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Segundo Día: Miércoles, 21 de noviembre de 1945
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Pediremos que se condene a los nazis en base a sus propias declaraciones. En junio de 1941 Martin Bormann emitió un decreto secreto en relación a la Cristiandad y el Nacionalsocialismo. El decreto decía: 
"Por primera vez en la Historia de Alemania el Führer tiene consciente y completamente el liderazgo del pueblo en sus propias manos. Con el Partido, sus componentes y unidades adjuntas, el Führer ha creado para sí mismo, y por tanto para el liderazgo del Reich Alemán, un instrumento que le hace independiente de la iglesia. Todas las influencias que puedan reducir o dañar el liderazgo del pueblo ejercido por el Führer con la ayuda del NSDAP han de ser eliminadas. Cada vez más se ha de separar al pueblo de las iglesias y sus representantes, los pastores. Por supuesto, las iglesias, desde su punto de vista, deben defenderse y se defenderán contra esta pérdida de poder. Pero nunca más se debe ceder influencia sobre el liderazgo a las iglesias. Esta influencia debe ser rota completamente y para siempre. Sólo el gobierno del Reich, y el Partido a través de su dirección, sus componentes y unidades adjuntas, tienen derecho a liderar al pueblo. Así como el Estado ha suprimido y eliminado la nociva influencia de astrólogos, videntes y otros impostores, también se ha de eliminar la posibilidad de la iglesia de influir. Hasta que esto no ocurra, el liderazgo del Estado no tendrá influencia en los ciudadanos individuales. Hasta entonces el pueblo y el Reich no tendrán seguridad en toda su existencia futura" (D-75).
Y el cómo el Partido había estado apartando al Reich de la influencia cristiana será demostrado por documentos como este teletipo de la Gestapo de Berlín a la Gestapo                                                  

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de Nuremberg, del 24 de julio de 1938. Oigamos su relato de los hechos ocurridos en Rothenburg: 
"El 23 de julio de 1938, a partir de las 21 horas, el Partido llevó a cabo la tercera manifestación contra el obispo Sproll. Se trajo a los participantes, entre 2.500 y 3.000, de fuera, con autobuses, etc. De nuevo, los habitantes de Rothenburg no participaron en la manifestación. Esta ciudad adoptó una actitud bastante hostil hacia las manifestaciones. La acción se fue completamente de las manos del Miembro del Partido responsable de ella. Los manifestantes asaltaron el palacio, registraron las habitaciones, arrojaron archivos por las ventanas y revolvieron las camas de las habitaciones del palacio. Se quemó una cama. Antes de que el fuego alcanzara a los otros objetos o equipamiento de las habitaciones y el palacio, se arrojó la cama en llamas por la ventana y se apagó el fuego. El obispo estaba con el arzobispo Groeber, de Friburgo, y los hombres y mujeres del servicio, en la capilla, rezando. Entre 25 y 30 personas entraron en esta capilla y molestaron a los presentes. Se confundió al obispo Groeber con el obispo Sproll. Le agarraron de la ropa y forcejearon con él. Finalmente, los intrusos se dieron cuenta de que el obispo Groeber no era a quien buscaban. Se les logró convencer entonces de que abandonaran el edificio. Tras la evacuación del palacio por parte de los manifestantes, me entrevisté con el arzobispo Groeber, que se marchó de Rothenburg por la noche. Groeber quiere de nuevo recurrir al Führer y el Ministro de Interior del Reich, el Dr. Frick. Sobre el desarrollo de la acción, los daños hechos, así como el homenaje de los habitantes de Rothenburg al obispo que comienza hoy, enviaré inmediatamente un informe completo, después de que empiece a suprimir las contramanifestaciones. En caso de que el Führer tenga instrucciones que proporcionar sobre esta cuestión, pido que me sean transmitidas lo antes posible" (848-PS).
Un tiempo después, el acusado Rosenberg escribió a Bormann una revisión de la propuesta de Herrl como ministro de la Iglesia para poner a la Iglesia Protestante bajo el tutelaje del Estado y proclamar a Hitler su líder supremo. Rosenberg se oponía, argumentando que el nazismo debía suprimir completamente la Iglesia Cristiana tras la guerra.

