitantes dormían en literas triples, y en los otros campos dormían en literas dobles. Las autoridades sanitarias prescribían un espacio mínimo entre camas de 50 cm., pero las literas en estos campos estaban separadas por un máximo de entre 20 y 30 cm.

La dieta prescrita para los trabajadores del Este era absolutamente insuficiente. Se les proporcionaban 1.000 calorías al día, inferiores al mínimo establecido para cualquier alemán. Además, mientras que los trabajadores alemanes encargados del trabajo más pesado recibían 5.000 calorías por día, los trabajadores del Este recibían sólo 2.000 calorías. A estos trabajadores se les daban sólo dos comidas al día y su ración de pan. Una de estas dos comidas era una sopa aguada y sin sustancia. No tengo ninguna garantía ni de que recibieran el mínimo prescrito. Posteriormente, en 1943, cuando me dediqué a inspeccionar la comida preparada por los cocineros, descubrí unos cuantos casos en los que no se dio toda la comida a los trabajadores.

El plan de distribución de alimentos prevía una pequeña cantidad de carne cada semana. Sólo se reservaban para esto carnes inferiores, rechazadas por el veterinario, como carne de caballo o infectada de tuberculosis. Habitualmente, se cocinaba esta carne añadiéndola a una sopa.

El porcentaje de trabajadores del Este que estaban enfermos era el doble del de los alemanes. La tuberculosis estaba en especial extendida entre estos trabajadores. La tasa de tuberculosis entre ellos era cuatro veces la tasa normal (2 por ciento los trabajadores del Este, 5 por ciento los alemanes). En Dechenschule, aproximadamente un 2,5 por ciento de los trabajadores sufría de tuberculosis, habiendo desarrollado la enfermedad. Todos eran casos activos de tuberculosis. Los tártaros y kirguizes eran los más afectados; tan pronto como empezaban a padecer esta enfermedad, caían como moscas. La causa era el mal alojamiento, la comida de mala calidad y en cantidad insuficiente, el exceso de trabajo y el descanso insuficiente.

Estos trabajadores también padecían tifus. Los piojos, portadores de esta enfermedad, junto con incontables pulgas, bichos y otras plagas torturaban a los habitantes de estos campos. Como resultado de estas condiciones repugnantes, casi todos los trabajadores del Este tenían enfermedades de la piel. La escasez de alimento también producía muchos casos de edema, nefritis y disentería de Shiga-Kruse.

Como norma general se obligaba a los trabajadores a ir a trabajar a no ser que un doctor de campo hubiera dictaminado que no estaban en condiciones de trabajar. En Seumannstrasse, Grieperstrasse, Germaniastrasse, Kapitan-Lehmannstrasse y Dechenschule, no había un examen diario. En estos campos los médicos aparecían cada dos o tres días. La consecuencia fue que había trabajadores a los que se forzaba a trabajar a pesar de estar enfermos.

Me dediqué a mejorar las condiciones tanto como podía. Insistí en la construcción de nuevos barracones para aliviar la saturación de los campos. A pesar de esto, los campos seguían abarrotados, aunque no tanto como antes. Traté de aliviar las pobres condiciones sanitarias en Kramerplatz y Dechenschule ordenando la instalación de algunos baños de emergencia, pero el número era insuficiente, y la situación no se vio materialmente alterada.

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Con el comienzo de los bombardeos intensivos en marzo de 1943, las condiciones en los campos se deterioraron enormemente. El problema de alojamiento, alimentación y atención médica se agudizó más que nunca. Los trabajadores vivían en las ruinas de sus antiguos barracones. Los suministros médicos que se usaban, perdían o destruían eran difíciles de reemplazar. A veces se interrumpía totalmente el suministro de agua en los campos en periodos de ocho a catorce días. Instalamos unos pocos baños de emergencia en los campos, pero había demasiado pocos para solventar la situación.

