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Kremas II, III, IV, y V


Foner continúa:

"Lo que Piper dijo, en efecto - y ante una cámara - fue que el explosivo Informe Leuchter estaba en lo cierto: no se realizaron gaseamientos para exterminar personas en los edificios que se considera que son 'cámaras de gas de exterminio' en Auschwitz".
En cuanto al "Informe Leuchter", ver la FAQ sobre el Informe Leuchter. Foner olvida mencionar las cámaras de gas mayores de los Kremas II-V, en las que se asesinó a alrededor de un millón de personas. El siguiente texto es de Hilberg (Destruction):
En Birkenau, el engaño era la norma. No siempre era simple o posible, aunque sólo sea porque algunos de los deportados habían visto el cartel en el que ponía "Auschwitz" cuando el tren pasaba por el apeadero (Wiesel, 36), o habían visto llamas saliendo de las chimeneas, o habían sentido el extraño y repugnante olor de los crematorios (Lengyel, 22). A la mayoría, sin embargo, como un grupo que venía de Salónica, se les metía en los vestuarios, se les decía que colgaran su ropa en las perchas y que recordaran el número, y se les prometía comida después de la ducha, y trabajo después de la comida.

Los judíos griegos, sin sospechar nada, cogieron el jabón y las toallas, y se metieron en las cámaras de gas (Müller, 80-81). No se permitía que nada alterara esta precaria sincronización. Cuando un prisionero judío revelaba a los recién llegados lo que les esperaba, era metido en el horno crematorio vivo (Müller, 80). Sólo en el caso de las víctimas que se traían de los guetos cercanos del norte de Silesia (Sosnowiec y Bedzin) y que conocían Auschwitz la velocidad era esencial. Se decía a estas personas que se desnudaran rápidamente "por su bien" (Müller, 69-71).

Y finalmente, considérense estas observaciones hechas por el Doctor de las SS Kremer durante una vista que tuvo lugar el 18 de julio de 1947 (Klee, 258):
Recuerdo que una vez tomé parte en el gaseamiento de uno de estos grupos de mujeres [del campo de mujeres de
Auschwitz]. No puedo decir de qué tamaño era el grupo. Cuando me acerqué al búnker, las vi sentadas en el suelo. Aún estaban vestidas. Como llevaban ropa del campo muy desgastada, no se les hizo entrar en el barracón vestuario, sino que se les hizo desnudarse fuera. Me di cuenta al ver el comportamiento de aquellas mujeres de que no dudaban del destino que les aguardaba, ya que lloraban y rogaban a los hombres de las SS que salvaran sus vidas. Sin embargo, fueron conducidas a las cámaras de gas y gaseadas.

Como médico especializado en anatomía, he visto muchas cosas horribles: había visto antes muchos cadáveres, pero lo que vi aquel día fue algo que nunca había visto antes. Aún completamente impactado por lo que había visto, escribí en mi diario el 5 de septiembre de 1942:

"El más terrible de los horrores. El Hauptscharfuherer Thilo estaba en lo cierto cuando hoy me dijo que esto es el 'anus mundi', el ano del mundo".
Empleé esta metáfora porque no podía imaginar nada más horroroso.

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