La persecución de todas las sectas pacifistas y disidentes, como los Testigos de Jehová y la Asociación Pentecostal, fue particularmente implacable y cruel. La política con las Iglesias Evangélicas, en cambio, fue la de usar su influencia para los fines nazis. En septiembre de 1933 se nombró a Muller representante del Führer con poder para tratar "los asuntos de la Iglesia Evangélica" en sus relaciones con el Estado. Posteriormente, se dieron pasos para crear un obispo del Reich con poder para controlar esta Iglesia. Tuvo lugar un largo conflicto, se envió al pastor Niemoller a un campo de concentración, y se dio una mayor interferencia en la disciplina y administración internas de las Iglesias.

Se dirigió un ataque más intenso contra la Iglesia Católica Romana. Tras un estratégico Concordato con la Santa Sede, firmado en julio de 1933 en Roma, que nunca fue respetado por el Partido Nazi, se llevó a cabo una larga y persistente persecución contra la Iglesia Católica, sus sacerdotes y sus miembros. Se suprimieron las Escuelas de la Iglesia y sus instituciones educativas, o se vieron sometidas a requisitos de la enseñanza nazi que no encajaban en la fe cristiana. Se confiscó la propiedad de la Iglesia, y el vandalismo alentado contra propiedades de la Iglesia no fue castigado. Se impidió la instrucción religiosa y se dificultó el ejercicio de la religión. Se atacó a sacerdotes y obispos, se animaron disturbios para amedrentarlos, y muchos fueron enviados a campos de concentración.

Tras la ocupación de territorio extranjero, estas persecuciones continuaron con mayor vigor que antes. De los archivos de El Vaticano, presentaremos las enérgicas protestas hechas por El Vaticano a Ribbentrop por las persecuciones a las que los sacerdotes y la Iglesia se habían visto sometidos en este siglo XX bajo el régimen nazi. Ribbentrop nunca les respondió. No podía negarlo. No se atrevió a justificarlo.

Paso ahora a los "Crímenes contra los judíos".

EL PRESIDENTE: Haremos ahora nuestro receso de mediodía. 

(Se levantó la sesión hasta las 14 horas).                                                   

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EL PRESIDENTE: El Tribunal hará un receso durante quince minutos a las tres y media y después continuará hasta las cuatro y media.

SR. LETRADO JACKSON: Iba a pasar a los "Crímenes Cometidos contra los Judíos".

3. CRÍMENES COMETIDOS CONTRA LOS JUDÍOS

Los crímenes más salvajes y numerosos cometidos por los nazis fueron contra los judíos. En Alemania en 1933 sumaban un total de 500.000. En general, habían conseguido por méritos propios posiciones sociales que provocaban envidia, y habían acumulado propiedades que excitaban la avaricia de los nazis. Eran suficientemente pocos como para estar indefensos, y suficientemente numerosos para ser mostrados como una amenaza.

Que no haya ningún malentendido en la acusación sobre la persecución de los judíos. De lo que acusamos a estas personas no es de esas arrogancias y actitudes pretenciosas que con frecuencia acompañan la convivencia de diferentes pueblos y que pueden, a pesar de los esfuerzos honrados del Gobierno, provocar crímenes lamentables y convulsiones. Es mi propósito mostrar el plan que los nazis estaban fanáticamente dispuestos a cumplir para aniquilar a todo el pueblo judío. Estos crímenes fueron organizados y promovidos por el Liderazgo del Partido, y ejecutados y protegidos por los funcionarios nazis, como demostraremos con órdenes escritas de la propia Policía Secreta del Estado.