Durante el periodo inmediatamente posterior a los bombardeos de marzo de 1943, se hizo dormir a muchos trabajadores extranjeros de las fábricas Krupp en las mismas salas en las que trabajaban. Los trabajadores diurnos dormían allí por la noche, y los trabajadores nocturnos dormían allí durante el día, a pesar del ruido constante. Creo que se mantuvieron estas condiciones hasta la llegada de tropas americanas a Essen.

A medida que se incrementó el ritmo de los bombardeos aéreos, las condiciones fueron empeorando. El 28 de julio de 1944 informé a mis superiores de que el barracón de enfermos del campo de Rabenhorst estaba en condiciones tan malas que ya no se podía considerar un barracón de enfermos. La lluvia se colaba por todas las esquinas. El alojamiento de los enfermos era así imposible. La mano de obra necesaria para la producción estaba en peligro debido a que las personas enfermas no podían recobrarse.

A finales de 1943, o principios de 1944 -no estoy seguro del todo de la fecha exacta- se me concedió permiso por primera vez para visitar el campo de prisioneros de guerra. Mi inspección reveló que las condiciones en esos campos eran peores que las que me había encontrado en los campos de trabajadores del Este en 1942. Los suministros médicos en esos campos prácticamente no existían. En un esfuerzo para resolver esta situación intolerable, me puse en contacto con las autoridades de la Wehrmacht encargadas de proporcionar atención médica a los prisioneros de guerra. Mis constantes esfuerzos no dieron ningún fruto. Después de visitarles y presionarles durante dos semanas, se me dio un total de 100 tabletas de aspirina para unos 3.000 prisioneros de guerra.

El campo de prisioneros de guerra franceses en Nogerratstrasse había sido destruido en un bombardeo y sus habitantes fueron alojados durante casi medio año en perreras, urinarios y antiguas panaderías. Las perreras eran de 0,80 m. de alto, por 2,4 de largo por 1,2 de ancho. Dormían cinco hombres en cada una. Los prisioneros tenían que arrastrarse a cuatro patas para entrar en estas perreras. El campo no tenía mesas, sillas o armarios. El suministro de mantas era inadecuado. No había agua en el campo. El tratamiento que se proporcionaba se daba sin estar bajo techo. Muchas de estas condiciones me fueron mencionadas en un informe del Dr. Stinnesbeck del 12 de junio de 1944, en el que decía:

Todavía hay alojados en el campo trescientos quince prisioneros. Ciento setenta de ellos ya no están en los barracones, sino en el túnel de Grunertstrasse, bajo la línea férrea Essen-Müllheim. Este túnel es húmedo y no es adecuado para el alojamiento continuado de seres humanos. El resto de los prisioneros se alojan en diez fábricas distintas de Krupp. La atención primaria está a cargo de un médico militar francés que hace grandes esfuerzos por sus compatriotas. Se tiene que llevar a los enfermos de la fábricas Krupp a la enfermería. Esta enfermería se encuentra en los baños de una casa pública incendiada, fuera del campo. Las camas de los cuatro

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camilleros franceses están en lo que era el baño de caballeros. En el área de enfermos hay una cama doble de madera. En general, se trata a los pacientes en el exterior. Cuando llueve, se les trata en la pequeña sala mencionada. Son condiciones insufribles. No hay sillas, mesas, armarios o agua. Es imposible mantener un registro de enfermos. Escasean las vendas y los suministros médicos, todos los que sufren alguna herida grave en las fábricas son con frecuencia traídos aquí para los primeros auxilios, y tienen que ser vendados aquí antes de que se les lleve al hospital. Hay muchas quejas encendidas sobre la comida, que los guardias confirman que es correcta.

Se han de tener en cuenta las enfermedades y la pérdida de mano de obra bajo estas condiciones.

En mi informe a mis superiores en Krupp del 2 de septiembre de 1992 dije:

El campo de Humboldtstrasse ha sido habitado por prisioneros de guerra italianos. Después de que fuera destruido por un bombardeo, se sacó de allí a los italianos y  se trajo a 600 mujeres judías del campo de concentración de Buchenwald para que trabajaran en las fábricas Krupp. Tras mi primera visita al campo de Humboldtstrasse, encontré a estas mujeres con heridas abiertas y supurantes y otras enfermedades.

