The American Hebrew, 31 de octubre de 1919, página 582:

¡HAY QUE DETENER LA CRUCIFIXIÓN DE JUDÍOS!
Por MARTIN H. GLYNN
(Ex-Gobernador del Estado de N.Y.)

Desde el otro lado del océano SEIS MILLONES de hombres y mujeres piden nuestra ayuda, y ochocientos mil niños lloran pidiendo pan.

[...] Estos niños, estos hombres y mujeres son NUESTROS COMPAÑEROS DE LA FAMILIA HUMANA, con las mismas necesidades para vivir que nosotros, con la misma sensibilidad al frío del invierno, con la misma CERCANÍA A LA MUERTE ante los colmillos del hambre. En ellos residen las ilimitadas posibilidades para el avance de la raza humana, como es lógico que residan en SEIS MILLONES de seres humanos. QUIZÁS NO PODREMOS SER QUIENES LES ATIENDAN, PERO SÍ PODEMOS AYUDARLES.

[...]

ANTE LA MUERTE, EN LA AGONÍA DEL HAMBRE, no hay lugar para hacer distinciones mentales según las creencias, no hay lugar para las diferencias físicas según la raza. En esta catátrofe, cuando SEIS MILLONES DE SERES HUMANOS están siendo EMPUJADOS HACIA LA TUMBA por una SUERTE CRUEL E IMPLACABLE, sólo los principios más idealistas de la naturaleza humana deberían dirigir el corazón y mover la mano.

SEIS MILLONES DE HOMBRES Y MUJERES ESTÁN MURIENDO por falta de lo básico para vivir; ochocientos mil niños lloran pidiendo pan. Y ESTA DESGRACIA se abate sobre ellos SIN QUE ELLOS TENGAN LA CULPA, sin que hayan transgredido las leyes de Dios o de los hombres; se abate sobre ellos por la horrible tiranía de la guerra y una SED FANÁTICA DE SANGRE JUDÍA.

Ante esta AMENAZA DE UN HOLOCAUSTO DE VIDAS HUMANAS, se han de olvidar las diferencias producto de la interpretación de la historia; y la determinación de ayudar a los indefensos, acoger a los sin hogar, vestir a los desnudos y alimentar a los hambrientos se convierte en una religión ante cuyo altar pueden rezar los hombres de cualquier raza y ante en el que pueden arrodillarse las mujeres de cualquier raza...