La persecución de los judíos fue una política continua y deliberada. Fue una política dirigida contra otras naciones, así como contra los propios judíos. Se promovió el antisemitismo para dividir y agitar a los pueblos democráticos y debilitar su resistencia a la agresión nazi. Como Robert Ley declaró en Der Angriff el 14 de mayo de 1933, "la segunda arma secreta alemana es el antisemitismo porque, si es constantemente seguido por Alemania, se convertirá en un problema universal que todas las naciones se verán forzadas a considerar".

El antisemitismo también ha sido adecuadamente descrito como una "punta de lanza del terror". El gueto fue el laboratorio para probar medidas represivas. La propiedad judía fue la primera expropiada, pero la costumbre se extendió y se aplicaron medidas similares contra alemanes antinazis, polacos, checos, franceses y belgas. El exterminio de los judíos permitió a los nazis aplicar con cierta práctica medidas similares contra polacos, serbios y griegos. La desgracia de los judíos fue una constante amenaza contra la oposición y el descontento entre otros elementos de la población de Europa- pacifistas, conservadores, comunistas, católicos, protestantes, socialistas. Fue de hecho una amenaza contra toda opinión disconforme y contra toda vida no nazi.

La política de persecución contra los judíos comenzó con medidas no violentas, como la negación del derecho al voto y la discriminación de su religión, y la creación de impedimentos al éxito en la vida económica. Cambió rápidamente para pasar a ser violencia masiva organizada contra ellos, aislamiento físico en guetos, deportación, trabajos forzados, muerte masiva por hambre y exterminio. El Gobierno, las organizaciones del Partido acusadas de ser organizaciones criminales, la Policía Secreta del Estado, el Ejército, asociaciones privadas y semipúblicas y bandas "espontáneas" cuidadosamente creadas desde fuentes oficiales, fueron todos agencias dedicadas a su persecución. Y no iba dirigida contra judíos concretos por ser malos ciudadanos o por impopularidad. El propósito era la destrucción del pueblo judío en su totalidad, como un fin en sí mismo, como medida de preparación para la guerra, y como forma de disciplinar a pueblos conquistados.

La conspiración o plan común para exterminar a los judíos fue aplicada tan metódica y rigurosamente que, a pesar de la derrota alemana y el colapso nazi, este objetivo nazi se ha cumplido ampliamente. Sólo quedan restos de la población judía de Europa en Alemania, en los países que ocupó Alemania, y en aquellos que eran sus satélites o colaboradores. De los 9,600.000 judíos que vivían en la Europa dominada por los nazis, se estima con autoridad que ha perecido el 60 por ciento- unos 5,700.000 judíos han desaparecido de los paises en los que vivían anteriormente, y alrededor de 4,500.000 no pueden atribuirse a la tasa de mortalidad
                                                 

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normal ni a la inmigración, ni pueden incluirse entre las personas desplazadas. La Historia no ha registrado jamás un crimen perpetrado contra tantas víctimas ni uno llevado a cabo con una crueldad tan calculada.

Tendrán dificultades, como las tengo yo, para mirarle a la cara a esos acusados y creer que en este siglo XX haya seres humanos que puedan inflingir los sufrimientos que se probarán aquí a sus propios compatriotas, así como a sus llamados enemigos "inferiores". Crímenes concretos, y sus defensas, han de tratarse en el Consejo del Gobierno Soviético si se han cometido en el Este, y en el Consejo de la República de Francia si se han cometido en el Oeste. Hago referencia a ellos simplemente para mostrar su magnitud como prueba de que hubo un propósito y un conocimiento común a todos los acusados de un plan oficial, no una política caprichosa de algún comandante aislado, y para demostrar la continuidad de la persecución judía, desde el comienzo de la conspiración nazi hasta su colapso, hechos que nos impiden creer que se pudiera identificar a ninguna persona con cualquier parte de la acción nazi sin que hubiera aprobado este punto, el más notorio, de su programa.