Fui el primer médico que habían visto durante al menos quince días. No había ningún médico atendiendo en el campo. No había suministros médicos en el campo. No tenían zapatos y caminaban descalzas. Su única vestimenta era un saco con agujeros para los brazos y la cabeza. Llevaban la cabeza rapada. El campo estaba rodeado de alambre espino y vigilado estrechamente por guardias de las SS.

La cantidad de comida del campo era extremadamente escasa y de muy poca calidad. Las casas en las que vivían eran las ruinas de antiguos barracones, y no disfrutaban de ningún techo del que protegerse de la lluvia y otras inclemencias del tiempo. Informé a mis superiores de que los guardias vivían y dormían fuera de sus barracones ya que no se podía entrar sin ser atacado por 10, 20 o hasta 50 pulgas. Uno de los médicos de campo que trabajaban conmigo se negó a volver a entrar en el campo después de recibir gran cantidad de picaduras. Visité este campo con el Dr. Grosne en dos ocasiones y las dos veces nos fuimos de allí llenos de picaduras. Nos era muy dificultoso deshacernos de las pulgas e insectos que nos atacaban. Como resultado de este ataque de los insectos de este campo, mis brazos y el resto de mi cuerpo se llenaron de granos. Le pedí a mis superiores en la compañía Krupp que dieran los pasos necesarios para fumigar el campo y poner fin a estas insoportables condiciones de infestación. A pesar de este informe, no encontré ninguna mejora en las condiciones sanitarias del campo en mi segunda visita quince días después.

Cuando los trabajadores extranjeros finalmente se pusieron demasiado enfermos como para trabajar o quedaron totalmente incapacitados, fueron devueltos a la Oficina de Mano de Obra de Essen, y desde allí se les envió a un campo en Friedrichsfeld. Entre las personas que fueron devueltas a la Oficina de Mano de Obra había casos graves de tuberculosis, malaria, neurosis, cancer que no podía tratarse por medio de operación, edad avanzada y debilidad. No sé nada de las condiciones en este campo porque nunca lo he visitado. Sólo sé que era un lugar al que se enviaba a los trabajadores que ya no eran de ninguna utilidad para Krupp.

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Mis colegas y yo informamos de todas estas cuestiones a Herr Inn, Director de Friedrich Krupp A.G., al Dr. Wiels, médico personal de Gustav Krupp von Bohlen y Halbach, y al Líder de Campo Jefe Kupke, y en todo momento al departamento de salud. Además, sé que estos caballeros visitaron personalmente los campos.

Firmado, Dr. Wilhelm Jaeger".

EL PRESIDENTE: Se levanta la sesión hasta las dos en punto.

(Se hizo un receso hasta las 14 horas)

SR. DODD: Con la venia. Acabábamos de terminar la lectura de la declaración del Dr. Wilhelm Jaeger antes del receso del mediodía. Las condiciones que se describían en esta declaración no se daban sólo en las fábricas Krupp, eran las mismas en otros lugares de Alemania, y pasamos a un informe del Comité Central Polaco elaborado para la Administración del Gobierno General de Polonia, documento R-103, que es la prueba USA 204. Este documento es del 17 de mayo de 1944 y describe la situación de los trabajadores polacos en Alemania, y quiero leer en particular un fragmento de la página 2 de la traducción al inglés, comenzando por el párrafo 2; en el texto alemán está también en la página2, párrafo 2. Cito directamente del documento:

"Lo que se suministra para la limpieza en muchos campos atestados es contrario a los requisitos más básicos. Con frecuencia no hay ninguna oportunidad de obtener agua caliente para lavarse; por tanto, los padres más limpios no pueden mantener ni el nivel más elemental de higiene de sus hijos o, con frecuencia, ni lavar su único conjunto de ropa blanca. El resultado de esto es una proliferación de sarna que no puede erradicarse.