La propia acusación cita muchas pruebas de las persecuciones antisemitas. El acusado Streicher dirigió a los nazis en el extremismo y el resentimiento antisemita. En un artículo aparecido en Der Sturmer el 19 de marzo, se quejaba de que las enseñanzas cristianas se habían interpuesto en el camino de la "solución racial de la cuestión judía en Europa", y citaba con entusiasmo como la solución del siglo XX la proclamación del Führer del 24 de febrero de 1943 de que "el judío será exterminado". Y el 4 de noviembre de 1943, Streicher declaró en Der Sturmer que los judíos "han desaparecido de Europa y la 'Reserva del Este' judía con la que la plaga judía ha acosado a los pueblos de Europa durante siglos, ha dejado de existir". Streicher tiene ahora la desfachatez de decirnos que es "tan sólo un sionista", que sólo quiere devolver a los judíos a Palestina. Pero el 7 de mayo de 1942 su periódico, Der Sturmer, tenía esto que decir

  "¡No es sólo un problema europeo! ¡La cuestión judía es un problema mundial! No sólo no está a salvo Alemania de los judíos mientras viva algún judío en Europa, sino que además la cuestión judía difícilmente puede resolverse en Europa mientras vivan judíos en el resto del mundo".
Y el acusado Hans Frank, del que he de decir con vergüenza que es abogado de profesión, resumió en su diario en 1944 la política nazi así:
"Los judíos son una raza que tiene que ser eliminada; cuando cogemos a uno, es su fin)". (Documento nº 2233-PS, Vol.   1944, pág. 26).
Y anteriormente, hablando de su función como Gobernador General de Polonia, le confió a su diario este sentimiento:
"Por supuesto, no puedo eliminar a todos los piojos y judíos en sólo un año". (2233-PS, Vol. IV, 1940, pág. 1159)
Podría multiplicar eternamente estos insultos nazis, pero lo dejaré hasta el momento de aportar pruebas y volveré al fruto de este pensamiento maligno.

La acción más seria contra los judíos estaba fuera de cualquier ley, pero la propia ley fue empleada hasta cierto punto. Estaban los infames decretos de Nuremberg del 15 de septiembre de 1935 ("Reichsgesetzblatt," 1935, Parte 1, pág. 1146). Los judíos fueron segregados en guetos y puestos a hacer trabajos forzados; fueron expulsados de sus profesiones; se expropiaron sus propiedades; toda la vida cultural, la prensa, el teatro y las escuelas quedaron prohibidos para ellos; y se hizo a la SD responsable de ellos (212-PS, 069-PS). Eran una guardia que no auguraba nada bueno, como demuestra la siguiente orden para "El Manejo de la Cuestión Judía":

"La competencia del Jefe de la Policía de Seguridad y el Servicio de Seguridad, que se encarga de resolver la cuestión de los judíos de Europa, se extiende incluso a las provincias orientales ocupadas...

No se han de evitar actos eventuales de la población civil contra los judíos siempre y cuando sean compatibles con el mantenimiento del orden y la seguridad en la retaguardia de las tropas en combate..

El primer objetivo principal de las medidas alemanas debe ser la estricta segregación de los judíos del resto de la población. En la ejecución de esto, lo primero de todo es

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la captura de la población judía con la introducción de una orden de registro y medidas similares apropiadas... 

A continuación y de forma inmediata, se ha de poner en marcha el llevar la señal de reconocimiento, una estrella judía amarilla, y se han de abolir todos los derechos de los judíos. Se les ha de trasladar a guetos, y al mismo tiempo, separarlos por sexos. La presencia de muchos asentamientos judíos más o menos cerrados en la Rutenia Blanca y Ucrania hace esta misión más sencilla. Más aún, se han de escoger lugares que hagan posible el uso completo de la fuerza de trabajo judía en caso de que haya necesidades laborales. Se han de confiscar todas las propiedades judías, con la excepción de lo que sea necesario para la mínima subsistencia. Mientras lo permita la situación económica, el desposeer a los judíos de sus propiedades ha de hacerse lo antes posible a través de órdenes y otras medidas dadas por el comisariado, para que así el movimiento de propiedades cese rápidamente"

"Se ha de prohibir cualquier actividad cultural al judío. Esto incluye el prohibir la prensa judía y las escuelas y teatros judíos".