Recibimos cartas implorantes de los campos de trabajadores del Este y sus numerosas familias, suplicándonos comida. La cantidad y calidad de las raciones de campo mencionadas antes -las llamadas cuarto grado de raciones- es absolutamente insuficiente para mantener las energías gastadas en un trabajo pesado. Tres kilos y medio de pan a la semana y una sopa aguada a la hora del almuerzo, cocinada con nabos u otros vegetales, sin carne o grasa, con una escasa adición de patatas de vez en cuando, es una ración de hambre para alguien que realiza un trabajo pesado.

A veces el castigo consiste en no dar de comer, y se aplica, por ejemplo, por negarse a llevar la insignia del 'Este'. Este castigo tiene como resultado que los trabajadores se desmayan en el trabajo (campos de Klosterteich, Grunheim, Sajonia). La consecuencia es el agotamiento total, mala salud y tuberculosis. La extensión de la tuberculosis entre los trabajadores polacos es resultado de las deficientes raciones de comida proporcionadas en los campos de comunidad, ya que no se puede reeemplazar la energía gastada en el trabajo pesado.

La petición de ayuda que nos llega saca a la luz hambrunas, problemas intestinales graves, en especial en el caso de los niños, resultado de la carencia de alimento, que no tiene en cuenta las necesidades de los niños. No se dispone del adecuado tratamiento médico o de cuidados para los enfermos en los campos masivos".

Pasamos a la página 3 de este mismo documento, en concreto al primer párrafo. En el texto alemán está en la página 5, párrafo 1:
"Además de estas malas condiciones, se carece de una ocupación sistemática y supervisión de este gran número de niños, lo que afecta

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a la vida de las familias numerosas en los campos. Los niños, solos, sin escuela ni enseñanza religiosa, están todo el día deambulando y crecen sin recibir educación. La inactividad en el duro terreno de los alrededores puede provocar, y provocará, resultados no deseados en estos niños. Una indicación de las horribles condiciones a las que esto puede llevar se ve en el hecho de que en los campos para trabajadores del Este (campo para trabajadores del Este 'Waldlust', Oficina de Correos de Lauf, Pegnitz) hay casos de niños de ocho años delicados y malnutridos puestos a trabajar obligados, pereciendo por este trato.

El hecho de que estas malas condiciones afectan peligrosamente el estado de salud y la vitalidad de los trabajadores lo demuestran muchos casos de tuberculosis que se dan en gente muy joven que regresa del Reich al Gobierno General como no aptos para trabajar. Su estado de salud es habitualmente tan malo que la recuperación es imposible. La razón es que un estado de agotamiento producto de un exceso de trabajo y una dieta de hambre no son reconocidos como una enfermedad hasta que ésta se revela a sí misma por medio de la fiebre alta y los desmayos.

Aunque se han creado algunos albergues para trabajadores no aptos como medida de precaución, sólo se puede ir ahí cuando ya no se considera posible la recuperación (Neumarkt, Baviera). Incluso allí los incurables se consumen lentamente, y no se hace nada ni para aliviar el estado de los enfermos proporcionándoles una alimentación adecuada y medicinas. Hay allí niños con tuberculosis cuya cura no sería imposible, y hombres en la flor de la vida que, si se les enviara a casa a tiempo, con sus familias, en distritos rurales, todavía podrían recuperarse. No menor es el sufrimiento causado por la separación de familias, cuando esposas y madres de niños pequeños son apartadas de sus familias y enviadas al Reich a trabajos forzados".

Y finalmente, en la página 4 del mismo documento, comenzando con el primer párrafo, en el texto alemán está en la página 7, párrafo 4:
"Si bajo estas condiciones no hay un apoyo moral como el que se basa normalmente en la típica vida de familia, entonces se debería mantener y aumentar al menos el apoyo moral que el sentimiento religioso de la población polaca necesita. La eliminación de servicios religiosos y prácticas religiosas de la vida de los trabajadores polacos, la prohibición de asistir a la iglesia, en un momento en el que hay servicios religiosos para otros, y otras medidas, son un cierto desprecio a la influencia de la religión en los sentimientos y opiniones de los trabajadores".


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