"También se ha de prohibir el sacrificio de animales según los ritos judíos" (212-PS).

La campaña antijudía se hizo furiosa tras el asesinato en París del Consejero de la Legación Alemana von Rath. Heydrich, el jefe de la Gestapo, envió un telegrama a todas las oficinas de la Gestapo y la SD con órdenes de provocar rebeliones "espontáneas" previstas para las noches del 9 y el 10 de noviembre de 1938 para ayudar en la destrucción de propiedades judías y proteger las de los alemanes. No se ha visto jamás como prueba documento más cínico. Hay también un informe de un Jefe de Brigada de la SS, el Dr. Stahlecher, dirigido a Himmler, que dice que:
"De forma similar, se indujo a fuerzas antisemitas nativas a comenzar pogroms contra los judíos tras la captura, aunque esta inducción demostró ser muy difícil.  

Siguiendo órdenes, la Policía de Seguridad estaba decidida a resolver la cuestión judía con todos los medios posibles y definitivamente. Pero era de desear que la Policía de Seguridad no apareciera inmediatamente, al menos al principio, dado que las extremadamente duras medidas podían causar desasosiego incluso en círculos alemanes. Había que demostrarle al mundo que la propia población nativa actuó en primer lugar como reacción natural contra la opresión ejercida por los judíos durante décadas y contra el terror ejercido por los comunistas en el periodo anterior.

A la vista de la extensión del área de operaciones y el gran número de tareas que tenía que realizar la Policía de Seguridad, se trató desde el primer momento de obtener la cooperación de la población de fiar para la lucha contra la sabandija- los judíos y los comunistas. Más allá de nuestra dirección de las primeras acciones espontáneas de autolimpieza, de las que se informará más adelante, se tenía que tener cuidado para que se encargara el trabajo de limpieza a personas de fiar, y que se les nombrara miembros auxiliares de la Policía de Seguridad

Kovno. Para nuestra sorpresa, no fue fácil al principio poner en marcha un amplio pogrom contra los judíos. Klimatis, el líder de la unidad de partisanos, mencionada anteriormente, que era usada para este fin fundamentalmente, tuvo éxito al comenzar un pogrom en base a los consejos que le dio un pequeño destacamento avanzado que actuaba en Kovno, y de una forma tal que no se percibió desde el exterior ninguna orden alemana ni ninguna instigación alemana. Durante el primer pogrom, la noche del 25 al 26, los partisanos lituanos eliminaron a más de 1.500 judíos, prendieron fuego a varias sinagogas o las destruyeron por otros medios y quemaron un distrito residencial judío formado por unas 60 casas. Durante las noches siguientes, se convirtió en inofensivos a unos 2.300 judíos. En otras partes de Lituania acciones similares siguieron

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el ejemplo de Kovno, aunque fueron más pequeñas y se extendieron a los comunistas que habían quedado atrás.    

Estas acciones de autolimpieza tuvieron lugar con tranquilidad porque las autoridades del Ejército que habían sido informadas mostraron comprensión hacia este procedimiento. Desde el principio era obvio que sólo los primeros días tras la ocupación ofrecerían la oportunidad de llevar a cabo pogroms. Tras el desarme de los partisanos, lógicamente, cesaron las acciones de autolimpieza

Resultó ser mucho más difícil provocar acciones similares de limpieza en Letonia.

Desde el primer momento, se esperaba que el problema judío en el Este no podría ser resuelto tan sólo por medio de los pogroms. De acuerdo con las órdenes básicas recibidas, sin embargo, las actividades de limpieza de la Policía de Seguridad tenían como objetivo la completa aniquilación de los judíos...

"La suma total de judíos liquidados en Lituania asciende a 71.105..." (L-180)


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